Semana
Santa.
Podía
haber sido en otro momento, pero fue ayer.
El
día que elegí para un (re)visionado de “La
aventura del Poseidón”, la epopeya dirigida por Ronald Neame en 1972.
El
cartel promocional resume toda la trama:
El
infierno se ha dado la vuelta.
En
Nochevieja, el transatlántico es golpeado por una ola enorme y zozobra.
La
aventura del Poseidón.
¿Quién
sobrevivirá? – ¡Una de las más grandes aventuras de evasión de todos los
tiempos!
Y
también se muestra el elenco.
13
personajes (considerando como protagonista al paquebote).
Así
de rutilantes posaban diez de ellos —faltan el niño y el capitán, luego se explicará—,
en la cubierta, al estilo de un episodio de “Vacaciones
en el mar”.
*****
Lo
cierto es que todo pintaba mal desde un principio.
El
barco está en su última travesía, de New York a Atenas. Coincidiendo con la
celebración de la cena de Nochevieja, que tendrá una definitiva cuenta atrás,
el capitán debe ausentarse de la mesa presidencial. Le avisan de un movimiento
sísmico, con epicentro al norte de Creta. El barco se encuentra en el recorrido
de la onda expansiva del maremoto desencadenado.
Teniendo
en cuenta quién da la señal de alarma, coincidente con el natural frenesí del
momento, nadie da crédito al aviso.
Como
consecuencia del vuelco, los pasajeros pierden el norte. El reverendo Frank Scott (Gene Hackman) ya había mostrado su carácter irreverente e indomable
y, en la que sería su última plática del año, animaba a sus fieles a no
mantenerse impasibles esperando la intervención divina, sino que les exhortaba
a la acción. Si se tratara de la próxima Nochevieja (2015), no sería extraño
ver a mozalbetes practicando el balconing
en la última cena (del año). Remojando el gaznate en un barco, suena a plan extreme del guiri básico de Magaluf.
En
fin: las diferencias doctrinales entre el reverendo y el capellán John (Arthur O’Connell) se acentúan entonces. Mientras el primero se
niega a permanecer a la deriva y apunta por buscar la salida por sus propios
medios, el segundo, herido y avejentado, decide sacrificarse y esperar ayuda,
auxiliando a heridos y a los que optan por la pasividad.
Un
camarero, Acres (Roddy McDowall), queda encallado en una balconada que muestra una
posible salida. Una expedición se organiza: cuenta con un policía arisco, el Teniente Mike Rogo (Ernest Borgnine) y su esposa, la prostituta retirada Linda (Stella Stevens), el tendero soltero James Martin (Red Buttons),
la cantante de la banda de jazz Nonnie
Parry (Carol Lynley), la oronda
flotadora Belle Rosen (Shelley Winters) y su sumiso marido Manny (Jack Albertson). El grupo se cierra con dos hermanos, la
adolescente Susan Shelby (Pamela Sue Martin), subyugada
platónicamente por el varonil empuje del clérigo de cuello alto (y pasiones
bajas) y su hermano Robin (Eric Shea) un crío inquieto, detalle
que se confirma por su conocimiento enciclopédico y metomentódico del buque y
por la incapacidad manifiesta del equipo de rodaje para pillarle en la sesión
fotográfica.
También
se les escapa el Capitán Harrison (Leslie Nielsen), pero quizá pueda
deberse a una broma característica del actor.
*****
Todos
hicieron carrera en el cine; muchos, en forma de premios Oscar:
Gene Hackman – Ganador, mejor actor: “The french connection” (1971), mejor
actor de reparto: “Unforgiven” (1992)
/ Nominado, mejor actor de reparto: “Bonnie & Clyde” (1967) y “I never sang for my father” (1970),
mejor actor: “Mississippi burning”.
Ernest
Borgnine – Ganador, mejor actor: “Marty” (1955)
Red
Buttons – Ganador, mejor actor de
reparto: “Sayonara” (1957)
Shelley Winters
– Ganadora, mejor actriz de reparto:
“The diary of Anne Frank” (1959) y “A patch of blue” (1965) / Nominada, mejor actriz: “A place in the sun” (1951), mejor
actriz de reparto: “The Poseidon
adventure” (1972)
Jack Albertson –
Ganador, mejor actor de reparto: “The subject was roses” (1968)
Arthur O’Connell
– Nominado, mejor actor de reparto: “Picnic” (1955) y “Anatomy of a murder” (1959)
Roddy
McDowall – Su participación en la saga “Planet
of the apes” (1968) le encasilló, en sus diferentes apariciones simiescas
como Cornelio, César o Galeno. Gene Hackman mostró un lado
malicioso cuando, habiéndose quedado el camarero, encaramado y cojo, necesitaba
que el niño trepara por el árbol de Navidad, lo que consiguió conminándole con
el siguiente argumento: “necesito un
mono” (mientras miraba en dirección a McDowall).
Stella
Stevens – No era novata en un bote. Ya había acompañado a Elvis Presley en “Girls! Girls! Girls!” (1962), donde The King pedía al cartero
que le devolviera al remitente: “Return to sender”. También era responsable de que Jerry Lewis alternara entre un timorato
Profesor Julius Kelp y un arrogante Buddy Love, moderno remedo del par “Dr. Jekyll y Mr. Hide”, de Robert Louis Stevenson, y sufriera con
las terribles secuelas de
mantener una doble vida.
Carol
Lynley – Nacida Carole Ann Jones empezó a trabajar como modelo, luciendo
palmito y atributos, adoptando una nueva identidad: Carolyn Lee. En sus
comienzos como actriz se descubrió que había otra chica que había registrado
ese nombre por lo que, sin mostrar un exceso de ingenio, se puso Carol Lynley,
como quiso que la conocieran desde entonces. En la película canta junto a su
hermano, que muere en el accidente inicial, y se aferra a James Martin. La canción que interpretaba, “The morning
after” logró el premio de la Academia: una composición de Al Kasha y Joel Hirschhorn que serviría
como tema de amor de la
película, en la interpretación de Maureen
McGovern. En la parte que ella cantaba junto a su hermano, ni siquiera
ponía su voz; era una cantante en plantilla del estudio, Renee Armand, la que completaba el playback.
Pamela
Sue Martin – Se pasó toda la película con una vana ambición: aspiraba que,
llegado el momento, el actor que se escondía debajo del papel de cura con
cuello alto, venciera sus tapujos y, henchido por haber roto todas las
barreras, se dejara llevar por la lujuria e hiciera honor a su apellido. Que la
pirateara, la cortara, la acuchillara, la tajara, la mellara y, si estaba
dispuesto, la montara. Que, confundiendo la intensidad de emociones distintas,
la tensión que se palpa, la pasión que se siente, quizá debería vaciar su alma
de dudas, llenarle el cuerpo de gozo y, así, firme y decidido, empleando una
voz honda y jadeante, decir sus dos nombres en orden invertido (como estaba el
barco, ¡y el mundo!) e implorarle, al límite de sus fuerzas, el orden inverso
de sus nombres, suplicante, por favor,
“Sue Pamela, Sue Pamela, Sue Pamela”
(lo que ella hubiera hecho sin dudar). La contención de líquidos viscosos
siempre resulta un verdadero sinsentido; entre sus consecuencias hizo que, para
siempre, fuera conocida como Fallon
(Carrington Colby), de la serie “Dynasty”
y su spin-off “The Colbys”. La que había perdido su primera oportunidad en su
debut cinematográfico, apuntando a un buey (que no estaba en el mercado), tomo
nota de que la promiscuidad sería una buena estrategia, mientras mantuviera el
arma engrasada. Y empezó a disparar a todo lo que se movía.
Eric
Shea – Debutó en el cine con 8 años, como parte del reparto infantil múltiple
de una película, “Yours, mine and ours”
(1968) en la que una madre viuda, con ocho hijos, decide casarse con un padre,
viudo, que tiene diez. Resulta comprensible comprender que Philip North (el niño que interpreta Eric) se halle desnortado y en la escuela se enrede y le hagan copiar muchas veces su
nombre como facilitador del recuerdo.
La película necesitó un remake en
2005, con Dennis Quaid y Rene Russo. Todo sirvió para ocultar
que, en la vida real, Eric aprendiera a cobijarse en las rodillas de un
productor cariñoso y que, como consecuencia, deambule por parques, servicios
públicos y vestuarios, con una buena provisión de golosinas y una gabardina
oscura que disimule bultos. Nunca dejaría atraparse por una red.
Leslie
Nielsen – Tras haber volcado el barco que capitaneaba, es el único que podía
tranquilizar las cosas en “Airplane!”. No es de
extrañar que a Lloyd Bridges, le
resultara “un mal día para dejar de
fumar”.
*****
La
combinación altamente efectiva de música y letra para tarados, presentes en la
canción de McGovern, permite mezclar estimulantes fotografías y sofisticados efectos de
transición, mucho más
letales que el telepredicador (de proximidad) Benny Hinn, en sus apasionantes episodios de Street Fighter II.
*****
— Tengo una duda.
— Pregunta; no te hará
bien guardártela.
— ¿Por qué 33 años después?
— ¿Eh?
— ¿Que por qué se llama así el artículo?
— Por los años.
— ¿Qué años?
— ¡Los que han pasado!
— Los que han pasado, ¿desde cuándo?
— ¡Caramba! ¡Desde la
película!
— No entiendo.
— Pues eso. ¿En qué año
estrenaron la película?
— En 1972.
— ¿Y en qué año estamos?
— En 2015.
— ¡Echa cuentas!
— 2015 – 1972 = 43. No 33.
— ¡Claro! En aquella época
las películas tardaban en llegar a España. La censura y eso…
— Sí. Y a ti que te censuraron para que
dijeras que habías metido la pata.
— Por supuesto. Pero
también es verdad que hace 33 años que la vi por última vez.
— Un nuevo …
— Me acuerdo que fue en
casa, un sábado por la tarde…
— …sinsentido.
*****
— Era miércoles santo…
— ¡Déjalo ya!
ME acuerdo ir al esteno en sensorraund creo. y esa stella que tiempos aqullos . nol se sdi la peli saguantaria el paso del tiempo pero es un grato recuerdo
ResponderEliminarJoer, me han entrado unas ganas tremendas de volverla a ver.
ResponderEliminarPara Bernardo y JJJ (mis únicos y siempre bien recibidos comentaristas): yo la he vuelto a ver, por segunda vez, con casi toda la familia. Habrá un tercer pase para el que no pudo verla. Yo me apuntaré.
ResponderEliminarGracias por pasar por aquí.
Hoy he llevado para que pasen a DVD una cinta que no he visto desde hace 32 años. Las de la semana pasada, nueve, hacían unos 25 años que no las veía. Es lo más impactante que me pasado, visualmente, los últimos días.
ResponderEliminarResulta que estaban poniendo ahora la película (en 13TV, ¿dónde, si no?) y recordé este artículo y me vine a echarle un vistazo, lo que me sirvió para comprobar que había un cometario tuyo, querido JL, que se me había olvidado comentar.
EliminarEn estos días tus experiencias visuales se están incrementando, me sospecho.
Gracias.
Pues sí, además saludé y conocí al que, en el cartel del homenaje, está colocado a la izquierda. La foto es de 1955, más o menos.
ResponderEliminarMi suegro siempre decía: "con lo que tardan en pasar los minutos, lo rápido que se van los años".
EliminarGracias JL