Doscientas
dieciséis personas, participantes en un Congreso Internacional sobre Seguridad
Alimentaria, celebrado en Baltimore, USA, han resultado intoxicados, según
noticia publicada en Libertad
Digital y que ha trascendido.
Los
detalles provienen de una nota aparecida en Food
Safety News. Con la facilidad que determinadas noticias tienen para autoreplicarse
(propagarse), algunos detalles se repiten de forma clónica en otras notas que
carecen de firmante (Qué!,
Noticias
de Navarra), incluyendo la bacteria (Clostridium
perfringens), los síntomas (diarrea, náuseas, dolor de cabeza, vómitos y fiebre),
los países de los que los asistentes eran originarios (se menciona a 42; en la
nota original se habla de que los asistentes proceden de 42 Estados USA, más otros participantes de Canadá, Isla Mauricio y Costa Rica).
En
la versión española se concluye que el contagio se originó por el empanado del
pollo que la empresa de catering sirvió a los comensales en el almuerzo,
desconociendo que se trataba de un pollo Marsala, cuya receta utiliza la harina
(y no el pan) como forma de rebozo, además de incluir champiñones entre los ingredientes y el vino del que toma el nombre.
En
todo caso, la nota original, de 25 de septiembre, firmada por Dan Flynn, afirma que el suceso ocurrido
el pasado 9 de abril, fue el primero en los 16 años de la Cumbre de Seguridad
Alimentaria. Así que, pese a que la comisión encargada de realizar la
Investigación todavía no han preparado el informe final (tras seis meses de
seguimiento), están trabajando con el Centro de Convenciones y la empresa de
catering (codo con codo, quiero suponer) para que “un brote de esta naturaleza no vuelva a ocurrir”.
Están
elaborando un nuevo protocolo.
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La
propagación del ébola se ha convertido en fuente de nuevas preocupaciones.
Una
teoría afirma que el asunto de las tarjetas opacas
se ha destapado con el único propósito de distraer la atención del vulgo sobre temas que afecten a su salud.
Buscando que salpique lo menos posible (o, por lo menos, que no manche).
Buscando que salpique lo menos posible (o, por lo menos, que no manche).
Un
intento de contingentar los daños.
Un
tratamiento protocolario.
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Una forma de intoxicación (informativa).
"Breaking Spain" Foto: AFP Dominique Faget |
Somos
demasiado crueles. Ana Mato nunca
hubiera autorizado esto:
"Bolsas autoaplicables" |
—
Yo soy más de Metadona.
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Aunque
la sabiduría no llegué a transmitirse, la estupidez siempre podrá
estandarizarse.
Lo
hará mediante protocolos de actuación.
(El aislamiento es otra opción)
Mientras
tanto, me voy a Cabo Verde, una isla, a escuchar a Cesária
Évora, la mujer que, con conocimiento de causa, asumió el protocolo de
actuar descalza, como forma de solidaridad y reconocimiento por las mujeres y
los niños que, sin refugio ni alimentos, debían sobrevivir en su país (y en el mundo).
De
su disco de 2003 “Voz
d’amor”.
“Isolada” (Aislada).
Lo malo es que el protocolo se enfrenta con una barrera insalvable para su éxito : Que somos humanos y por tanto destinados a errar una y otra vez
ResponderEliminarY da la sensación de que la gente que establece protocolos lo hace en temas de los que no tiene la menor idea.
EliminarQué grande eres. Lo cierto es que hay que aislarse de todo porque todo se sobredimensiona desde los medios aunque aquí urgen dimisiones una vez más por responsabilidades, que no son precisamente de la enfermera o del perro. Curiosamente nunca sucede lo mismo respecto a la dimensión con los africanos que mueren constantemente por la enfermedad, vivimos en una burbuja demasiado ajena a los problemas de otras personas del mundo. Abrazo.
ResponderEliminarHombre, yo no sé si para resolverlo todo hay que acudir a las dimisiones.
EliminarMenos en el caso del ébola.
Tú di "misiones" y ellos entenderán "foco del problema".
Tú di "misiones" y ellos entenderán "foco del problema". Jajajaja. El caso es que así es. Eres tremendo.
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