Me
ocurre en ocasiones.
Enfrentado
a las dificultades, las preocupaciones, las tareas pendientes, su cantidad y
complejidad me desbordan y me dejo vencer por la debilidad.
Busco
un atajo, una forma cobarde de eludir la realidad, evitando encontrar la forma
de hacer lo que realmente debería estar haciendo, coronando la secuencia con la
explicación a otros de las circunstancias particulares que justifican que haya
hecho algo que no debiera, o que no haya llegado a hacer aquello a lo que me
había comprometido.
Y
en esa búsqueda egoísta de transformar mis motivos (los de verdad, los que ni
siquiera me atrevo a descubrir porque intuyo su naturaleza) en razones
(empleando argumentos que sólo sirven de excusa), siempre llego a la misma
conclusión, orientada a conseguir la complicidad de mi confidente:
“Ponte en mi lugar”
"¡¡¡Ahora mismo!!!" |
Imagino
que parecerá que estoy hablando de la empatía, una idea que albergaba algo
grande en su interior, pero que ha sido vaciada de contenido, utilizándose de
forma indiscriminada y confusa, tratando de perpetuar lo mismo que,
aparentemente, intenta combatir.
Se
ha convertido en un arma que nos arrojamos a la cara, mientras exigimos
comprensión para nuestras razones, en lugar de ofrecer a los demás compasión, afecto
y apoyo.
Matisyahu – “One day”
Si
nos olvidáramos del orgullo, ese
diablillo mutante que se esconde en nuestro interior y nos hace engreídos y
soberbios, entenderíamos que no podemos resultar simpáticos a todo el mundo (lo
que, por otra parte, convertiría el mundo en un lugar insoportable, alejado de
la diversión implícita en la diversidad de los que conformamos el entorno
social en el que nos vemos obligados a relacionarnos).
*****
Ni
siquiera sus satánicas majestades alcanzaron su distinción por pretender empatizar
con él; simplemente, afirmaban su simpatía (y un cierto desconcierto por su
naturaleza y la estrategia que emplea en sus taimados juegos).
The Rolling Stones: “Sympathy for the devil”
He
estado en tantos lugares, que no me veo con ánimo para recordarlos todos.
No es malo dejarse vencer por las debilidades en ocasiones. no podemos olvidar que somos seres humanos y por tanto débiles por naturaleza. Si nos creemos Dioses mal fario.
ResponderEliminarUn post que da para pensar mucho, como otros tantos que te he leído. Gran reflexión. Ni los Stones. Abrazo.
ResponderEliminarDos grandes amigos, generosos y entusiastas, a los que agradezco siempre haber conocido.
ResponderEliminarGracias Bernardo. Gracias Johnny.
Un abrazo