Pero será recordada como Nina
(del apelativo cariñoso que usaba un novio que la llamaba “Niña”) Simone (por la
actriz francesa Simone Signoret);
ese nombre artístico le permitía un distanciamiento con el que apaciguar a su
familia; no en vano ella había elegido la música del diablo.
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No haría muchas más concesiones.
Desde su decisión de entregarse a la música, a mediados de los ‘50s,
fue una mujer temperamental, testaruda, de difícil carácter, luchadora,
conflictiva.
Quizá su apelativo fuera apropiado: “La Gran sacerdotisa del Soul”.
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En septiembre de 1970, tras el asesinato de Martin Luther King (el 4/04/1968, en Memphis), descontenta con la
deriva que su país toma, en lo político y en lo social, abandona USA y se
refugia en Barbados. En 1971 publica un disco excelente de versiones, que
resulta un completo fiasco comercial.
Una canción compuesta por Jerry
Jeff Walker, versionada por The Nitty Gritty Dirt Band en 1970, es una explicación alegórica de
su propia vida.
“Conocí a un hombre llamado Bojangles que bailaba para ti,
con zapatos desgastados, cabello plateado, camisa raída y pantalones bombachos,
haciendo aquel viejo baile. Saltaba muy alto y al final se posaba con suavidad.
Lo conocí en una celda en Nueva Orleans, atravesaba una mala racha. Hablaba de
la vida, se reía y golpeaba su pierna. Bailaba para la gente en conciertos y
ferias de pueblo, viajó quince años con su perro”.
También
es el reflejo de la vida de Luke Jackson
(Paul Newman), analizada con detalle
aquí.
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Ser
indomable es un sacrificio enorme.
A
Nina se le juntó con su enfermedad —se le diagnóstico trastorno bipolar en
1980—, que le impidió disfrutar de la fama sobrevenida tras el uso de una
canción suya en un anuncio de Chanel nº 5, con Carole Bouquet y dirigido por Ridley Scott, y un vídeo con gatos de plastilina.
Danny George
Wilson,
londinense, afronta esta canción, según sus palabras, como si Gladys Knight & The Pips intentaran
versionar a Bob Dylan.
Y un momento de emoción surge, en una canción que no es una
canción de amor (muy Magritte),
cuando un campeón (no el de Road Dahl que inspiró el hombre del grupo,
sino L, mi hijo mediano) dice que le gusta, mientras la tararea.
Toussaint trabajaba en una funeraria local, en
Monroe, Louisiana, amenizando las exequias tocando melodías en el órgano. Pero
en su interior latía una pulsión que le empujaba a fantasear con una carrera musical.
En casa, componía canciones; con una de ellas grabó una maqueta y se la llevó a
Stan Lewis, propietario de una
tienda de discos en Shreveport y dueño de los sellos Jewel y Paula, en la idea
de que pudiera hacer una grabación (más) profesional del tema, o que se
entregara a algún cantante afamado. Pero Lewis se dio cuenta del tono fúnebre y
la desesperación que se desprendía de su interpretación. Montó un nuevo sello,
Ronn, en el que su primer lanzamiento sería la grabación, sin alterar ni una
nota, de la canción de McCall.
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El
vídeo toma imágenes del desencanto de Jimmy
Cooper (Phil Daniels), el mod concienciado protagonista de “Quadrophenia”, la película dirigida en
1979 por Frank Roddam, inspirada en
la ópera rock del mismo título creada por The
Who.
La
resaca por la adjudicación del Premio Nobel de Literatura a Bob Dylan perdurará.
Como
su talento compositivo.
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“Not the singer, but the
song”.
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El
combo familiar, originario de New Orleans, Louisiana, The Neville Brothers, visita al genio de Duluth, Minnesota. La
escalofriante voz ultraterrena de Aaron
aporta un necesario contrapunto sobre la estupidez de las guerras y los
principales afectados de las decisiones de los que reclutan a Dios para su
causa.
El
vídeo comienza con una cita de Herbert
Hoover, presidente USA entre 1929 y 1933; pudo evitar las contiendas, pero
no esquivo la Gran Depresión.
"Los hombres viejos
declaran la guerra.
Sin embargo, son los
jóvenes los que deben luchar y morir".
Nick Drake, británico hasta la médula aunque
nacido en Birmania, publica un disco de debut profundo e intimista, inusual
para un estudiante en Cambridge de 20 años.
Se
envolvió en una sima depresiva acorde a la tibieza de la respuesta de un
público que no reconocía su talento.
Dos
nuevos discos —Bryter Layter, 1971 y Pink Moon, 1972— ahondan su
fracaso comercial y personal. Sólo encuentra salida en la ingesta de
antidepresivos con los que combatía la cronicidad de su enfermedad, y su
insomnio. Una sobredosis, en la noche del 24 al 25 de noviembre de 1974, le
condujo a la muerte.
Permanece
la duda de si se trató de un suicidio intencionado, pese a que parece claro
que, por aquel entonces, este ángel atormentado había encontrado su demonio
interior y había renunciado a la vida.
La
naturalidad de Aretha se manifiesta
en una forma de moderar su talento para dejar brotar emociones puras; en 1968 ha
alcanzado cotas máximas.
La
composición de Gerry Goffin, Carole King y Jerry Wexler, cuenta con Spooner
Oldham (piano), Tommy Cogbill
(bajo), Gene Chrisman (batería), The Sweet Inspirations, Carolyn & Erma Franklin (coros).
La versión en directo de la autora —que la había recuperado para
su reivindicación como intérprete (y no sólo compositora) de éxito, el
imprescindible Tapestry— muestra los sólidos fundamentos de una mujer
independiente y triunfal.
Recuerdo
lo mucho que escuché esta canción de The
Devlins, del primero de sus cuatro discos, hasta que Colin Devlin iniciará su carrera en solitario en 2009.
Ya
no debía consultar a sus compañeros para tomar decisiones.
Aunque
debe seguir esperando
Y
siempre me sorprende recordar que el cuarteto es irlandés, formado en Dublín,
pese a que Colin y su hermano Peter Devlin
sean británicos, de Newry, en Irlanda del Norte.
No
pueden sonar más americanos. La versión crepuscular filmada por John Moore enfatiza esa sensación.
Un grupo formado en Jamestown, New York, capitalizado en torno a
la sugestiva voz de Natalie Merchant,
su carismática e ineludible referencia.
Una canción que ella misma compuso, en la que reflexiona sobre qué
hacer cuando se sospecha que se pueda estar cometiendo uno de los crímenes más
aberrantes imaginables: abusar de un hijo.
Estoy
cansada de las excusas que utilizan todos.
Él
es su hijo; pueden hacer lo que les plazca.
Pero
yo no apruebo lo que hace a la carne de su carne.
No
soy capaz de recordar un vídeo más hipnótico, que me mantenga más a la
espera, que el protagonizado por un negro bailarín —un sosias de Carlton Banks (Alfonso Ribeiro); en realidad se trata de Derrick T. Tuggle, guarda de seguridad de un hotel de Muscle
Shoals, Alabama—, en el tema más pegadizo de la banda de Akron, Ohio, formada
por Dan Auerbach y Patrick Carney.
Bautiza tu piel hasta que la música se llene de ternura.
Tierna como los árboles.
De la verdad que creímos.
El viento es lo que recordaremos.
¿Qué
sucede si cantas y el público no te atiende?
¿Y
si ni siquiera tienes público?
¿Dónde
quedan tu esfuerzo o tu compromiso, si a nadie le importa?
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En
un karaoke —ese infierno oriental—
una pareja se enfrenta a un público entusiasta. Entre ellos están Sam Beam (más conocido como Iron & Wine) y Jesca Hoop.
Él
se hace pasar por camarero y ella juega con una bola de fantasía. Atienden más
al teléfono que a la música.