Tom Johnston, Patrick Simmons, Tiran Porter, John Hartman & Michael Hossack
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Canción
favoritísima, con un inicio brutal con el rasgueo de la guitarra de Tom Johnston,
compositor, armónica y voz solista, además, en la interpretación.
La
escucho y siento que no me importa el tamaño de los túneles...
Glenn Frey, Bernie Leadon, Randy Meisner, Don Henley
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Jackson Browne había empezado a componer esta canción
para su disco de debut de 1971, pero encontró problemas para terminarla y tuvo
que dejarla aparcada, hasta que un vecino suyo (Glenn Frey, miembro de un grupo
inédito, Eagles) le echó una mano para completarla. Browne se la cedió y se
convirtió en el primer single de la
banda, santo y seña de su repertorio, y plataforma de lanzamiento para un
sonido, el country–rock, que recogía
todas las influencias que el enorme talento reunido en Laurel Canyon había ido atesorando.
Ya
nada volvió a ser igual, como sabemos bien cincuenta años después.
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Corro
por el camino, tratando de aflojar mi carga
Tengo
siete mujeres en la cabeza
Cuatro
que quieren poseerme, dos quieren apedrearme
Una
dice que es amiga mía
Tómalo
con calma
No
dejes que el sonido de tu movimiento te vuelva loco
Charles
Brown (al que le pongo la K para distinguirlo del músico de blues) había pateado todo su estado
natal, Maryland, actuando en todos los garitos imaginables, sin demasiado
éxito, cuando cuatro desaliñados le proponen que se una a ellos para encabezar
su banda, que llamarían Sleepy Creek.
Eran
Alan Slawter (guitarra solista), Steve Bernd (guitarra rítmica), Kendall Diehl (batería) y Greg Hardin (bajo).
Graban
un EP pero una pelea entre Brown y Hardin hizo que la banda se separara.
Charles
se centró en sus estudios universitarios.
Era
1977.
No
era una época en la que salir del armario fuera sencillo.
Y
tampoco era fácil transmitirle tus sentimientos a alguien próximo:
“Estaba loco por él”, dijo Charles hablando de Greg. “Me sentía muy cercano a él, física e
intelectualmente. La canción me surgió de forma natural, porque era exactamente
lo que estaba sintiendo y era la mejor forma que tenía entonces para
expresarme. Escribir esas canciones era mi única salida. Me sentía vulnerable y
asustado”.
Y
Hardin no sentía lo mismo.
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Un
día a Brown le llegan por correo unas cuantas copias del EP que habían grabado.
La banda ya se había separado y él carecía de interés en distribuirlas.
Las
dejó en el armario.
Hasta
que alguien decide juntar todo ese material, más algunos temas inéditos y demos, para ofrecer, 44 años después,
una selección excelente, que deja atónito a uno pensando que todo este tiempo se
había mantenido lejos de la audiencia un material de primer nivel.