La
Envolvente campaña de Lotería va desplegando sus argumentos.
Lo
hace de forma sibilina, percutiendo directamente sobre nuestras emociones.
En
anteriores episodios se incidió en otras. Hoy toca mirar atrás.
La
Navidad se acerca; es un momento en el que nos volvemos especialmente sensibles
y recordamos con añoranza a los que ya no están. Las personas a las que
quisimos. Aquellos que nos permitieron conocer sus anhelos, sus sueños, sus
esperanzas.
A
los que consideramos nuestra familia.
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Hoy
me costará más utilizar la ironía.
Por
mis propios recuerdos.
Pero,
muy especialmente, porque no me gustaría herir sensibilidades.
Todos
tenemos una memoria llena de buenos y malos momentos.
Darían
para llenar un montón de carpetas, si dedicáramos tiempo a anotarlos.
“Carpeta”
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Un
autobús recorre la ciudad, devolviendo a los viajeros agotados a sus casas. Ha
sido un largo domingo.
Una
mujer viaja, con la mirada perdida. Es Toñi. Aprieta una carpeta azul contra su
pecho, como había hecho cuando era joven y estudiaba en el Instituto.
Se
acuerda de todo. Y de todos. Le cuesta contener las lágrimas.
Su
amiga quiere hacerle hablar. Conoce la primera regla de las relaciones de
amistad: escuchar. Y tira de Toñi, que se cierra e impide actuar el mecanismo
liberador de la catarsis. “Pero, a ver, ¿no me vas a contar esos ojos a qué se refieren?”. “Alergia”.
La
reacción de su amiga está llena del mismo escepticismo incrédulo que el de
cualquiera que haya visto al pequeño Nicolás en acción.
Si
Toñi era hasta ahora una fortaleza, la insistencia machacona de su amiga hace
que decida claudicar. Sus ojos, anegados en lágrimas, han hecho que se le corra
el rimmel, argumento definitivo para el
zorro del Desierto de la amistad
femenina. Su carpeta, que le amparaba y protegía su intimidad, se abate como
un puente levadizo. Deja salir sus emociones contenidas, en una catarata
liberadora.
“Esta mañana he ido a
recoger al despacho de mi padre”.
“He encontrado esta
carpeta. Siempre la llevaba”.
Además de las dos amigas, el autobús transporta a otros cinco viajeros: tres
varones y dos mujeres (éstas se afanan en conectarse vía móvil). Ninguno
aprovecha el trayecto para leer. Los cinco aparentan ese aire mecánico, zombie, que a veces se encuentra en los medios
de transporte colectivo (imprescindible en los secundarios de un spot).
“Mis padres habían
escrito, juntos, todo lo que iban a hacer el día que les tocara la Lotería”.
“¡Qué guay! ¿Y qué ponía?”.
“No lo sé. No la he
abierto”.
“O_O”.
“Pone: ‘NO ABRIR (Hasta que nos toque la Lotería)’”.
“¡Qué romántico!”.
Los
sueños de los pobres viajan en bus.
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¡Qué
emotivo!, ¿verdad?
Y
completamente lleno de trampas.
La
más importante de todas consiste en evocar la vida de tus padres y dejarla
reducida a una lista de cosas que no pudieron hacer por falta de dinero. No por
falta de tiempo, o de oportunidades, o de decisión. No. Todo lo que les
faltaba era dinero. Así, un golpe de la fortuna, les permitiría ser capaces de
disfrutar plenamente de la vida, porque no hay sueños que se puedan cumplir si
falta el dinero.
La
historia es falsa como una moneda de 5 €. Toñi, extraordinaria en su papel,
dice que su padre llevaba siempre con él la famosa carpeta. Pero ha ido a
recoger su despacho (se sobreentiende que su padre ha fallecido) y ha
encontrado allí la carpeta. ¿Cómo podía estar allí, si su padre la llevaba
siempre consigo? Si la encuentra y en ella era donde sus padres escribían
juntos lo que harían si les tocaba la Lotería, y Toñi no se la lleva a su
madre, quiere decir que su madre tampoco está. Porque, en caso contrario, sería
una indiscreción que hablara de ello con su amiga.
Resulta
sencillo comprender los sentimientos que evoca una carpeta abierta, donde se
han guardado recuerdos, recortes de periódico, fotografías, escritos o material
del tipo que sea que nos vincula con alguien que ya no está.
Esas
carpetas de cartón azul con gomas en las esquinas son bombas emocionales. Nada
en la tecnología de pantallas, teléfonos o tablets podrá igualar su potencia.
Quizá
sea una sabia decisión mantenerla cerrada y permanecer a salvo de su efecto
devastador.
*****
La
buena noticia es que al día siguiente, Toñi comprueba que tiene un décimo
agraciado y baja al bar de Antonio a celebrarlo, no sin antes enfundarse en su
atuendo de cazadora (y sombrero tirolés).
Tendrá
la oportunidad de cumplir algunos sueños pendientes.
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Otros
lazos empleados con anterioridad:
Episodio 7 –
Carpeta
Episodio 8 – No
siempre se gana
Episodio 9 – No
la pierdas
Extras – Traca
final
Ya
queda menos. El camino está siendo largo, pero se intuye la proximidad de la
última etapa.
Creo que la campaña que tenia un sentido y oportunidda empieza a ser monotona al perder la gracia e inmeditez menos mal que tus comentario a los spots son excelentes , como siempre, lo que hace más llevadero esas historias con tal vez demasiada moralina a medidad que se suceden
ResponderEliminarA mí este anuncio me gusta.
EliminarEs en el que se produce una reacción que se asemeja mínimamente a la de una persona real.
Me sumo a lo manifestado arriba por Bernardo. Un abrazo, crack.
ResponderEliminarAbrazos para ambos, claro.
EliminarOs llevo en mi carpeta azul de recuerdos. Con muchísimos recortes.