Quizá
resulte inevitable.
Nos
embarcamos y, en ese instante, perdemos la perspectiva.
Puede
que en el camino nos olvidemos de los motivos que nos impulsaron y, mirando
hacia atrás, tratemos de buscar una explicación alternativa, nueva, diferente.
Nos parece cierta, pero está condicionada por los resultados que alcanzamos.
Puede
que nos veamos iguales que siempre y, pese a que ojos de cualquiera resulta
evidente, no percibamos cómo nos hemos transformado.
Puede
que tendamos a pensar que los viajes sean un conjunto de estampas, una serie de
etapas inconexas que debemos ir superando. Pero, más que un inicio (o un
final), en el viaje cobra importancia el tránsito.
No
se puede caminar sin cambiar.
Los
planes se establecen con antelación, en calma, desde un lugar en el que, con
comodidad, tenemos la apariencia de controlar la situación. Pero deben ser
alterados, moldeados, adaptados a las circunstancias que se presentan sin
avisar.
Ningún
plan es válido si no deja cabida a una pizca de improvisación.
Las
cosas no son siempre sencillas. Las explicaciones simplistas no resultan
suficientes (y son, por tanto, innecesarias).
Las
líneas que se dibujan en un papel no son vistas desde el lugar que representan.
*****
Un
viaje a USA, para conocer todos sus estados, lleva tiempo. Hoy es momento para
Maryland, una de las Trece Colonias establecidas en América que se rebelaron
contra el dominio británico en la región. La relación de colonias sublevadas,
de norte a sur, era:
- New Hampshire
- Massachusetts (más tarde, Massachusetts y Maine)
- Rhode Island
- Connecticut
- New York (más tarde, New York y Vermont)
- New Jersey
- Pennsylvania
- Delaware
- Maryland
- Virginia (más tarde, Virginia, Kentucky y West Virginia)
- North Carolina (más tarde, North Carolina y Tennessee)
- South Carolina
- Georgia (más tarde, Georgia, algunas partes de Alabama y Mississippi)
El
primer asentamiento de colonos británicos en América del Norte fue en
Jamestown, Virginia. La película “El
nuevo mundo” (2005) de Terrence
Malick es un acercamiento libre a esa historia, prestando atención a la relación entre John Smith
(Colin Farrell) y Pocahontas (Q’Orianka Kilcher).
En
territorio de lo que más tarde sería Maryland William Clairbone establecería el primer puesto comercial, en 1631,
año en el que George Calvert, lord
Baltimore, solicita a la corona los derechos de propiedad y gobierno de la
región de la bahía de Chesapeake. Su intención era mantener un reducto
católico, en el que otros correligionarios pudieran establecerse y mantener su independencia
del credo protestante que la mayoría inglesa profesaba en América. El
rey Charles I aceptaría, antes de
perder la cabeza, Cecil Calvert
(hijo de George) heredaría tierras y títulos, siendo segundo lord Baltimore y
primer propietario de la provincia, una vez dirimidas las diferencias con el
plebeyo Clairbone.
En agradecimiento, Cecil nombra la colonia Maryland (“la tierra de María”) homenajeando a la reina Henrietta María de Francia, esposa de Charles.
Un
estupendo follón, pues no debe olvidarse que la región estaba ocupada, desde
unos diez mil años antes, por nativos algonquinos. Los colonos eran tipos que
pretendían encontrar Eldorado, o eludir cuentas pendientes. Tratar de imponer una civilización, a quienes
tenían una propia, sólo podía conseguirse a la fuerza, con estratagemas o con
subterfugios.
Aquella
debió ser una época fascinante.
Condados de Maryland |
*****
Has
llegado a la tierra de María.
*****
Old line state
“Fatti maschii, parole
femine”
(Los hechos son masculinos; las
palabras, femeninas)
El
apodo es un homenaje a sus tropas de línea, elogiadas por George Washington en la guerra de la Independencia.
La
bandera está compuesta por las de la familia de George Calvert. Los cuadros con
el diseño en amarillo (oro) y negro (sable) fueron dados a Calvert, por su
gesta en una batalla, tras asaltar una fortaleza (las barras verticales
asemejan una empalizada). El diseño en rojo (gules) y blanco (plata) es el de
la familia de su madre, los Crossland
(de ahí la cruz). Todo queda en casa. En todo caso, es la única bandera que USA
la heráldica británica.
El
motto o lema era el de la familia
Calvert. A la vista de la controversia que ocasiona tan desactualizado motivo
(en italiano antiguo, no latín), hoy se expresa con un más aceptable “Firmes acciones, suaves palabras”. A
Dios orando y con el mazo dando, que tu mano derecha no sepa lo que hace tu
izquierda, más daño hace una pluma que una espada, mano de hierro en guante
blanco, si no puedes reducirlo intenta seducirlo, son otras interpretaciones
que podrían argüirse para terminar comprendiendo que, en el escudo actual del estado
—donde aparece el motto, un texto en
latín, “Scuto bonæ voluntatis tuæ
coronasti nos” (“Un escudo de buena
voluntad tuya, Señor, bendice y corona al justo”), un granjero (con pala y
botas de caña alta) y un pescador (mostrando una pieza cogida por su cola)
apoyados en el escudo familiar cuatricolor y, en tiempos, una leyenda que
indicaba que “la industria es el medio,
la prosperidad el resultado”—, ese conglomerado, digo, forma el anverso ya que, por
si todo eso fuera poco, el reverso esconde el antiguo escudo en el que un
caballero, con armadura y espada desenvainada, monta a una caballo rampante,
pese al peso, con una orla en la que se lee, traducido del latín, “Cecil, señor absoluto de Maryland y Avalon,
lord Baltimore”. No
se andan con chiquitas.
En
el mapa se ve la ubicación del estado, enclavado entre Delaware, Pennsylvania y
las dos Virginias. La bahía Chesapeake y la desembocadura del Potomac (río arriba se encuentra la explicación al cuadrado que se adentra, entre los
condados de Montgomery y Prince George, para dar cabida a la capital del
estado, Washington, DC) marcan los límites para el puntal en que remata el
condado de St. Mary.
Capital y ciudades
La capital del Estado es Annapolis. Enclavada
en el condado de Anne Arundell, llamado
así en honor a la esposa de Cecil Calvert, lord Baltimore, fundador y primer
propietario de la provincia. Tras el tratado de París de 1783, que puso fin a
la Guerra de Independencia, Annapolis fue capital USA durante un breve periodo
de tiempo, en el que George Washington presentó su renuncia como comandante en
jefe del ejército y se dieron los primeros pasos, en una convención que trataba
de regular el comercio en todos los estados, anticipando la de Philadelphia en
la que, en 1787, se firmaría la Constitución de los Estados Unidos.
La ciudad más poblada del estado es Baltimore.
Otras ciudades con más de 50.000 habitantes son: Frederick, Rockville,
Gaithersburg y Bowie.
Canción
Eva
Cassidy nació en Washington,
DC, en el hospital al que su madre acudió a parir, el 2 de febrero de 1963. La
familia vivía en Oxon Hill, Maryland. Más tarde establecerían su residencia en
Bowie, el lugar que Eva consideró siempre su casa.
Desde pequeña mostró interés en la
música. Su padre le enseñó a tocar la guitarra.
La proximidad con el núcleo de la
capital de la nación hizo que Eva empezara a frecuentar el circuito de
Washington, donde inició su trayectoria musical. Los comienzos son difíciles y
Eva trastabillaba. No le importaba en exceso, porque no mostraba esa taimada
ambición que hace claudicar a algunos, sometiéndose a los deseos de los intermediarios
o los gustos del público.
Ella, por su parte, era firme defensora
de un estilo propio, de una forma particular de afrontar su carrera como cantante.
Ecléctica a la hora de elegir los temas
que interpretaba, dotaba a su repertorio de un sello característico que, de
manera sucinta, se resume en una explosión de sensibilidad. Se
atrevió con los más grandes. Versionó a Billie
Holiday, Ray Charles, John Lennon, James Carr, Judy Garland,
Peggy Lee, Little Willie John, James
Brown, Bill Withers, Paul Simon, Box Tops, Cyndi Lauper, Joni Mitchell, Fairport Convention, Patti
Page, Dolly Parton, Aretha Franklin, Patsy Cline, Willie Nelson,
Fred Astaire, T-Bone Walker, Simon &
Garfunkel, Al Green, Curtis Mayfield, Fleetwood Mac, Sting o Louis Armstrong.
Su criterio selectivo es una muestra definitiva
de su exquisito gusto.
En todo caso, su independencia fue una
traba para un reconocimiento acorde a su espléndido talento. Todos los que le
escuchaban se quedaban fascinados. Uno de ellos fue Chuck Brown, un veterano del funk,
que se empeñó en grabar un disco junto a Eva, “The other side” (1992). La buena acogida hizo que surgieran ofertas
para grabar como solista. Eva las rechazó todas. Las discográficas querían que
se centrara en una colección de temas más uniforme y que modulara su estilo
para darle un aire pop —entendiendo
aquí el término como la metáfora de una burbuja, inconsistente y efímera, que
desaparece sin dejar rastro—, algo a lo que Eva no mostró la menor disposición.
Siguió actuando en la escena local, asombrando
a los privilegiados que pudieron verla en directo. Dos incondicionales, Chris Biondo (ingeniero de grabación,
bajista, amigo y amante ocasional) y Al
Dale (su manager desde que fueron
presentados por Biondo) se convencieron de que debería publicar las canciones
que interpretaba en directo. Programaron dos sesiones en Blues Alley (un club de Washington, DC) para el 2 y el 3 de enero
de 1996. Un problema en la grabación, el primero de los días, hizo que las
tomas no fueran aprovechables para su posterior edición. El segundo día, Eva
tuvo problemas de salud, desconocidos entonces, que afrontó con entereza. Eso
hizo que reconociera que “no estaba
satisfecha con cómo sonaba su voz ese día”, pero, al ser el único material
disponible, el disco se publicó en mayo con las grabaciones del día 3.
Un mes después, durante la promoción del
disco resultante, “Live at Blues Alley”,
Eva empezó a notar fuertes dolores en la cadera. Se le diagnosticó un cáncer de
piel, en fase terminal. El agresivo tratamiento al que se sometió no resultó
efectivo y fallecería el 2 de noviembre, con 33 años, en su residencia
familiar, en Bowie, Maryland.
“He visto
árboles verdes, y también rosas rojas
He visto cómo
florecían, para ti y para mí
Y he
pensado, ¡qué maravilla de mundo!
He
escuchado a bebes llorar, y luego los he visto crecer
Ellos
aprenderán mucho, más de lo que yo sabré nunca
Y he
pensado, ¡qué maravilla de mundo!
Los
colores del arco iris, preciosos en el cielo
También
están en las caras de las personas que veo pasar
Veo amigos
estrechándose la mano, diciendo: “¿qué tal?”
Cuando en
realidad lo que dicen es: “te quiero”
Y he
pensado, ¡qué maravilla de mundo!
*****
Tras su muerte, y conforme a sus deseos,
fue incinerada y sus cenizas esparcidas en una reserva natural cercana a
Callaway, en el condado de St. Mary, en Maryland.
Una cadena de acontecimientos —en que se
incluye una cantante folk local, el
propietario de un sello discográfico, el productor y el presentador de un
programa de la TV británica, algunos críticos musicales con gusto y olfato, relevantes
cantantes famosos que se declararon rendidos ante su calidad como intérprete,
una patinadora sobre hielo que incluyó un tema suyo como banda sonora de su
rutina en los juegos Olímpicos de invierno de 2002 y, con mayor desvergüenza,
una cantante británica de origen georgiano y un cantante americano con escaso
talento y ánimo rapiñero, empeñados en hacernos creer que Eva hubiera
consentido cantar junto a ellos unos dúos en los que lucen palmito mientras
ella se muestra en plenitud— llevaron al éxito post-mortem y a la triste reflexión de que, quien era rechazada por
mantenerse fiel a sus ideas artísticas, alcanzaría el reconocimiento worldwide y, muy en concreto, en UK,
donde 3 de sus discos —“Songbird”
(1998), “Imagine” (2002), “American tune” (2003)— alcanzarían el
#1.
Libro
Aristóteles no aprobaría esta forma de entender potencia y acto. Pero disfrutaría leyendo “El
plantador de tabaco”, de John Barth.
Una novela publicada en 1960, ambientada
a finales del siglo XVII, cuando el protagonista es enviado a los territorios
de ultramar, con dos proyectos en los que se desenvuelve con desigual fortuna: preocuparse
de la plantación de tabaco de su padre y ocuparse en escribir un poema épico
sobre la vida en las colonias, la Marylandíada:
"¡La Marylandíada! Una obra
épica que acabará con todas las obras épicas: la historia de la casa
principesca de Charles Calvert,
lord Baltimore y lord propietario de la provincia de Maryland, en la cual se
refiere la heroica fundación de dicha provincia. El valor y la perseverancia de
sus colonos, batallando contra la naturaleza bárbara y los temibles salvajes,
para rescatar su territorio inculto y transformarlo en un paraíso terrenal. La
majestad y discernimiento de sus propietarios, quienes, cual jardineros reales,
mimaron las tiernas semillas de la civilización en tan rudo suelo plantadas,
tratándolas y cultivándolas para que fructificara una Maryland de belleza que
no cabe describir: verde, fértil, próspera y culta; poblada por hombres
valerosos y mujeres virtuosas, por gentes sanas, hermosas y refinadas: una
Maryland, en fin, de pasado esplendoroso, presente majestuoso y futuro
glorioso, la joya que más reluce en la bella corona de Inglaterra, poseída y
gobernada, para beneficio de ambas, por una familia que nada tiene que envidiar
a ninguna otra de las que figuran en los anales de la historia del mundo
universal, todo ello, en rima heroica, impreso en lino, forrado en piel de
becerro, estampado de oro... -al llegar aquí Ebenezer se inclinó, dando un
sombrerazo- y dedicado a Vuestra Señoría".
*****
Una delicia de lectura, colosal en sus
dimensiones y en la ambición de su autor, un extraordinario narrador.
Otra forma de ver un nuevo mundo,
incluyendo la historia de Pocahontas y John Smith en territorio virgen, antes
de que la factoría Disney o Terrence
Malick quisieran dar una versión alternativa.
*****
Las aventuras de un pícaro para
recuperar su legítima herencia.
El empeño de un manchego en busca de
entuertos que desfacer.
Un narrador enredado, incapaz de avanzar
en la explicación de su vida.
Tom
Jones, Quijote o Tristram Shandy son referentes que uno (yo) imaginaba en una
lectura inolvidable. Un libro que, según mi amigo Tongoy, hace que el mundo sea un poquito mejor, constituyente del más eficaz remedio contra el tedio.
Tantas idas y venidas, tantos cambios de
personalidad, tantas cosas que aparentaban ser de una forma y terminaban siendo
de otra distinta, tantas peripecias hacen del libro un prodigio divertido y
erudito.
El estrecho margen que delimita lo que
es real y lo que es ficticio es tan estrecho que, en realidad, carece de
importancia.
*****
Un dicho inglés sostiene que no se debe
juzgar un libro en función de su portada. Quizá fuera George Eliot quien se atreviera a afirmarlo, amparada su figura
bajo el nombre de un varón. Aunque nadie haya afirmado nada sobre juzgar un
libro por su grosor, quizá pensando que podía no hacer falta.
Valorar una obra artística por el
esfuerzo (léase tiempo) que conlleva acabarla es un enfoque mezquino. Quizá la
satisfacción que produce sea más adecuado.
Y las que supone contemplar las
intrincadas relaciones entre personas que mudan de apariencia, sentido ético y
continente en el que residen, adoptando nuevas personalidades o matizándolas,
participando en tal cantidad de singulares requiebros en los que resulta fácil
perder el resuello, tratando de comprar un cuaderno o formando parte de un atípico
y definitivo juicio.
Una verdadera delicia, sin duda. Un
tiempo bien empleado.
Edita Sexto Piso.
Película
Dicen que los finales de siglo provocan
en la humanidad respuestas irracionales, premonitorias de un pretendido fin del
mundo. Cuando se trata de finales de milenio, se alcanzan niveles de brotes
psicóticos, demenciales, al borde del delirio, a los que resulta difícil
sobreponerse.
Ahora suena a coña pero, en 1999, la
idea de que el efecto 2000 acabaría con la civilización (la occidental,
entendíamos) alcanzó una notable extensión y un grado inesperado de
credibilidad.
En ese ambiente crédulo Eduardo Sánchez y Daniel Myrick consiguieron que su película fuera un fenómeno
paranormal. En esencia: tres estudiantes de cine (Heather Donahue, Michael C.
Williams y Joshua Leonard)
tratan de hacer su proyecto de fin de carrera, en 1994, en los bosques cercanos
a Burkittsville, Maryland, con un documental sobre una leyenda local, la bruja de Blair.
Desaparecen sin dejar rastro. Más tarde se encuentra el material que habían
grabado, con profusión de primeros planos y aspecto casero. Es la base en la
que se apoya una de las películas más rentables de la historia del cine
(atendiendo al ratio entre inversión
y recaudación), capaz de difuminar los límites entre ficción y realidad, y
sustento para la aparición estelar en España de Iker Jiménez, reconocido por sus efectos para alterar el sueño (provocando
insomnio o profundo sopor, dependiendo de la persona que esté al otro lado de
la nave del misterio).
Serie de TV
El cambio de formato en los productos
para TV es harto evidente.
Hemos pasado, en un pispas, de episodios
independientes de 20 o 45 minutos de duración (sin soluciones intermedias), a
tochos en los que debe completarse el visionado completo del conjunto de una
serie (todas las temporadas) para comprender el intrincado nudo de relaciones
que se establecen en su desarrollo. Y ni por esas. En algunos casos puedes
acabar perdido.
*****
En fin.
Cada uno se tomará las dosis de la
manera que considere más oportuno.
Pero si soy capaz de dedicarme a
contemplar los 60 episodios de las 5 temporadas de “The wire”, es evidente que no se trata de falta de tiempo, sino de
la forma en que quiero invertirlo.
*****
Una producción de HBO, emitida en USA entre 2002 y 2008. Creada por David Simon. Narra la vida en
Baltimore, la ciudad más poblada del estado de Maryland.
Cada una de las temporadas se centra en
un aspecto diferente de la vida en la ciudad: policía, puerto, políticos,
educación y prensa.
La sintonía
es la misma, con distintas imágenes e intérpretes diferentes para cada
temporada: The Blind Boys of Alabama,
Tom Waits, The Neville Brothers, DoMaJe,
Steve Earle.
*****
La ficción narrativa ha desarrollado su
propio lenguaje. La edad de oro de las series de TV parte de la madurez del
público. El claroscuro es un terreno propicio para la ficción, porque es el más
parecido a la vida real. La complejidad de los asuntos en que nos vemos
envueltos, de las personas que nos rodean, de nosotros mismos, no permite
despacharse con etiquetas en las que lo blanco es prístino y lo negro tiene
capacidad entrópica para atraer la luz.
Que todo tiene matices, vaya. Que no
todo se resuelve diciendo quién es bueno o malo. Que a veces depende de cuándo
y de cómo.
No es una serie para quien quiera
sesenta horas de desconexión continuada, no sé si me explico.
Visita obligada
La bahía de Chesapeake. Alimentada por
los ríos Chester, Choptank, Nanticoke y Pocomoke (en su vertiente este) y Patapsco,
Patuxent, Potomac, Rappahannock, York y James (en la oeste) constituye el mayor
estuario de los Estados Unidos.
Sobre ella, un espectacular puente conecta
ambas vertientes, a la altura de Annapolis, con el Sandy Point State Park a un lado y, al otro, la isla de Kent.
No hay mejor metáfora para describir la
vida que un río que fluye, de forma continua, purificando las orillas que encuentra,
llevándose las impudicias que vertemos a su paso.
Una frontera natural que delimita
márgenes y propicia un final para una entrada que se prolonga en exceso.
Ubicación
Wikipedia |
*****
Otros
Estados:
Alabama (Montgomery)
Nebraska (Lincoln)
Ohio (Columbus)
Hola, Alberto. La parte introductoria de tu viaje a Maryland, fuera de ese contexto, podría asemejarse al poso que dejan unas buenas vacaciones; desde tu casa, antes de coger las maletas, piensas, planificas, decides cómo quieres disfrutar de esos maravillosos días de Agosto, con la cantidad de actividades apetecibles (fruto del buen número de actividades/experiencias que en años previos fuiste acumulando y deseas repetir) . Al final, encuentras que tu tiempo es finito, pero tu "planning" infinito (¿cómo pueden caber 30 años en tres semanas?).
ResponderEliminarLo que al final sucede, es que acabas improvisando, y a la hora de la partida, te quedas con ganas de haber departido más con tal o cual persona, de haber ido a visitar este u otro lugar....
En fin; siempre nos quedará la jubilación, en la que tiempo, tendremos. Lo que no se es si nos quedarán ganas......
Un abrazo
Iñaki, querido amigo, antes de nada debo agradecer verte de nuevo, por aquí. Me ilusiona.
EliminarLa introducción al viaje carece de contexto y, por eso, si sirve para algo, sirve para cualquier contexto.
En efecto, la planificación de unas vacaciones es muy jodida, porque hay muchas cosas que se quieren hacer. Luego, entre que no hay tiempo para todo y que nos volvemos cómodos y que tratamos de desconectar, hacemos menos de lo que nos hubiera gustado. Esa frustración justifica parte de las depresiones post-vacacionales que no se apoyan tanto en la vuelta a la rutina anterior, como a un sentimiento autocondenatorio, que se traduce, al menos en mi caso, en un "seré gilipollas" (repetido en bucle).
En cuanto a la jubilación: creo que hay un mito creado al respecto. Tengo la sensación de que no dispones de más tiempo y, en caso de tenerlo, puede ser una carga muy poco liviana.
Finalizo: me hubiera gustado vernos más este año, pero el mes de julio estuve en una casa que, bien lo sabes, tiene un alto poder succionador. El año que viene pondremos remedio. Yo tengo unas ganas enormes.
Un fuerte abrazo para ti y familia. Gracias.
una maravilloso viaje. The Wire ( horas viendo esa serie), Eva Cassidy ( horas escuchando esa voz de belleza suprema), Hasta Pocahontas version Disney ( una de las peores de la factoria) pero que en sudia vi cien veces. A la espera del siguiente viaje para transportarme
ResponderEliminarLos viajes, querido Bernardo, son un verdadero motivo. Creía que iba a volver a peregrinar en agosto, pero la cosa no fructificó. Oigo tambores que suenan a una que igual se organiza para octubre.
EliminarDeseo que ocurra.
Un abrazo.
Con respecto a la primera parte, soy pesimista (es decir, racionalista), así que mi lema es "Folleu, folleu, que mon s'acaba".
ResponderEliminarEl plantador de tabaco... ay ay ay ay ay, qué verano de maravilla el de 2014 leyéndolo.
The wire... uy uy uy uy, hasta yo mismo me pasé buena parte de la vida viendo esa serie.
Se lo mandaré a mi heredero, al que la Maryland University ha invitado a dar un workshop.
Játe tú, casi no había oído hablar de Maryland y de pronto todo se amontona.
Jo, NáN.
EliminarMe siento culpable. Había trazado una idea de organizar un encuentro (siguiendo unas pautas que en su día esbozaste), dejé por escrito y de repente desaparecí, por motivos que no puedo explicar aquí no ahora.
Leída la introducción en ese contexto, me doy cuenta que reúne argumentos suficientes para que me abochorne.
Ítem más: la lectura del El plantador fue consecuencia de una referencia tuya en aquel intercambio en el que, además, anunciabas que te ibas a poner con Giles. ¿Lo has hecho? ¿Expectativas cumplidas? Tengo reservados 36 napos para una librería que sé que lo tienen disponible. Seguro que estoy como una cabra.
Me siento deudor contigo y agradezco tu generosidad para volver a pasarte, obviando lo informal que puedo llegar a ser.
Un abrazo. Espero más noticias tuyas. Ando con ánimo viajero, de verdad.