Patricia Núñez coordina los talleres literarios de
lectura y de creación literaria en las Bibliotecas de La Granja y Villa
Magdalena.
Su
entusiasmo anima a unos cuantos que, con carácter quincenal, nos juntamos
durante dos horas para intercambiar inquietudes y darnos ánimos en los
proyectos artísticos, literarios o personales en los que nos embarquemos.
Reconocemos que la vinculación es una necesidad arraigada en nuestra especie y,
en eso, nos mostramos humanos, sin ambages.
En
mi caso, la invitación vino por mediación de mi tía Teté, una mujer entusiasta y cariñosa que, me guarda afecto porque
conserva parte del mucho que se profesaba con mi padre. Y, con su
característica generosidad, me ofreció acercarme al taller.
Morel de Sal se llama, como el color.
Trabajando
sobre cuadros que Patricia nos propone, en los que presenta el contexto de obra
y autor, se plantean diferentes ejercicios de creación.
Dado
que uno de los ejes del taller se apoya sobre las características singulares de
los que acudimos —de las que la única común es, quizá, nuestra inquietud— nada
nos apetece más que salir del entorno habitual y acudir a los lugares que
Patricia nos sugiere como estímulo para jugar a ser creativos.
El
miércoles 18 visitamos el Museo
Arqueológico de Asturias, acompañados por Sofía. Estuvimos Moncha, Palmira, Asun, Oliva, Daniel, Yolanda y yo
mismo.
Fue
una experiencia estimulante.
Debíamos
trabajar con una selección de obras, expuestas en el Museo, para, en veinte
minutos, escribir un texto que nos inspirara la pieza elegida, sin
restricciones.
El
resultado fue fantástico: relatos llenos de ficción, de fantasía, de humor, de
historicismo, de recuerdos y de búsqueda de transcendencia.
Para
documentarnos, el Museo nos facilitó una ficha informativa.
Copio la mía:
Copio la mía:
Recreación
de la celda del Padre Feijoo
“Fray
Benito de Feijoo y Montenegro (1676-1764), abad del monasterio de San Vicente
en Oviedo, desarrolló una importante obra literaria que simboliza el
pensamiento ilustrado español, crítico y defensor de la ciencia, pero
respetuoso con la religión y la monarquía absoluta. Esta recreación respeta la
museografía de la década de 1950 y contiene objetos mueble que nada han tenido
que ver con el personaje histórico. Excepto el sillón, conocido como silla
abacial, que pertenecía a los bienes del monasterio, el resto del mobiliario
fue adquirido en anticuarios por Francisco
Jordá Cerdá director del museo en aquellos años cincuenta”.
Con
esos elementos, y la inspiración de la tranquilidad del entorno, escribí un
texto, que titulé B. J. Feijoo y
adjunto (sin apenas correcciones):
“Dos
espacios en uno: el descanso y el trabajo. No hay mucho más en la vida de un
monje; como tampoco hay mucho más en la vida de cualquier otra persona.
Hace
trescientos años Feijoo decidió
recogerse; retirarse de la vida ordinaria y dedicar tiempo y energías a la
meditación y el estudio.
Un
monasterio. El abandono de lo superfluo para alcanzar la sabiduría en su vida
y, más en concreto, en su obra.
Cerró
puertas, cerró ventanas, eliminó todo trazo de lo que pudiera ser accesorio, de
todo lo que pudiera distraerle.
Era
egoísta; quería alcanzar la dicha suprema de un reconocimiento que le llegaría
más allá de su tiempo y de su época.
Una
muestra de Ilustración; la sabiduría no se encuentra en los vaivenes de la
tesitura temporal en que nos toca vivir. La actualidad es efímera (aunque nos
neguemos a admitirlo); la verdad es eterna y trasciende nuestra mera presencia.
Encerrarse
en una celda para buscar la luz. Ilustrarse por medio del estudio. Viajar
estando parado.
Descubrir
que se puede viajar sin moverse del sitio.
Recordar
que lo importante de un viaje es el trayecto.
Encontrar
en el camino que una peregrinación es siempre una búsqueda, que implica una
transformación. El viaje cambia a uno. Uno cambia con el viaje. Es un viaje
interior.
Siempre
se puede viajar, sin moverse del sitio.
Encerrado
en una celda.
Buscando
el conocimiento y la ilustración.
Los
elevados ideales se convierten en motivo de itinerancia.
Sin
abandonar una celda: una mesa, una silla, una cama.
Y
libros; las ventanas que abren el camino hacia el conocimiento.
Y
útiles de escritura; los que permiten plasmar las ideas, para evitar
que se las lleve el viento.
Echo
en falta ambos, libros y papeles, en la recreación del Museo”.
*****
"Concentrado. Parece que estoy trabajando". |
La
Televisión Pública Asturiana (TPA) consideró
que la actividad reunía suficiente interés como para informar
sobre ella.
Una
de esas ocasiones en las que la TV muestra guiarse por asuntos de interés
público.
Gracias.
Alberto, me ha parecido muy interesante. Es cierto que a la sociedad le faltan actividades culturales. No seremos nada sin saber algo de lo que hemos sido... Pregunta , pregunta a chavales ovetenses quién fué Benito Jerónimo Feijoo y no tendrán ni idea... Un a pena.
ResponderEliminarTus reflexiones muy adecuadas.
Un abrazo. La próxima me apunto...
Jerónimo
La próxima sesión del taller será el lunes 14 de diciembre, a las 18:00 en la Biblioteca La Granja, en el Paso del Bombé del Campo San Francisco, en Oviedo.
EliminarYa concretaremos en nuestra próxima tertulia.
Un abrazo.
Interesante iniciativa la de observar algo /alguien y extraer una memoria que se comparte luego con otras personas. Es la base de toda experiencia individual. No conozco la figura del P. Feijoo, aunque sí las excelentes instalaciones del Museo Arqueológico y sus contenidos históricos, que son nuestra historia. Un Museo que, a pesar de los esfuerzos y cambio de aire que le está dando Ignacio Alonso, Director y Arquitecto, además de compañero de carrera y amigo, sigue siendo el gran olvidado de la ciudad. Es interesante tu reflexión sobre la experiencia del viaje interior, un desplazamiento introvertido. Una implosión interna. Es la base de la filosofía sufí. Aunque el viaje, como concepto, como peregrinación personal hacia el conocimiento, tiene otras derivadas que pasan por el cambio de escenario: paisaje, cultura, costumbres y paisanaje. Y a través de la experiencia extrovertida, de la explosión sensitiva, llega la humildad y el conocimiento interior. "Yo y el Universo" como diría Ernesto Sábato. Muchas gracias Alberto, por hacernos partícipes de esta experiencia.
ResponderEliminarEl Museo es agradable de visitar. Yo lo hago, en ocasiones, con mis hijos. Nos dejamos llevar y, al azar, elegimos una de las plantas y nos perdemos, cada uno por su lado.
EliminarResulta entretenido.
El claustro es magnífico y la celda de Feijoo está mal resuelta desde el principio, porque se podría habr planteado de modo más atractivo, como sé que se ha hecho con la torre de Montaigne.
Pero este drama español de negar lo nuestro viene de lejos y no parece que le vayamos a encontrar solución.
Por lo demás, el taller es muy inspirador y la actividad descrita dio mucho juego.
Seguiré dando noticias.
Te veo en la foto concentrado e inspirado, observando y plasmando un gran texto.
ResponderEliminarNo te dejes llevar por las apariencias, JJJ, o te convertirás en un iluso.
EliminarUn abrazo.