martes, 1 de noviembre de 2011

Estudiar

Todos queremos que los jóvenes estudien: sus padres, sus educadores y, también, el conjunto de la sociedad. ¿Quieren ellos lo mismo?

Foto: .lucy
Ya he defendido en otros artículos que, centrándose exclusivamente en el entorno académico y en los conocimientos adquiridos, se desenfoca el problema del futuro de la juventud; probablemente habría que prestar atención a otros ámbitos —singularmente, el deporte y su expresión artística— y destacar la relevancia de las habilidades sociales como demostración de la capacitación profesional y relacional de las personas.

Sin embargo, ello no obsta para reconocer la trascendencia del estudio y su especial influencia en la determinación del destino que les espera. Resulta evidente que deben escapar de la ignominia que supondría para ellos ser unos indocumentados o unos iletrados. Su única salvación es, pues, documentarse y acercarse a —profundizar en— las letras.

Determinante resultará para ellos aprender a aprender, un proceso que, sintéticamente, debe incluir la siguiente forma de trabajar conceptualmente:

ü      Comprender

ü      Memorizar

ü      Utilizar (relacionar y desarrollar la capacidad de establecer nuevas relaciones)

Foto: Pragmagraphr
El saber es acumulativo. Estudiar conduce a conocer los logros de nuestros predecesores: toda la Historia de la Humanidad no puede olvidarse, ni tampoco acumularse, sino que debe ejercitarse —en recuerdo de los que nos antecedieron, en nuestro propio beneficio y como legado a los que nos sucederán—.


En este cúmulo de información en que los jóvenes tendrán que (sobre)vivir, deberán ser capaces de manejarla sabiamente: seleccionar lo útil, desechar lo improcedente y utilizar el juicio personal para forjar fundamentadamente sus propias vidas.

Foto: radioher
Resulta pertinente y necesario reivindicar el poder de la lectura y la reflexión como bases de la creatividad y sustento para la definición de la propia identidad.

Reconocer que el éxito no sólo procede de lo académico: explorar las posibilidades que permite el mundo y explotarlas al máximo en el campo que cada uno haya decidido más adecuado para protagonizar su realidad personal.


Ser capaz de establecer relaciones constructivas con su entorno (personas, situaciones y cosas).


Para aprender a aprender, primero hay que aprender a estudiar. Es necesario que los jóvenes desarrollen un método sistemático de trabajo que, empiece antes de las clases y termine después de los exámenes. Consistirá en técnicas que, vía su repetición, se interiorizarán para convertirse en hábitos.

Deberá trabajarse con los jóvenes desde una triple perspectiva (reservándose para ellos la parte más dura del trabajo: su ejecución permanente):

ü      Social — modelo educativo

ü      Familiar — hábitos

ü      Escolar — técnicas


Desarrollar tareas, en el entorno escolar, que faciliten la adquisición de técnicas de estudio. Los educadores, conocedores de las características de sus alumnos y expertos en el desarrollo de metodologías didácticas, orientarán a los jóvenes en la práctica diaria repetida del método sistemático más adecuado para favorecer el aprendizaje.

En el ambiente familiar, los padres cuidarán de que los hijos entiendan las ventajas de fragmentar el trabajo, desarrollar tareas diarias y cotidianas que, a la larga, terminen caracterizando a la persona adulta y se hayan fraguado en la etapa de crecimiento. Los hábitos así adquiridos y desarrollados serán consistentes en el tiempo y no requerirán esfuerzo para su desempeño real.

El entorno social deberá propiciar un modelo de educación comprometido por todos sus estamentos. Se deberá lograr un pleno acuerdo basado en los principios esenciales del esfuerzo, la individualidad y la responsabilidad colectiva.


En la base del deseo de aprender se deberá encontrar el afán de saber. Los jóvenes que busquen la felicidad por medio del esfuerzo, deberán asimilar —mejor pronto que tarde— el gusto por la sabiduría; ese momento en el que quieres seguir ampliando tus conocimientos —y desarrollando tus habilidades— sin que nadie te lo pida, sino respondiendo a una exigencia personal. Se convertirá en tu principal motivación.

Ése será el camino que, en cuatro pasos, conduzca a la excelencia.

Foto: j.o.h.n. walker


En el origen de este artículo se encuentran conversaciones mantenidas con Juan Carlos Calzón, Rubén Aristayeta y Luis Alberca, a quienes presento mi agradecimiento públicamente.

Como apoyo para el método sistemático de estudio, he consultado, utilizado y recomiendo ahora el libro “Aprender a estudiar. ¿Por qué estudio y no apruebo” (Pirámide, 2007) de Concepción Fernández e Isaac Amigo.

9 comentarios:

  1. Gracias por éste artículo Alberto, es MUY bueno y estoy de acuerdo en todo. Desafortunadamente, los chicos de hoy han perdido motivación para estudiar y es muy difícil para la mayoría de los educadores y padres saber cómo remediar ésta situación de desgana. ¿Qué está pasando en el mundo?... (porque es una situación global, mejor en unos países que en otros pero generalmente cada vez más los estudiantes en todo el mundo, estudian menos).
    "Aprender a aprender" “Aprender a estudiar” dices, Alberto y es realmente cierto y desde el punto de vista de profesora, diría que lo que NO podemos hacer los educadores con los niños ni con los jóvenes es ponernos a ENSEÑARLES. No es lo que debemos a hacer. Lo que debe hacer un profesor/a es AYUDARLES A APRENDER, que es muy distinto. La respuesta del alumno sería más satisfactoria, estaría más motivado, sintiendo que al/a la profe le importan sus necesidades, sus opiniones, que valora los riesgos que toma cuando ofrece información o contestaciones que no sean las correctas, que le anima a seguir en su esfuerzo, que fomenta su creatividad., que la crítica de su trabajo sea constructiva y amable. Que sepa el alumno/ la alumna que de verdad IMPORTA como individuo al profesor.
    El tema de la educación es, como hemos comentado en algún otro artículo, muy complicado porque intervienen muchos factores: la familia, la escuela, el dinero (y los injustos recortes)que desde el gobierno se destina para la educación, la televisión y sus mensajes manipuladores de la sociedad en general, los valores que se están perdiendo, el mal uso de los ordenadores etc.
    Desde muy temprana edad hay que fomentar la creatividad y la curiosidad de un niño para que crezca, como bien dice Alberto, con el afán de saber.
    Siempre animo a mis alumnos a leer y a leer y a viajar y a conocer mundo y gentes, dos aspectos de la educación individual fundamentales que se realizan fuera de las aulas.
    Os dejo porque mientras me perdía en el blog se me ha quemado del todo una salsa complicada y debo empezar de 0 otra vez!!

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  2. Alberto: un artículo más que extenso y completo. Pero, como bien dice Nina, la realidad es otra bien distinta.
    Se ha perdido la ilusión por conocer, practicar y explorar esos conocimientos que nos aporta la disciplina del estudio.
    En mi caso, por el lugar donde trabajo, a lo largo de esta última generación (perdida totalmente para mi) las aberraciones linguísticas, geográficas, históricas o literarias, por citar algún caso, que he tenido que escuchar. El desconocimiento grave y cada vez más deteriorado de los jovenes en edad escolar. Cabe decir que esperas que un niño de 5 años no sepa pedir un libro a no ser que sea por una cosa característica, un color, una figura, pero que un estudiante universitario te pida un manual de legislación, tipo enjuiciamiento civil, y tú le preguntes por editorial y te conteste que es de color verde, da la idea de a lo que nos enfrentamos. Se pierden atributos, como la conversación y la escritura (con los Ipods y los móviles ya no saben ni escribir)
    las buenas maneras y la educación, y lo que es peor:la autoridad de unos padres y la disciplina de unos profesores. Y nos preguntamos socarronamente What have I done to deserve this?
    ¿Qué he hecho yo para merecer ésto?
    Un abrazo

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  3. Ésto se lo deberías explicar a mi hija...

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  4. Hola Alberto:
    Respecto a este artículo, que me gusta mucho, me hace pensar que el problema de la falta de las técnicas de estudio no afecta sólo al tiempo de estudiante, sino a la etapa laboral.
    Nos enfrentamos con retos de lectura, con necesidad de investigar, de entender lo que nos rodea, pero también de memorizar conceptos que son de aplicación a nuestro trabajo diario.
    Muchas de las personas válidas que se van incorporando al trabajo y que sufren mucho a la hora de realizar sus tareas precisamente por faltar una buena base de estudio.

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  5. Por qué no organizamos un taller de estudio? o unas charlas para el estudio?

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  6. Viejo Artesano, descubre como incluirla sin pinchar...
    Eso de los talleres, te toca pensar en algo:-)

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  7. He leído el comentario de Juan Angel y tiene mucha razón. Ha sido más frío, más duro que yo al relatar lo que es su experiencia pero lo que dice es la realidad.
    Hemos hecho algo para merecer esto Juan Angel. Hay que descubrirlo todo y poner remedio para que los peques que vienen de ahora en adelante sean diferentes, tengan avidez de saber y que sepan lo que es la disciplina y el esfuerzo.
    ¿Crees Juan Angel que saben usar sus Ipods etc?. Yo ya dudo realmente de si saben usar BIEN el ordenador.
    Saludos,
    Nina

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  8. Nina: Interesantes reflexiones que complementan perfectamente el artículo. Lamento lo de la salsa.

    Juan Angel: poco más que añadir. Tú lo contemplas desde esa posición en la que sólo van los que quieren documentarse o leer. ¡Imagínate el resto!

    Chema: ¿qué te hace pensar que no estoy preocupado por poder explicárselo a los míos?

    Anónimo: completamente de acuerdo. La utilización de información es fundamental en la vida profesional. A mí me enseñaron que los años de formación servían para prepararte para el futuro y los retos que te podías llegar a encontrar. No era tan importante saber algo, sino aprender a encontrarlo en el caso que lo necesitaras.

    Ana: estoy abierto a trabajar en esa idea.

    Viejo artesano: ¿por ser oriental y no acordarse de lo que leyó tienes que llamarlo meme?

    Anónimo: Uy, ha sonado ligeramente intimidatorio

    Nina: yo creo que muchos estamos trabajando en ello. Es verdad que dicen que esta generación de jóvenes será la primera que viva peor que la de sus padres. Pero también es verdad que tienen muchas oportunidades que antes no tuvimos. Ya sabes dónde han ido mis hijos sin que yo saliera prácticamente de España. Lo cierto es que los que sepan aprovechar las ilimitadas oportunidades que se les presentan por delante, literalmente dominarán el mundo.

    En fin, no quiero terminar este comentario con una nota triste, porque sé que todos los que os habéis asomado aquí os preocupáis por hacer que las cosas cambien. Esa es una fuerza imparable.

    Gracias a todos

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