miércoles, 23 de noviembre de 2011

Gratis total

¡Aprovecha! Hoy es todo gratis. He decidido tirar la casa por la ventana y, tras la pausa que os he impuesto, volvemos a lo grande. ¡Gratis total!



¿Cómo vas a pagar por esto?

Te lo mereces. No puedes tener que pagar por todo lo que te gusta.


Es la palabra mágica. Todos la reconocemos.


La publicidad sabe cómo funcionamos. Sabe lo que queremos. Y nos lo ofrece continuamente. Pero saben que lo queremos gratis.


En ocasiones los publicistas nos ponen a prueba. Quieren saber cómo reaccionamos. Hace mucho que han descubierto que no nos importa que los protagonistas de los anuncios —nosotros— parezcamos tontos.


Yo no soy tonto




Hay un anuncio que me preocupa especialmente, al incluir tres de mis referentes personales: Cola-Cao, Bob Esponja y las gafas con cristales en forma de corazón. Es la Bati-jarra de Bob Esponja, gratis en los envases de 25 Kg. de Cola-Cao.


Atención: promoción limitada a 500.000 unidades.


Hay que tener cuidado con los regalos, con lo que, aparentemente, es gratis.



El movimiento social y asambleario del 15-M ya empieza a ser capitalizado en publicidad.

Aprende a decir NO




Ya lo hemos dicho: Piensa, es gratis.


Empezaremos a hablar en serio.


“La fama cuesta. Y aquí es donde vais a empezar a pagar: Con sudor”.

Visto de forma retrospectiva resulta contradictorio encontrar elementos edificantes en una serie de sobremesa de los ochenta —que repudiábamos—. Pero, el propósito principal de la Escuela de Arte de New York —educar el talento mediante la repetición continua de rutinas que conducen a su interiorización; el aprendizaje y el desarrollo de habilidades a través del esfuerzo— sigue estando igual de vigente.


Tener un sueño —y mantenerlo— durante años es realmente complicado. A veces la forma de los sueños cambia.



Pero, y esto sí será imperturbable, las cosas más importantes son las que más cuestan. Otorgamos importancia atendiendo al esfuerzo que tuvimos que poner para alcanzarlas. Todos recordamos los logros conseguidos después de un esfuerzo prolongado. Reconocemos nuestra dedicación continuada, aunque no seamos capaces de observarla en los demás.

Pero la publicidad —y este mundo endemoniado que todos estamos contribuyendo a construir— quiere las cosas ya. Ahora mismo. Que no requieran esfuerzo. Que no tengan ningún coste. Gratis.


 


Se ha abusado tanto del “todo gratis” que se ha sustituido por el “desde 0 €”.

 



La consecuencia más inmediata es que olvidamos lo que ya había avisado Antonio Machado: “Todo necio confunde valor con precio”.


Éste es un país de genios: La aceptamos para todo lo que puedas llegar a imaginar.

En otros países también tienen la imaginación desatada.

(AVISO Vídeo No Recomendado para menores de 18 años)



Dos apuntes en cuanto a la palabra gratis.

En inglés gratis es igual a libre (free). Nada más lejos de la realidad. Las cosas que nos ofrecen gratis terminan esclavizándonos. Piénsalo.

Etimológicamente, comparte la misma raíz con gracias, una palabra, hoy,  francamente en desuso. En su origen eran gratis las cosas que se hacían a modo de favores, a cambio tan sólo del agradecimiento, de dar las gracias. Quien los recibía —los favores, de gratis— quedaba agradado y agradecido.

Tal como ahora. Igualito.


La consideración generalizada de que lo que es gratis significa que no tiene coste, es completamente perniciosa. Y también lo es pensar que sólo se paga si supone un desembolso inmediato, desvirtuando notablemente la realidad de las cosas. Es de necios confundir valor y precio y es de insensatos confundir gratis y sin coste.

Así nos van las cosas: acostumbrados a ver como se dilapida el dinero público, desapreciamos el coste inasumible que suponen determinados servicios que se prestan a los ciudadanos sin que, a su vez, tengamos que abonarlos directamente para percibirlos.

La sanidad pública, ese logro conjunto de la sociedad española, está en crisis. Se plantea ahora la posibilidad de que haya que pagar los servicios médicos que se nos prestan y se denomina a esa posibilidad como co-pago, olvidando que muchos ciudadanos están, ahora mismo, co-pagando su asistencia sanitaria al contratar seguros médicos para poder mejorar su nivel asistencial. Y si la primera forma de pago, no electiva, viene vía impuestos, la segunda, electiva, proviene del mismo bolsillo que la primera. Si, además, se llegara a obligar al soporte de una parte del coste sanitario por el ciudadano, para algunos se terminaría convirtiendo en una forma de tri-pago.


Los medicamentos suponen un gasto desorbitado para el Estado español y para el conjunto de sus ciudadanos. Se plantea una regulación del sistema que incluya la dispensación de medicamentos genéricos, así como la obligación de dispensar recetas que incluyan las dosis necesarias para cada tratamiento, de forma individualizada.

Por otro lado, el exceso de regulación existente implica que, determinados medicamentos no puedan despacharse en las farmacias si no es por prescripción facultativa. En determinados casos, resulta comprensible. Pero que, medicamentos ordinarios no puedan despacharse sin receta médica, resulta inquietante. A mí, personalmente, me queda la sensación de la proximidad del Gran Hermano, cuando el farmacéutico me pide, además de la receta, la presentación del DNI. Además, teniendo en cuenta que las recetas implican una asunción de parte del coste por el Estado —si no su totalidad—, aparece también la intuición de que es un gasto exagerado incluir entre los mismos, determinados medicamentos, ordinarios, que podían ser costeados sin problemas por el propio enfermo. Es decir, el exceso de regulación supone una carga añadida para el conjunto de los ciudadanos, sin que suponga evitar determinadas prácticas insaludables que se seguirán produciendo.


Y llegamos a la Formación, uno de los caballos de batalla para el desarrollo de España como país. Los criterios con los que se haya diseñado —o se vaya a diseñar— permitirán, con el paso del tiempo, emplazarnos en el lugar que nos hayamos merecido, atendiendo a los criterios con que se haya construido.

No diferenciamos, aquí, a la Educación de la Formación, sino que consideramos que ambas constituyen diferentes manifestaciones de una misma realidad. Es nuestra opinión que, las dos, contribuyen a la adquisición y al desarrollo de las competencias de las personas que participan activamente en el proceso de cambio, evolución y mejora (educandos y formandos en función del ámbito).

En la artificiosa dicotomía que plantea dos enfoques diferenciales del recurso del aprendizaje y que pone, en ambos platos de la balanza, al refuerzo y al esfuerzo, creo que está suficientemente explicada mi posición. Por si alguien necesita alguna aclaración, resumiré la cuestión señalando que, ni ambas son excluyentes, ni existe una forma mejor de desarrollo competencial que el compromiso del formando con los objetivos a alcanzar —al fin y al cabo se trata de sus objetivos—. Resulta evidente que, sin su propia exigencia, le resultará imposible crecer y desarrollarse en ese proceso interminable que es su propia vida. Así que, contestando de forma explícita, todo proceso de cambio debe estar fundamentado en la exigencia, en el propio esfuerzo. Eso no excluye la (auto)aplicación de refuerzos para favorecer la repetición de comportamientos adaptativos y útiles a la persona, protagonista, en definitiva, de su experiencia vital.

El otro debate, que aparece de forma recurrente y soterrada, inicialmente en cuanto a la Educación, se presenta de forma desenfocada. La tesis que defendemos es que la Educación debe ser universal, no necesariamente gratuita y no de forma excluyente pública. Se olvida, a mi juicio de forma interesada, la verdadera relevancia del elemento diferenciador que, debe ser, sin ninguna duda, la calidad de la Educación, entendiendo que será de calidad “cuando atienda a las necesidades del conjunto de ciudadanos que intervengan en ella”.  Esta definición de carácter amplio incluye, de forma intencionada, a los siguientes actores:

ü      Educandos. Destinatarios de la Educación. Sujetos del cambio.

ü      Profesores. Intermediarios del proceso educativo. Agentes del cambio.

ü      Gestores. Supervisores del grado de cumplimiento de los objetivos comprometidos.

ü      Sociedad. Beneficiarios finales de la adecuación del proceso. Receptores del progreso o la carestía.


Cuando el planteamiento de la Formación reglada (la Educación), se percibe como un proceso que, principalmente, sirve para retrasar la incorporación de los jóvenes al mercado laboral, se entiende que debe ser reformulado. La valoración de la calidad del sistema educativo, debe ajustarse a otros parámetros que deberán atender a criterios de beneficio personal y utilidad social. No importa tanto que un estudiante pague por asistir a clase, como que realmente le resulte de provecho, a él, pero también a todos.

No todo lo que es gratis es conveniente, no todo lo que no pagamos es gratis y no todo lo que no se paga carece de valor.

Confundirnos así es tomarnos por necios y, si dejamos que nos hagan eso, demostraremos que se lo estamos permitiendo.


La Universidad, ¿debe ser gratis? Dejo enlace a un artículo que responde a la pregunta.


¿Y la Formación Continua?

El empeño de (todas) las organizaciones participantes en el sistema nacional de Formación Continua en resaltar la gratuidad de los cursos impartidos —sin atender a disquisiciones de mayor profundidad—, ha provocado una situación actual caracterizada, “grosso modo”, por la percepción de los trabajadores que mantener su nivel de cualificación no es su obligación, sino que es responsabilidad de otros. “Tienen que formarme”. En la mayoría de los casos se ha perdido el afán de saber, la necesidad interior, la búsqueda de la adquisición de conocimientos o el desarrollo de habilidades aplicables en el puesto de trabajo o que permitan el desarrollo de una carrera profesional.

Bien es cierto que la forma de (des)organizarse la Formación ha supuesto, en muchos casos, una desbandada generalizada, una especie de huida forzada de cursos aburridos, inútiles, faltos de provecho y que sólo servían para saturar la agenda diaria de trabajadores con, en muchos casos, exceso de dedicación (pero faltos de motivación). El panorama es desolador. Después de cantidades inmorales de dinero público empleado (ése que tanto cuesta recaudar a base de impuestos), ni las empresas ni los trabajadores españoles se han mostrado capaces de afrontar los retos para los que la Formación les había debido preparar.

Es el momento de cambios. La consideración que el uso del dinero público tenga, determinará las posibilidades de nuestros hijos. Yo no quiero que a los míos les acostumbren a pensar que, las cosas realmente importantes (la Salud, la Educación), sean cosas que, por no tener precio —por ser gratis—, carecen de valor.

Nos jugamos SU futuro.

10 comentarios:

  1. Creiamos que nos habías dejado..... Bienvenido con este artículo que engancha.

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  2. Suscribo totalmente el último apartado (Formación Continua). Es algo con lo que me encuentro a diario y no soy capaz de convencer :(.

    Del resto del artículo, a falta de leer alguna parte, totalmente de acuerdo.

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  3. Estupendo artículo. Te felicito. Me gusta esta frase: "No todo lo que es gratis es conveniente, no todo lo que no pagamos es gratis y no todo lo que no se paga carece de valor.". Publicaré un enlace a mi blog, con vuestro permiso.

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  4. Uff, un articulo tan largo se merece mas tiempo para leerlo y responder si procede. Vuelvo después, guardame el sitio.

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  5. Pues si que te han cundido las vacaciones que te has tomado!!! Voy a necesitar tres días para digerirlo. Me has hecho pensar mucho acerca de lo gratis, la gratuidad o . . .no es lo mismo?

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  6. Anónimo: ¿Cómo pudisteis pensar que os dejaba? Estaba preparando un retorno a lo grande. Gracias por dejarte enganchar.

    Anónimo: Si te toca trabajar en Formación Continua, habrás visto como ha ido paulatinamente evolucionando el sistema. El que quiera ver, que vea. Taparse los ojos no altera la realidad.

    admin: Gracias por tu elogioso comentario. Si quires, abrimos una vía de comunicación privada por el correo electrónico. Gracias por enlazar el artículo.

    Viejo artesano: Te esperamos para tu vuelta. Pero ten cuidado, los asientos son gratis y, es posible, cuando vuelvas a lo mejor se los han llevado todos. No te olvides de traer las gafas de leer.

    Momentos: No eran vacaciones, porque pude viajar gratis sin salir de casa, pero espero ciertamente que hayan cundido para bien. Espero que haya servido para ayudar a pensar, a ti y a otros. Después de las elecciones debería instaurarse un GRAN PERIODO DE REFLEXIÓN.

    Gracias a todos por asistir al espectáculo.

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  7. Hola Alberto:
    Encantado de volver a tenerte "In person".
    Has empezado con un buen tema, ¿eh, bandido?
    El fen´meno "Gratis", una palabra que a todos gusta, porque a quién no le amarga un dulce, pero que tiene, no mucha, muchísima letra pequeña.
    Ya nadie(o casi nadie) da nada gratis. Como aquel dicho de "da a quien no te da", eso es otra historia.
    Cuántas cosas "gratis total", pero que tienes que llamar a un 803 y después pagar gastos de envío, para recirbirlo completamente gratis en tu domicilio. ¿dónde está la cámara oculta?
    Y eso se puede aplicar a muchas cosas cotidianas, pero que no nos importan en absoluto, pues como es gratis...
    La ignorancia preside muchos de esos momentos: cuando algo supuestamente gratis te llega, has tenido o han tenido que pagarlo de una u otra manera, no se te olvide, sino qué sería de todo lo que nos rodea

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  8. Juan Angel: Antes se decía que "nadie da duros a cuatro pesetas". Ahora el término se ha quedado anticuado, pero el concepto es de plena actualidad. Un saludo agradecido

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  9. Muy bueno el artículo.
    Decía mi abuela :" el que regala bien vende "

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  10. Lucía: Gracias.

    Antes las abuelas no se encargaban de tantas cosas y, en lugar de reñirlos y de prepararles la merienda antes de ir a recogerlos al colegio y todo lo que tienen que hacer sin parar, tenían tiempo para charlar con sus nietos y jugar con ellos y enseñarles canciones y juegos de los de siempre y esas cosas que deberían seguir haciendo y no todo lo que tienen que hacer.

    Así nos va.

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