En
ocasiones, tu fortaleza se muestra en tus momentos de mayor debilidad.
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1996 — Tigermilk |
A
Stuart Murdoch le empezó a fascinar
la música, siendo adolescente, escuchando a The Felt o The Smiths. Estudiando
en la Universidad de Glasgow,
contrajo una rara enfermedad —encefalomielitis
miálgica, o síndrome de fatiga crónica— que le condenó a permanecer,
durante siete años encerrado en casa. Esto era a finales de los ‘80s, antes de
la revolución informática y los teléfonos móviles. Esa época prehistórica que
suponía, para un niño enfermo, soledad, lectura, algo de música y mucho, mucho
aburrimiento.
Así
que, siete años de reclusión le ofrecieron la oportunidad de componer, como
forma de entretenimiento. Murdoch había recibido clases de piano, siendo niño.
Entonces no sabía la ayuda que, el empeño de sus padres en que estudiara piano,
le iba a suponer durante su confinamiento forzoso.
A
principios de 1995 su enfermedad había remitido y empezó a buscar músicos con
los que formar la banda que llegaría a ser Belle
& Sebastian.
En
el Stow College, en un curso de
gestión musical, los alumnos debían dirigir un sello real, llamado Musical Honey, como proyecto incluido
en el programa formativo. La música de B&S era completamente distinta del
resto de grupos que barajaban (y, ya puestos, de todo el panorama musical en el
que estaban inmersos, el britpop de
mediados de los ‘90s). Piano, flauta, violines o trompetas no eran los
instrumentos más habituales. Como tampoco abundaban las canciones melódicas o
las letras con un regusto amargo. Pero los estudiantes de aquel curso no
tuvieron dudas y quisieron publicar la música de B&S. Había material
suficiente para ir más allá del EP previsto inicialmente. Se incluyeron 10
canciones. La edición inicial fue de 1000 unidades. El éxito fue totalmente
inesperado.
Su
virtud se encontraba en su fragilidad: compuesta por alguien que lo había
pasado mal, suponía el referente para todos aquellos que no encajaban en
ninguna otra parte. La energía del rock
debía, mínimamente, ceder ante la poética del pop de cámara (como se le describió).
Dentro
del debut de B&S se encontraban muchos elementos para encarnar a Murdoch
como el guía de una porción de desheredados. Su sensibilidad (en la forma de
concebir la música) y su atención al formato (las canciones que se publicaban
como singles no irían incluidas en
los LPs; elección cuidadosa de las portadas; abundante material —letras de las
canciones, textos o fotografías— acompañaban a los discos) hicieron que, como
antes The Beatles o, más tarde, The
Smiths, despertaran auténtica pasión en sus seguidores.
Y
los diez primeros pasos en la construcción de su obra, se encuentran en “Tigermilk”.
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Después
llegarían más discos, aunque ya no serían el primero.
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1996 — If you’re feeling sinister |
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1998 — The boy with the arab
strap |
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2000 — Fold your hands child,
you walk like a peasant |
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2002 — Storytelling |
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2003 — Dear catastrophe
waitress |
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2005 — Push barman to open old
wounds |
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2006 — The life pursuit |
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2010 — Write about love |
Sitios
que he consultado:
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En
el juego “Por Amor a la Música” le tocaba a No
Fun Magazine sugerir tema. Su propuesta era “portadas con un comic”.
—
Pues no lo entiendo.
—
¿Qué no entiendes?
—
¿Dónde está el comic?
— ¡Ah, claro! Se me olvidó mencionarlo. El nombre del
grupo está tomado de un libro infantil de una escritora francesa Cécile Aubry, cuyos protagonistas, el niño de seis años, Sébastien,
y el perro de montaña de los Pirineos, Belle, inspirarían también un serie de
episodios para la TV
francesa y de dibujos
animados japoneses.
—
Pero hablas del
nombre del grupo y no de la portada.
— Ya. Si te fijas, en la portada aparece una mujer amamantando
a un tigre de plástico.
—
Sí. Me había
fijado.
—¡Ah!