Cada
proyecto que uno emprende en la vida lleva asociado el difícil momento inicial.
Ese punto en el que, superadas las dudas y recelos, decides lanzarte y decir “sí, vale. Lo haré”. [1]
Adquirir
un compromiso. [2]
Más
tarde, cuando el tiempo haya dictado sentencia, permitiendo comprobar la
fortaleza de la apuesta, todos serán capaces de contar su historia, a su manera.
Si funcionó, los espectadores afirmarán que nunca habían dudado de la
viabilidad del proyecto, que ellos ya sabían que todo iba a ir bien. Al tiempo,
los protagonistas se acuerdan de las dificultades iniciales; esas trabas que se
encuentran (y nunca se imaginan), que salpican todo proyecto y que ponen a
prueba la determinación de quienes lo acometen. [3]
Si
el proyecto no prosperó, los espectadores, agoreros de pacotilla, afirmarán
conocer los motivos por los que aquello no llegó a buen término, obviando los
esfuerzos que se hicieron para que todo encajara (y, pese a ello, no ser capaces
de conseguirlo). [4]
Los
inicios siempre son duros. Aspiras alcanzar algo, pero no sabes del todo cómo y
debes esforzarte mucho en conseguirlo. [5]
Luego,
los espectadores (que se quedan cómodamente sentados, a la expectativa, sin
empezar nada) juzgan, a toro pasado, para decir qué funcionó y qué no, y
sentenciar, sin que nadie se lo haya pedido, que ellos ya sabían lo que iba a
pasar (y, por no arriesgar nunca, llevan una vida cómoda, rutinaria, llena de
monotonía). [6]
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Mis
amigos Leo y Pedro se han empeñado en empezar de nuevo. [7] Quieren
que la que fue una pieza esencial del comercio ovetense, Santa Teresa, tenga continuidad, superando el cierre temporal y,
además de trasladarse, han querido transformar su establecimiento, adquiriendo
la forma mixta de Librería [8] – Café [9], proponiendo un
lugar tranquilo, que anime a la lectura y el encuentro; una pausa en este mundo
frenético que no deja de cambiar, para terminar siendo lo mismo.
Les
animo a que tengan éxito. [10] La ciudad en la que vivo requiere de
espacios de esas características. Yo lo frecuentaré.
Mucha
suerte. Sé que trabajarán duro para conseguirlo. [11]
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Se
incluye una banda sonora, por más que, en ocasiones, la música pueda resultar
incompatible con la lectura (o la conversación), asentada en la creencia de que,
si encaja, puede resultar algo maravilloso. [12]