Nada
hay tan importante.
"Mirando al futuro" Foto: pcgn7 |
En
casa empleamos un principio revolucionario que rige la educación que tratamos
de facilitar a nuestros hijos: les estamos preparando para que se vayan de casa.
Algún
día.
Pronto.
Cat
Stevens — “Father and son”
El
tiempo pasa más rápido de lo que nadie imagina.
“Con lo lentos que pasan los días, la
prisa que se dan los años en pasar”.
*****
Tres
peligros acechan. Debemos estar alerta. No podemos ceder ante ellos:
1 – El desapego.
Nos cuesta vincularnos con sus intereses, actividades
o preocupaciones. Olvidamos cómo fuimos nosotros y lo necesitados que estábamos
de proximidad y afecto.
2 – La dejadez.
Posponer el momento de abordar determinados asuntos
(de importancia) y descubrir que se ha hecho demasiado tarde.
3 – La comodidad.
Regir nuestros actos, tratando de eludir el conflicto,
en la búsqueda de una armonía que termina siendo sólo aparente.
*****
Queremos
que, en nuestros hijos, con los años, en su momento, a su ritmo, surja la
necesidad de buscar su autonomía.
Que
lleguen a saber que tienen que irse,
para cumplir con su propio proyecto personal.
Que
tengan ganas de volver y compartirlo y escuchar cómo nos involucran en sus experiencias y nos permiten aprender con
ellos, de ellos.
Que
se cumplan en nuestros hijos las mismas expectativas que nuestros padres
pusieron en nosotros cuando, creciendo, mostrábamos nuestra necesidad de
independencia. Y nuestros miedos.
Jorge Marazu — “Miedo”
Como
no sentir, por nuestros hijos, lo complicado que es vivir, cuando hemos
recorrido antes ese mismo camino.
Qué fugaz la
juventud, imposible de parar.
Cómo se escapó
de entre tus dedos.
*****
Es
su momento. Cambian el centro de sus atenciones y ya no vamos a estar para
acompañarles en sus decisiones. Creeremos ciegamente que hemos sabido transmitir
la confianza en que, las que vayan a tener que tomar, sean las adecuadas.
Y
si se equivocan, que lo van a hacer,
que no sea irreparable.
Que
tengan fortaleza para superar el cañón del
qué dirán.
*****
Son
mis hijos. Seres heroicos. Saldrán, solos, a enfrentarse a lo desconocido.
Ángel
de la Guarda: hasta ahora hemos estado pendientes de ellos, Llega el momento en
que tendrás que multiplicar tu jornada.
No
les abandones nunca.
Pide
refuerzos.
Gracias Alberto, preciosa entrada. Se echa de menos en la educación de los padres de hoy, ese Tough Love, que es tan necesario en la crianza de los hijos para prepararles BIEN para la Vida.
ResponderEliminarUn beso
Nina
Gracias Nina.
EliminarMe alegro de tenerte otra vez, como comentarista activa.
Un beso.
excelente reflexion. Cierto la educación es lo mejor que puedes dar en herencia. prcisament dada la edad de lo mios estoy en la encrucijada que mencionas
ResponderEliminarSi no es indiscreción, Bernardo, ¿qué edades tienen?
EliminarLos míos 13, 11 y 6 y el lobo empieza a asomar las orejas.
Gracias, por hacer que me pare a pensar.
ResponderEliminarEncantado, por supuesto.
EliminarGracias a ti por pasarte y comentar.
Y a pesar de todo esto, no se van nunca.
ResponderEliminarEugenia
Es una de las tragedias de nuestra sociedad actual, que complica que, aún queriendo, puedan conseguirlo.
EliminarUn beso
UY! yo creo que antes de la crisis, mucho antes, tampoco se querían ir. ¿Para qué? Si tienes tu chiringuito bien montado en la morada familiar, a veces con entrada independiente por la cual se puede colar todos y todas, hay alguien que te planche las camisas y te cocina de maravilla y además todas las mañanas de tu vida una mujer te dice "Pero, Qué guapo eres, hijo mío!" ¿Para qué marcharse?!! :)
EliminarAlberto, te leo siempre pero esstoy muy abosrbida por el trabajo y ultimamente ando con unos vampiros energeticos que no me dejan tiempo para participar todo lo que yo quisiera...pero Yo nunca te perderé de vista!!
Un beso
Es cierto, Nina, que siempre ha habido caraduras que han querido vivir de la sopa boba.
EliminarPero no es menos cierto que hay jóvenes que tratan de labrarse un futuro, que se empeñan y se esfuerzan y que, pese a todo, les resulta excesivamente complicado.
Y tengo clarísimo que el nivel de dificultad que la sociedad actual (no los padres) plantea para la independencia de los jóvenes, es una verdadera tragedia.
También sé de casos de hijos que se han casado y se han ido a vivir a una casa que les pusieron los padres y cuando tienen hijos, piden a los abuelos que se ocupen de los niños (llevarles y recogerles del colegio), porque no les da el dinero para tener un cuidador. Luego, sábado sí, sábado también, llevan a los niños a casa de los abuelos para poder salir de cena con los amigos. Y el domingo, se presentan a comer en casa de los abuelos y, tras la siesta reparadora (a la que llaman pasar la tarde de visita), se vuelven a casa a trajinar con su pesada carga.
Una exageración, ya sé...
Un beso.
Estupenda entrada, Alberto. Mi hijo mayor tiene 12 años (casi 13) y está empezando a descubrir cosas a las que hasta ahora no prestaba atención, y que viene acompañado de ese leve desapego que implica dejar de ser niño...
ResponderEliminarCotidianamente me esfuerzo en recordar cómo era yo con esas edades (el otro tiene 10), para contextualizar sus comportamientos e intereses, y desdramatizar. Es fascinante esa sensación de verles crecer, verles adquirir autonomía, sentir pena y a la vez satisfacción, miedo por los riesgos de esa edad en la que entran...ahí, todo mezclado. La vida.
Gracias.
Gracias a ti, José Luis.
EliminarMe consta que no es demasiado frecuente, hoy en día, los padres que tratamos de recordar cómo éramos nosotros a sus años y cómo hacíamos sufrir a nuestros padres y tratar de asimilar que el camino, aunque complejo, debe ser afrontado de forma valiente.
Mucha suerte.
Interesantísimo, Alberto. Aún me faltan unos años y espero acordarme de algunos detalles. Un abrazo.
ResponderEliminarEn una de esas charlas que organizan en el colegio de mis hijos, alguien hablaba de unos padres que habían planteado las dificultades que estaban teniendo con el niño y pedían consejo sobre qué podían hacer.
Eliminar¿Qué años tiene el niño?
14.
Ahora ya no podéis hacer nada. Deberíais haber empezado hace mucho; entonces podríais haber conseguido cosas, pero ahora es demasiado tarde.
Se me quedó grabado. Nunca es tarde para empezar a trabajar con los hijos; a leer, a acudir a cursos, a compartir soluciones con otros padres (más que a compartir problemas, que es lo habitual).
En fin, Johnny, mucha suerte
Hola Alberto:
ResponderEliminarCon retraso sobre su fecha de publicación leo ahora esta entrada cuyo contenido me parece de una enorme sensatez. A todos (padres, profesores y educadores en general) nos viene bien pararnos de vez en cuando a pensar en los pilares sobre los que sustentamos nuestra tarea formativa; y escritos como éste tuyo son de gran ayuda para esa reflexión.
Gracias ... y te animo a seguir en esta linea.
Nacho
Gracias, Nacho, ya sabes que fuiste co-inspirador de este artículo. Soy consciente de lo difícil de involucrarse en la formación de jóvenes, pero su relevancia es decisiva, para ellos y para el mundo en el que tendrán que vivir.
EliminarUn abrazo.