"¡Ay, quién se pudiera acordar de todo!" |
domingo, 29 de noviembre de 2015
viernes, 27 de noviembre de 2015
Black (Mis cojones)
"He tenido una idea" |
Hoy
es Black Friday. Las ofertan vuelan
y martillean. Todo es más barato. Todo tiene una oferta. Un tanto por ciento de
descuento. Una rebaja. Los comerciantes de las grandes empresas se han puesto
de acuerdo para ser benévolos y hacernos partícipes de su generosidad. Nos
quieren y nos tienen sumergidos en los grandes titulares de los precios.
Juegan, como ese juego modernete de adultos al que parece que hay que jugar, a
que encuentres el cofre del tesoro y, sin embargo, las monedas de oro se las debes
dar a ellos.
"Precios fluctuando" |
Los
que estamos en el mundo sabemos que es una gran estafa, una gran mentira.
Sabemos que MaryMark sube los
precios para bajarlos ese día y posicionarlos un poco más altos de su lugar
habitual. Sabemos que existe un determinado tipo de engendro social al que le
da igual lo que compre, siempre y cuando pueda sentirse más hábil que sus
vecinos. “Me he comprado una trócola de
titanio con ziritione que estaba a 1.600€ por 12€” y lo dice entornando los
ojos y arqueando las cejas, que es como miran los gilipollas. Algún imbécil
cabalga entre mensajes de oferta para alimentar su ego o ver si sus genitales
crecen como el que va en un enorme 4x4. Ellas se quedan delante del ordenador
para ver si ese vestido está rebajado y van como zombies con tarjeta de crédito
buscando la sensación de sentirse poderosas.
Eso
es lo que alimenta el Black Friday porque ya sabemos que siempre hay una
falsedad, una mentira y una pequeña estafa. Queremos jugar a un juego en el que
las compañías engañan y nosotros nos creemos más listos y hoy es la celebración
mundial de ello.
No
voy a comprar nada. Mucho menos hoy.
Quizá compre pan...
Quizá compre pan...
*****
Texto
firmado por maldíaparadejardefumar,
el bloguero ausente.
Suscrito
y rubricado por mí.
*****
Aunque
a nadie le importe saber la
verdad.
martes, 24 de noviembre de 2015
Gándor
En
el taller de creación literaria Morel de Sal, debíamos entregar ayer un ejercicio inspirado por un detalle de un
cuadro de El Bosco, “El Tríptico del Juicio Final” (1482 o
posterior), expuesto en la Academia de Bellas Artes de Viena.
Patricia nos propuso elegir un personaje, darle
nombre y escribir acerca de su función en semejante paisaje [yo opté por la
figura representada arriba a la derecha, con cara y pies azules, que lleva toquilla
negra].
Tuvimos la inmensa fortuna de contar con Teresa
y Pilar que hicieron una lectura
dramatizada del texto que había preparado —un diálogo— en el que encontraron muchos
más matices de los que hubiera podido imaginar y que nos hicieron pasar un rato
desternillante.
*****
Gándor
— ¡Buf!
— ¡Bufa!
— ¡Buf!
— ¡Bufa!, bufona.
— ¡Buf! ¡Buf!
— ¡Bufa! Pareces una
búfala.
— ¡Buf!
— ¡Bucéfala!
— ¡Buf! ¡Buf!
— ¡Bucea! ¡Vocea! Insiste
en dar voz a tus pasiones.
— ¡Buf! ¡Buf! ¡Buf!
— ¡Bufa! ¡Bufona! Abres la
boca; parece un buzón. Eres incapaz de saciarte, Gándor.
— ¡Buf!
— Has comido sin medida,
Gándor. No sabes ponerte freno. Estás ahíta, rellena de gases. La flatulencia te
desbordará.
— ¡Buf!
— No puedes levantarte. No
quieres hacerlo, Gándor. Te pesa el culo, como lo hace tu conciencia.
— ¡Buf!
— Quisiste tentar a la
suerte, Gándor. Lo querías todo y quisiste encontrar la respuesta en las seis
caras del azar. No supiste entender que hay juegos a los que nadie puede ganar.
— ¡Buf!
— Creías que tenías todos
los méritos. Que eras mejor que otros, Gándor.
— ¡Buf!
— Sospechabas que te
rondaban por tu belleza o tu astucia. Dejaste que todos jugaran con lascivia,
Gándor. Eras incapaz de mostrar fidelidad, porque sólo mirabas por ti.
— ¡Buf!
— Quisiste la virtud que
veías en otros, Gándor; debías demostrar tu carácter y no tu afán de alcanzar
lo que a otros costó preservar.
— ¡Buf!
— Ahora, cerúlea,
mortecina, flatulenta, preñada y emponzoñada, Gándor, encadenada a la fortuna,
cuesta abajo, deseas alcanzar la sabiduría.
— ¡Buf!
— La filosofía te atrae,
Gándor. Dices que te llama.
— ¡Buf! ¡Buf!
— Es lo único que te
faltaba, Gándor. Te apuntarás al estoicismo.
— ¡Buf!
— Aprenderás una lección: el
vicio va sobre ruedas, Gándor.
— ¡Buf!
— Serás la estoica Gándor.
lunes, 23 de noviembre de 2015
Pío, pío...
...que
yo no he sido.
"Habla más alto" |
Asumiendo
la presunción de inocencia, habeas corpus,
el secreto de sumario, la igualdad ante la ley, in dubio pro reo, ora pro
nobis, in albis, excusatio non petita, animus iocandi, mens sana, in loco parentis,
ipso facto, tengo por cierto, error communis facit ius, que la justicia
y la ley tienen sorpresas indefinidas.
Lex loci celebrationis, por decirlo de manera que todos puedan
entenderlo.
*****
Gerardo Díaz-Ferrán, que está siendo juzgado, ha visto cómo
se aplazaba el juicio hasta enero del año que viene. La presidenta del tribunal
de la sección cuarta, Teresa Palacios
suspendió la vista oral, considerando
que “tiene los audífonos rotos y oye muy
poco”, según informa la Agencia
EFE.
*****
Un
verdadero sinsentido comprobar que todo sucede en la Audiencia Nacional.
Morel de Sal y B. J. Feijoo
Patricia Núñez coordina los talleres literarios de
lectura y de creación literaria en las Bibliotecas de La Granja y Villa
Magdalena.
Su
entusiasmo anima a unos cuantos que, con carácter quincenal, nos juntamos
durante dos horas para intercambiar inquietudes y darnos ánimos en los
proyectos artísticos, literarios o personales en los que nos embarquemos.
Reconocemos que la vinculación es una necesidad arraigada en nuestra especie y,
en eso, nos mostramos humanos, sin ambages.
En
mi caso, la invitación vino por mediación de mi tía Teté, una mujer entusiasta y cariñosa que, me guarda afecto porque
conserva parte del mucho que se profesaba con mi padre. Y, con su
característica generosidad, me ofreció acercarme al taller.
Morel de Sal se llama, como el color.
Trabajando
sobre cuadros que Patricia nos propone, en los que presenta el contexto de obra
y autor, se plantean diferentes ejercicios de creación.
Dado
que uno de los ejes del taller se apoya sobre las características singulares de
los que acudimos —de las que la única común es, quizá, nuestra inquietud— nada
nos apetece más que salir del entorno habitual y acudir a los lugares que
Patricia nos sugiere como estímulo para jugar a ser creativos.
El
miércoles 18 visitamos el Museo
Arqueológico de Asturias, acompañados por Sofía. Estuvimos Moncha, Palmira, Asun, Oliva, Daniel, Yolanda y yo
mismo.
Fue
una experiencia estimulante.
Debíamos
trabajar con una selección de obras, expuestas en el Museo, para, en veinte
minutos, escribir un texto que nos inspirara la pieza elegida, sin
restricciones.
El
resultado fue fantástico: relatos llenos de ficción, de fantasía, de humor, de
historicismo, de recuerdos y de búsqueda de transcendencia.
Para
documentarnos, el Museo nos facilitó una ficha informativa.
Copio la mía:
Copio la mía:
Recreación
de la celda del Padre Feijoo
“Fray
Benito de Feijoo y Montenegro (1676-1764), abad del monasterio de San Vicente
en Oviedo, desarrolló una importante obra literaria que simboliza el
pensamiento ilustrado español, crítico y defensor de la ciencia, pero
respetuoso con la religión y la monarquía absoluta. Esta recreación respeta la
museografía de la década de 1950 y contiene objetos mueble que nada han tenido
que ver con el personaje histórico. Excepto el sillón, conocido como silla
abacial, que pertenecía a los bienes del monasterio, el resto del mobiliario
fue adquirido en anticuarios por Francisco
Jordá Cerdá director del museo en aquellos años cincuenta”.
Con
esos elementos, y la inspiración de la tranquilidad del entorno, escribí un
texto, que titulé B. J. Feijoo y
adjunto (sin apenas correcciones):
“Dos
espacios en uno: el descanso y el trabajo. No hay mucho más en la vida de un
monje; como tampoco hay mucho más en la vida de cualquier otra persona.
Hace
trescientos años Feijoo decidió
recogerse; retirarse de la vida ordinaria y dedicar tiempo y energías a la
meditación y el estudio.
Un
monasterio. El abandono de lo superfluo para alcanzar la sabiduría en su vida
y, más en concreto, en su obra.
Cerró
puertas, cerró ventanas, eliminó todo trazo de lo que pudiera ser accesorio, de
todo lo que pudiera distraerle.
Era
egoísta; quería alcanzar la dicha suprema de un reconocimiento que le llegaría
más allá de su tiempo y de su época.
Una
muestra de Ilustración; la sabiduría no se encuentra en los vaivenes de la
tesitura temporal en que nos toca vivir. La actualidad es efímera (aunque nos
neguemos a admitirlo); la verdad es eterna y trasciende nuestra mera presencia.
Encerrarse
en una celda para buscar la luz. Ilustrarse por medio del estudio. Viajar
estando parado.
Descubrir
que se puede viajar sin moverse del sitio.
Recordar
que lo importante de un viaje es el trayecto.
Encontrar
en el camino que una peregrinación es siempre una búsqueda, que implica una
transformación. El viaje cambia a uno. Uno cambia con el viaje. Es un viaje
interior.
Siempre
se puede viajar, sin moverse del sitio.
Encerrado
en una celda.
Buscando
el conocimiento y la ilustración.
Los
elevados ideales se convierten en motivo de itinerancia.
Sin
abandonar una celda: una mesa, una silla, una cama.
Y
libros; las ventanas que abren el camino hacia el conocimiento.
Y
útiles de escritura; los que permiten plasmar las ideas, para evitar
que se las lleve el viento.
Echo
en falta ambos, libros y papeles, en la recreación del Museo”.
*****
"Concentrado. Parece que estoy trabajando". |
La
Televisión Pública Asturiana (TPA) consideró
que la actividad reunía suficiente interés como para informar
sobre ella.
Una
de esas ocasiones en las que la TV muestra guiarse por asuntos de interés
público.
Gracias.
martes, 17 de noviembre de 2015
Maniquí es
Como
no quiero que me vuelva a pasar lo del año
pasado, haré un trabajo rápido.
El
anuncio de la Lotería de Navidad, 2015, ya está aquí.
El
anuncio toma como protagonista a Justino, vigilante nocturno en una fábrica de
maniquíes.
A
pesar de su horario —en el que no comparte tiempo con sus compañeros en la
fábrica—, o de lo tedioso de su ocupación —hacer la ronda de vigilancia—,
Justino es capaz de encontrar motivos que le impulsen a levantarse todos los
días, a la misma hora —en un remedo del inicio del bucle de “El día de la marmota”
y su “¡buenos días excursionistas!”—;
a Justino le gusta lo que hace, le gusta con quién lo hace.
*****
Había
mimbres suficientes para fabricar un cesto estupendo: una persona aplicada, que
cumple con su obligación y que lo hace de forma animosa; alguien que contagia a
sus compañeros (a los que no ve) su ilusión y su entusiasmo.
Una
persona que va feliz a trabajar.
Nada
más y nada menos.
*****
Hasta
que, yendo en el autobús nocturno, poniendo su hombro para que su habitual compañero
de trayecto se quede dormido, ve el periódico en el que informan de que la
Fábrica en la que trabaja ha ganado el Gordo.
Sin
que nadie le haya informado o se haya puesto en contacto con él.
Han
pasado más de 12 horas desde el momento en que se dieron cuenta (10:12 AM)
hasta la hora en que llega a la fábrica: Justino siempre ficha a las 11:00 PM.
Ese
pequeño detalle hace que Justino, por
primera vez en lo que vemos de anuncio, llega a trabajar sin ganas; con un
mohín de disgusto en su rostro alicaído. La puñetera codicia ha transformado su
apariencia.
Luego
resulta que la historia no era así del todo. Nos habían hecho trampas y nos escamotearon
la posibilidad de descubrir que eran una piña. Todos. No sólo el rondador
nocturno, el que se monta películas con sus muñecos inanimados, a los que dota
de personalidad porque carece de personas reales con las que compartir experiencias
de verdad.
Los
demás, los integrados, los que trabajan en un horario normal y, pese a hacerlo
en una fábrica, parecen un conjunto de oficinistas ramplones; el resto son,
pese a sus desgraciadas vidas, seres humanos capaces de sentir compasión y
comparten una lista en la que se apuntan los que quieran décimos y, para el que
no quiera (Justino), le apuntan uno a cuenta de la casa, que ya veremos si
después toca.
Y
toca.
Y
son generosos.
Y,
ahora con dinero, hacen fiesta y brindan con champagne (“todos somos
franceses”).
Haremos
que te sientas uno más.
No
como antes, cuando tú nos felicitabas, pero nosotros no te dábamos nada a
cambio.
Da
igual.
La
pasta lo iguala todo.
Empezaremos
de cero. Con el bolso lleno de viruta.
*****
La
conclusión es la misma:
El juego es el impuesto
a la ignorancia.
La
sensiblería es el recargo.
*****
Son
unos miserables:
1 — Se cargan el espíritu
del Justino original, aquél que había protagonizado en 1994 la primera película
de La Cuadrilla (Santiago Aguilar y Luis Guridi), en un papel que recibiría un Premio Goya al actor
revelación (Saturnino García, Justino) y otro a la dirección novel. El
primigenio, un puntillero recién jubilado en la plaza de toros, afronta cómo
llenar su tiempo de ocio sin olvidar su afán justiciero, para convertirse en “Justino, un asesino de la tercera edad”.
Es cierto que su ocupación no se corresponde al ánimo navideño (menos aún, visto desde
la perspectiva de un pavo, con esa preocupación por la empatía holística que hemos desarrollado), pero es una canallada hacerle desaparecer, sin
dejar rastro. No vayan a youtube, que no hay imágenes. Sólo la canción de Víctor Abundancia sobre los títulos de crédito.
2 — En la entrega del año pasado creaban un mundo en el que no había niños. Ahora, dan un paso adelante. Se burlan de nosotros,
los paganinis. Nos lo dicen a la
cara: sois unos maniquíes, unas marionetas, unos títeres. Movemos los hilos que
dictan lo que debéis hacer. Callar y
comprar. No sólo es que Justino trabaje en una fábrica de maniquíes. Es que él, como todos los demás, son muñecos. Sin cuentos. Sin rodeos, Sin escrúpulos.
Eso
son Golpes Bajos.
Montarán
una fiesta. De maniquíes.
Puedo verlo.
Como
se nota que ya no está Germán Coppini.
*****
En
mi venganza mostraré algunas de las trampas que han empleado:
Justino
vive en un cuarto pequeño. Desde la entrada puede verse la cama. Sobre ella, un
anaquel con libros. Al lado de la puerta se apilan, amontonados, más libros que
Justino no usa. El que está abierto está en blanco. Justino es un farsante. No
lee. Si lo hiciera, no acumularía los libros de ese modo. Emplearía la
colocación en vertical y trataría de dejar los cantos a la vista (para
identificarlos). Si tienes dudas, podrás comprobarlo en más ocasiones. Aceptamos que en el mundo de la ficción narrativa de un anuncio publicitario, nadie utiliza el móvil. Es la misma regla por la que los protagonistas de una sitcom nunca ven la TV. Pero suponíamos que un vigilante nocturno podría leer. Falso.
Va
a trabajar. Alguien que viene de
trabajar emplea el mismo trayecto. Aprovecha para adormilarse en blando. Hasta
ahí, normal. ¿Pero qué hace Justino llevando su tartera de comida y ningún
libro?
Hecho
confirmado. Se ve que el autobús (que recorta gastos en la señalización de
paradas) le deja a la puerta del curro. Sólo lleva su tartera. Ni un libro.
Ficha
a las 11:00 PM.
Es
el único que está (columna izquierda: IN). Los demás se han ido (columna
derecha: OUT).
Más
trampas. El lugar de trabajo cuenta con unos estantes repletos de carpetas A-Z.
Ni un libro. Mientras, Justino se dispone a hacer la ronda y sintoniza su
radio. Al menos uno de los dos entretenimientos de un vigilante nocturno (libro
o radio) podrá ayudar a Justino a pasar el tiempo. No hay TVs (sólo los monitores de
vigilancia) y un PC del año que Ronaldo
(el gordo) jugaba en el Barça,
imposible para echarse una partidita de FIFA,
actualizar el estado de facebook, o
mirar el número de seguidoras en Ashley
Madison, en el que su nick ha
perdido una vocal con respecto a su nombre verdadero, en el nombre, y ha añadido un lacónico Breve para conformar su ficticio apellido.
Ya
se ve que la mano derecha empuña la linterna (al modo pre-CSI, sin flexión del
codo en 90º para que la luz esté a la altura de los ojos) y la izquierda se
posa relajada en su retaguardia, liberada del transporte del transistor. ¿Quién
dijo radio?
Resulta
mucho más interesante pasear por la nave (sin misterio) y dejar que tus ideas
fluyan. Ves la foto de una moza jovial, con gafas de protección, secundada por
cinco maromos y un sexto, al que por permanecer en la más reta de todas las guardias,
se le intuye dotes de mando. Todos gritan “cheese”,
al grito de “selfie”. El que no sabe
inglés —y lleva la torola despejada—, ha quedado con el gesto contrito
porque, bienintencionado, pero lerdo en idiomas, pensó que estaban mandándole
callar. Su mirada (izquierda, arriba) busca la neurozona donde se neuroubiquen los
neuroreceptores que neuroconsigan neuroevitar que le neurodé una neura.
¡Caramba!
Estamos en la Fábrica de Maniquíes. Un
mundo vivo y nuevo.
En
el que Justino hace amigos (manipulables) que consienten en salir en fotos
colectivas junto a él.
Ha
estrechado vínculos. Ya no sólo puebla las paredes de su espacio con selfies de amigotes. También les
considera su familia y, como anunció Francisco,
la familia que no come unida no puede considerarse una familia, sino una
pensión. Así que, Justino, con la mejor de las intenciones ofrece una de sus albóndigas
teletransportadas desde IKEA, a lo
que su amigo de plasti dice que “nasti”.
“He visto cinturones de Orión en Primark,
por un euro; se irán como lágrimas en la lluvia”. “Eso significa no, ¿verdad?”.
Harto
de sus amigos de látex, que carecen de prótesis u orificios útiles, Justino
busca inspiración como todos los vigilantes de seguridad hicieron antes, y
seguirán haciendo mientras tengan que prestar el juramento “Prosegur”: fisgar en los lugares de trabajo de los compañeros que
están ausentes. Se aprende a ver detalles. Una pelota dibujada el 6 de noviembre,
el anterior al Viernes 13. Una foto de una calle de París.
El
25: “Cumple Carmen”. Me mostraré ingenioso. Haré como Eduardo con sus tijeras. Y entra en un desfase similar a Johnny Depp.
Mientras,
los colegas del horario diurno (que no se sabe qué hacen, pero que no parecen
trabajar en una fábrica), se ponen a apuntar en una lista los que quieren un
décimo de la Lotería de Navidad. La empresa es tan molona que nadie se ocupa de
hacerlo: cada uno, con su propio bolígrafo, escribe su nombre y un número (de
décimos que quiere), pero nadie recoge la pasta, ni lleva una caja de lata en
la que guarda los fondos, ni paga en la administración o devuelve los que han
sobrado, o se encarga de ir a comprarlos a la administración más próxima, o al
bar de Antonio que tocó el año pasado; a ése no vamos, que ya tocó entonces;
¿compramos por internet donde la bruja de Sort?; mi hijo tiene participaciones
del equipo de fútbol, ¿queréis alguna?; en la estación de servicio también tienen, ¿alguien quiere?; y eso sigue sin apariencia de que nunca pueda cesar...
La
lista se cae. Se ve el teléfono del Radio-Taxi (que llamen a Uber), una MasterClass de Zumba, el
cartel de Empanadillas Leo, un folio amarillo en el que se lee: “Hemos hecho una porra. ¿Cuándo llega Dani
Ahuir? (1 €)”. Lo más incomprensible es un post-it azul en el que dos puntos y una curva dotan de una aire
siniestro al emoticono más empleado en los móviles de los pitufos.
Tanta
ida de olla tiene un colofón final en un efecto Rube Goldberg que culmina con el encendido ritual de un árbol de
Navidad compuesto por maniquíes apilados en la fábrica (que tal parece un
almacén y no una factoría).
Justo
en el momento (10:12 AM) en que alguien se percata de que han ganado el Gordo.
La
fábrica ha ganado el Gordo. Porque estos sujetos que diseñan anuncios y que
carecen de contacto con la vida real, que creen que pueden proyectar emociones
en los muñecos de plástico de una factoría al borde de la quiebra, que pueden
sustituir a personas por figurines, que figuran de atrezzo y que, en el mejor de los casos, ni siquiera se quejan por
la calidad de la comida de plástico que sirven envuelta en filminas los de la empresa
de catering que, siendo como es del
hermano del dueño de la productora, se mete unos patinazos que no se puede
contar; estos sujetos desnaturalizados, que emplean tres horas al día en
desplazamientos desde su casa a su domicilio y vuelta, que viven en burbujas y
que no se relacionan con sujetos que hagan cosas con las manos —más allá de hand-shakes o give-me-fives—, que no comprenden que las relaciones son estrechas,
porque se tornan en vínculos que se fortalecen con la reciprocidad; estos seres
que notan su creatividad porque intentan suplantar a las personas que retratan
y, mientras intentan pensar por ellos, se muestran incapaces de pensar con
ellos, justificando otra vez que la suplantación es un impedimento para la
comprensión y que, llegados a este punto, hacen que el premio lo gane la
Fábrica —objeto inerme, inanimado, carente de un antropomorfismo que pueda
llegar a confundir al público, o a los creativos, indistinguibles ya en la mente enfermiza de un moderno creador de monstruos— y no las personas que trabajan en la fábrica. El remate
inverosímil es que la noticia la facilita un periódico vespertino, aquellos que, según cuentan las leyendas, se vendían
por las tardes y reunían las Informaciones
que se habían producido en el día en curso; hace eones de la última vez que una
persona dio crédito a esta leyenda, que Iker
Jiménez piensa estudiar en breve.
Champagne. Preludio de fiesta. Brindaremos
cantando con la marsellesa, que tanto nos costó aprender.
Jarana
total. Jolgorio absoluto. “Sí, bueno;
pero no se me apiñen tanto. Yo soy más de plástico”.
*****
No existe nada más feo
Que usar para este bis
Con ánimo maniqueo
Al tío del Manneken Pis
jueves, 12 de noviembre de 2015
Educación o Formación. Las zarandajas de un nombre
Nos
enzarzamos en discusiones.
— ¿Qué es educación?
— ¿Cómo debe ser?
— ¿Qué es formación?
— ¿Acaso no es lo mismo?
No
nos preocupa que el nombre cambie su esencia.
Lo
relevante es qué se entiende con una
determinada denominación.
Por
eso nos detenemos en la definir las
cosas importantes.
No
son discusiones bizantinas; lo son, en todo caso, nominativas.
Indican
un camino a recorrer.
Éxodo: “Hacia la tierra prometida”
——— Educación ———
Los
padres asumimos por voluntad propia
la responsabilidad de educar a nuestros hijos, desde el momento de su
concepción.
Tres
ámbitos decisivos son competencia preferente,
si no exclusiva, de los padres:
— Las costumbres. Los modales. Usos culturales y tradiciones.
— Relaciones con otros. Integración en el entorno familiar y
social.
— La práctica continuada. Interiorización
de hábitos. El ejemplo.
La
lista no atiende a su importancia, sino a su orden de aparición.
En
la labor educativa, los padres necesitan ayuda, por lo que delegan ciertas
funciones en co-educadores especializados que contribuyen en sus áreas específicas de conocimiento. Son sus
maestros, profesores, monitores, entrenadores, tutores, ...
Conviene
recordar que, pese a que determinadas tareas puedan delegarse, la
responsabilidad se comparte.
Existe
una educación sistémica, establecida en determinados círculos (familia,
escuela, actividades extracurriculares), y otra educación, no sistemática, que
se produce porque los hijos viven en un mundo real, en el que sus amigos o su
entorno ejercen una influencia
creciente conforme pasa el tiempo.
A
medida que crecen, los hijos deben aceptar
el papel que sus padres ejercen, como primeros educadores y como responsables
principales en los ámbitos descritos.
*****
Ayudar
a crecer.
Favorecer
la autonomía e impulsar la búsqueda de la independencia.
Preparar
para lo imprevisible.
Pasar
de lo general a lo específico.
Orientar
hacia una adaptación del aprendizaje.
*****
La
educación es un proceso ineludible, en el que interviene toda la sociedad, y de
la que toda la sociedad es beneficiaria.
A
pesar de ello, no tiene un carácter
finalista.
"Comer" - Montecruz |
Planteamientos
reduccionistas cercan el ámbito de la educación y lo localizan en la escuela.
La falta de idoneidad de este acercamiento se comprende cuando el más corriente
de los ciudadanos, John Doe, es
capaz de considerar cuándo un muchacho es un maleducado, careciendo de conocimientos para saber qué es la
aritmética, la gramática o la trigonometría.
——— Formación ———
Es
específica.
Atiende
a un objetivo concreto: la adecuación
al puesto de trabajo.
Se
despliega en planos que se superponen: conocimientos
y habilidades (instrumentales y
relacionales). Más detalles
en el enlace.
Es
el único campo en el que se pueda hablar, con propiedad, de empleabilidad.
Por
añadidura, es imprescindible que la Formación resulte útil.
Un
requisito inevitable pasa por su profesionalización:
— Los profesores tienen que ser profesionales.
— La Formación debe conducir a
cualificaciones de profesionalidad.
"Curso" - Montecruz |
La
vida es un viaje sin trayecto definido.
Todo
recorrido supone la transformación
de quien viaja.
“Polvo eres y en polvo te
convertirás”
*****
El
Pentateuco
Educativo es un proyecto abierto.
Big-bang. Contó con un teaser,
a modo de presentación del plan de actuación.
(No se considera parte del
proyecto, stricto sensu)
Génesis. En el episodio piloto
se conoció al protagonista.
Éxodo. Actúa de prólogo. Determina algunos
límites y señala un destino.
Levítico. Manual para elegidos. Elitismo.
Cohesión interna.
Números. Babilonia en lugar de Salomón. La
minuciosidad.
Deuteronomio. Conclusiones que anuncian una
despedida.
*****
Para
quien crea que el plan lo anuncia todo, recuerdo que el ingrediente secreto de
esta receta no ha aparecido mencionado todavía.
Pero,
al final del camino, como el padre de Po
hizo con Po, descubriré ante todos
cuál es el ingrediente secreto.
Que,
por otra parte, llevaba años oculto.
*****
Como
despedida, ha venido a acompañarme uno de los músicos más cool de la escena musical británica. Él es Paul Weller, antiguo devorador de mermelada y fundador junto al
teclista Mick Talbot, del Consejo
más lleno de estilo que dieron nunca los ‘80s.
Interpretarán,
con las intervenciones estelares de DC
Lee cuando se sienta cómoda, cinco temas que explicarán la verdadera historia
del Éxodo, y que permitirán a la audiencia renovar su gusto y sus deseos de
asistir a la siguiente temporada de este Pentateuco Educativo, removedor de conciencias.
——— (Continuará...) ———
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Paul Weller,
Pentateuco,
RR HH,
Style Council,
Útil
martes, 10 de noviembre de 2015
Desconexión
Nada
mejor que acudir a la poesía (si uno busca explicaciones).
Para
confirmaciones, acuda a su proveedor de noticias habitual.
La
banda argentina Bersuit Vergarabat
publica en 2000 su quinto disco: “Hijos
del culo”.
Incluye “Desconexión sideral”, según un cuento de Ray Bradbury.
Incluye “Desconexión sideral”, según un cuento de Ray Bradbury.
La
culpa y el miedo también dificultan reconocer quién es la bruja y quién el
astronauta.
¿O
no?
martes, 3 de noviembre de 2015
La decisión sexual de la votante solitaria
Si
fuera una mujer llamada España sentada en un bar y dispuesta a ser cortejada,
podría tener varios pretendientes:
Uno
seria mi ex. Nunca me gustó del todo pero creí que era el compañero mediocre y
capaz con el que salir adelante. Trajo comida a casa, no lo voy a negar, pero
no me llevó a bailar y me pisó cuando lo intentó en el salón. Ahora le veo como
conocido y agotado, con amor y con distancia. He hecho tantos chistes sobre su
pene que no soy capaz de diferenciar la verdad de la realidad que tuvimos en
las pocas noches de idilio que nos permitió la vida y que nos llevó a tener un
piso hipotecado que no es un castillo ni un loft. Se parece más a la antigua
casa de la abuela y es mucho, muchísimo más cara. Cada mes que llega la
hipoteca pienso que el calzonazos ese podía haber negociado mejor, cada vez que
aparece a la hora de la cena me da un asco que flipas y me pregunto cómo pasó
de ser un faro a ser el abuelo de Heidi y ahora un mendigo de amor pidiendo,
cual recién abandonado, una nueva oportunidad de ser felices.
*****
Otro
es un tipo joven y elegante con una sonrisa embriagadora. Tiene una
conversación fluida y estoy segura que se depila los huevos. Le pregunto si
acaso es bueno en la cama y me dice que será lo mejor que pueda, que lo hará
como le sea posible pero que más adelante, cuando pasen los años y miremos a
nuestros hijos a los ojos, estaré orgullosa. “Al fin y al cabo” —me dice— “una
relación tiene que tener un objetivo y habrá que trabajar por ello”.
Y sí, eso está bien. Aburridamente bien. Conceptualmente correcto y
hasta factible. Está bien controlar el misionero y no hacer ruido para que no
se despierten los niños. Pero, joder, de vez en cuando también quiero que me
follen y que me empotren entre el ruido ensordecedor de nuestros gemidos sin
que sea una promesa que no llega nunca después de prepararme y esforzarme y
sacrificarme por un bien superior que me ponen en la estantería de “lejano”.
*****
En
otro lugar está el amor platónico de la universidad. Se ha convertido en un
anuncio de supermercado como si quisiera ser el galán de las películas
somnolientas de los sábados por la tarde. Tintinea con destellos cuando sonríe.
Fue el capitán del equipo de fútbol y estoy segura que le siguen quedando bien
las medias de deporte. Me dice lo que quiero oír: me dice que estoy guapa, me
dice que estoy delgada. Me dice que “no
tengo que poner en duda que tendré con él el mejor sexo de mi vida porque ha
aprendido de los errores de universidad y ahora es el momento de disfrutar todo
lo aprendido”. Me dice que tengo derecho a disfrutar del sexo con él, que
es la mejor opción en la cama, que me la puede meter de tres y que la va a
meter de tres. Sin embargo tengo la percepción de que quiere disfrutar él
solo y eso nunca es divertido. Nunca es apasionante encontrarse con un tipo
guapo y ufano en el otro lado de la cama esperando a que le digas lo viril que
es, como si necesitase una aprobación continua, como si le tuvieras que dar un
azucarillo después de correrse.
*****
Se
me ha acercado un tipo algo desaliñado. Me ha prometido sexo infinito,
veganismo y reiki. Me ha asegurado la temperatura correcta en el jacuzzi de
nuestra pasión, rodeados de productos ecológicos que fotografiaremos para
subirlos a su cuenta de twitter. Me ha intentado convencer de que no debo
preocuparme por nada y que él mismo, magnífico en su propia magnificencia, hará
de su lengua la varita mágica en la que nos subiremos para no bajar jamás. Es
más, me afirma que tiene amor para mí, para la vecina, para una que pasa por
ahí, tres turistas, dos refugiadas y cualquiera que lo necesite porque cogerá
el amor de los que tienen mucho para repartirlo gratis. Todo será luz tras este
bar de oscuridad, tras estos años en los que no tuvimos la suerte de conocer su
senda ni su prolífico amor y, sin embargo, creo que quiere follarme en el
callejón de atrás para contar a sus amigos lo bien que lo hizo. Comer una,
contar veinte. Ser un trilero del parchís que se olvida que el efecto Coolidge no es
infinito y el amor, tampoco. La promesas de amor eterno siempre son mentira
hasta en el convencimiento inexperto de los adolescentes que no han salido de
casa ni para comprar el pan y no ha sabido gestionar una sola erección en
compañía.
“Amnesia”
*****
Así
que, aunque me carcomo por dentro después de apurar el gin tonic que es la
bebida de las separadas porque es amarga, debo de elegir entre esos cuatro y
mis genitales se empequeñecen cuando todos, absolutamente todos, en vez de
decirme lo que me harán bien, se empeñan en decirme lo mal que lo harán los
demás.
Como
un reality contemporáneo y miserable no puedo quedarme con lo bueno de cada
uno. Me encantaría poderles mezclar en una coctelera, bebérmelos y orinarlos.
*****
SOLUCIÓN (Como en los pasatiempos): Rajoy,
Rivera, Sánchez e Iglesias.
SOLUCIONES ALTERNATIVAS: Garzón, Urkullu, Mas,
el tuerto, el barbudo, tu primo.
SOLUCIÓN INVÁLIDA: irse a casa virgen.
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