viernes, 24 de febrero de 2023

Diálogo moderno (pero tampoco tanto)

Sesión del taller literario Desde la sombra: artes, reflejos y mujeres, organizado por la Asociación Empresa Mujer, ASEM y coordinado por Patricia Núñez.

23 de febrero de 2023.

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— Hola. Has llamado al teléfono de María Elfavor. En este momento no estoy en casa. Si eres tan amable, deja tu mensaje después de oír la señal. Pip.

— Hola, María. Soy Titus. Ando preocupado y quería hablar contigo, porque ya sabes que, a veces, cuando me vienen las preocupaciones, me agobio y me ahogo y quería ver si hablando un rato contigo me desahogaba, pero, no estás y sigo dándole vueltas y más vueltas y la cosa no deja de bla bla bla BLA BLA BLAbla y cuando me doy cuenta estoy de repente en un atolladero y ...

— Hola. Has llamado al teléfono de María Elfavor. En este momento no estoy en casa. Si eres tan amable, deja tu mensaje después de oír la señal. Pip.

— Hola, María. Soy Titus. No sé qué ha pasado, pero se cortó la llamada. Te decía que estoy preocupado, porque, fíjate, el otro día me paré a pensar en la cantidad de tiempo que perdemos en tonterías y me agobié y me dije: ¿no será posible hacer algo más útil que estar perdiendo el tiempo?, pero no supe qué decirme y sigo dándole vueltas y más vueltas y la cosa no dej a de bla bla bla bla a de bla bla bla bla a deblaBLA BLA BLA bla bla bla bla a de bla bla bla bla a de bla bla bla bla a de bla bla bla bla a de bla bla bla bla y cuando me doy cuenta estoy de repente en un callejón sin salida y, bueno, ya son las siete y tengo necesidad de excusarme. Te llamo mañana. Adiós.

— Hola. Has llamado al teléfono de María Elfavor. En este momento no estoy en casa. Si eres tan amable, deja tu mensaje después de oír la señal. Pip.

— Hola, María. Soy Titus. Tengo que darte las gracias por la conversación de ayer. Me vino estupendamente. Ya sabes que a veces me preocupo por cosas y me pongo a darle vueltas y me agobio, pero ayer, hablar contigo, me vino muy bien, para que luego digan que la tecnología nos distancia y eso, cuando todo depende de cómo lo hagas y yo creo que no es cosa del uso, sino del abuso, que estoy preocupado por un sobrino mío, Klaus, creo que lo conociste en las Navidades del año pasado, le ponemos siempre un pijama rojo y el pobre crío se marcha agobiado y dice que no tiene ninguna gracia, pero yo creo que con cuarenta y cinco años debería empezar a tomarse las cosas de otra forma y no agobiarse tanto, pero yo sigo dándole vueltas y más vueltas y la cosa no dej a de bla bla bla bla a de bla bla bla bla a de bla bla bla bla a de bla bla bla bla a de bla blaBLA BLA BLA bla bla a de bla bla bla bla a de bla bla bla bla y cuando me doy cuenta estoy de repente en un atolladero y ya he perdido la cuenta de lo que ...

— Hola. Has llamado a María Elfavor. No estoy en casa. No hace falta que dejes mensaje. Pip.

— Hola, María. Soy Titus. Ayer se cortó la llamada, pero tuve que ir a ver la grieta de la pared del fondo de la galería rosa, que tengo la sensación que se está haciendo más grande cada vez que la miro, pero, claro, como la galería rosa ya no la visito desde que no está Mamá, pues me preocupa, porque a ella le gustó siempre mucho (la galería rosa, no la grieta, creo que la grieta fue después, pero no estoy seguro) y entre las preocupaciones por la grieta y la jamba de una puerta, que rechina y que hace un frío de espanto, me quedé tiritando, ya sabes lo friolero que soy, porque tengo miedo de las corrientes de esta casa que, además de enorme, necesita algún que otro arreglo, pero desde que no está Mamá, ya nadie mira por la casa, ni por mí, y me preocupa, pero, como yo siempre digo, mejor ahora que no dentro de una hora y sigo dándole vueltas y más vueltas y la cosa no dej a de bla bla bla bla a de bla bla bla bla a de bla bla bBLA BLA BLAla bla a de bla bla bla bla a de bla bla bla bla a de bla bla bla bla a de bla bla bla bla y cuando me doy cuenta estoy de repente en un punto sin retorno, porque ya no tengo muy claro qué hacer y sigo dándole vueltas y más vueltas y la cosa no dej a de bla bla bla bla a de bla bla bla bla a de blBLA BLA BLAa bla bla bla a de bla bla bla bla a de bla bla bla bla a de bla bla bla bla a de bla bla bla bla y cuando me doy cuenta estoy de repente en un atasco y me quedo sin saber qué hacer o qué decir ...

— Hola. Soy María Elfavor. No estoy en casa. Titus, no dejes mensaje. Pip.

— Hola, María. Soy Titus. No te lo vas a creer. He estado midiendo la grieta de la galería rosa y ¿a qué no sabes cuánto mide? Pues tres cuartos de largo y una miaja pequeña de ancho. De fondo no sé, porque no me entraba la uña. Quería usar la cinta métrica de Mamá, pero desde que ya no está, ya no sé dónde está. Y como no quería preocuparme mucho, traté de improvisar una medida, porque, como digo yo siempre, no hay nada mejor que las dificultades para azuzar el ingenio. Estuve pensando sacar algunos trastos que había dejado Mamá en la chimenea, ya sabes que no le gustaba encenderla y aquí sigue haciendo un frío terrible, pero pensé que a lo mejor volvía Mamá y no le iba a parecer bien y empecé a preocuparme y sigo dándole vueltas y más vueltas y la cosa no dej a de bla bla bla bla a de bla bla bla bla a de blBLA BLA BLAa bla bla bla a de bla bla bla bla a de bla bla bla bla a de bla bla bla bla a de bla bla bla bla y cuando me doy cuenta estoy de repente en el mismo sitio de siempre, sentado debajo de la ventana, hablando contigo, porque ya sabes que es el único sitio donde hay teléfono y a Mamá no le gusta hacer cambios y he pensado y sigo dándole vueltas y más vueltas y la cosa no dej a de bla bla bla bla a de bla bla bla bla a de bla blaBLA BLA BLA bla bla a de bla bla bla bla a de bla bla bla bla a de bla bla bla bla a de bla bla bla bla y cuando me doy cuenta estoy de repente en que ha llegado el momento de tomar decisiones por mi cuenta, sin preguntar a nadie. ¿Qué te parece a ti?

— Soy María. Titus, no me llames, no dejes mensaje. Pip.

— Hola, María. Soy Titus. Debo confesarte que he cogido tanto gusto a estas charlas que tenemos que, a veces, antes de llamarte, paso un rato pensando de qué podríamos hablar, qué cosas te iban a resultar interesantes porque, quiero decírtelo, disfruto mucho con ellas, me siento en paz y tranquilo y quizá no me preocupo, pero, claro, el rato anterior me agobio un poco. Mira, llevo como una hora o así dándole vueltas pensando qué decirte, qué contarte, qué preguntarte y que todo fuera tan agradable para ti como lo es para mí, pero sigo dándole vueltas y más vueltas y la cosa no dej a de bla bla bla bla a de bla bla bla bla a de bla bla bla bla a de bla bla BLA BLA BLAbla bla a de bla bla bla bla a de bla bla bla bla a de bla bla bla bla y cuando me doy cuenta estoy de repente en mitad de la llamada y ya sé que todo va bien, porque noto la sintonía que tenemos, que hace que no haya nada que me resulte más agradable.

— Titus. Soy María. ¿Quieres hacer el favor de dejar de llamarme? Pip.

— Hola, María. Soy Titus. Esta noche no dormí bien. No sé si te lo he contado, pero por la noche me asaltan algunas ideas y me pongo a darle vueltas a las cosas y no dejo de agobiarme y empiezo a sentir una angustia y una congoja que hace que no duerma bien, pero, como yo siempre digo, hay que aprovechar las oportunidades cuando surgen y me echo unas siestas sueltas, en cualquier momento del día, que me dejan amodorrado, porque dormir fuera de hora y de sitio no le va bien a nadie y, como yo siempre digo, un clavo saca otro clavo, así que me paro a pensarlo y me entran palpitaciones, pero sigo dándole vueltas y más vueltas y la cosa no dej a de bla bla bla bla a de bla bla bla bla a de bla bla blBLA BLA BLAa bla a de bla bla bla bla a de bla bla bla bla a de bla bla bla bla a de bla bla bla bla y cuando me doy cuenta estoy de repente en mitad del salón, desnudo y con un gorro de polichinela que, ¡oh Dios!

— Titus. ¡PARA! ¡NO ME LLAMES MÁS! ¡NO PUEDO SOPORTARLO! Pip.

— Hola, María. Soy Titus. Perdona que ayer colgara de repente, pero estoy pasando por un momento muy delicado, no sé si lo sabes. Desde que se fue Mamá la semana pasada a esquiar en Courchevel paso demasiado tiempo sólo y ya sabes que no se puede hablar con Daisy, ni Macey, ni Tracy, ni con Boris, ni con Doris; de Morris excuso contarte, pero se me acumulan tantas preocupaciones, a mí, que como yo siempre digo, soy una persona sencilla, de gustos llanos y que se entusiasma por cosas simples como hablar contigo que eres un cielo y que, seguro que sí, disfrutas de estas llamadas tanto como yo, así que me comprometo a seguir llamándote a diario. Besos. Te quiero.

— El número al que ha llamado no existe.

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El motivo que propuso Patricia era el cuadro “Hombre sentado leyendo en la mesa de una habitación noble”, pintado por Rembrandt y fechado en 1628-1630.

El motor consistía en mimetizarse con esa figura y ser el hombre que está en la estancia, desarrollando la acción en primera persona.

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El diálogo —telefónico— entre Titus (interpretado en la sesión por Teresa) y el contestador de María Elfavor (a la que dio voz y carácter Pilar) fue muy divertido, porque estuvieron espléndidas.

Gracias a todos.



2 comentarios:

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