domingo, 28 de abril de 2013

Los unos y los otros, de Claude Lelouch (1981)


La pasión por la música y el baile es el nexo que une a los protagonistas, en un recorrido de cincuenta años, desde cuatro procedencias diferentes. Comienza antes del inicio de la II Guerra Mundial y concluye en una interpretación del Bolero de Ravel, en París, donde, al ritmo de su dramático crescendo, convergen las tramas que han ido desarrollándose en la película.


Tómate tiempo y sigue los enlaces para poder disfrutar del artículo.

Trama

Cuatro líneas familiares se despliegan y se entrecruzan.

Familia rusa

En 1936, se realiza la prueba definitiva para elegir a la primera bailarina de la Compañía de ballet del Bolshói, en Moscú. Uno de los jurados, Boris Itovitch (Jorge Donn), cae subyugado ante la belleza y el talento de una de las dos aspirantes, Tatiana (Rita Poelvoorde), mientras contempla como ambas bailan.


Se casan. Boris muere en la guerra. Su hijo, Sergei, se convertirá en un extraordinario bailarín. Su figura puede estar inspirada en Rudolf Nureyev.


Familia alemana

En Berlín, antes de la guerra, Karl Kremer (Daniel Olbrychski) interpreta la Sonata para piano, nº 14 (Claro de luna), de Ludwig van Beethoven, para el Führer.

Años más tarde, el teatro en el que se iba representar la Sinfonía nº 1, de Johannes Brahms, ha tenido que colgar el cartel de “No hay asientos”. A la hora de empezar, el teatro está vacío, a excepción de dos críticos, únicos espectadores de la función.


Unos pasquines lanzados al finalizar la obra, muestran el momento que perseguirá al director toda su vida. Parece inspirado en Herbert von Karajan.

Familia norteamericana

Jack Glenn (James Caan) dirige una big band. Está casado con una cantante francesa, Suzanne (Géraldine Chaplin).


Durante la guerra, Jack debe dirigir una orquesta para las tropas americanas desplegadas en Europa. Recuerda a Glenn Miller.

Familia francesa

Una violinista del Folies Bergère, Anne (Nicole Garcia) se enamora del nuevo pianista, Simon Meyer (Robert Hossein). Se casan y tienen un hijo. Al ser judíos, son capturados y, en una conmovedora escena, cuando se dirigían al campo de concentración, dejan a su hijo en la vía mientras el tren efectúa una parada. Al sobrevivir, Anne pasa el resto de su vida buscando a su hijo.

Dirección

Claude Lelouch ya había conseguido un extraordinario éxito internacional, en 1966, con “Un homme et une femme”, logrando el Óscar a la mejor película de habla no inglesa.

Se la recuerda por sus protagonistas, Anouk Aimée y Jean–Louis Trintignant y, especialmente, por la canción, compuesta por Francis Lai y cantada por Pierre Barouh y Nicole Croisille, que se convertiría en ubicua.


Impresión

“Les uns et les autres” es una obra colosal; un intento de explicar que la vida, con sus tragedias cotidianas y sus inmensas alegrías, es un esfuerzo continuo.

Los que han hecho de su vocación, y su talento, su forma de vida, tienen que afrontar las mismas dificultades que el resto, pero ellos pueden suponer un consuelo en la vida de otros.

Tienen sus propios recuerdos y están asociados a las vivencias de muchos más.


He conseguido encontrar la película, en seis partes, en VO francesa subtitulada (en japonés).

*****

El arte dota de mayor sentido a la experiencia humana: alimenta la sensibilidad que todos tenemos. Unos pueden ser creadores o intérpretes; los otros, asisten a su expresión y disfrutan del resultado. El arte es intemporal: en su esencia se encuentra la verdadera grandeza de la humanidad y nuestra capacidad para crear, transmitir y apreciar emociones.

Las seis formas clásicas de arte son: arquitectura, danza, escultura, música, pintura y literatura. Dos de ellas son dinámicas en su concepción. Deben ejecutarse para poder ser apreciadas. Su relación es profunda: danza y música se completan y se complementan.

*****

Mañana es el Día Internacional de la Danza, establecido por la Unesco en 1982, en homenaje a Jean–Georges Noverre, considerado el creador del ballet moderno. Hoy, como domingo más próximo, se han organizado múltiples actividades en todo el mundo, tratando de acercar este arte a un público más amplio, saliendo de los recintos en las que se desarrollan los ensayos. La que estaba previsto realizarse en Gijón, y a la que yo pensaba acudir, se ha visto suspendida por el tiempo.

Este repaso a una película que recuerdo haber visto y la honda impresión que causó en mí, es mi forma de agradecer, profundamente, la continua labor que Elisa Novo y Estela Marta Rodríguez están realizando con nuestros hijos Martín y Luis. Ballet y piano hacen que se desarrolle en ellos su faceta artística y se conviertan en mejores, y más relevantes, personas.

Aprenden la importancia del esfuerzo y aprecian el cariño que se les profesa.







viernes, 26 de abril de 2013

Nomenclátor — Escrache


Combatir los parásitos en el lugar donde duermen, en lugar de hacerlo en aquel donde pasan el día.
Se persigue que, al desaparecer, dejen menos restos.

"Salid ahora, que parece que no hay nadie" Foto: Limbic

“Plaguicida”


Puede parecer una idea novedosa, pero ya hace tiempo que se ha probado la eficacia de la medida.


El término es una reproducción del sonido que hacen al ser pisadas.

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Nomenclátor

Un servicio de traducción de neolengua que Común Sin Sentido ofrece a sus seguidores.


Se entiende que haya reacciones adversas.

Las cucarachas no opinan. Seguro que a ellas tampoco les gusta el control de plagas.

La conveniencia de una acción depende del color del cristal que condicione tu mirada.




jueves, 25 de abril de 2013

Nomenclátor — Low cost


En un futuro próximo, el comercio local habrá dejado de existir.

Permanecerán las tiendas de las grandes cadenas multinacionales, vendiendo el mismo género en cualquier sitio del orbe, extendiendo una uniformidad humillante. La excusa se encuentra en la deslocalización y la búsqueda del emplazamiento más barato para todas las unidades de su cadena de producción y distribución.

Y quedarán también los zocos de baratillo que los emigrantes organizarán como eje de su convivencia en el extranjero, amparándose en que la globalización permite el flujo de personas, dinero y mercancías, sin el control derivado del cobro de aranceles.

“Saldos”

"En el mercadillo me siento a gusto" Foto: Herederos de Rowan

En asuntos de altos vuelos, se refiere a los que evitan decir, de una vez, el precio final que supone el servicio contratado, cobrándolo de poco en poco, fragmentadamente; en la práctica, una manera entretenida de eliminar la ansiedad que produce estar encerrado con otros doscientos como tú.

“Cacahuetes, refrescos, periódicos, sandwiches, ¿le apetece algo?”

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Nomenclátor

Una sección que, sin coste añadido, Común Sin Sentido pone a disposición de sus lectores y seguidores.


Dos por uno.

Low cost en tu barrio / Low cost en tus vacaciones.

Que bonito visitar Bruselas y ver las mismas tiendas de alimentación árabes, o los mismos Kebab, que en Lavapiés.



miércoles, 24 de abril de 2013

Nomenclátor — Crowdfunding


Según el diccionario de la RAE, nomenclátor:

“Catálogo de nombres [...] de voces técnicas de una ciencia o facultad”.

La facultad, es evidente, es la de colar cosas de toda la vida, empleando nueva terminología, en la mayoría de ocasiones por medio del inglés, intentando que con el despiste no distingamos la argucia.

Los mismos perros con distintos collares.

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Nomenclátor

una sección que, Común Sin Sentido pone a disposición de sus lectores y seguidores.


Hoy: “Crowdfunding”

"Muchos pocos" Foto: Collaborative Cities

    Hola. Tengo una idea para un negocio y pocas ganas de pedir dinero a un banco y empufarme, como hacen los pringaos. Como tengo mucha labia y un montón de morro, aunque sentiría vergüenza de pedir a algún familiar o amigo, suelto esto así, sin que vaya dirigido a nadie en concreto, por chicuela, afirmando que estaría encantado de que me mandaras un poco de pasta para que, si por un casual junto suficiente, ponerme a currar, aunque en caso contrario, abandonaré el proyecto, pese a tener la intensa convicción de que va a ser viable. De cualquier modo, he hablado con un amigo mío, que hace dibujos, y me ha preparado unas cartulinas monísimas, numeradas, muy pocas, porque tengo que invitarle a té rojo y unos porros cada vez que quedo con él, que incluyen el logo del proyecto, el slogan y una mención en la que te nombramos y decimos lo guay que eres.

    “Sablazo a desconocidos”.


martes, 23 de abril de 2013

(S)elección de personas


En todos los proyectos en que nos vemos envueltos, debemos participar junto a otros. Por eso somos sociales: no tanto porque nos deba gustar la charla intrascendente, sino, en realidad, porque estamos conectados en nuestras relaciones con los demás, que nos hacen involucrarnos en una compleja trama a la que no podemos renunciar.

"Hay veces que me siento como un mono enreda(n)do" Foto: DaBok

Con la mayoría tenemos que cargar a la fuerza, sin que seamos partícipes de su naturaleza ni tengamos nada que ver con ellos en la práctica. Son todos esos que te rodean y a los que consideras gente.

Pero algunos, a los que tratas como personas —les has otorgado identidad propia y puedes describirlos empleando características singulares— comparten, sin fecha de caducidad (o de consumo preferente), aspectos de tu vida. Son tu pareja, tu familia o tus amigos. Aquellos a los que sientes como próximos y con los que has desarrollado unos vínculos que, en su definición, incluyen algunos rasgos concretos: mutua aceptación, reciprocidad, compromiso, flexibilidad y adaptación a nuevas circunstancias concurrentes y a los cambios personales que se produzcan.

Este tipo de relaciones, electivas, en caso de mantenerse lo hacen de forma madurativa; adquieren mayor sutileza y precisión conforme se fortalecen.

Elegimos a nuestros compañeros. Es por tanto responsabilidad nuestra, aunque compartida, lograr que la relación sea verdaderamente provechosa.

*****

En ocasiones, algunos son encargados de liderar proyectos. Deben involucrarse en seleccionar a los que participarán y establecer el sistema de trabajo en equipo que van a protagonizar.

Ahora, cuando se enfatiza exageradamente la polivalencia, se olvida que un equipo eficaz debe tener miembros diferentes: la diversidad es un incentivo para acercar el éxito. Aplicar un mismo perfil, olvidando las especificidades de cada caso concreto, sólo conduce a la clonación que, además de antinatural, es increíblemente aburrida y estéril.

¡Hola! Soy nuevo... Foto: Mark Fischer

A eso tan bonito, a lo que me dediqué por primera vez hace muchos años, lo llaman ahora hacer un casting.


domingo, 21 de abril de 2013

Influir (y ser influido). Apuntes personales a la lectura de “La escoba del sistema”, de David Foster Wallace


La influencia (ser influyente) vendría a ser la posibilidad de condicionar, con actos o ideas propias, el comportamiento ajeno.

Ser influenciable es la permeabilidad a los comportamientos de otros, tomados de forma individual (adoptando modelos) o colectiva (siguiendo modas).

Todos somos influyentes. Todos somos influenciables. El asunto está en la medida, en el rango.

*****

Acabo de terminar “La escoba del sistema”, primera novela de David Foster Wallace que, a pesar de la importancia de su autor se mantenía inédita, hasta su reciente publicación por la independiente Pálido Fuego. Supongo que, si esto fuera una crítica, una reseña o un comentario al uso, yo debería hacer una semblanza biográfica de DFW, explicar la trama, analizar la estructura o dedicarme a entresacar citas de los momentos más brillantes.

Incluso recomendar o desaconsejar su lectura.

No era esa mi intención.

Sí quisiera detenerme, brevemente, en una escena, a mitad de la novela (pp. 258 y siguientes), cuando, en el Flange se conocen Rick Vigorous y Andy ‘Wang-Dang’ Lang. Ambos habían vuelto, intentando recuperar fugazmente su pasado y, en una conversación que se prolonga, tienen tiempo para ir encontrando coincidencias en sus experiencias y en su vida. De alguna manera, van descubriendo las múltiples conexiones que les unen y, en una repentina inspiración, deciden establecer otra más, nueva.

No sé si alguien más ha tenido una de esas conversaciones, normalmente bajo la influencia del alcohol, en la que una charla intrascendente con un desconocido se convierte poco a poco en un dejà-vu en el que da la sensación de estar conectado con ese otro, desconocido hasta ahora, una relación cósmica, que trasciende los límites de la propia comprensión, a la que, en la nebulosa etílica, se le concede una relevancia desmedida.

En el libro la escena se narra espléndidamente.

Porque DFW escribe muy bien. Maravillosamente bien.

Hacía mucho tiempo que no disfrutaba tanto leyendo.

*****

Algunas modas se propagan con increíble rapidez. No sólo se extiende, casi al instante, lo que se debe ver, oír o leer.

No sólo la moda está de moda. También la estupidez.

Y las obsesiones personales se contagian.

*****

Si la carta que abre el libro de DFW, fechada el 28 de septiembre de 1985, es cierta, el libro fue escrito en mi etapa universitaria, cuando estaba en una fase decisiva en la definición de mi propio carácter. Descubrir hoy, con más de 25 años de retraso que, simultáneamente, alguien estaba escribiendo sobre asuntos que me preocupaban, me obsesionaban y que yo consideraba de ámbito personal —mencionaré tres que me sorprendió cómo eran tratados en el libro y que yo, entonces, percibía como exclusivos: a, prótesis, b, comportamiento imitativo inducido y c, terapias psicológicas—, me produce una entendible congoja.

Me abruma pensar lo que hubiera sucedido si hubiera leído el libro, en la Universidad, cuando era más influenciable y si, entonces, en lugar de quedarme con “La conjura de los necios”, de John Kennedy Toole, como libro para citar como favorito y —evitando pararme en exceso en las evidentes coincidencias entre ambos libros, atendiendo al universo interconectado en el que se producen, en el que una escoba y una cacatúa cobran protagonismo, y el desdichado final—, hubiera hecho propia esta obra y hubiera interiorizado matices diferentes a los que, de la forma que fuera, aquel libro dejó en mí y elucubrar sobre cómo lo hubiera hecho éste.

*****

Todos somos influyentes. Todos somos influenciables.

Pero en este mundo fugaz, instantáneo, hiperconectado, de acontecimientos de alcance planetario, la preocupación recurrente es que, más que poder llegar a cualquier sitio, pueden llegar hasta ti, desde cualquier lugar.

O la tremenda preocupación de que nunca podrás estar verdaderamente solo.

En su momento descubrí la utilidad a llevar la contraria, eligiendo por lo común, el camino menos transitado. Hoy me veo contemplando con asombro las rarezas de los demás.

*****

Escribo esto llevando puesta mi camiseta de color naranja en la que se lee: “Soy una leyenda urbana”, que alguien me regaló porque pensó que me iba bien.

viernes, 19 de abril de 2013

Buscando motivos


UNO

El mero hecho de hacer algo no implica que uno sea consciente de lo que hace, de cómo lo hace y de por qué lo hace. Estar inmerso en un frenesí trepidante, del que en parte somos responsables pero que, sin remedio, nos rodea y nos envuelve sin que podamos hacer nada para evitarlo, dota de un sentido insólito a quien, por las razones que fuera, decide pararse y ponerse a pensar.

Eso tan viejuno. Pararse y ponerse a pensar.

No en una escala en la que la reflexividad se hipertrofie y se convierta en patológica (tal como muestra Marino Pérez Álvarez, de forma certera, en “Las raíces de la psicopatología moderna”), sino más bien, de forma esquemática, en el establecimiento de una mediación que sirva de análisis, pausa o sosiego y que impida un encadenamiento instantáneo, tipo acción–reacción.

Normalmente, en caso de producirse, este tipo de reflexiones suelen tender a resolver una pregunta, “el quiz de la cuestión”.

Se busca un por qué.

Es, por lo común, el intento de ofrecer (a uno mismo o a otros) una explicación de los motivos para hacer las cosas de una determinada forma. Una vista hacia atrás, podría decirse, para averiguar qué justifica que se haya hecho algo.

A toro pasado.

A posteriori.

*****

DOS

Paso parte de mi tiempo escribiendo. También paso parte leyendo. Leo libros y leo blogs. De asuntos diferentes, variados, diversos. Que, por la razón que sea, me interesan. En ocasiones picoteo y en otras puedo llegar a obsesionarme.

Cambio de plan o de idea. No tengo rutinas establecidas, fijas, inalterables. Debo amoldarme a los intereses de otros, con los que convivo y a los que, no siempre, concedo mayor importancia que mis propios intereses particulares.

A veces improviso.

Y vagueo mucho.

En ocasiones descubro que determinadas circunstancias concurren simultáneamente e imagino que las coincidencias resultan aleatorias. A veces, creo conocer el motivo de que algunos asuntos se propaguen y que no respondan al azar, sino más bien al exceso de información y a la sincronía que propicia el que todos parezcamos estar permanentemente conectados.

Pero hay también otros temas, cuya recurrencia no se agota en su propia concurrencia, sino que pueden ser tomados como si fueran atemporales.

Escribir, por ejemplo. No recuerdo que nadie me haya preguntado por qué escribo (imagino que tratando de huir de una explicación que intuyen fastidiosa), pero, de forma reciente, he llegado a varios discursos de seres humanos que se empeñan en explicar sus razones para hacerlo.

En parte se deben a las historias de las que habla Carlos González Peón en La Medicina de Tongoy. Yo le considero mi amigo; me entretiene con sus ideas, me atiende si le planteo dudas y, básicamente, estimula mis deseos de hacerme preguntas. Públicamente le agradezco por, en cierta ocasión, ubicar mi encanto, con su taimado juicio, en mi particular exceso. Ya le hice llegar una píldora, absurdamente excesiva, que comprendo que no tiene cabida aquí.

Un artículo suyo despertó mi delirio. Él no tiene la culpa, claro. Pero su mirada persistente a lo que se cocina en la actualidad del mundillo editorial y que la temática de gran parte de los libros se centre, machaconamente, en un mundo autorreferenciado, una visión ombliguil, una metaliteratura del proceso de la escritura, resulta tremendamente cansino.

En el artículo (y en el debate suscitado en los comentarios) se da vueltas a los motivos de un autor; sucintamente los resumo en el uso de la escritura como catarsis.

*****

"Escribiendo" (Foto: Fortimbras)

TRES

Tomando un café, mientras esperaba que un hijo terminara su entrenamiento, escribí lo siguiente.

“Sobre la exasperante manía de buscarle sentido a todas las cosas que se hacen y, una vez encontrado, suponer que es exactamente el mismo que movió a otros, ajenos, completamente distintos, a hacer cosas en apariencia similares”

Busco, en mí mismo, motivos para escribir, y encuentro:

1.      Dotar de orden a un mundo (y el comportamiento de otros) que percibo caótico.

2.      Alejar de mí ciertas preocupaciones interiores que —de no hacerlo— me torturarían.

3.      Facilitar, a los que conviven conmigo, una existencia más llevadera, evitándoles compartir algunas preocupaciones que me asedian.

4.      Propiciar la posibilidad de compartir inquietudes con otros que libremente quieran hacerlo.

5.      Mostrar mis ideas de forma que más personas —e incluso yo mismo— puedan conocer las conexiones que en determinado momento he creído establecer.

6.      Incentivar mi creatividad.

7.      Ocuparme de forma productiva.

En diez minutos he dibujado siete motivos diferentes (algunos opuestos entre sí) que se me ocurren para dejar cosas por escrito... y mostrarlas en público.

*****

Y quiero preguntar: ¿alguien más piensa como yo?

En particular, ¿alguien más cree que la diversidad y la pluralidad —y por tanto que otros tengan opiniones diferentes, incluso contrarias a las propias— debe ser algo deseable y enriquecedor y que debe ser alentado por parte de todos, evitando un mundo gris y monótono, profundamente aburrido, en el que cuando se plantea una pregunta, todo el mundo sabe cuál es la respuesta correcta (la suya) y cree que debe imponer a los demás, a machamartillo, su propia visión reduccionista del mundo?

*****

CUATRO

Plantear preguntas que atienden a la búsqueda de un por qué, despiertan el instinto de justificar el pasado; explicar lo que hemos hecho.

Preguntarse para qué, atiende a razones finalistas, plantea la duda sobre cómo hacer algo, antes de haberlo hecho, intentando establecer un objetivo.

Por adelantado.

A priori.

He escrito este artículo para ayudarme a buscar un motivo finalista, un objetivo para seguir alimentando mi blog (mi ego).

*****

CINCO

“Todo cambio abre un camino: lleva desde lo cómodo hacia lo desconocido

lunes, 15 de abril de 2013

Dobles de Nicholson


Quiero completar la entrada dedicada a Jack Nicholson, indicando los títulos de las películas, traducidos, y añado la identidad de los dobladores (hasta donde he sido capaz de localizarlos).

Es entretenido comparar la voz y el trabajo de los (diversos) actores de doblaje con el original (y entre ellos, comprobando que, por su abundancia, podían formar una asociación).

"Nicholson" Foto: Cowgirl111

Hay 18 películas que no aparecían en el artículo anterior

1 1958: Jimmy Wallace — The cry baby killer (Jus Addiss)
[Sin datos]

2 1960: Wilbur ForceThe little shop of horrors (Roger Corman)

3 1963: Rexford Bedlo The raven (Roger Corman)
El cuervo (Ángel Egido)

#NEW 1963: Andre Duvalier — The terror (Roger Corman)
El terror (Nacho Martínez [1988] / Armando Carreras [1995])

#NEW 1966: Billy Spear — The shooting (Monte Hellman)
El tiroteo (Juan Antonio Gálvez)

#NEW 1967: Wes — Ride in the whirlwind (Monte Hellman)
A través del huracán (Juan Antonio Gálvez)

4 1967: Poet — Hells angels on wheels (Richard Rush)
[Sin datos]

5 1969: George Hanson — Easy rider (Dennis Hopper)

#NEW 1970: Tad Pringle — On a clear day you can see forever (Vincente Minnelli)
Vuelve a mi lado (Manuel Cano)

#NEW 1970: Bunny — Rebel rousers (Martin B. Cohen)
Rutas de violencia (Juan Lombardero)

6 1970: Robert Eroica Dupea — Five easy pieces (Bob Rafelson)
Mi vida es mi vida (Juan Antonio Castro)

7 1971: Jonathan FuerstCarnal knowledge (Mike Nichols)
Conocimiento carnal (Javier Dotú)

8 1973: Billy ´Bad Ass’ Buddusky — The last detail (Hal Ashby)
El último deber (Juan Logar)

9 1974: J. J. ‘Jake’ Gittes — Chinatown (Roman Polanski)
Chinatown (Manuel Cano)

#NEW 1975: David Locke — The passenger (Michelangelo Antonioni)
El reportero (Luis Porcar)

#NEW 1975: Oscar Sullivan a/k/a Oscar Dix — The fortune (Mike Nichols)
Dos pillos y una herencia (Luis Porcar)

10 1975: Randle McMurphy — One flew over the cuckoo’s nest (Milos Forman)

#NEW 1976: Tom Logan — The Missouri breaks (Arthur Penn)
Missouri (Manuel Cano)

#NEW 1976: Brimmer — The last tycoon (Elia Kazan)
El último magnate (Arsenio Corsellas)

#NEW 1978: Henry Lloyd Moon — Goin’ south (Jack Nicholson)
Camino del sur (Luis Carrillo)

11 1980: Jack Torrance — The shining (Stanley Kubrick)
El resplandor (Joaquín Hinojosa)

12 1981: Frank Chambers — The postman always rings twice (Bob Rafelson)
El cartero siempre llama dos veces (Rogelio Hernández)

13 1981: Eugene O’Neill — Reds (Warren Beatty)
Rojos (Camilo García)

#NEW 1982: Charlie Smith — The border (Tony Richardson)
La frontera (Rogelio Hernández)

14 1983: Garrett Breedlove — Terms of endearment (James L. Brooks)
La fuerza del cariño (Rogelio Hernández)

15 1985: Charley Partanna — Prizzi’s honor (John Huston)
El honor de los Prizzi (Manuel Cano)

#NEW 1986: Mark Forman — Heartburn (Mike Nichols)
Se acabó el pastel (Rogelio Hernández)

16 1987: Daryl Van Horne — The witches of Eastwick (George Miller)
Las brujas de Eastwick (Rogelio Hernández)

#NEW 1987: Bill Rorich — Broadcast news (James L. Brooks)
Al filo de la noticia (Rogelio Hernández)

17 1987: Francis Phelan — Ironweed (Hector Babenco)
Tallo de hierro (Luis Carrillo)

18 1989: Jack Napier / Joker  — Batman (Tim Burton)
Batman (1989) (Rogelio Hernández)

#NEW 1990: J. J. ‘Jake’ Gittes — The two Jakes (Jack Nicholson)
Los dos Jakes (Rogelio Hernández)

#NEW 1992: Eugene Earl Axline a/k/a Harry Bliss — Man trouble (Bob Rafelson)
Ella nunca se niega (Ramón Langa)

19 1992: Col. Nathan R. Jessep — A few good men (Rob Reiner)
Algunos hombres buenos (Camilo García)

20 1992: James R. ‘Jimmy’ Hoffa — Hoffa (Danny DeVito)
Hoffa: Un pulso al poder (Juan Miguel Cuesta)

21 1994: Will Randall — Wolf (Mike Nichols)
Lobo (Rogelio Hernández)

22 1995: Freddy Gale — The crossing guard (Sean Penn)
Cruzando la oscuridad (Rogelio Hernández)

#NEW 1996: Alex Gates — Blood and wine (Bob Rafelson)
Sangre y vino (Rogelio Hernández)

#NEW 1996: Garrett Breedlove — The evening star (Robert Harling)

23 1996: President James Dale — Mars attacks! (Tim Burton)
Mars attacks (Rogelio Hernández)

24 1997: Melvin Udall — As good as it gets (James L. Brooks)
Mejor... imposible (Rogelio Hernández)

#NEW 2001: Jerry Black — The pledge (Sean Penn)
El juramento (Rogelio Hernández)

25 2002: Warren R. Schmidt — About Schmidt (Alexander Payne)
A propósito de Schmidt (Rogelio Hernández)

26 2003: Dr. Buddy Rydell — Anger management (Peter Segal)
Ejecutivo agresivo (Rogelio Hernández)

27 2003: Harry Sanborn — Something’s gotta give (Nancy Meyers)
Cuando menos te lo esperas (Rogelio Hernández)

28 2006: Francis ‘Frank’ Costello — The departed (Martin Scorsese)
Infiltrados (Arsenio Corsellas)

29 2007: Edward Cole — The bucket list (Rob Reiner)
Ahora o nunca (Arsenio Corsellas)

30 2010: Charles Madison — How do you know (James L. Brooks)
¿Cómo sabes si...? (Arsenio Corsellas)

*****

¿Qué prefieres? ¿Doblaje o versión original?

*****

Más entretenimiento con JN:


The shining (El resplandor):



Tanto escribir no puede ser bueno...


Caras de Jack

“Nicholson” Foto: blueroy


Analizando la carrera de un artista esencial, Jack Nicholson, viendo su cara en escenas destacadas de 30 de sus películas.


1958: Jimmy Wallace — The cry baby killer (Jus Addiss)
1960: Wilbur ForceThe little shop of horrors (Roger Corman)
1963: Rexford Bedlo The raven (Roger Corman)
1967: Poet — Hells angels on wheels (Richard Rush)
1969: George Hanson — Easy rider (Dennis Hopper)
1970: Robert Eroica Dupea — Five easy pieces (Bob Rafelson)
1971: Jonathan FuerstCarnal knowledge (Mike Nichols)
1973: Billy ´Bad Ass’ Buddusky — The last detail (Hal Ashby)
1974: J. J. ‘Jake’ Gittes — Chinatown (Roman Polanski)
1975: Randle McMurphy — One flew over the cuckoo’s nest (Milos Forman)
1980: Jack Torrance — The shining (Stanley Kubrick)
1981: Frank Chambers — The postman always rings twice (Bob Rafelson)
1981: Eugene O’Neill — Reds (Warren Beatty)
1983: Garrett Breedlove — Terms of endearment (James L. Brooks)
1985: Charley Partanna — Prizzi’s honor (John Huston)
1987: Daryl Van Horne — The witches of Eastwick (George Miller)
1987: Francis Phelan — Ironweed (Hector Babenco)
1989: Jack Napier / Joker  — Batman (Tim Burton)
1992: Col. Nathan R. Jessep — A few good men (Rob Reiner)
1992: James R. ‘Jimmy’ Hoffa — Hoffa (Danny DeVito)
1994: Will Randall — Wolf (Mike Nichols)
1995: Freddy Gale — The crossing guard (Sean Penn)
1996: President James Dale — Mars attacks! (Tim Burton)
1997: Melvin Udall — As good as it gets (James L. Brooks)
2002: Warren R. Schmidt — About Schmidt (Alexander Payne)
2003: Dr. Buddy Rydell — Anger management (Peter Segal)
2003: Harry Sanborn — Something’s gotta give (Nancy Meyers)
2006: Francis ‘Frank’ Costello — The departed (Martin Scorsese)
2007: Edward Cole — The bucket list (Rob Reiner)
2010: Charles Madison — How do you know (James L. Brooks)
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Esa incierta edad [el libro]

A veces tengo la sensación de que llevo toda la vida escribiendo este libro. Por fin está terminado. Edita Libros Indie . Con ilustracio...