viernes, 27 de noviembre de 2015

Black (Mis cojones)

"He tenido una idea"

Hoy es Black Friday. Las ofertan vuelan y martillean. Todo es más barato. Todo tiene una oferta. Un tanto por ciento de descuento. Una rebaja. Los comerciantes de las grandes empresas se han puesto de acuerdo para ser benévolos y hacernos partícipes de su generosidad. Nos quieren y nos tienen sumergidos en los grandes titulares de los precios. Juegan, como ese juego modernete de adultos al que parece que hay que jugar, a que encuentres el cofre del tesoro y, sin embargo, las monedas de oro se las debes dar a ellos.

"Precios fluctuando"

Los que estamos en el mundo sabemos que es una gran estafa, una gran mentira. Sabemos que MaryMark sube los precios para bajarlos ese día y posicionarlos un poco más altos de su lugar habitual. Sabemos que existe un determinado tipo de engendro social al que le da igual lo que compre, siempre y cuando pueda sentirse más hábil que sus vecinos. “Me he comprado una trócola de titanio con ziritione que estaba a 1.600€ por 12€” y lo dice entornando los ojos y arqueando las cejas, que es como miran los gilipollas. Algún imbécil cabalga entre mensajes de oferta para alimentar su ego o ver si sus genitales crecen como el que va en un enorme 4x4. Ellas se quedan delante del ordenador para ver si ese vestido está rebajado y van como zombies con tarjeta de crédito buscando la sensación de sentirse poderosas.

Eso es lo que alimenta el Black Friday porque ya sabemos que siempre hay una falsedad, una mentira y una pequeña estafa. Queremos jugar a un juego en el que las compañías engañan y nosotros nos creemos más listos y hoy es la celebración mundial de ello.

No voy a comprar nada. Mucho menos hoy.

Quizá compre pan...

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Texto firmado por maldíaparadejardefumar, el bloguero ausente.
Suscrito y rubricado por mí.

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Aunque a nadie le importe saber la verdad.



Porque sabemos que la habremos olvidado.
La memoria es frágil.


"Nunca olvidaré la historia del niño éste, ..., ¿cómo se llamaba?"

La ruleta rusa es el único juego en que siempre gana el negro.
El pesimismo se contagia, creo.

martes, 24 de noviembre de 2015

Gándor

En el taller de creación literaria Morel de Sal, debíamos entregar ayer un ejercicio inspirado por un detalle de un cuadro de El Bosco, “El Tríptico del Juicio Final” (1482 o posterior), expuesto en la Academia de Bellas Artes de Viena.



Patricia nos propuso elegir un personaje, darle nombre y escribir acerca de su función en semejante paisaje [yo opté por la figura representada arriba a la derecha, con cara y pies azules, que lleva toquilla negra].

Tuvimos la inmensa fortuna de contar con Teresa y Pilar que hicieron una lectura dramatizada del texto que había preparado —un diálogo— en el que encontraron muchos más matices de los que hubiera podido imaginar y que nos hicieron pasar un rato desternillante.

*****

Gándor

— ¡Buf!
— ¡Bufa!
— ¡Buf!
— ¡Bufa!, bufona.
— ¡Buf! ¡Buf!
— ¡Bufa! Pareces una búfala.
— ¡Buf!
— ¡Bucéfala!
— ¡Buf! ¡Buf!
— ¡Bucea! ¡Vocea! Insiste en dar voz a tus pasiones.
— ¡Buf! ¡Buf! ¡Buf!
— ¡Bufa! ¡Bufona! Abres la boca; parece un buzón. Eres incapaz de saciarte, Gándor.
— ¡Buf!
— Has comido sin medida, Gándor. No sabes ponerte freno. Estás ahíta, rellena de gases. La flatulencia te desbordará.
— ¡Buf!
— No puedes levantarte. No quieres hacerlo, Gándor. Te pesa el culo, como lo hace tu conciencia.
— ¡Buf!
— Quisiste tentar a la suerte, Gándor. Lo querías todo y quisiste encontrar la respuesta en las seis caras del azar. No supiste entender que hay juegos a los que nadie puede ganar.
— ¡Buf!
— Creías que tenías todos los méritos. Que eras mejor que otros, Gándor.
— ¡Buf!
— Sospechabas que te rondaban por tu belleza o tu astucia. Dejaste que todos jugaran con lascivia, Gándor. Eras incapaz de mostrar fidelidad, porque sólo mirabas por ti.
— ¡Buf!
— Quisiste la virtud que veías en otros, Gándor; debías demostrar tu carácter y no tu afán de alcanzar lo que a otros costó preservar.
— ¡Buf!
— Ahora, cerúlea, mortecina, flatulenta, preñada y emponzoñada, Gándor, encadenada a la fortuna, cuesta abajo, deseas alcanzar la sabiduría.
— ¡Buf!
— La filosofía te atrae, Gándor. Dices que te llama.
— ¡Buf! ¡Buf!
— Es lo único que te faltaba, Gándor. Te apuntarás al estoicismo.
— ¡Buf!
— Aprenderás una lección: el vicio va sobre ruedas, Gándor.
— ¡Buf!
— Serás la estoica Gándor.

lunes, 23 de noviembre de 2015

Pío, pío...

...que yo no he sido.

"Habla más alto"

Asumiendo la presunción de inocencia, habeas corpus, el secreto de sumario, la igualdad ante la ley, in dubio pro reo, ora pro nobis, in albis, excusatio non petita, animus iocandi, mens sana, in loco parentis, ipso facto, tengo por cierto, error communis facit ius, que la justicia y la ley tienen sorpresas indefinidas.

Lex loci celebrationis, por decirlo de manera que todos puedan entenderlo.

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Gerardo Díaz-Ferrán, que está siendo juzgado, ha visto cómo se aplazaba el juicio hasta enero del año que viene. La presidenta del tribunal de la sección cuarta, Teresa Palacios suspendió la vista oral, considerando que “tiene los audífonos rotos y oye muy poco”, según informa la Agencia EFE.

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Un verdadero sinsentido comprobar que todo sucede en la Audiencia Nacional.

Morel de Sal y B. J. Feijoo

Patricia Núñez coordina los talleres literarios de lectura y de creación literaria en las Bibliotecas de La Granja y Villa Magdalena.

Su entusiasmo anima a unos cuantos que, con carácter quincenal, nos juntamos durante dos horas para intercambiar inquietudes y darnos ánimos en los proyectos artísticos, literarios o personales en los que nos embarquemos. Reconocemos que la vinculación es una necesidad arraigada en nuestra especie y, en eso, nos mostramos humanos, sin ambages.

En mi caso, la invitación vino por mediación de mi tía Teté, una mujer entusiasta y cariñosa que, me guarda afecto porque conserva parte del mucho que se profesaba con mi padre. Y, con su característica generosidad, me ofreció acercarme al taller.

Morel de Sal se llama, como el color.

Trabajando sobre cuadros que Patricia nos propone, en los que presenta el contexto de obra y autor, se plantean diferentes ejercicios de creación.

Dado que uno de los ejes del taller se apoya sobre las características singulares de los que acudimos —de las que la única común es, quizá, nuestra inquietud— nada nos apetece más que salir del entorno habitual y acudir a los lugares que Patricia nos sugiere como estímulo para jugar a ser creativos.

El miércoles 18 visitamos el Museo Arqueológico de Asturias, acompañados por Sofía. Estuvimos Moncha, Palmira, Asun, Oliva, Daniel, Yolanda y yo mismo.

Fue una experiencia estimulante.

Debíamos trabajar con una selección de obras, expuestas en el Museo, para, en veinte minutos, escribir un texto que nos inspirara la pieza elegida, sin restricciones.

El resultado fue fantástico: relatos llenos de ficción, de fantasía, de humor, de historicismo, de recuerdos y de búsqueda de transcendencia.

Para documentarnos, el Museo nos facilitó una ficha informativa.
Copio la mía:

Recreación de la celda del Padre Feijoo

“Fray Benito de Feijoo y Montenegro (1676-1764), abad del monasterio de San Vicente en Oviedo, desarrolló una importante obra literaria que simboliza el pensamiento ilustrado español, crítico y defensor de la ciencia, pero respetuoso con la religión y la monarquía absoluta. Esta recreación respeta la museografía de la década de 1950 y contiene objetos mueble que nada han tenido que ver con el personaje histórico. Excepto el sillón, conocido como silla abacial, que pertenecía a los bienes del monasterio, el resto del mobiliario fue adquirido en anticuarios por Francisco Jordá Cerdá director del museo en aquellos años cincuenta”.

Con esos elementos, y la inspiración de la tranquilidad del entorno, escribí un texto, que titulé B. J. Feijoo y adjunto (sin apenas correcciones):

“Dos espacios en uno: el descanso y el trabajo. No hay mucho más en la vida de un monje; como tampoco hay mucho más en la vida de cualquier otra persona.

Hace trescientos años Feijoo decidió recogerse; retirarse de la vida ordinaria y dedicar tiempo y energías a la meditación y el estudio.

Un monasterio. El abandono de lo superfluo para alcanzar la sabiduría en su vida y, más en concreto, en su obra.

Cerró puertas, cerró ventanas, eliminó todo trazo de lo que pudiera ser accesorio, de todo lo que pudiera distraerle.

Era egoísta; quería alcanzar la dicha suprema de un reconocimiento que le llegaría más allá de su tiempo y de su época.

Una muestra de Ilustración; la sabiduría no se encuentra en los vaivenes de la tesitura temporal en que nos toca vivir. La actualidad es efímera (aunque nos neguemos a admitirlo); la verdad es eterna y trasciende nuestra mera presencia.

Encerrarse en una celda para buscar la luz. Ilustrarse por medio del estudio. Viajar estando parado.

Descubrir que se puede viajar sin moverse del sitio.

Recordar que lo importante de un viaje es el trayecto.

Encontrar en el camino que una peregrinación es siempre una búsqueda, que implica una transformación. El viaje cambia a uno. Uno cambia con el viaje. Es un viaje interior.

Siempre se puede viajar, sin moverse del sitio.
Encerrado en una celda.
Buscando el conocimiento y la ilustración.
Los elevados ideales se convierten en motivo de itinerancia.
Sin abandonar una celda: una mesa, una silla, una cama.
Y libros; las ventanas que abren el camino hacia el conocimiento.
Y útiles de escritura; los que permiten plasmar las ideas, para evitar que se las lleve el viento.

Echo en falta ambos, libros y papeles, en la recreación del Museo”.

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"Concentrado. Parece que estoy trabajando".

La Televisión Pública Asturiana (TPA) consideró que la actividad reunía suficiente interés como para informar sobre ella.

Una de esas ocasiones en las que la TV muestra guiarse por asuntos de interés público.

Gracias.

martes, 17 de noviembre de 2015

Maniquí es

Como no quiero que me vuelva a pasar lo del año pasado, haré un trabajo rápido.


El anuncio de la Lotería de Navidad, 2015, ya está aquí.



El anuncio toma como protagonista a Justino, vigilante nocturno en una fábrica de maniquíes.
A pesar de su horario —en el que no comparte tiempo con sus compañeros en la fábrica—, o de lo tedioso de su ocupación —hacer la ronda de vigilancia—, Justino es capaz de encontrar motivos que le impulsen a levantarse todos los días, a la misma hora —en un remedo del inicio del bucle de El día de la marmota y su ¡buenos días excursionistas!—; a Justino le gusta lo que hace, le gusta con quién lo hace.

*****

Había mimbres suficientes para fabricar un cesto estupendo: una persona aplicada, que cumple con su obligación y que lo hace de forma animosa; alguien que contagia a sus compañeros (a los que no ve) su ilusión y su entusiasmo.

Una persona que va feliz a trabajar.

Nada más y nada menos.

*****

Hasta que, yendo en el autobús nocturno, poniendo su hombro para que su habitual compañero de trayecto se quede dormido, ve el periódico en el que informan de que la Fábrica en la que trabaja ha ganado el Gordo.

Sin que nadie le haya informado o se haya puesto en contacto con él.

Han pasado más de 12 horas desde el momento en que se dieron cuenta (10:12 AM) hasta la hora en que llega a la fábrica: Justino siempre ficha a las 11:00 PM.

Ese pequeño detalle hace que Justino, por primera vez en lo que vemos de anuncio, llega a trabajar sin ganas; con un mohín de disgusto en su rostro alicaído. La puñetera codicia ha transformado su apariencia.

Luego resulta que la historia no era así del todo. Nos habían hecho trampas y nos escamotearon la posibilidad de descubrir que eran una piña. Todos. No sólo el rondador nocturno, el que se monta películas con sus muñecos inanimados, a los que dota de personalidad porque carece de personas reales con las que compartir experiencias de verdad.

Los demás, los integrados, los que trabajan en un horario normal y, pese a hacerlo en una fábrica, parecen un conjunto de oficinistas ramplones; el resto son, pese a sus desgraciadas vidas, seres humanos capaces de sentir compasión y comparten una lista en la que se apuntan los que quieran décimos y, para el que no quiera (Justino), le apuntan uno a cuenta de la casa, que ya veremos si después toca.

Y toca.
Y son generosos.
Y, ahora con dinero, hacen fiesta y brindan con champagne (“todos somos franceses”).
Haremos que te sientas uno más.
No como antes, cuando tú nos felicitabas, pero nosotros no te dábamos nada a cambio.
Da igual.
La pasta lo iguala todo.
Empezaremos de cero. Con el bolso lleno de viruta.

*****

La conclusión es la misma:

El juego es el impuesto a la ignorancia.
La sensiblería es el recargo.

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Son unos miserables:

1 — Se cargan el espíritu del Justino original, aquél que había protagonizado en 1994 la primera película de La Cuadrilla (Santiago Aguilar y Luis Guridi), en un papel que recibiría un Premio Goya al actor revelación (Saturnino García, Justino) y otro a la dirección novel. El primigenio, un puntillero recién jubilado en la plaza de toros, afronta cómo llenar su tiempo de ocio sin olvidar su afán justiciero, para convertirse en “Justino, un asesino de la tercera edad”. Es cierto que su ocupación no se corresponde al ánimo navideño (menos aún, visto desde la perspectiva de un pavo, con esa preocupación por la empatía holística que hemos desarrollado), pero es una canallada hacerle desaparecer, sin dejar rastro. No vayan a youtube, que no hay imágenes. Sólo la canción de Víctor Abundancia sobre los títulos de crédito.

2 — En la entrega del año pasado creaban un mundo en el que no había niños. Ahora, dan un paso adelante. Se burlan de nosotros, los paganinis. Nos lo dicen a la cara: sois unos maniquíes, unas marionetas, unos títeres. Movemos los hilos que dictan lo que debéis hacer. Callar y comprar. No sólo es que Justino trabaje en una fábrica de maniquíes. Es que él, como todos los demás, son muñecos. Sin cuentos. Sin rodeos, Sin escrúpulos.

Eso son Golpes Bajos.
Montarán una fiesta. De maniquíes. Puedo verlo.



Como se nota que ya no está Germán Coppini.

*****

En mi venganza mostraré algunas de las trampas que han empleado:



Justino vive en un cuarto pequeño. Desde la entrada puede verse la cama. Sobre ella, un anaquel con libros. Al lado de la puerta se apilan, amontonados, más libros que Justino no usa. El que está abierto está en blanco. Justino es un farsante. No lee. Si lo hiciera, no acumularía los libros de ese modo. Emplearía la colocación en vertical y trataría de dejar los cantos a la vista (para identificarlos). Si tienes dudas, podrás comprobarlo en más ocasiones. Aceptamos que en el mundo de la ficción narrativa de un anuncio publicitario, nadie utiliza el móvil. Es la misma regla por la que los protagonistas de una sitcom nunca ven la TV. Pero suponíamos que un vigilante nocturno podría leer. Falso.


Va a trabajar. Alguien que viene de trabajar emplea el mismo trayecto. Aprovecha para adormilarse en blando. Hasta ahí, normal. ¿Pero qué hace Justino llevando su tartera de comida y ningún libro?


Hecho confirmado. Se ve que el autobús (que recorta gastos en la señalización de paradas) le deja a la puerta del curro. Sólo lleva su tartera. Ni un libro.


Ficha a las 11:00 PM.


Es el único que está (columna izquierda: IN). Los demás se han ido (columna derecha: OUT).


Más trampas. El lugar de trabajo cuenta con unos estantes repletos de carpetas A-Z. Ni un libro. Mientras, Justino se dispone a hacer la ronda y sintoniza su radio. Al menos uno de los dos entretenimientos de un vigilante nocturno (libro o radio) podrá ayudar a Justino a pasar el tiempo. No hay TVs (sólo los monitores de vigilancia) y un PC del año que Ronaldo (el gordo) jugaba en el Barça, imposible para echarse una partidita de FIFA, actualizar el estado de facebook, o mirar el número de seguidoras en Ashley Madison, en el que su nick ha perdido una vocal con respecto a su nombre verdadero, en el nombre, y ha añadido un lacónico Breve para conformar su ficticio apellido.


Ya se ve que la mano derecha empuña la linterna (al modo pre-CSI, sin flexión del codo en 90º para que la luz esté a la altura de los ojos) y la izquierda se posa relajada en su retaguardia, liberada del transporte del transistor. ¿Quién dijo radio?


Resulta mucho más interesante pasear por la nave (sin misterio) y dejar que tus ideas fluyan. Ves la foto de una moza jovial, con gafas de protección, secundada por cinco maromos y un sexto, al que por permanecer en la más reta de todas las guardias, se le intuye dotes de mando. Todos gritan “cheese”, al grito de “selfie”. El que no sabe inglés —y lleva la torola despejada—, ha quedado con el gesto contrito porque, bienintencionado, pero lerdo en idiomas, pensó que estaban mandándole callar. Su mirada (izquierda, arriba) busca la neurozona donde se neuroubiquen los neuroreceptores que neuroconsigan neuroevitar que le neurodé una neura.


¡Caramba! Estamos en la Fábrica de Maniquíes. Un mundo vivo y nuevo.


En el que Justino hace amigos (manipulables) que consienten en salir en fotos colectivas junto a él.


Ha estrechado vínculos. Ya no sólo puebla las paredes de su espacio con selfies de amigotes. También les considera su familia y, como anunció Francisco, la familia que no come unida no puede considerarse una familia, sino una pensión. Así que, Justino, con la mejor de las intenciones ofrece una de sus albóndigas teletransportadas desde IKEA, a lo que su amigo de plasti dice que “nasti”. “He visto cinturones de Orión en Primark, por un euro; se irán como lágrimas en la lluvia”. “Eso significa no, ¿verdad?”.


Harto de sus amigos de látex, que carecen de prótesis u orificios útiles, Justino busca inspiración como todos los vigilantes de seguridad hicieron antes, y seguirán haciendo mientras tengan que prestar el juramento Prosegur: fisgar en los lugares de trabajo de los compañeros que están ausentes. Se aprende a ver detalles. Una pelota dibujada el 6 de noviembre, el anterior al Viernes 13. Una foto de una calle de París.


El 25: “Cumple Carmen”. Me mostraré ingenioso. Haré como Eduardo con sus tijeras. Y entra en un desfase similar a Johnny Depp.


Mientras, los colegas del horario diurno (que no se sabe qué hacen, pero que no parecen trabajar en una fábrica), se ponen a apuntar en una lista los que quieren un décimo de la Lotería de Navidad. La empresa es tan molona que nadie se ocupa de hacerlo: cada uno, con su propio bolígrafo, escribe su nombre y un número (de décimos que quiere), pero nadie recoge la pasta, ni lleva una caja de lata en la que guarda los fondos, ni paga en la administración o devuelve los que han sobrado, o se encarga de ir a comprarlos a la administración más próxima, o al bar de Antonio que tocó el año pasado; a ése no vamos, que ya tocó entonces; ¿compramos por internet donde la bruja de Sort?; mi hijo tiene participaciones del equipo de fútbol, ¿queréis alguna?; en la estación de servicio también tienen, ¿alguien quiere?; y eso sigue sin apariencia de que nunca pueda cesar...


La lista se cae. Se ve el teléfono del Radio-Taxi (que llamen a Uber), una MasterClass de Zumba, el cartel de Empanadillas Leo, un folio amarillo en el que se lee: “Hemos hecho una porra. ¿Cuándo llega Dani Ahuir? (1 €)”. Lo más incomprensible es un post-it azul en el que dos puntos y una curva dotan de una aire siniestro al emoticono más empleado en los móviles de los pitufos.


Tanta ida de olla tiene un colofón final en un efecto Rube Goldberg que culmina con el encendido ritual de un árbol de Navidad compuesto por maniquíes apilados en la fábrica (que tal parece un almacén y no una factoría).


Justo en el momento (10:12 AM) en que alguien se percata de que han ganado el Gordo.


La fábrica ha ganado el Gordo. Porque estos sujetos que diseñan anuncios y que carecen de contacto con la vida real, que creen que pueden proyectar emociones en los muñecos de plástico de una factoría al borde de la quiebra, que pueden sustituir a personas por figurines, que figuran de atrezzo y que, en el mejor de los casos, ni siquiera se quejan por la calidad de la comida de plástico que sirven envuelta en filminas los de la empresa de catering que, siendo como es del hermano del dueño de la productora, se mete unos patinazos que no se puede contar; estos sujetos desnaturalizados, que emplean tres horas al día en desplazamientos desde su casa a su domicilio y vuelta, que viven en burbujas y que no se relacionan con sujetos que hagan cosas con las manos —más allá de hand-shakes o give-me-fives—, que no comprenden que las relaciones son estrechas, porque se tornan en vínculos que se fortalecen con la reciprocidad; estos seres que notan su creatividad porque intentan suplantar a las personas que retratan y, mientras intentan pensar por ellos, se muestran incapaces de pensar con ellos, justificando otra vez que la suplantación es un impedimento para la comprensión y que, llegados a este punto, hacen que el premio lo gane la Fábrica —objeto inerme, inanimado, carente de un antropomorfismo que pueda llegar a confundir al público, o a los creativos, indistinguibles ya en la mente enfermiza de un moderno creador de monstruos— y no las personas que trabajan en la fábrica. El remate inverosímil es que la noticia la facilita un periódico vespertino, aquellos que, según cuentan las leyendas, se vendían por las tardes y reunían las Informaciones que se habían producido en el día en curso; hace eones de la última vez que una persona dio crédito a esta leyenda, que Iker Jiménez piensa estudiar en breve.


Champagne. Preludio de fiesta. Brindaremos cantando con la marsellesa, que tanto nos costó aprender.


Jarana total. Jolgorio absoluto. “Sí, bueno; pero no se me apiñen tanto. Yo soy más de plástico”.

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No existe nada más feo
Que usar para este bis
Con ánimo maniqueo
Al tío del Manneken Pis

jueves, 12 de noviembre de 2015

Educación o Formación. Las zarandajas de un nombre

Nos enzarzamos en discusiones.

— ¿Qué es educación?
— ¿Cómo debe ser?
— ¿Qué es formación?
— ¿Acaso no es lo mismo?

No nos preocupa que el nombre cambie su esencia.
Lo relevante es qué se entiende con una determinada denominación.
Por eso nos detenemos en la definir las cosas importantes.

No son discusiones bizantinas; lo son, en todo caso, nominativas.

Indican un camino a recorrer.

"Niño" - Montecruz

Éxodo: “Hacia la tierra prometida”

———   Educación   ———

Los padres asumimos por voluntad propia la responsabilidad de educar a nuestros hijos, desde el momento de su concepción.

Tres ámbitos decisivos son competencia preferente, si no exclusiva, de los padres:

— Las costumbres. Los modales. Usos culturales y tradiciones.
— Relaciones con otros. Integración en el entorno familiar y social.
— La práctica continuada. Interiorización de hábitos. El ejemplo.

La lista no atiende a su importancia, sino a su orden de aparición.

En la labor educativa, los padres necesitan ayuda, por lo que delegan ciertas funciones en co-educadores especializados que contribuyen en sus áreas específicas de conocimiento. Son sus maestros, profesores, monitores, entrenadores, tutores, ...

Conviene recordar que, pese a que determinadas tareas puedan delegarse, la responsabilidad se comparte.

Existe una educación sistémica, establecida en determinados círculos (familia, escuela, actividades extracurriculares), y otra educación, no sistemática, que se produce porque los hijos viven en un mundo real, en el que sus amigos o su entorno ejercen una influencia creciente conforme pasa el tiempo.

A medida que crecen, los hijos deben aceptar el papel que sus padres ejercen, como primeros educadores y como responsables principales en los ámbitos descritos.

*****

Ayudar a crecer.
Favorecer la autonomía e impulsar la búsqueda de la independencia.
Preparar para lo imprevisible.
Pasar de lo general a lo específico.
Orientar hacia una adaptación del aprendizaje.

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La educación es un proceso ineludible, en el que interviene toda la sociedad, y de la que toda la sociedad es beneficiaria.
A pesar de ello, no tiene un carácter finalista.

"Comer" - Montecruz

Planteamientos reduccionistas cercan el ámbito de la educación y lo localizan en la escuela. La falta de idoneidad de este acercamiento se comprende cuando el más corriente de los ciudadanos, John Doe, es capaz de considerar cuándo un muchacho es un maleducado, careciendo de conocimientos para saber qué es la aritmética, la gramática o la trigonometría.

———   Formación   ———

Es específica.
Atiende a un objetivo concreto: la adecuación al puesto de trabajo.
Se despliega en planos que se superponen: conocimientos y habilidades (instrumentales y relacionales). Más detalles en el enlace.

Es el único campo en el que se pueda hablar, con propiedad, de empleabilidad.

Por añadidura, es imprescindible que la Formación resulte útil.
Un requisito inevitable pasa por su profesionalización:

— Los profesores tienen que ser profesionales.
— La Formación debe conducir a cualificaciones de profesionalidad.

"Curso" - Montecruz

La vida es un viaje sin trayecto definido.
Todo recorrido supone la transformación de quien viaja.

“Polvo eres y en polvo te convertirás”

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El Pentateuco Educativo es un proyecto abierto.

Big-bang. Contó con un teaser, a modo de presentación del plan de actuación.
(No se considera parte del proyecto, stricto sensu)

Génesis. En el episodio piloto se conoció al protagonista.
Éxodo. Actúa de prólogo. Determina algunos límites y señala un destino.
Levítico. Manual para elegidos. Elitismo. Cohesión interna.
Números. Babilonia en lugar de Salomón. La minuciosidad.
Deuteronomio. Conclusiones que anuncian una despedida.

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Para quien crea que el plan lo anuncia todo, recuerdo que el ingrediente secreto de esta receta no ha aparecido mencionado todavía.

Pero, al final del camino, como el padre de Po hizo con Po, descubriré ante todos cuál es el ingrediente secreto.
Que, por otra parte, llevaba años oculto.

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Como despedida, ha venido a acompañarme uno de los músicos más cool de la escena musical británica. Él es Paul Weller, antiguo devorador de mermelada y fundador junto al teclista Mick Talbot, del Consejo más lleno de estilo que dieron nunca los ‘80s.

Interpretarán, con las intervenciones estelares de DC Lee cuando se sienta cómoda, cinco temas que explicarán la verdadera historia del Éxodo, y que permitirán a la audiencia renovar su gusto y sus deseos de asistir a la siguiente temporada de este Pentateuco Educativo, removedor de conciencias.


———   (Continuará...)   ———

martes, 10 de noviembre de 2015

Desconexión

Nada mejor que acudir a la poesía (si uno busca explicaciones).
Para confirmaciones, acuda a su proveedor de noticias habitual.


La banda argentina Bersuit Vergarabat publica en 2000 su quinto disco: “Hijos del culo”
Incluye Desconexión sideral, según un cuento de Ray Bradbury.



La culpa y el miedo también dificultan reconocer quién es la bruja y quién el astronauta.
¿O no?

martes, 3 de noviembre de 2015

La decisión sexual de la votante solitaria

Si fuera una mujer llamada España sentada en un bar y dispuesta a ser cortejada, podría tener varios pretendientes:


Uno seria mi ex. Nunca me gustó del todo pero creí que era el compañero mediocre y capaz con el que salir adelante. Trajo comida a casa, no lo voy a negar, pero no me llevó a bailar y me pisó cuando lo intentó en el salón. Ahora le veo como conocido y agotado, con amor y con distancia. He hecho tantos chistes sobre su pene que no soy capaz de diferenciar la verdad de la realidad que tuvimos en las pocas noches de idilio que nos permitió la vida y que nos llevó a tener un piso hipotecado que no es un castillo ni un loft. Se parece más a la antigua casa de la abuela y es mucho, muchísimo más cara. Cada mes que llega la hipoteca pienso que el calzonazos ese podía haber negociado mejor, cada vez que aparece a la hora de la cena me da un asco que flipas y me pregunto cómo pasó de ser un faro a ser el abuelo de Heidi y ahora un mendigo de amor pidiendo, cual recién abandonado, una nueva oportunidad de ser felices.





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Otro es un tipo joven y elegante con una sonrisa embriagadora. Tiene una conversación fluida y estoy segura que se depila los huevos. Le pregunto si acaso es bueno en la cama y me dice que será lo mejor que pueda, que lo hará como le sea posible pero que más adelante, cuando pasen los años y miremos a nuestros hijos a los ojos, estaré orgullosa. “Al fin y al cabo” —me dice— “una relación tiene que tener un objetivo y habrá que trabajar por ello”.  Y sí, eso está bien.  Aburridamente bien.  Conceptualmente correcto y hasta factible. Está bien controlar el misionero y no hacer ruido para que no se despierten los niños. Pero, joder, de vez en cuando también quiero que me follen y que me empotren entre el ruido ensordecedor de nuestros gemidos sin que sea una promesa que no llega nunca después de prepararme y esforzarme y sacrificarme por un bien superior que me ponen en la estantería de “lejano”.





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En otro lugar está el amor platónico de la universidad. Se ha convertido en un anuncio de supermercado como si quisiera ser el galán de las películas somnolientas de los sábados por la tarde. Tintinea con destellos cuando sonríe. Fue el capitán del equipo de fútbol y estoy segura que le siguen quedando bien las medias de deporte. Me dice lo que quiero oír: me dice que estoy guapa, me dice que estoy delgada. Me dice que “no tengo que poner en duda que tendré con él el mejor sexo de mi vida porque ha aprendido de los errores de universidad y ahora es el momento de disfrutar todo lo aprendido”. Me dice que tengo derecho a disfrutar del sexo con él, que es la mejor opción en la cama, que me la puede meter de tres y que la va a meter de tres.  Sin embargo tengo la percepción de que quiere disfrutar él solo y eso nunca es divertido. Nunca es apasionante encontrarse con un tipo guapo y ufano en el otro lado de la cama esperando a que le digas lo viril que es, como si necesitase una aprobación continua, como si le tuvieras que dar un azucarillo después de correrse.


Imposible



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Se me ha acercado un tipo algo desaliñado. Me ha prometido sexo infinito, veganismo y reiki. Me ha asegurado la temperatura correcta en el jacuzzi de nuestra pasión, rodeados de productos ecológicos que fotografiaremos para subirlos a su cuenta de twitter. Me ha intentado convencer de que no debo preocuparme por nada y que él mismo, magnífico en su propia magnificencia, hará de su lengua la varita mágica en la que nos subiremos para no bajar jamás. Es más, me afirma que tiene amor para mí, para la vecina, para una que pasa por ahí, tres turistas, dos refugiadas y cualquiera que lo necesite porque cogerá el amor de los que tienen mucho para repartirlo gratis. Todo será luz tras este bar de oscuridad, tras estos años en los que no tuvimos la suerte de conocer su senda ni su prolífico amor  y, sin embargo, creo que quiere follarme en el callejón de atrás para contar a sus amigos lo bien que lo hizo. Comer una, contar veinte. Ser un trilero del parchís que se olvida que el efecto Coolidge no es infinito y el amor, tampoco. La promesas de amor eterno siempre son mentira hasta en el convencimiento inexperto de los adolescentes que no han salido de casa ni para comprar el pan y no ha sabido gestionar una sola erección en compañía.


Amnesia



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Así que, aunque me carcomo por dentro después de apurar el gin tonic que es la bebida de las separadas porque es amarga, debo de elegir entre esos cuatro y mis genitales se empequeñecen cuando todos, absolutamente todos, en vez de decirme lo que me harán bien, se empeñan en decirme lo mal que lo harán los demás.

Como un reality contemporáneo y miserable no puedo quedarme con lo bueno de cada uno. Me encantaría poderles mezclar en una coctelera, bebérmelos y orinarlos.

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SOLUCIÓN (Como en los pasatiempos): Rajoy, Rivera, Sánchez e Iglesias.
SOLUCIONES ALTERNATIVAS: Garzón, Urkullu, Mas, el tuerto, el barbudo, tu primo.
SOLUCIÓN INVÁLIDA: irse a casa virgen.


Esa incierta edad [el libro]

A veces tengo la sensación de que llevo toda la vida escribiendo este libro. Por fin está terminado. Edita Libros Indie . Con ilustracio...