Colaboraciones
en el programa de radio Asturias X2,
en la RPA, invitado por José OSO. Los dos últimos fines de
semana del mes de julio. Presentando mujeres que han publicado disco en 2016.
Qué ocurriría si, en lugar de calzarse unas zapatillas rojas que la
convierten en una ballerina infinita,
como en el cuento de Hans Christian
Andersen, la música que la alimenta cuando está calzada fuera una infernal
mezcla de garage, rockabilly y rock & roll revival, atronando el piano como si Jerry Lee Lewis, “the killer”, se hubiera apoderado de Henri Herbert; la sección rítmica, Gavin Jay y Nick Jones,
machacara sin control; la guitarra de Rupert
Orton, el hermano de Beth,
cobrara vida y Jim Jones, el sosias
perdido de Nick Cave, se dejara todo
su ímpetu en la que pudiera parecer su última entrega.
La revista que formaron
esos cinco tipos infames tuvo base en Londres, pese a que no podían sonar más americanos.
Las imágenes están sacadas de una película que pretendía reflejar
la movida, en la que se mezclaban
actuaciones de grupos de la época, con la delirante ficción de un conjunto de
pijos de chichinabo, en sus
atropelladas peripecias (una versión motorizada de “Verano azul”).
Su título lo dice todo, “¡¡¡A
tope!!!” (1984).
Perpetrada por Tito
Fernández, un sujeto que ya había entregado “Margarita se llama mi amor”, “Sor
Ye-yé”, “No desearás al vecino del
quinto” o “Cateto a babor”. Las
tres películas anteriores a este engendro daban muestras de su deriva: “La insólita y gloriosa hazaña del cipote de
Archidona”, “Gay club” y “Las aventuras de Enrique y Ana”.
La llegada de la TV privada le supuso un respiro y se
¿reivindicaría? con un humor rancio y cateto en “Los ladrones van a la oficina”. Se convertiría en mainstream
gracias a “Cuéntame cómo pasó”.
*****
Los años pasan y dan (o quitan) razones: Tito fue homenajeado en
vida, porque alcanzó éxito; muchos se mostraron serviles y reconocieron al gran
cineasta que siempre había sido.
Su historia ya se ha escrito; yo no emborronaré ni un renglón.
Roxy Music fue un grupo que evolucionó
desde el modernismo de sus trabajos iniciales hacia un estilo más maduro y
también más melódico. Entre sus pilares (Phil
Manzanera o Brian Eno)
sobresalía el encanto de su vocalista, Bryan
Ferry, a quien todos consideraban un dandy,
que supo mantener una carrera paralela en solitario y que, en 1985, maravilló a
todos con la elegancia de su propuesta, “Boys
and Girls”. De ese disco se entregó como single “Slave To Love”, con un sonido vibrante, que facilitaba el
desarrollo y florecimiento interior de una idea tórrida.
La
inclusión del tema en la BSO de “9 ½ Weeks” confirmó
el deseo de llegar a ser un esclavo del
amor. Los protagonistas, Kim
Basinger y Mickey Rourke, hacen
que la temperatura suba.
Ciertos
recursos: vendajes, desnudos, uso de alimentos (y otros instrumentos) formarían
parte indispensable del cortejo a partir de ese preciso instante.
Un trío esencial, originarios de Milwaukee, Wisconsin, compuesto
por Gordon Cano (compositor, cantante
y guitarra), Brian Ritchie (bajo) y Victor DeLorenzo (batería), tras el memorable
éxito de su primer disco homónimo, se atreven en la continuación a tocar la
religión, habida cuenta que el letrista, Cano,
es un devoto cristiano.
Presenta de una forma particular a un personaje bíblico.
¿Quién te crees que soy?
He construido el arca, con Jafet,
Sem y Cam.
¿Y qué crees que va a pasar ahora?
¿Cuándo he vivido en la fe y mi trabajo está terminado?
Va a llover (Va a llover).
"Si tu única
herramienta es un martillo,
tiendes a tratar cada
problema como si fuera un clavo".
La canción se incluye en la película “Into the Wild”, dirigida en 2007 por Sean Penn, protagonizada por Emile
Hirsch, para la que Eddie Vedder
compuso su banda sonora.
La
película está basada en el libro homónimo de Jon Krakauer, que narra la vida de Chris McCandless, un joven que decide alejarse de la sociedad e
iniciar una búsqueda de sus límites personales, tratando de encontrarlos en la
naturaleza salvaje. Su aventura le lleva a Alaska.
Denuncia
cómo nos aferramos: a nuestras posesiones, a nuestros miedos, a nuestro pasado,
a nuestras relaciones personales, a nuestras ideas.
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En
su viaje, alimentado por los libros que lee (Tolstoi, Jack London, Henry D. Thoreau, Boris Pasternak), por las experiencias que vive y por las personas
que conoce, alcanza el convencimiento de que la felicidad está más cerca de lo
que parece:
“He
vivido muchas cosas y creo que ahora sé lo que se necesita para ser feliz.
Una
vida tranquila y alejada en el campo, con la posibilidad de ser útil
para otras
personas con las que resulte fácil hacer el bien
y que no estén acostumbradas a
que las ayuden.
Quizás algún trabajo que tenga algún provecho.
Y luego,
descansar, la naturaleza, libros, música, el amor al prójimo...
Ésa
es mi idea de felicidad.
Y
para culminar todo lo anterior, que usted fuera mía.
Y que tuviéramos hijos,
tal vez.
¿Qué
más puede desear el corazón de un hombre?”.
Leon Tolstoi
(En “Felicidad conyugal”)
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Que,
para alcanzarla, debemos renunciar: a nuestras posesiones, a nuestros miedos, a
nuestro pasado, a nuestras relaciones personales, a nuestras ideas.
Quizá
no a todo; seguro que a una buena parte.
Porque
aferrarse a lo que sea, en especial a una idea, es incompatible con el cambio.
Y
vivir es un viaje. Y viajar es cambiar.
Y,
como descubre finalmente Alex Supertramp,
“la felicidad sólo es real cuando se
comparte”.
El control, la conveniencia, la esencia de cada uno, la libertad
individual.
La idoneidad.
¿Qué se espera que deba resultar deseable de mí mismo?
¿No seré yo quien deba fijar límites, aclarar criterios, identidad
y propósitos, a los que pueda ajustarme y seguir sintiéndome a gusto?
*****
A Gregory Porter le
preguntan siempre por su gorra personalizada, que le tapa carrillos y papada.
Transmite una sensación de confort agradable. Lo que resulta confortable para Gregory es que disimula unas cicatrices
debidas a intervenciones quirúrgicas de las que consigue evitar preguntas, al apartarlas
de la vista.
Hoy le conocen por ello.
Todo rasgo característico apareció en alguna ocasión por primera vez.
El
vídeo está dirigido por Pierre Bennu.
Intervienen:
Cupido (Mahsati Moorhead), El
Caballero enamorado (Samuel R. Gates)
y La Dama danzarina (Holly Bass).
Carole King había sido una compositora
de relumbrón en los ‘60s, haciendo equipo con su entonces marido, Gerry Goffin.
Su divorcio en 1968 les condujo a un lógico distanciamiento y animó
a Carole a cantar sus propias
canciones. Su segundo disco como compositora e intérprete fue un éxito
mayúsculo. Su primer single (“It’s Too Late” / “I Feel the Earth Move”) justifica que: uno, no era demasiado tarde
y, dos, que sentía como la Tierra se movía bajo sus pies.
Con
toda razón: su llegada había supuesto una verdadera revolución.
En
los inicios de su carrera conoció a Martine
McCutcheon, una mujer muy famosa en UK merced a su participación en el
culebrón de la BBC “EastEnders”, en
el papel de Tiffany Raymond, de 1995
a 1998.
Tras
abandonar la serie publica su primer disco, “You
Me & Us”, en el que se incluyó el single“Perfect Moment”. Su enorme popularidad
le llevaría al #1 y recibiría el certificado de disco de platino.
Su
carrera iría en declive y su participación en “Love Actually” (2003) resultó gafe, como para muchos otros
miembros del elenco, empezando por el director, Richard Curtis, alguien que se había mostrado como un eminente guionista
(“Mr. Bean” en TV; “Four Weddings and a Funeral”, “Notting Hill”, “Bridget Jones’s Diary”).
Así
que, cuando en 2012 se casan en el lago Como, pueden dedicarse el uno al otro:
ella como terapeuta y él, sin ser un pintamonas, pudiendo disfrutar de un
momento perfecto.
Luis Prado, pianista, cantante y
compositor valenciano de dilatada trayectoria, funda en 2002 Señor Mostaza, donde le acompañan Paco Tamarit (guitarra), Alejandro ‘Boli’ Climent (bajo) y Eduardo
Olmedo (batería), antiguos cofrades en The
Flauters.
Una exquisita selección melódica y unas letras cuidadas configuran
al cuarteto como uno de los más interesantes del panorama nacional.
Dentro de su disco de 2013, “Delitos
y faltas” (que parecen más propios que ajenos), expresan su deseo de dejar
de ser quienes son.
Por
cierto, el nombre del grupo se debe a una de las canciones incluidas en el medley que ocupa buena parte de la cara
B del disco de The Beatles que
anticipaba su final; un tema que, según John
Lennon, su compositor, es “parte de
esa mierda que escribí en la India”.
Greg Gonzalez formó el grupo en El Paso,
Texas y grabaron un EP.
Se mudó a Brooklyn, NY. Enroló a Phillip Tubbs, Randy Miller y
Jake Tomsky y publicó un segundo trabajo en el que se incluye la versión, más
tranquila y sosegada, del tema de REO
Speedwagon.
Kevin Cronin, cantante del grupo que
había escogido como nombre el de un camión, se reclina abrumado en el diván de
su terapeuta, para explicar que, pese a que ha visto a la chica que quiere en
brazos de otros hombres, él va a seguir amándola. Uno de los que tiene línea
directa con la manceba es Gary Richrath,
guitarra y responsable del solo.
En 1980 parecía un leitmotiv
cargado de credibilidad. La canción fue un exitazo, el mayor del grupo en toda su
historia.
Hoy, más de treinta y cinco años después, con el grupo actuando,
es la canción que le siguen pidiendo a Cronin
y sus compinches, lo que le hace cliente cautivo de su (desmelenada) analista.