martes, 18 de noviembre de 2014

El secreto (Lotería de Navidad 2014, III)

La Envolvente sigue desplegando su lazo. En este episodio, mostrará un secreto.


En la vida de un barrio, ciertas personas se convierten en un centro de gravedad permanente.
Durante años, estuve convencido que eran los panaderos quienes cargaban con ese honroso privilegio.
Antes, quizá lo fueran los quiosqueros, pero en este nuevo mundo virtual, son cada vez menos necesarios.
Cobran mayor presencia los farmacéuticos, en una sociedad que envejece y se medicaliza.

Pero, y esto no es ningún secreto, siempre fueron comerciantes los que ejercían esa labor.
Los que veían crecer a los niños, haciéndose adolescentes y, más tarde, adultos.
Los que escuchaban las preocupaciones ajenas.
Quienes tenían que estar, día sí y día también, al pie del cañón, asumiendo que un mundo cambiante, en el que se apoyaba a los grandes y se abandonaba a su suerte a los pequeños, era un mundo crecientemente injusto.
Aquellos que sabían que su importancia derivaba de su presencia y su proximidad.
Porque las cosas importantes se tocan y se sienten cerca.
Porque la relevancia radica en el estar, más que en el ser.

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El secreto



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Debo admitir que la señora resulta simpática, pese a sus inexplicables hábitos. Se retoca el cardado ante el espejo, en combinación, y llama a Horacio, sin haberse dado cuenta que éste ya se ha ido.


La camiseta que le pedía a Horacio estaba previsoramente dispuesta a su lado, encima de la cama, a la vera de la cómoda donde da los últimos ajustes de peinado y pintura.


Cariñete la contempla atónito. Sólo mueve su cola. Nunca deja de darle sorpresas.


Como ahora. ¿No ha terminado de arreglarse el pelo?


Y, entonces, ¿por qué se pone la camiseta después?


No sólo eso. También se ha puesto un turbante. Para, ya completamente arreglada, venir a darme de comer. Yo se lo agradezco, claro, pero creo que hace las cosas en completo desorden.


En todo caso, siempre es amable conmigo. Me guste más mi nombre, “Secreto”, que ese epíteto que me dedica: “Cariñete”. A mí me suena condescendiente, pero se lo acepto gustoso porque me da comida hasta que me pongo tibio y me deja afilarme las uñas en el sillón orejero que usa Horacio.


La señora sale a la calle y despliega su conocimiento enciclopédico del barrio. Saluda a todas las Natalias que pilla el paso. Le comió la tostada a la abuela de la Tahona, antigua pretendiente de Horacio que, tras el rechazo, se encerró tras las cortinas de su escaparate y perdió la posibilidad de ser el eje del vecindario.


Horacio es gnomo y, entre ambos, tienen montado un suministro de décimos y gorros de Papá Nöel, que no se lo salta un reno, por mucho que lleve la nariz roja y diga llamarse Rudolph. Antoñito, que es un ingenuo y vive en la parra, no sabía nada del trapicheo de la que Chelo, la provecta mujer, era camello. El traficante es Horacio y, su mujer, su tapadera.


“Sabes lo que te digo: que este año molaría que mostrase la camiseta. ¿Organizamos una fiesta de camisetas mojadas para la Nochevieja, en el bar?”

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Estoy convencido que en la Asociación de Administraciones de Lotería, si es que existe, están encantados con el protagonismo que se la ha concedido a esta singular mujer.

Una comerciante, por mucho que su comercio sea el juego.

Pensándolo bien, sólo falta la estanquera para completar el trío más perseguido durante la “Ley seca”: alcohol, juego y tabaco.
Actividades que en muchos sitios se consideran ilegales pero que, aquí, en nuestra querida España, son una importante fuente de recaudación.

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Volviendo al anuncio: si la labor de Chelo, la lotera, es tan importante:

[[[Reto a que alguien me muestre una escena de la campaña completa, donde se vea a Chelo o su camiseta.
Y le regalo un décimo.
O le invito a ver repetido el vídeo de la décima]]]

¿Por qué los creativos de la agencia se empecinaron en mantenerla en secreto?
¿Por qué ha quedado reducida a actuar como intermediaria (o agente)?
O, si no te ha caído bien, como una chismosa y cotilla.

¿Por qué el lugar del que hablaba Battiato,
el centro neurálgico de la Envolvente,
es el bar de Antonio?

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Más que un secreto, es un verdadero enigma.

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Otros episodios de la campaña:

Episodio 2 – Si tú supieras
Episodio 3 – El secreto
Episodio 4 – Beautiful
Episodio 5 – Dilo bien
Episodio 6 – Llamada
Episodio 7 – Carpeta
Episodio 8 – No siempre se gana
Episodio 9 – No la pierdas
Extras – Traca final

Un descanso —orinar, fumar un pitillo, echar la siesta— y la función continuará.


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