En los extremos de la curva de adelgazamiento, oscilando entre la
flaqueza extrema y la obesidad mórbida, emerge más que surge, una tendencia al
desorden en el culto al cuerpo,
identificada en ellas, por defecto
(anorexia), mientras padecen ellos las consecuencias del exceso (vigorexia).
Y se presta desmedida atención a una unidad de medida standard, en un desenfreno que entroniza
a la tableta (de chocolate, como enemigo, para
ellas), o como objetivo de todos los esfuerzos (la abdominal, el culmen, en ellos).
En el proceso, todos se mantienen informados, compartiendo logros y
tentaciones de forma visual, en un dispositivo virtual que ha perdido peso
adelgazando su “a” final.
(Atracción
por excesos y defectos)
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