AVISO
TEXTOS E
IMÁGENES INCLUIDOS EN ESTE ARTÍCULO
SERÁN CONSIDERADOS
POR PERSONAS SENSIBLES COMO
NO APTOS
ES EL MOMENTO DE
DEJAR DE LEER
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El
gran Antonio Rico lo anunciaba en su
columna de ayer:
un programa de la TV japonesa —cuyo único aliciente es ver hasta dónde llega la
capacidad de aguante de los concursantes varones, en un demencial paso adelante
con respecto a “Humor amarillo”,
aquel bizarro programa locutado en
España por Juan Herrera Salazar y Miguel Ángel Coll— muestra, en primer
plano, las reacciones de un sujeto que canta mientras es masturbado.
Ni
más ni menos.
Como
lo has leído.
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En
el mismo medio —en el que cohabitan en papel, siendo inaccesibles para la red— Tino Pertierra celebraba los 25 años de
la película “When Harry met Sally” (“Cuando Harry encontró a Sally”) que, según
Pertierra, se convirtió en clave de la comedia romántica, “gracias al orgasmo más famoso de la historia del cine”.
Una
escena que, algunos han visto, otros han oído hablar de ella y, todos, tienen a
su disposición para
contemplarla ahora.
Meg Ryan es capaz de simular su éxtasis ante la
presencia de un atónito Billy Crystal.
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En el escándalo más reciente que ha provocado el
programa estrella de TVE, un simulacro de escuela
de comportamiento para niños, uno de los concursantes es expulsado de forma
expedita. Se trata de Alberto Sampere,
elaborador de un plato al que bautizó “León
come gamba”, y que fue el detonante para que el jurado se saltara el guión
previsto (mandándole a paseo sin deliberar, como estaba pautado), en un exceso de
autoridad tan abusivo que resulta
complicado escuchar a Pepe Rodríguez
(“esto es un insulto a mi inteligencia,
un insulto al jurado, y un insulto a 15000 personas que se han quedado fuera”), Jordi Cruz
(“en mi vida he visto una marranada como
ésta, y tú, que me la intentes colar. Es una mofa. Una burla”) o Samantha Vallejo-Nágera (“O_O”), sin tomar partido por el que, en
una pelea desigual es, a todas luces, el más débil.
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Me detengo en algunos imperceptibles detalles:
— El orgasmo más famoso de la historia
del cine es fingido.
— Todo ocurre en un restaurante. La
clienta de la mesa contigua “tomará lo
mismo que ella”. Ha asumido que todo es producto de un producto. Puestos a
pedir, quizá hubiera resultado más práctico tener la receta.
— Hemos visto, siempre, la versión
doblada. Compárala con la original.
Viendo
ambos esfuerzos, se puede apreciar la endeblez del trabajo copiado. Marta Tamarit —dobladora habitual de Meg—
no alcanzó la convicción, el fingimiento, el necesario realismo simulado que la
escena precisaba (mostrado en el original).
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Nada
importan las explicaciones que se aportan al inicio de las nuevas demostraciones
televisivas de ingenio. Mañana, martes 21 de abril, es el día mundial de la
creatividad. Pese a que es fácil imaginar a los que alimentan la pequeña
pantalla y hacen subir la temperatura del caldo en que nos movemos —se puede entender lo irremediable de que una patata te lleve a tenerlo crudo, y te obligue
a reconocer que “he tenido problemas de cocción
con la patata”—, cuesta contemplarlos compartiendo sus nuevas creaciones; a pesar de ello, siempre se puede llegar más adelante explotando el sinsentido, encontrar
una variante que haga más interesante lo que empieza a parecer aburrido
(olvidando que el aburrimiento es un estado interior), con la justificación de
que todo es posible en esta oferta de “pan
y circo”.
He leído que, después del handjob, ya han empezado a proponer el footjob.
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He leído que, después del handjob, ya han empezado a proponer el footjob.
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Empeñarse en hacer piña, amparándose en lo que considera la mayoría, es dejar que la suave tendencia descendente nos haga caer, con consentida omisión, en el abismo totalitario.
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Rico
anticipaba el futuro y vaticinaba lo que llegará a pasar: el programa será emitido
en España, en TeleCinco. No sabe quién lo va a presentar, ni qué variantes se
añadirán, ni se atreve a sugerir un nuevo título.
A
mí me resulta evidente: se aprovecharán los tres procesos de la elaboración —batir
el huevo, aplicar calor y dar forma— para que el concursante aguante, mientras
hace una tortilla (francesa) y una azafata
le da gusto, con tanta mano, que él no será capaz de disimular su provocada reacción.
El
programa se llamará, con creativa delicadeza, “MasturChef”.
Creo q en tv la cosa no es la falta de creatividad sino q ahora la influencia de los youtubers con la presencia constante del mal gusto obliga a la tv a una competicion de falta de criterio y responsabilidad . Lo de masterchef es buscar extirar formato unido al wumento de ego de ls presentadores
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