La
Envolvente sigue desplegando su lazo. En este episodio, mostrará un secreto.
En
la vida de un barrio, ciertas personas se convierten en un centro de gravedad
permanente.
Durante
años, estuve convencido que eran los panaderos quienes cargaban con ese honroso
privilegio.
Antes, quizá lo fueran los quiosqueros, pero en este nuevo mundo virtual, son cada
vez menos necesarios.
Cobran
mayor presencia los farmacéuticos, en una sociedad que envejece y se
medicaliza.
Pero,
y esto no es ningún secreto, siempre fueron comerciantes los que ejercían esa
labor.
Los
que veían crecer a los niños, haciéndose adolescentes y, más tarde, adultos.
Los
que escuchaban las preocupaciones ajenas.
Quienes
tenían que estar, día sí y día también, al pie del cañón, asumiendo que un
mundo cambiante, en el que se apoyaba a los grandes y se abandonaba a su suerte
a los pequeños, era un mundo crecientemente injusto.
Aquellos
que sabían que su importancia derivaba de su presencia y su proximidad.
Porque
las cosas importantes se tocan y se sienten cerca.
Porque
la relevancia radica en el estar, más que en el ser.
*****
*****
Debo
admitir que la señora resulta simpática, pese a sus inexplicables hábitos. Se
retoca el cardado ante el espejo, en combinación, y llama a Horacio, sin
haberse dado cuenta que éste ya se ha ido.
La
camiseta que le pedía a Horacio estaba previsoramente dispuesta a su lado,
encima de la cama, a la vera de la cómoda donde da los últimos ajustes de
peinado y pintura.
Cariñete la contempla atónito. Sólo mueve su
cola. Nunca deja de darle sorpresas.
Como ahora. ¿No ha terminado de arreglarse el pelo?
Y, entonces, ¿por qué se pone la camiseta después?
No sólo eso. También se ha puesto un turbante. Para, ya completamente arreglada, venir a
darme de comer. Yo se lo agradezco, claro, pero creo que hace las cosas en completo
desorden.
En todo caso, siempre es amable conmigo. Me guste más mi nombre,
“Secreto”, que ese epíteto que me
dedica: “Cariñete”. A mí me suena
condescendiente, pero se lo acepto gustoso porque me da comida hasta que me
pongo tibio y me deja afilarme las uñas en el sillón orejero que usa Horacio.
La
señora sale a la calle y despliega su conocimiento enciclopédico del barrio.
Saluda a todas las Natalias que pilla
el paso. Le comió la tostada a la abuela de la Tahona, antigua pretendiente de
Horacio que, tras el rechazo, se encerró tras las cortinas de su escaparate y
perdió la posibilidad de ser el eje del vecindario.
Horacio
es gnomo y, entre ambos, tienen
montado un suministro de décimos y gorros de Papá Nöel, que no se lo salta un
reno, por mucho que lleve la nariz roja y diga llamarse Rudolph. Antoñito, que es un ingenuo y vive en la parra, no sabía
nada del trapicheo de la que Chelo, la provecta mujer, era camello. El
traficante es Horacio y, su mujer, su tapadera.
“Sabes lo que te digo: que
este año molaría que mostrase la camiseta. ¿Organizamos una fiesta de camisetas
mojadas para la Nochevieja, en el bar?”
*****
Estoy
convencido que en la Asociación de Administraciones de Lotería, si es que
existe, están encantados con el protagonismo que se la ha concedido a esta
singular mujer.
Una
comerciante, por mucho que su comercio sea el juego.
Pensándolo
bien, sólo falta la estanquera para completar el trío más perseguido durante la
“Ley seca”: alcohol, juego y tabaco.
Actividades
que en muchos sitios se consideran ilegales pero que, aquí, en nuestra querida
España, son una importante fuente de recaudación.
*****
Volviendo
al anuncio: si la labor de Chelo, la lotera, es tan importante:
[[[Reto a que alguien me muestre una escena de
la campaña completa, donde se vea a Chelo o su camiseta.
Y le regalo un décimo.
O le invito a ver repetido el vídeo de la
décima]]]
¿Por
qué los creativos de la agencia se empecinaron en mantenerla en secreto?
¿Por
qué ha quedado reducida a actuar como intermediaria (o agente)?
O,
si no te ha caído bien, como una chismosa y cotilla.
¿Por qué el lugar del que hablaba
Battiato,
el centro neurálgico de
la Envolvente,
es el bar
de Antonio?
*****
Más que un secreto, es un verdadero enigma.
*****
Otros episodios
de la campaña:
Episodio 2 – Si
tú supieras
Episodio 3 – El
secreto
Episodio 4 –
Beautiful
Episodio 5 –
Dilo bien
Episodio 6 –
Llamada
Episodio 7 –
Carpeta
Episodio 8 – No
siempre se gana
Episodio 9 – No
la pierdas
Extras – Traca
final
Un
descanso —orinar, fumar un pitillo, echar la siesta— y la función continuará.
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