Deconstruyendo
la campaña de Lotería 2014
La
Envolvente actúa sobre las pasiones, accionando determinados resortes para desencadenar
las respuestas previstas.
Una
pasión resultaba inevitable: por simple, por efectiva y por su presencia
permanente en la vida ordinaria, muy en concreto en la TV.
Como
es fácil imaginar, se trata del sexo. No del amor, una emoción más compleja y
madura; un avance evolutivo.
Se
recurre a una pulsión primaria, que se exhibe y excita hasta resultar molesta.
Lo
que debía reservarse para la esfera íntima, se muestra sin pudor.
En
ocasiones, de forma chabacana.
Adán y Eva (el programa de TV, no la pareja
exiliada del paraíso) es un ejemplo.
*****
Toda
la moralina precedente viene a cuento como preceptivo aviso de la permeabilidad
del blog que estás leyendo. Hoy, sin que sirva de precedente, determinados
contenidos resultarán sensibles a ciertas personas —entre ellas, mis hijos— que
no considerarán [conveniente / adecuado / aceptable / permitido] seguir
leyendo.
YO HE AVISADO
El
episodio anterior de esta saga (“El
secreto”) terminaba con el deseo de Antonio, expresado en el vídeo:
“este año molaría que mostrase la
camiseta”.
Y
una invención mía, en la que, hiperbólicamente, se le ocurría “organizar una fiesta de camisetas mojadas
para la Nochevieja, en el bar”.
El
sexo empezaba a asomar las orejas.
*****
Te
imagino, perfectamente, con una
camiseta mojada. Con sólo una
camiseta mojada. O sin ella. O untada en aceite. O pendiente de ser untada. Te
imagino, con todo detalle, haciendo
cualquier cosa. Dejando que te haga cualquier
cosa. A pesar del frío, mi imaginación es calenturienta.
Sé que la tuya, también lo es. Tan bien lo sé, que quizá me anime.
Llevo dos semanas viniendo al bar de Antonio, a diario, por las mañanas, sin
necesidad de que haya fútbol. Pero no se me va de la cabeza la idea de meter.
Siempre te pido un café y me pones una porra.
Baila,
morena sabrosa. Baila y baila, sin parar. Noto el sabor de tu cuerpo, que ya
puedo degustar.
Un
astroso, de pelo y barba ensortijadas, entrecano, que lleva gafas Lennon apuntaladas en la napia, llega
haciendo slalom, para soltarle un
confianzudo “chata”. Yo, me mantengo
a su izquierda, apoyado en el taburete, más tieso que mi porra. Si él se
atreve, yo no seré menos (con mi pelaco
Verdasco, estoy para petarlo).
“¡Dime, cielo!”, le animas, mientras establecéis
contacto visual. Él, por encima de sus gafas, poniéndose mohín; tú, sonriendo
parapetada tras la doble barrera de tazas de café para mojar (a la vanguardia)
y cortado (en retaguardia). Yo, me mantengo expectante.
El
tipo quería un décimo. In extremis.
Habías escondido mercancía tras el espumillón que venden de saldo en el chino.
Es el día anterior al sorteo y siguen saliendo papelinas de cualquier sitio. De
pie, un fulano apura su destornillador. Supongo que no será el décimo.
Un
movimiento de bailarina y, sin necesidad de arrancarlo, ya tienes el material
en la mano. El barbas ha sacado su 20 napos y en la estantería se ve que hay,
por lo menos, tres más, detrás de los cuales ha surgido el que ahora sujetas.
Parece salido de la cesta de Fray Escoba.
El vaso de sidra está casi vacío. El gesto comedido del que se dedica al
bebercio muestra su origen astur. Yo me sigo
coscando de todo.
¡Será
cabrón el pavo! ¡Te ha rozado! ¡Lo he visto! ¡Ha habido contacto!
¡Qué
tío! ¡Se guardó la pasta, retrayendo los dedos corazón, anular y meñique. Ha
dejado el dedo índice extendido, para deslizarlo
por tu mano, mientras te arrebata el décimo y se lleva con él la pasta. Te
ha guindao. Debes estar despistada.
¡Maravilloso! Es el momento de pasar a la acción.
“Perdona, ¿me das un
azucarillo?”, le espeto,
con sonrisa picarona, jugando con el que tengo en mi mano izquierda. Espero que
Antonio, que sé que está al fondo dando palique a un par de clientas, no le
parezca mal que lance las redes. El de la cuenca se
gira, dispuesto a entrar a matar el cacharro.
“Y tú, ¿qué? ¿Ya tienes
todo lo que quieres?”,
afirma retadora y buscona. Parece dispuesta.
“Bueno, a lo mejor lo que
quiero no se puede comprar con dinero…”, lacónico, dejo unos puntos suspendidos en el aire… Un
coche se esfuma de fondo. Antonio también ha hecho mutis.
Coco (la de Fama, no el de Barrio Sésamo)
habla. No veas cómo. No tengo ni idea de lo que está diciendo. Que si Nueva
York y una gran manzana. ¡Ni papa! Yo sólo puedo ver que ha pillado la bayeta y
se ha puesto a frotar la barra. Lo noto en la porra, que ahora parece doble. Mi
mano izquierda se acerca al vaso de agua, para sofocar calores. El del Nalón ya está agarrao.
¡Qué
sincronía de movimientos! El de Blimea aparta el vasu y Coco levanta el platillo para retirar las migas. Ni la Pávlova.
“Biutiful”, me dice. Serás loba. Tienes más ganas
de guerra…
“Y yo feliz”. Dime si no parece que está pidiendo un
bucaque.
¡Fiuuu!
“Voy más caliente que la moto de un
hípster”, como diría Robinson.
La mía es una vespa blanca, que dejo aparcada fuera. “Y vas cascátela más que un hámster, como
no te apures, fíu y dejes de buscar sitiu pa’ parcar, que la nena lleva un cachu
co’l motor al ralentí y van quemáseye les bujíes” (dice, voz en off,
Blimea). Si falla la morena, detrás ya se ha montado un trío.
Va,
venga. Sin complejos. “Dame uno”. Yo
también quiero participar.
“¿Sí?” ¡Qué tía! ¡Cómo me ha metido el
gusanillo en el cuerpo!
Ha
vuelto a conseguirlo; ha sacado otro décimo ¡sin que la tira mengüe! Una diosa
de ébola, eso es lo que es. De ébano, rapaz, no de
ébola. ¡De ébano! Seré de Blimea, cagonrós, pero sé un rato de maderes.
“Pero como me toque, te
vienes conmigo a nuevayor”.
Tú, ten cuidadín, que la muy guarra diote la mano
después de pasar la bayeta y nun hizo por secase. No valía ni pa trabayar en La
Osera. ¡Quiés callar con la voz en ho
y dejar a los mocinos a la suya, que el curso de audiovisuales que ficiste con
los fondos mineros te vino de pena, guaje! ¡Coime! ¿Seré bipolar y por eso falo
comigo mesmu?
“A lo mejor, allí, sí
consigo lo que quiero”.
Pero tú no habías dicho que no todo se conseguía
con dinero. ¿Y cómo vas a ir a niuyor? ¿De polizón? Cagonmimanto. Dábate un par
de tobes, afatao.
*****
Déjale.
Que no le quiten la ilusión. Que no la pierda.
*****
Un
ratín después:
— Fede: ‘Taba
yo pensando.
— Rico: Dime,
Fede.
— Fede: Hoy
¿qué día ye?
— Rico: Domingo.
— Fede: No
me jodas.
— Rico: To’l
día.
— Fede: Si
es que pierdo la cuenta…
— Rico: Dígotelo
yo.
— Fede: Y el
sorteo, ¿ya fue?, ¿o ye la víspera?
— Rico: Será
mañana, Fede.
— Fede: Pues,
‘taba yo pensando. ¿Acuérdeste de la mocina?
— Rico: ¿De
cuala?
— Fede: La
del chigre de Antonio.
— Rico: Sí,
ho.
— Fede: Ye
un pocu putuca, ¿nun crees?
— Rico: Dígote.
— Fede: Viste
como-y miraba’l guaje.
— Rico: Sí,
ho. Fede. La mozuca quería manteca.
— Fede: Pero,
‘taba yo pensando.
— Rico: ¿Qué?
— Fede: Era un
pelín gocha.
— Rico: Liberal,
dizse ahora.
— Fede: No,
si no lo digo por el unte. Pa’ mí ye igual.
— Rico: …
— Fede: Ye
porque, ¿fijástete la rebequina que llevaba?
— Rico: Sí,
ho. Muy prestosa.
— Fede: Pos
mañana llevará la misma.
— Rico: Y,
¿tú como lo sabes, Fede?
— Fede: Un
deyaví.
— Rico: Qué
coses dices, castrón. Deya¿qué?
— Fede: Na,
Rico. Coses míes. Que en veces tengo visiones.
— Rico: Cagontó.
Lo tuyo ye que-y das al destornillador cosa fina.
— Fede: Sí.
¡Y pásome de rosca!
— Rico: Desde
que viniste p’aquí ya nada ye igual.
— Fede: Fijo.
Marché de Asturies y la cosa cambió.
— Rico: Nun
marchaste, Fede. Echáronte.
— Fede: Pos
eso. Ye lo mesmu.
— Rico: Casi.
— Fede: To’
por culpa la mi muyer.
— Rico: Y
porque yeras un borrachu, to’l día chumiando.
— Fede: Como
ahora.
— Rico: Y un
ludópata.
— Fede: Y el
tu padre, otru.
— Rico: Nun
faltes, Fede. Digo que te gustaba el juego.
— Fede: Diba’l
Molinón pa’ ver a Quini.
— Rico: No
esi juego, guaje.
— Fede: ¿Qué
juego, entós?
— Rico: Les
perres.
— Fede: Ya
lo sé.
— Rico: Ye
jodíu cambiar les costumbres.
— Fede: Y
eso que vine aquí, que llamábase Villaverde, pero nada.
— Rico: To’
cementu.
— Fede: Son
to’s unos estiraus del pijo. Lleven to’s la cabeza tapáa.
— Rico: ‘Onde
vióse eso.
— Fede: Lo
único que vale ye la boina. Leváa caláa.
— Rico: ¿Ye
bacalá?
— Fede: Déjalo.
— Rico: Déjolo.
— Fede: ‘Taba
yo pensando.
— Rico: Dime,
Fede.
— Fede: El
rapaz de antes.
— Rico: ¿El
esmirriau repienau?
— Fede: Esi.
— Rico: ¿Qué
y-pasa?
— Fede: Nun
debió enterase del estudio de la Universidad de Güisconsin..
— Rico: Cualo.
— Fede: Uno
que decía que el 95% de los guajes que tan en un bar...
— Rico: Sí.
— Fede: …anden
pensando en llevar a la camarera pa’ lo oscuro.
— Rico: De
fijo.
— Fede: Pa’
arrimar la cebolleta.
— Rico: O lo
que se pueda.
— Fede: Ye
que hay algunos que pásanse de necius.
— Rico: ¡Home,
no!
— Fede: Esti
lo que y-pasa ye que yera un iluso.
— Rico: Pensaría
que iba a moxar el churru.
— Fede: Como
dicen los de Güisconsin.
— Rico: ¿Los
que faen el DYC?
— Fede: No.
Esos son de Segovia.
— Rico: Sí
que s’agobia el melenas.
— Fede: Ye
cuando t’ofuscas.
— Rico: Pasa
a veces.
— Fede: Pasóme
el otro día, donde el programa.
— Rico: ¿Nun
vas a olvidalu?
— Fede: Ye
que, ‘taba yo pensando.
— Rico: Nun
sigas, Fede. Va date un irtus.
— Fede: Yo
nun tuve la culpa.
— Rico: Ya
lo sé, ho.
— Fede: Pusiéronse
al mi lau.
— Rico: Provocando.
— Fede: Eso,
provocando.
— Rico: Di
que sí.
— Fede: Mira
que había playa, que paecía la del Aguilar.
— Rico: Eso.
— Fede: Y
pusiéronse al mi lau.
— Rico: Provocando.
— Fede: Y,
cagonmivida, yo facía tiempo que nun quitaba el quesu.
— Rico: Sigue
faciendo.
— Fede: Y
por asociación de idees.
— Rico: Cabrales
y sidra.
— Fede: Puse
en marcha el manubrio.
— Rico: Y
atascóse.
— Fede: Claro.
Y los muy perros pasaben de mí, ho.
— Rico: Eso
no se hace, Fede.
— Fede: Recordóme
el día que quedé atorau n’el parking.
— Rico: Acuérdome bien.
— Fede: Nun
era a salir. Y mira que llamé, pero escojonábanse tóos.
— Rico: Cabrones.
— Fede: Y,
ye normal, acumulóse la sangre allí enbaxio.
— Rico: La
gravedá.
— Fede: Gravísmu,
fíu. Creí que nun volvía a sacala.
— Rico: La
madre...
— Fede: Y ya
nun pensaba bien. ‘Taba toa la sangre allí.
— Rico: Acudiendo
a la llamada.
— Fede: Y
púseme farruco, lo reconozco.
— Rico: Eso
te honra.
— Fede: Era
hora de tomar decisiones drásticas.
— Rico: Cortar
por lo sano.
— Fede: Home,
Rico. ¡No me jodas! ¿Cómo hables de cortar, si ye eso?
— Rico: Ye
verdad, perdona.
— Fede: Será
mejor ahogar les penes, bebiendo.
— Rico: Las
muy putes aprendieron a nadar, ¿oyiste?
— Fede: ¿Sabes
qué, Rico?
— Rico: ¿Qué?
— Fede: Esto
pue’ ser el principiu d’una guapa amistá.
— Rico: Home,
claro.
— Fede: Llevamos
toda la vida juntos.
— Rico: Ende
que nacimos.
— Fede: Vamos
a celebrallu.
— Rico: Unos
cacharros, sí. Ye pronto pa sidres.
— Fede: Y
pasau’l Negrón la sidra avinagra…
— Rico: …y
sabe peor.
— Fede: Gascona
queda un poco lejos, ¿no crees?
— Rico: Sí.
A tomar po’l culo y un pocu más.
— Fede: ‘Taba
yo pensando que, siempre que voy de sidres a Gascona…
— Rico: Cada
vez que vas a Oviedo.
— Fede: …dejo
pa’l final lo llambión.
— Rico: Home,
claro.
— Fede: Y
subo la cuesta, arrastrau como’l Tarangu.
— Rico: Sí.
— Fede: Pa’
llegar d’arriba y avituallar en Santumedé.
— Rico: Tienen
más pastes que rizos en la cabeza la mozuca del bar.
— Fede: Póngome
tiesu.
— Rico: Nun
m’extraña.
— Fede: Pienso
en ellu y me relamo.
— Rico: Habrá
que facer algo.
— Fede: ‘Taba
yo pensando.
— Rico: Déxalu,
cabeza. Nun vayes vaciar el tarru.
— Fede: Tiés
razón.
— Rico: Claro.
— Fede: Habrá
que celebrallu.
— Rico: Cómo.
— Fede: Canta
conmigo.
— Rico: Siempre.
— FedeRico: (tambaleándose): Asturies, patria queridaaaaaa, Asturies de mis amores…
— Federico (recuperado del
desdoblamiento, se va cantando, sólo).
*****
Uno
de Blimea, borracho, ludópata y bipolar,
se
cuela en el chigre de Antonio.
Ya había protagonizado un incidente con una
botella de sidra en ‘Adán y Eva’, por el que sería hospitalizado.
*****
Rindo
homenaje a algunos maestros del humor asturiano. Un tipo de humor peculiar. Una
forma de ver las cosas. Una particular sorna. Una expresión facial
contradictoria, la del que se pone serio para hacer una broma y sonríe para
decir algo serio.
Difícil
de exportar, pese a que algunos lo han intentado.
Algunos
son amigos; a otros los sigo; todos
han sido una influencia.
Tipos
de un talento enorme: Alfonso Iglesias,
Jerónimo Granda, Maxi Rodríguez, Pepe Colubi, Francisco García,
Antonio Rico, La Nueva Asturias, Edu Galán,
Terapia de Grupo, Gelu Rodríguez, Deploreibol, Fernando
López-Cancio.
Con
los que me encuentro en deuda.
Hay
una película magistral que resume el espíritu de esta tierra: “La torre de Suso” (tien su
coña oíla explicá en catalino), de Tom
Fernández, con Javier Cámara y Gonzalo de Castro.
Sirve
para entender lo que significa “estar de
coña (no siempre marinera)”.
*****
Otros episodios
de la campaña:
Episodio 4 –
Beautiful
Episodio 5 –
Dilo bien
Episodio 6 –
Llamada
Episodio 7 –
Carpeta
Episodio 8 – No
siempre se gana
Episodio 9 – No
la pierdas
Extras – Traca
final
Un
descanso —orinar, fumar un pitillo, echar la siesta— y la función continuará.
este ya aprece un anuncio de RYANAIR
ResponderEliminarVital Aza y Vital Fato van de farra.
EliminarRecuérdame cierto chigre de Anleo, aunque la ninia nun era tan guapina, ho....y el tal Antonio taba tambén por alli, pero nun era el camarero, creo, aunque manejaba las botellas como si lo fora.
ResponderEliminar¿Nun llevaría un abrechapes colgando'l cuellu, como'l indomable?
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