Sesión del taller literario Desde la sombra: artes, reflejos y mujeres, organizado por la Asociación Empresa Mujer, ASEM y coordinado por Patricia Núñez.
23 de febrero de 2023.
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— Hola.
Has llamado al teléfono de María Elfavor. En este momento no estoy en casa. Si
eres tan amable, deja tu mensaje después de oír la señal. Pip.
— Hola,
María. Soy Titus. Ando preocupado y quería hablar contigo, porque ya sabes que,
a veces, cuando me vienen las preocupaciones, me agobio y me ahogo y quería ver
si hablando un rato contigo me desahogaba, pero, no estás y sigo dándole vueltas y más vueltas y la cosa no deja de bla bla bla BLA BLA BLAbla y cuando me doy cuenta estoy de repente en un atolladero y ...
— Hola.
Has llamado al teléfono de María Elfavor. En este momento no estoy en casa. Si
eres tan amable, deja tu mensaje después de oír la señal. Pip.
— Hola,
María. Soy Titus. No sé qué ha pasado, pero se cortó la llamada. Te decía que
estoy preocupado, porque, fíjate, el otro día me paré a pensar en la cantidad
de tiempo que perdemos en tonterías y me agobié y me dije: ¿no será posible
hacer algo más útil que estar perdiendo el tiempo?, pero no supe qué decirme y sigo dándole vueltas y más vueltas y la cosa no dej a de bla bla bla bla a de bla bla bla bla a deblaBLA BLA BLA bla bla bla bla a de bla bla bla bla a de bla bla bla bla a de bla bla bla bla a de bla bla bla bla y cuando me doy cuenta estoy de repente en un callejón sin salida y, bueno, ya son las siete y
tengo necesidad de excusarme. Te llamo mañana. Adiós.
— Hola.
Has llamado al teléfono de María Elfavor. En este momento no estoy en casa. Si
eres tan amable, deja tu mensaje después de oír la señal. Pip.
— Hola,
María. Soy Titus. Tengo que darte las gracias por la conversación de ayer. Me vino
estupendamente. Ya sabes que a veces me preocupo por cosas y me pongo a darle
vueltas y me agobio, pero ayer, hablar contigo, me vino muy bien, para que
luego digan que la tecnología nos distancia y eso, cuando todo depende de cómo
lo hagas y yo creo que no es cosa del uso, sino del abuso, que estoy preocupado
por un sobrino mío, Klaus, creo que lo conociste en las Navidades del año
pasado, le ponemos siempre un pijama rojo y el pobre crío se marcha agobiado y
dice que no tiene ninguna gracia, pero yo creo que con cuarenta y cinco años
debería empezar a tomarse las cosas de otra forma y no agobiarse tanto, pero yo
sigo dándole vueltas y más vueltas y la cosa no dej a de bla bla bla bla a de bla bla bla bla a de bla bla bla bla a de bla bla bla bla a de bla blaBLA BLA BLA bla bla a de bla bla bla bla a de bla bla bla bla y cuando me doy cuenta estoy de repente en un atolladero y ya he perdido la cuenta de lo que ...
— Hola.
Has llamado a María Elfavor. No estoy en casa. No hace falta que dejes mensaje.
Pip.
— Hola,
María. Soy Titus. Ayer se cortó la llamada, pero tuve que ir a ver la grieta de
la pared del fondo de la galería rosa, que tengo la sensación que se está
haciendo más grande cada vez que la miro, pero, claro, como la galería rosa ya
no la visito desde que no está Mamá, pues me preocupa, porque a ella le gustó
siempre mucho (la galería rosa, no la grieta, creo que la grieta fue después,
pero no estoy seguro) y entre las preocupaciones por la grieta y la jamba de
una puerta, que rechina y que hace un frío de espanto, me quedé tiritando, ya
sabes lo friolero que soy, porque tengo miedo de las corrientes de esta casa
que, además de enorme, necesita algún que otro arreglo, pero desde que no está
Mamá, ya nadie mira por la casa, ni por mí, y me preocupa, pero, como yo
siempre digo, mejor ahora que no dentro de una hora y sigo dándole vueltas y más vueltas y la cosa no dej a de bla bla bla bla a de bla bla bla bla a de bla bla bBLA BLA BLAla bla a de bla bla bla bla a de bla bla bla bla a de bla bla bla bla a de bla bla bla bla y cuando me doy cuenta estoy de repente en un punto sin retorno, porque ya no tengo muy claro qué
hacer y sigo dándole vueltas y más vueltas y la cosa no dej a de bla bla bla bla a de bla bla bla bla a de blBLA BLA BLAa bla bla bla a de bla bla bla bla a de bla bla bla bla a de bla bla bla bla a de bla bla bla bla y cuando me doy cuenta estoy de repente en un atasco y me quedo sin saber qué hacer o qué decir ...
— Hola. Soy
María Elfavor. No estoy en casa. Titus, no dejes mensaje. Pip.
— Hola,
María. Soy Titus. No te lo vas a creer. He estado midiendo la grieta de la
galería rosa y ¿a qué no sabes cuánto mide? Pues tres cuartos de largo y una
miaja pequeña de ancho. De fondo no sé, porque no me entraba la uña. Quería
usar la cinta métrica de Mamá, pero desde que ya no está, ya no sé dónde está.
Y como no quería preocuparme mucho, traté de improvisar una medida, porque,
como digo yo siempre, no hay nada mejor que las dificultades para azuzar el
ingenio. Estuve pensando sacar algunos trastos que había dejado Mamá en la
chimenea, ya sabes que no le gustaba encenderla y aquí sigue haciendo un frío
terrible, pero pensé que a lo mejor volvía Mamá y no le iba a parecer bien y
empecé a preocuparme y sigo dándole vueltas y más vueltas y la cosa no dej a de bla bla bla
bla a de bla bla bla bla a de blBLA BLA BLAa bla bla bla a de bla bla bla bla a de bla bla bla bla a de bla bla bla bla a de bla bla bla bla y cuando me doy cuenta estoy de repente en el mismo sitio de siempre, sentado debajo de la ventana,
hablando contigo, porque ya sabes que es el único sitio donde hay teléfono y a
Mamá no le gusta hacer cambios y he pensado y sigo dándole vueltas y más vueltas y la cosa no dej a de bla bla bla
bla a de bla bla bla bla a de bla blaBLA BLA BLA bla bla a de bla bla bla bla a de bla bla bla bla a de bla bla bla bla a de bla bla bla bla y cuando me doy cuenta estoy de repente en que ha llegado el momento de tomar decisiones por mi
cuenta, sin preguntar a nadie. ¿Qué te parece a ti?
— Soy María.
Titus, no me llames, no dejes mensaje. Pip.
— Hola,
María. Soy Titus. Debo confesarte que he cogido tanto gusto a estas charlas que
tenemos que, a veces, antes de llamarte, paso un rato pensando de qué podríamos
hablar, qué cosas te iban a resultar interesantes porque, quiero decírtelo,
disfruto mucho con ellas, me siento en paz y tranquilo y quizá no me preocupo,
pero, claro, el rato anterior me agobio un poco. Mira, llevo como una hora o
así dándole vueltas pensando qué decirte, qué contarte, qué preguntarte y que
todo fuera tan agradable para ti como lo es para mí, pero sigo dándole vueltas y más vueltas y la cosa no dej a de bla bla bla bla a de bla bla bla bla a de bla bla bla bla a de bla bla BLA BLA BLAbla bla a de bla bla bla bla a de bla bla bla bla a de bla bla bla bla y cuando me doy cuenta estoy de repente en mitad de la llamada y ya sé que todo va bien, porque
noto la sintonía que tenemos, que hace que no haya nada que me resulte más
agradable.
— Titus.
Soy María. ¿Quieres hacer el favor de dejar de llamarme? Pip.
— Hola,
María. Soy Titus. Esta noche no dormí bien. No sé si te lo he contado, pero por
la noche me asaltan algunas ideas y me pongo a darle vueltas a las cosas y no
dejo de agobiarme y empiezo a sentir una angustia y una congoja que hace que no
duerma bien, pero, como yo siempre digo, hay que aprovechar las oportunidades
cuando surgen y me echo unas siestas sueltas, en cualquier momento del día, que
me dejan amodorrado, porque dormir fuera de hora y de sitio no le va bien a
nadie y, como yo siempre digo, un clavo saca otro clavo, así que me paro a
pensarlo y me entran palpitaciones, pero sigo dándole vueltas y más vueltas y la cosa no dej a de bla bla bla
bla a de bla bla bla bla a de bla bla blBLA BLA BLAa bla a de bla bla bla bla a de bla bla bla bla a de bla bla bla bla a de bla bla bla bla y cuando me doy cuenta estoy de repente en mitad del salón, desnudo y con un gorro de polichinela
que, ¡oh Dios!
— Titus.
¡PARA! ¡NO ME LLAMES MÁS! ¡NO PUEDO
SOPORTARLO! Pip.
— Hola,
María. Soy Titus. Perdona que ayer colgara de repente, pero estoy pasando por un
momento muy delicado, no sé si lo sabes. Desde que se fue Mamá la semana pasada
a esquiar en Courchevel paso demasiado tiempo sólo y ya sabes que no se puede
hablar con Daisy, ni Macey, ni Tracy, ni con Boris, ni con Doris; de Morris
excuso contarte, pero se me acumulan tantas preocupaciones, a mí, que como yo
siempre digo, soy una persona sencilla, de gustos llanos y que se entusiasma
por cosas simples como hablar contigo que eres un cielo y que, seguro que sí,
disfrutas de estas llamadas tanto como yo, así que me comprometo a seguir
llamándote a diario. Besos. Te quiero.
— El
número al que ha llamado no existe.
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El motivo que propuso
Patricia era el cuadro “Hombre sentado
leyendo en la mesa de una habitación noble”, pintado por Rembrandt y fechado en 1628-1630.
El motor consistía
en mimetizarse con esa figura y ser el hombre que está en la estancia,
desarrollando la acción en primera persona.
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El diálogo —telefónico— entre Titus
(interpretado en la sesión por Teresa) y el contestador
de María Elfavor (a la que dio voz y carácter Pilar) fue muy divertido, porque
estuvieron espléndidas.
Gracias a todos.
Muy divertido!!
ResponderEliminarMuchas gracias 😊
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