Común sin sentido - El sentido común está sobrevalorado
martes, 15 de septiembre de 2015
Pimentel, sueco
Que
digo yo, que si Pimentel está
pasando por un gran conflicto —así se puede considerar que “Anticorrupción
pida su imputación”—, ¿no podría acudir a sí mismo?
No es bonito, lo sé, comentar los problemas físicos.
Y soy la persona menos indicada para ello, dado que ayer por la mañana me senté en una terraza y en la mesa de al lado tres niños, al verme, fueron presa del terror y empezaron a llorar.
Pero las cosas son como son: el principal problema de Pimentel no es la imputación. Que levante la mano cualquiera de vosotros que no esté imputado por la desviación de unos cientos miles de euros, es decir delito económicos de poca monta. Ya podéis bajarla, mentirosos.
Su problema es que no deja de crecerle la cabeza; o de menguarle el cuerpo, no estoy muy seguro.
Es cierto NáN. Y lo más sorprendente es que, pese a que da la sensación de que se le deslizaría por unos decrecientes hombros, el palo de escoba que le sostiene la cocorota (incrustado sabe Dios por dónde) muestra una verdadera eficacia. Será sueco.
Siempre puede pedir asilo a la republica independiente de Ikea
ResponderEliminarY desmontar los barrotes usando una llave allen.
EliminarJajajaja, me parto, cómo sois.
EliminarNo es bonito, lo sé, comentar los problemas físicos.
ResponderEliminarY soy la persona menos indicada para ello, dado que ayer por la mañana me senté en una terraza y en la mesa de al lado tres niños, al verme, fueron presa del terror y empezaron a llorar.
Pero las cosas son como son: el principal problema de Pimentel no es la imputación. Que levante la mano cualquiera de vosotros que no esté imputado por la desviación de unos cientos miles de euros, es decir delito económicos de poca monta. Ya podéis bajarla, mentirosos.
Su problema es que no deja de crecerle la cabeza; o de menguarle el cuerpo, no estoy muy seguro.
Es cierto NáN. Y lo más sorprendente es que, pese a que da la sensación de que se le deslizaría por unos decrecientes hombros, el palo de escoba que le sostiene la cocorota (incrustado sabe Dios por dónde) muestra una verdadera eficacia. Será sueco.
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