En
1990 eran lo más. Una propuesta totalmente innovadora. Un clásico intemporal
para la música de baile. Una estética musical que mezclaba la psicodelia hippie, con el rap,los samples y el scratch.
En
New York forman Deee–Lite —el trío
que hoy nos hará bailar, sin movernos del sitio—, un productor de Kiev, Ucrania
(Super DJ Dmitri), un teclista de
Tokyo, Japón (Towa Tei) y una
atrevida jovencita, de Youngstown, Ohio, que ponía voz, cara y coreografía y
respondía al epíteto de Lady Miss Kier.
Es
verdad que, en su pueblo, Kierin Magenta Kirby (como realmente se llamaba), era
una más de los 65 000 que vivían allí (a los que Bruce Springsteencantó en su disco “The ghost of Tom Joad”).
De
allí salieron también Billy Beck (el
que gritaba en “Love rollercoaster”,
de Ohio Players), Robert y Ronald Bell (de Kool & The Gang),
Tiny Bradshaw o The Human Beinz, el grupo que dejó un
recuerdo a las rutinas de baile; ésas que todo el mundo sabía hacer, pero nadie
como ellos (“Nobody but me”).
Sidney Poitier, en una de las excursiones culturales en las que, en
la película “To Sir, with love”, llevaba
a sus alumnos (en este caso, a una boîte)
se animaba a bailar, empujado por Lulu,
haciendo aparecer, en todas sus alumnas, el mohín de estar imaginando “lo bien que sienta el negro”.
La
escena final de “Kill Bill, vol. 1”,
de Tarantino, “House of blue leaves”, muestra lo que lleva implícito un verdadero
rompepistas. Atención:
es la versión japonesa,
sin censuras.
Así
que, como si esto fuera un fiestón organizado por Chusina Misadedoce y amenizado por Ángel González, se os presentará la mejor música de baile de los
‘60s y algunas rutinas que todos los top
dancers deberían conocer.
Un
torpedo absoluto. La mejor muestra kitsch
de música baile. Con las apariciones fugaces, pero determinantes, de Bootsy
Collins, el influyente bajo en la época dorada de James Brown, fundador e
ideólogo en Parliament y Funkadelic —al que se le reconoce por
su imagen de zumbado, luciendo las gafas definitivas, las que cualquier estrella
debería llevar— y el fraseo vocal de Q-Tip,
de A Tribe Called Quest —gorra, con
visera en reverse—.
Dejo
pistas para conocer a los tres figuras principales: ambos chicos tocan la
flauta de émbolo (que permite realizar unos característicos glissandos, ascendentes y descendentes);
el japonés lleva gafas cuadradas y permanece inmutable; el ucranio baila
llevando el ritmo con las cejas, un estilo que alguien adaptó para
desplazarse, manteniéndose ebrio.
Ella
luce modelitos y una figura imponente y baila como si en hacerlo se jugara su
destino final.
*****
Esto
ha sido un repaso —trepidante, pero fugaz— sobre la música de baile y las
rutinas que marcan los pasos que hay que seguir. Se han dejado al margen,
intencionadamente, algunas que parecen vergonzantes, sin importar si son
antiguas (pajaritos, Macarena) o
contemporáneas (Gangnam, Harlem shake).
Aunque
se hubieran podido poner 1000, sin exagerar un ápice.
Cuando
Wilson Pickett vino a España, más de
20 años después de romper todos los registros con su clásico inmortal, demostró
una energía arrolladora y que, en España, —pese a ser de San Blas, Malasaña o
Lavapiés, vestir como un primo de la abeja Maya o un anticipo de un camarero
siglo XXI standard, y preferir a Leño, Obús o Barón Rojo—, el macho ibérico no baila, aunque, cuando
tiene que hacerlo, se entrega, dejando como testigos de la ocasión a Carlos Herrera y Bibi Andersen. Un episodio efímero que sigue contándose en los
corrillos navideños de las tres familias afectadas.
Así
que, hoy, 28 de febrero de 2013, el mismo día que se hace efectiva la renuncia de Benedicto XVI, yo presento la mía.
Y
me pongo en manos de Tsi-Na-Pah, estímulo
de este juego tan entretenido, para saber si quiere que la haga efectiva ahora
o, tras la próxima semana, en la que estaba previsto que yo diera el primer
paso. Si lo prefiere, seguiré una semana más. Pensaré en un país asequible a
mis posibilidades (y accesible a todos).
Pero
será la última. Seguiré viendo (desde la barrera) el desarrollo del juego y
trataré de conservar los amigos que el juego me ha permitido hacer.
Todos
tienen unos blogs interesantes, que recomiendo visitar.
El pasado 13 de febrero, Enrique
Mendoza participó en una charla, en el Colegio Los Robles —donde estudian
mis hijos—, sobre la toma de decisiones difíciles. Mendoza es una persona con
una vida llena de sentido. Padre de siete hijos, trabajó en diferentes
multinacionales, en Chile y México. Fue, también, director de un Colegio en
Monterrey. Actualmente vive en España y se dedica a ejercer la abogacía y tiene un interesante blog.
Agradezco
sus palabras, realmente inspiradoras, así como la esforzada labor que realiza Jorge Rodríguez, ideador, coordinador y
organizador de estos informales encuentros, siempre tan estimulantes.
He
tomado unas notas que resumen las “ideas-fuerza”
sobre las que se ocupó en su disertación.
*****
—
La función social del matrimonio.
[Me recordó una charla anterior de Leopoldo
Abadía, en la que explicaba que, más que preocuparnos por el mundo que le
vamos a dejar a nuestros hijos, debíamos ocuparnos en los hijos que nosotros dejaremos
al mundo].
—
La Formación atiende a conocimientos y habilidades
(desarrollo de hábitos).
—
El Colegio está educando a nuestros
futuros yernos (y nueras). Es importante interesarse (e involucrarse) por
los criterios con los que realiza su labor.
—
Educar es fácil. Nunca ha sido tan
fácil como ahora.
—
Educar es muy cansado.
—
Actual descrédito del esfuerzo.
—
Las virtudes cardinales (Justicia,
Prudencia, Fortaleza, Templanza) están en la base de la cultura occidental y
deben guiar la conducta pública de los ciudadanos (establecidas desde Platón, en “La República”). Deben recuperarse como ejes de la educación
actual.
—
Superar la tentación de ceder y
tratar de “vivir en paz”.
—
Educar es una técnica y hay mucha
experiencia documentada. Estudiar cómo aplicarla.
—
Las decisiones son complejas, más
que difíciles.
—
Volver a lo básico. La sencillez es un
valor. Apreciar las cosas sencillas.
—
Enseñar la importancia del compromiso.
—
Aprovechar el tiempo.
—
La pedagogía del deseo: enseñar a elegir
el bien. Hago lo que quiero. Y querer hacer lo que se debe hacer.
*****
Muchos
otros temas se esbozaron y, algunos, se trataron en el debate posterior, pero,
los aquí compendiados, podrían suponer un tratado.
Muchas
gracias por la inspiración que supuso la charla.
Es
imposible saber lo que se esconde tras una puerta que permanece cerrada.
*****
1987.
Concepción. Chile.
Tres
jóvenes se juntan para formar un conjunto musical.
Son
Roberto Titae Lindl, Álvaro
Henríquez y Francisco Pancho Molina.
Augusto Pinochet sigue siendo dictador.
Malos
tiempos.
Mucha
juventud.
*****
Preparados — Listos — Ya
Salud — Dinero — Amor
Oro — Plata — Bronce
Desayuno — Merienda — Cena
Groucho — Harpo — Chico
Piedra — Papel — Tijera
Soltero — Casado — Viudo
Presentación — Nudo — Desenlace
Pavarotti — Carreras —
Domingo
Tom — Dick — Jerry
Tierra — Mar — Aire
Amancio — Pirri — Santillana
Sota — Caballo — Rey
*****
1991
— “Los Tres”
1993
— “Se remata el siglo”
1995
— “La espalda & la pared”
Tras
tres discos, publican su obra maestra.
Son
cuatro, tras incorporar a Ángel Parra.
Se
siguen llamando Los Tres.
1997 — Fome
*****
Pim — Pam —
Fuego
Altura — Anchura — Profundidad
Aperitivo — Almuerzo — Sobremesa
Ello — Yo — Superyo
Veronica Bennett — Estelle
Bennett — Nedra Talley
Gaby — Fofó — Miliki
Frank
Sinatra — Dean Martin — Sammy Davis, jr
Reducir — Reutilizar — Reciclar
Paleolítico — Mesolítico — Neolítico
Cuchara — Tenedor — Cuchillo
Animal — Vegetal — Mineral
Fe — Esperanza — Caridad
Gordon
Matthew Sumner — Andy Summers — Stewart Copeland
*****
“Bolsa de mareo”
Álvaro:
“La canción se llama así por
la sensación de estar siempre sin saber dónde agarrarse, que es la misma que
siento cuando me subo a un avión, por eso se me ocurrió el nombre. Esa
sensación es la misma que se puede aplicar en muchos aspectos de la vida y
quizás por eso la escribí así, aunque uno nunca sabe”.
Para resolver un problema, es preciso identificarlo
adecuadamente.
"Lo estoy pensando..."
En
1985, Tom Petty publicó un disco, “Southern acents”, en el que se incluía
un single de éxito, “Don’t come around here no more”. En
plena “era MTV”, las canciones debían
ser promocionadas utilizando videoclips, piezas narrativas que cautivaban
visualmente a los espectadores, más allá de lo que podían hacerlo, cuando se utilizaban
exclusivamente argumentos musicales. El vídeo de la canción que hoy nos
(pre)ocupa fue una obra de arte, ajustada a su escala y proporciones. Revisarlo,
hoy, puede aportar un nuevo nivel de lectura.
Y,
como aliciente final para seguir leyendo, se demostrará que incluye todas las claves que se necesitan para
saber por qué TP todavía no ha actuado en España.
Hoy se alcanzará una profundidad inédita.
1
— La canción
Eurythmics había tenido un éxito increíble en 1983 con “Sweet dreams (Are made of
this)”. Fue #2 en UK y su único #1 en USA (reemplazando a The Police y “Every breath you
take”). Eso supuso que Annie
Lennox y David A. Stewart (el dúo
que formaba Eurythmics) debieran iniciar una gira por USA, el sueño por el que todo
músico rock suspira desde que decide
a qué quiere dedicarse.
Pero,
todos sabemos esto, un sueño encierra una pesadilla y, para Stewart, pronto
tomaría forma.
Tras
un concierto de la gira, celebrado en The
Wiltern Theatre, en Los Angeles, Stewart conoció a Stevie Nicks, cantante y compositora en Fleetwood Mac, un grupo que, tras el fenomenal éxito de “Mirage” (donde se incluyeron singles del calibre de “Hold me” o “Gypsy”), se tomaba
unos años de respiro forzado para liberar tensiones y, entre otras cosas, para
que Nicks, Christine McVie y Lindsey Buckingham pudieran dar un
impulso a sus carreras en solitario.
Nicks,
en el plano personal, acababa de romper con su novio, Joe Walsh, el día anterior y, además de disponible, fascinada como
estaba por la música (y, es un suponer, el magnetismo) de Stewart, se lo llevó
a su casa para tener un affaire. En
casa de Nicks había más gente de la que Stewart esperaba encontrar; aquello era
un fiestón en toda regla (a la californiana) y, teniendo en cuenta que él había
acudido con otras intenciones, más allá del consumo de coca, decidió retirarse
prudentemente al cuarto que se le había asignado. A las 5 de la mañana, según
el relato de Stewart, Nicks se presentó, vistiendo un vestido victoriano,
poseída por un espíritu conquistador que, al combinarse, hicieron que Stewart
huyera, con el rabo entre las piernas, mientras Nicks le gritaba, mostrando
orgullosa su despecho: “no vuelvas por
aquí nunca más”.
Stewart
cogió un avión para presentarse en San Francisco, donde tenía que actuar al día
siguiente, pensando que el asunto había concluido, pero, en ocasiones, las
historias dan unos incomprensibles giros que, si bien llenan de confusión a
quienes las protagonizan, añaden indudable interés a su relato. En nuestra
aventura, tras el concierto, Stewart se puso a pensar en los sucesos de las
veinticuatro horas precedentes y compuso —en el estudio portátil que todo
músico lleva a mano, usando una caja de ritmos, un sintetizador y un sitar— el
boceto inicial de la canción que nos ocupa. Unos días después, coincidió con Jimmy Iovine que, pequeño que es el
mundo, había producido el disco “Bella Donna”
de Nicks, en el que se incluía la participación de TP en la canción “Stop draggin’ my heart around”,
compuesta por él y Mike Campbell
(guitarra solista en The Heartbreakers)
y, tras escuchar la demo que había
grabado, se pusieron juntos a trabajar en ella. Stewart, nuevo en el mundillo
de la música angelina, desconocía que Iovine y Nicks habían mantenido
relaciones en el pasado. Demostrando una candidez sonrojante, no pudo imaginar
la furia que se desataría en Nicks, al descubrir que ambos amantes (uno, extinto;
el otro, no consumado) estaban trabajado juntos, como finalmente sucedería. Al
marcharse Nicks del estudio, tras el estallido, Iovine llamó a TP, que vivía
cerca y la versión que grabaron, sería el primero de los temas en los que TP y
Stewart colaborarían para la realización de ese álbum.
*****
2
— El vídeo
Dirigido
por Jeff Stein, se plantea como una
réplica del imaginario de “Alicia en el
país de las maravillas”; en concreto, la lectura que Walt Disney hizo en 1951 del libro de Lewis Carroll. Se identifican, claramente, tres escenas: La oruga azul, Fiesta del te, Juicio.
En
el vídeo aparece David A. Stewart, al inicio, como la oruga azul (The Caterpillar), en un mar de
champiñones, tocando apaciblemente el sitar y fumando un narguile.
La
actriz Wish Foley interpreta a Alicia.
TP
encarna al sombrerero loco (The Mad
Hatter).
Mike
Campbell es la liebre de marzo (March
Hare).
El
resto de los Heartbreakers aparecen
en el desvarío, sin un papel específico.
*****
3
— “La
interpretación de los sueños”
El
psiquiatra vienés, Sigmund Freud,
publicó en 1899 este libro, titulado originalmente, en alemán, “Die traumdeutung”. En él, se presentaba
una técnica psicológica que permitía descubrir las claves que, urdidas de forma
inconsciente, se encontraban ocultas
tras los sueños.
Puesto
que ya no hacía falta provocar un estado
hipnótico (y el diván se
convertía en superfluo), esta práctica sustituyó a la sugestión como método para alcanzar la catarsis. La asociación libre
es el método de análisis psicológico a
utilizar.
Traducido: los sueños establecen conexiones libres y, pueden
ser analizados a posteriori, de forma
crítica, para encontrar el significado que ocultan. Para ello, debe emplearse,
también de forma libre y creativa, la imaginación.
Todo
sueño es un viaje. A un mundo irreal, onírico, distorsionado. Pero, de vuelta a
la consciencia, se puede (empleando un
análisis detallado) averiguar el mensaje oculto en el aparente sinsentido.
*****
4
— El sueño, interpretado
Cualquiera
que haya visto el libro, o leído la película, sabe que la historia que imaginó Lewis Carroll —llena de fabulaciones
alegóricas, en la que encerraba a Alicia en
un mundo irreal—, era simplemente un sueño del que, a última hora, escapaba al
despertar.
Todo
sueño es un viaje. En ocasiones, más allá del trance al que parece dirigirse, puede tener un destino determinado
diferente, espacial o temporal.
Déjenme
que, en un giro inimaginado, me transfigure en Freud y demuestre que, en 1985,
TP viajó en el espacio —llegando a España— y en el tiempo —hasta 2013— y que
nos muestra, con clarividencia absoluta, el panorama de “esta España
nuestra”.
Alicia
se da cuenta de que está iniciando un viaje. Necesita alguien que le ayude. Un
agente, pongamos.
Está
en la cúspide. Parece que echando humo.
Tiene
una pinta realmente siniestra, con gafas de espejo uñas larguísimas, aunque de
pacotilla, de las que venden en el chino del barrio. Lo del pelo revuelto
parece una tapadera (de una apabullante calvicie).
Intentando
mostrarse ajeno a lo que le rodea, exhala un último aliento.
Un
montón de tramas interpuestas dificultan que Alicia llegue hasta él.
Le
ofrece el billete para el viaje.
¡Eh!
Te hemos pillado. Somos trabajadoras de tu empresa (la agencia). Se nos nota en
las ojeras (provocadas por la falta de sueño) y en la anticuada indumentaria.
Eres
Díaz-Ferrán.
Alicia
(identificada ya como el pueblo español; la ciudadanía; tú y yo) se cae de espaldas, patas arriba.
Caemos
rodando, sin fin, atrapados por una burocracia asfixiante, gris y cuadriculada.
Al
fondo de una mesa, obscenamente larga, se encuentra un tipo solitario, apartado
del mundo.
Vemos
que es TP, sentado en un trono dorado, tomando la sopa boba. Es realmente evidente de quién se trata (JC I, para los faltos de perspicacia).
Los secuaces que se le acercan por la espalda, no pueden ser otros que Urdangarín y Torres.
En
los sueños (ya veremos que este efecto se repetirá) las claves pueden ir
cambiando y, los personajes soñados, pueden corresponder a más de un alter ego, secuencial o simultáneamente.
Se
graba esta conversación interna (como hicieron con Pujol):
— España: Creo que no me podré levantar.
— Elena:
Me haré pasar por tonta.
— Cristina:
Voy a hacer como que no sabía nada de lo que hacía mi marido.
— España: No cuela. Ni con una (por abusar del
recurso), ni con la otra (¿nos tomas por tu hermana?).
Aprovecharé
para ensayar (otro año más) el (esperado) mensaje navideño, repitiendo slogans, como si fueran mantras, en la
esperanza de que terminen haciéndose realidad.
— Todos los españoles somos iguales ante la Ley.
— Felipe
está muy preparado.
— Yo me encuentro (mayor) mejor y quiero
dedicarme a charlar con Jesús Hermida,
vivir en un mundo nuevo
con Corinna y entregarme a contemplar
mi colección de fetiches.
¡No
me jodas! Me quedo sin habla.
Por
encima del resto de fetiches, siento orgullo y predilección por los prismáticos
que usé para cargarme al elefante, allí en Botsuana.
Hola,
mira, me presentaré que, a lo mejor, no me conoces. Soy el que pone la guinda
(verde, por descontado) al pastel. Mejor que te sientes, que te voy a informar
de las (nuevas) medidas.
(Citando
a otro que también iba de verde): ¡Que te sientes, coño!
¿Dijiste
que no querías taza?
[Ya
sé que es complicado (de)limitar sus campos de actuación y por eso debo aclarar
la posible confusión. El anterior, de verde oscuro, era De Guindos. Éste, de verde claro, es Montoro].
El
interludio musical que ameniza el entreacto, y que servirá para aclarar el
cambio de escenario, está patrocinado por el titular de cultura (Wert) y consiste, paradójicamente, en
un trío, con-trabajo, interpretando flamenco. Se aprecia que están afinados.
No,
por favor. De verdad. No me gusta la sopa.
Tranquila.
Es de sobre. Bárcenas nos ha mandado
cinco raciones, aunque ninguna será para ti.
Me
quedo ojiplática.
Hoy,
como tema único, trataremos la resolución del pufo y, por eso, puedes
contemplarme, así de meditabundo. Es una jaqueca que me han impuesto.
¡Por
supuesto! ¡Impuestos! Me sacaré alguno de la chistera. Ahora empezarás a comprender
que esto es un Consejo de Ministros y podrás contemplar cómo actuamos los
estadistas. Yo presido. Adivina quién soy.
yojaR — No es la solución al problema, es notorio.
[Pero,
ahora percibirás mejor el enigma, al notar que todo lo hago al revés].
¿No
querías taza?, ¡tendrás taza y media! Y no me importa que te salga humo de la
cabeza. Esto no ha hecho más que empezar.
Y,
por cierto, los ahorros de toda tu vida, los que fuiste consiguiendo tacita a tacita, deberías
ver en qué tamaño de tacita se han transformado.
No
pongas la otra mano (la izquierda), que no te quedará nada para recoger.
Yo,
a todo esto, cuando me nombraron presidente, encargué un traje a medida. Me lo
hizo el amigo de Camps. Está claro que
me viene grande.
Hay
quien dice que sólo cumplo órdenes (de Merkel,
o de los mercados, eso no queda claro).
Pero,
con los ojos tapados, puedo imaginarme que Belén
Esteban me manda un beso. Eso no puede ser tan malo.
Hola,
qué tal. Soy Rodrigo y vengo un Rato a presentarte mi nuevo plan. Le
cambiamos el nombre, mantenemos el color verde (el de la pasta gansa) y mira cómo te presento que va a haber un montón de
beneficios. Es súper-rentable. Te lo juro por Gallardón.
Espera
que coja un piquito.
Un
finiquito de nada (para mí).
Debes
asumir que las rosquillas son los ahorros.
[Así
decían que se iban a vender las viviendas (o las preferentes); como si verdaderamente lo fueran].
“Ahora las ves, ahora no las ves”.
El
festín está preparado. Nos lo repartiremos.
Un
nuevo actor se muestra es escena. Ha aparecido fugazmente, pero siempre fuera
de foco (desenfocada) y formando parte de un grupo (nunca independiente). Ahora
se le ve mejor. Por su postura (mostrando desgana, una cierta desidia y un
profundo aburrimiento, que se manifiesta en un incipiente bostezo), su posición
(escorada, apartada del centro de atención) y su imagen (anticuada y desfasada;
parece participar en un Carnaval grotesco y dieciochesco) identificamos, no sin
dificultad, de quién se trata. Es la prensa.
Comprueba
cómo, habiendo tenido la oportunidad de presenciar el reparto, se retiran para
que puedan actuar a gusto, sin interferencias. No existen asuntos que merezcan
investigarse.
La
primera medida es cambiar de asientos (aunque los ocupantes sigan siendo los mismos).
No
os preocupéis, chicos. Seguimos teniendo dónde mojar.
Y
si no, me como la taza. ¿A quién le va a importar?
Un
nuevo truco. Dejaremos que te sientes y que creas que vas a poder participar en
el reparto.
¿Ves
cómo sí hay para repartir? ¿Y cómo la prensa debería estar enterada de todo?
¡Y
una mierda! Me quedo con las rosquillas, antes de que desaparezcan.
Tú,
¡fuera! Aquí ya no pintas nada.
¡Bah!
Está bien... Me das lástima. Te enviaré un rescate.
Lo
recibo con los brazos abiertos. Atenderé todo lo que me pida.
Ahora
descubrirás quién lo pagará todo, absolutamente todo.
¡Tú!
Pagarás como una cerda...
¡Toda
la cuenta! Como una completa cerda.
No
importa que gruñas.
No
confíes en que calzar Botín-es te va
a ayudar.
Agencias
de valoración, independientes,
preparándose para calificar la evolución del valor de la marca España.
Desciende...
...rápidamente.
No
me acoses. Yo no tengo la culpa.
Sí.
Todo lo pagarás tú. Quisiste vivir por encima de tus posibilidades.
No
trates de huir.
Te
pillaremos, ...
...te
atraparemos, ...
...y
te deshauciaremos.
Pondremos
un impuesto nuevo.
Y
otro.
Y
otro más.
Te
haremos creer que sabemos cómo salvarte.
Y,
cuando estés a punto de ahogarte...
...te
lanzaremos un salvavidas que no hará más que prolongar tu agonía. Es el preludio
del amargo final que te espera.
Voy
a entrar a saco.
Entre
todos, meteremos la tijera (aunque, aquí, pueda parecer una pala).
Ya
sabes lo que te espera. No importa que grites.
Estás
mal. Necesitas ser intervenida.
Operada
(por Ana Mato en persona).
Tienes
que darnos de comer a todos. Y somos muchos.
Toma,
compi. Seguimos con el reparto.
Somos
muchos para el papeo.
¿A
quién le importa cómo vayas a quedar? En la tarta de España, muchos se apuntan
a pillar cacho.
Y,
aunque andemos a bocados, comiendo del plato de al lado, nadie se molestará por
eso.
Únicamente
le preocupa a ella, que contempla, atónita, el destrozo que están haciendo los
que sólo quieren Mas.
Engullida
por su apetito voraz, imposible de saciar, obsceno y desmedido, cegado por una
avaricia inconsciente y una falta de responsabilidad imperdonable. El último
recurso (aunque sirva para poco) es gritar.
Una
mueca (que podría parecer una sonrisa) es el anticipo de la insólita
consecuencia que tamaño desmán llegará a producir nunca.
Bluuurp!
*****
5
— Atando cabos
TP
es un extraordinario músico rock. En
este blog repasamos su carrera, de forma exhaustiva, dedicándole un
artículo que deberías visitar. A raíz de su publicación, Chals, de On The Route (extraordinario
escaparate de música americana), me invitó a participar en el proyecto para conseguir que venga a España.
Es el músico más importante de los que nunca han actuado aquí.
Pero
ya había estado en España.
En
1985, en un viaje inducido por los hipnóticos recuerdos de una extraña historia,
TP se sumergió en una completa pesadilla, que se acaba de analizar en detalle.
En ella aparecían, sin orden preciso, los siguientes personajes de la
actualidad nacional: Ana Mato, Bárcenas, Belén Esteban, Botín, Camps, Corinna,
Cristina, De Guindos, Díaz-Ferrán, Elena, Felipe, Gallardón, JC I, Jesús
Hermida, Mas, Merkel, Montoro, Pujol, Rajoy, Rodrigo Rato, Torres, Undargarín, Wert.
TP
explicó a la perfección que “no volveré
por aquí nunca más”. A la vista de lo ocurrido en su experiencia onírica,
yo no se lo echaría en cara.
Una
premonición latente, agazapada (como un conejo blanco),
desde hacía 28 años. No había prisa en descubrirla. Pero cuando ha terminado
sucediendo, se muestra con una virulencia explosiva.
*****
Si
aún precisas más confirmación de la experiencia paranormal que supuso ese viaje
en el tiempo (y no te apetece llamar a Iker
Jiménez), el álbum se titula “Acentos
del sur”.