El pasado miércoles se hizo público que la Fundación Princesa de
Asturias concedía el Premio de la Concordia a “Los sanitarios españoles que
trabajan en primera línea contra la COVID-19”.
Es un merecido reconocimiento a su labor.
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He leído el titular y me he alegrado. Y he contemplado reacciones
similares en otras personas que, en RR SS, o en comentarios privados, han
querido hacer saber su satisfacción porque, como se expresa en el acta
del jurado, “con su heroico espíritu
de sacrificio, y asumiendo graves riesgos y costes personales, incluso la
pérdida de la propia vida, se han convertido ya en el símbolo de todas las
personas, instituciones y empresas enfrentadas a esta pandemia, reconocido como
tal con constantes muestras de agradecimiento y solidaridad”.
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Pero vuelvo a leer el titular y hay algo que no me gusta del todo.
No importa que siendo una pandemia global, se hayan fijado en los
sanitarios españoles, como si los de
otros lugares no hayan mostrado un sacrificio y una entrega similar. En lo que
la Fundación denomina “trayectoria” (una explicación más detallada de lo que resume el acta), ya se
ocupan de señalar que “medios
internacionales [...] han destacado también la labor de los sanitarios de
España y han subrayado la abnegación en el desempeño de su cometido”, pese
a que sólo apunten un medio: The New York Times.
Pero no es eso. Asumo que en la concesión de premios hay una
cierta tendencia a barrer para casa.
No es eso, no.
Vuelvo a leer: “los
sanitarios españoles que trabajan en primera línea...”.
“Los
sanitarios españoles que trabajan en
primera línea...”.
“En primera línea”.
¿Primera línea? ¿Qué es esto de primera línea?
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No es un criterio médico. La terminología del ámbito sanitario ha
sido desplazada por otra, ajena, donde el concepto primera línea tiene sentido.
En la exposición de motivos que se detallan en la trayectoria se encuentra pronto la
explicación: “Los profesionales
sanitarios españoles en contacto directo con los pacientes afectados por la
COVID-19 conforman la primera línea en
la lucha”. Y, siguiendo esa línea argumental, se emplea una colección
de términos bélicos: “este grupo se ha colocado en la vanguardia
de un combate”, “están implicadas, de
forma intensa, otras empresas y, de una manera especial, el Ejército y las
fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado”. “España es uno de los [países]
que con más virulencia ha sufrido su impacto”.
El empleo del símil militar hace que resulte más sencillo emplear
metáforas.
Pero el uso de símiles o metáforas es delicado. Son imprecisos,
son inexactos y llevan adheridas ciertas cargas (emocionales, entre otras) procedentes
del ámbito originario (el bélico en este caso).
Es necesario recordarlo: la COVID-19 es una enfermedad, no es una
batalla.
Por su amplia expansión se ha convertido en una pandemia, no en
una guerra.
Despedirse de toda esa terminología será bueno, porque no habrá
una carga añadida innecesaria; procederá toda del ámbito médico-sanitario; será
consustancial a la enfermedad y, por tanto, inevitable.
El premio Princesa ha supuesto un reconocimiento para la metáfora
bélica; la ha institucionalizado. Eso no es una buena noticia.
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No dejo de darle vueltas.
“Los
sanitarios españoles que trabajan en primera
línea...”.
¿Quiénes trabajan en primera línea?
Supongo que los que desarrollan su labor en atención primaria, en
Centros de Salud, dispensarios, ambulatorios, ...
Imagino que también incluye a quienes prestan servicio en
Urgencias y Hospitales.
¿Y los que están en planta? ¿Los de atención especializada? ¿UVIs
y UCIs? ¿Quirófanos? ¿Todos caben dentro del reconocimiento?
¿Existe primera línea porque hay segunda línea? ¿Quiénes quedan
fuera? ¿Qué sanitarios no merecen reconocimiento? ¿Acaso no estaba excedido el sistema y todos los servicios estaban sobrecargados? ¿Quizá otras especialidades
médicas no vieron alterada su labor habitual, en algunos casos por saturación y
en otros por suspensión, dificultando su labor? Y esos sanitarios que cedieron
personal, espacio, recursos, ¿no son merecedores de reconocimiento?
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¿Cómo no darse cuenta que en un recinto cerrado, cualquier
Hospital, el frente de batalla podía
estar enfrente de la retaguardia?
¿Cómo no comprender que el sistema sanitario es eso, precisamente
eso: un sistema, y que sus partes están imbricadas en relaciones complejas que
exceden la consideración territorial
delimitada por líneas establecidas de
manera arbitraria?
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“Los sanitarios españoles que trabajan en primera
línea...”.
¿Quiénes son los sanitarios? ¿Médic@s? ¿Enfermer@s? ¿Auxiliares?
¿Celador@s? ¿Limpiador@s? ¿Administrativ@s? ¿Fisioterapeutas? ¿Psicólog@s?
¿Cociner@s? ¿Técnic@s de radiología o laboratorio? ¿Gestores? ¿Farmacéutic@s?
¿Personal de seguridad? ...
Todas las personas que trabajan en un Hospital, o en un Centro de
Salud, ¿son sanitarios?
Fuera de esos recintos delimitados queda claro que el Ejército y
las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado están incluidos en el
reconocimiento; se les menciona de forma explícita.
Pero, ¿ambulancias?, ¿farmacias?, ¿servicios funerarios?, ¿tanatorios?
¿Qué pasa con ellos? ¿Son sanitarios, o no? ¿Merecen
reconocimiento?
Y, yendo más lejos, los servicios no sanitarios que el Gobierno decretó esenciales, ¿quizá no eran tan
esenciales?
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Sé que planteo muchas preguntas; estoy seguro que, según para
quién, no serán demasiadas.
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Concluyo: el premio de la Concordia de la Fundación Princesa de
Asturias reconoce la metáfora bélica.
La institucionaliza.
No es una buena noticia.
“La enfermedad 'no es' una metáfora,
y el modo más auténtico
de encarar la enfermedad –y el modo más sano de estar enfermo–
es el que menos
se presta y mejor resiste al pensamiento metafórico”.
Susan Sontag
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Cinco personas —Tona, Tania,
María, Lara, Ana— leyeron un borrador del texto.
Sus indicaciones me ayudaron
a corregir imprecisiones.
Estoy en deuda con ellas.
pone: "Cada premio consta de un diploma, una escultura de Joan Miró representativa del galardón, una insignia con el escudo de la Fundación Príncipe de Asturias, y una dotación económica de. 50 000 euros. Si el premio fuera compartido, correspondería a cada galardonado la parte proporcional de su cuantía." esto quiere decir que a casa sanitario (según criterios) le toca la parte proporcional de los 50 mil?
ResponderEliminarY hay quien se pregunta quién vendrá a recogerlo, que debe molar mucho estar en el Teatro Campoamor y que te dediquen una ovación cerrada.
EliminarGracias.
Quienes mejor que ellos ,
ResponderEliminarclaro que si ,