jueves, 8 de marzo de 2012

Bar ¿o cafetería?

Toda la vida me ha costado distinguir entre un bar y una cafetería. Hay muchas formas para denominarlos: tasca, mesón, taberna, sidrería, cantina, ambigú, bistrot, pub, restorán, cervecería, vinatería, vinoteca, brasserie, horchatería, choco, bodegón, fonda, figón y alguno más que seguro que se me escapa.

En lo fundamental coinciden en que son lugares de encuentro en los que tomar una colación breve y, durante un tiempo, establecí como rasgo distintivo que al bar iban los hombres y a las cafeterías las señoras. Por descontado, la distinción quedó tan antigua como suena hoy mismo, día internacional de la mujer, separar a los clientes —y a los establecimientos— atendiendo exclusivamente a su sexo.

Más tarde esbocé una teoría relacionada con el mobiliario: en el bar los clientes —de pie— se agolpan apoyados en una barra, mientras en las cafeterías se reparten de forma distribuida en torno a mesas. La observación de que la mayoría de locales —se llamen como se llamen— conjugan ambos espacios, me hizo abandonar esa elección.

Imaginé que podía estar relacionado con el tipo de bebidas que, por lo común, se despachaban en cada local: quedó restringido para los que, específicamente, así lo indican en su denominación (vinatería, cervecería, sidrería, licorería o tintorrería), porque las cafeterías exceden el ámbito que les es propio y, no sólo despachan todo tipo de cafés e infusiones, sino cualquier otro tipo de bebidas que se les solicite.

Tampoco servía el protagonismo del tipo de excitante que protagonizara el local —cafeína o alcohol—: de esa forma seguían siendo difícilmente distinguibles.


Hoy lo he visto. En mi paseo matinal he sido capaz de descubrir el matiz diferencial que distingue entre uno y otro; la raya que marca dónde se es bar y dónde se es cafetería.

Foto: cszar

Cafetería: lo que hay detrás de la gente que está fumando.

Y, por el humo, siempre se sabe dónde está el bar.

Foto: LuRoGo

8 comentarios:

  1. Hay bares que quieren ser como cafeterías y , a pesar de la cutrez, se esfuerzan en querer subir el "estatus" de las consumiciones.
    Hay cafeterías que ya quisieran ser bares, a pesar del distinguido servicio hay cosas que deberían de mejorar.
    Para mi la diferencia está en la tontería de la clientela y el pijismo del servicio

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    1. Yo pensaba que la diferencia podía enmarcarse en un plano estructural, pero ahora que presentas la alternativa coyuntural en tu acercamiento, deberé plantearme de nuevo la cuestión.

      ¿Verdad que suena como amenaza de otro nuevo artículo?

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  2. Cafetería: los camareros llevan uniforme y a partir de las 17 h suelen dar meriendas. La plancha la utilizan sobre todo para los croisants y las tostadas con mantequilla.

    Bar: sólo hay un tabernero -dos como mucho- y no lleva uniforme. Su indumentaria básica consta de camisa de cuadros con un bolsillo en el pecho en el que lleva un boli. A la hora de la merienda la gente está tomando botellines, nunca cruasanes. La plancha la utiliza para hacer oreja, champiñón o morcilla. En la pared hay un cartel con números en el que pone: "porra bar Eustaquio. Premio 300 euros".

    De nada ;)

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    1. Por puntualizar:

      1 - En la cafetería (y ya puestos, también en el bar), a partir de las 17 horas los niños ya suelen venir "mirindaos"

      2 - En los desayunos (bastante antes de las 17 horas) las cafeterías (y también los bares) utilizan la plancha para cruasanes (artículo pendiente: terminología de la media luna), tostadas y sándwich mixto (el vegetal tiene capítulo aparte en este blog).

      3 - Los botellines no tienen horario (desde luego, no en España).

      4 - Y, por no extenderme, detecto una ligera trampa al señalar, como identificación positiva de un bar, que en la pared hay un cartel que pone "porra BAR lo que sea" (rasgo identitario no admitido).

      Gracias (a pesar de todo) por las aportaciones.

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