viernes, 16 de marzo de 2012

Conciliar


“Poner en armonía, o de acuerdo, a dos o más personas o cosas, a unas con otras”.

"Armonioso" Foto: Bill Gracey

¿Cómo se debe aplicar la conciliación en el trajín de la vida moderna?


El principal cambio viene derivado de la incorporación de la mujer a la vida laboral (fuera del hogar), con una presencia más activa que la que se había producido con anterioridad [aunque no debe soslayarse que la mujer siempre ha trabajado, extendiendo su implicación más allá de las tareas domésticas].

Por lo demás, las tareas han cambiado y, singularmente, cada trabajador ha debido adaptar sus competencias a la nueva realidad que, en cada caso, debiera atender.

Pero el principal cambio con respecto a, pongamos hace 30 años, es que hay (más) mujeres que desempeñan un puesto de trabajo.

Este fenómeno suscita un problema nuevo que, como consecuencia, requiere una solución diferente. Las tensiones que se produzcan individualmente tendrán mejor solución si el entorno social es capaz de asimilar la nueva realidad.

Ya han pasado muchos años desde que el cambio de tendencia empezó a manifestarse de manera natural. Sin embargo, no parece que haya sido —en la mayoría de situaciones— resuelto adecuadamente.

A mi juicio, parte de un problema de enfoque y trataré de introducir dos elementos, abordados de manera diferente a lo que suelo leer y/o escuchar.

  1. La conciliación debe tener como objetivo la búsqueda de la armonía entre tres ámbitos que, idealmente, deberán ser complementarios.

Normalmente se suele hacer referencia sólo a dos: el trabajo y la familia. [Tácitamente este enfoque supone que, quienes son solteros, o no tienen hijos, carecen de un ámbito familiar al que prestar atención: la realidad debería ser que, sin considerar si las necesidades son menores, deberían entenderse como distintas. Eso no implica que no merezcan ser atendidas y respetadas].

En cualquier caso, los ámbitos de conciliación no pueden ser sólo dos: debe prestarse atención, además del plano laboral y familiar, a la vertiente personal. No se pueden desatender las aficiones, intereses o gustos de ninguna persona, circunscribiendo exclusivamente sus (pre)ocupaciones a los ejes familiar y laboral. Todos debemos reservar tiempo para atender nuestros intereses personales, manifestándose de la forma que, cada uno, consideremos oportuna y adecuada a nuestras necesidades y posibilidades. Puede expresarse en solitario, en pareja, con amigos o con otras personas de menor intimidad, pero si la parcela personal no tiene su propio espacio (y se cuida con esmero) la conciliación nunca podrá ser armónica, ni equilibrada.

  1. En el ámbito familiar se producen tensiones en cuanto al reparto de tareas. Entendiendo que la naturaleza de cualquier relación es exclusiva (por la propia identidad de cada miembro y por las características libremente aceptadas en cada pareja), la búsqueda de un reparto idéntico no parece que deba ser la principal prioridad.

Sólo aquellas parejas que sepan respetar las diferencias individuales y encontrar su propia receta —adaptada a las preferencias, necesidades y posibilidades de ambos—, encontrarán allanadas las dificultades. El compromiso honesto y la confianza deben ser los patrones que guíen la asunción de las responsabilidades contraídas.


"Tres" Foto: Steve-h


Esas tres dimensiones —familiar, personal y laboral— deben ser atendidas y respetadas para conseguir una conciliación equilibrada y armoniosa.

6 comentarios:

  1. Cuando hablamos del plano laboral muchos anteponen la conciliación de la vida familiar a las obligaciones laborales, lo que da lugar a multiples desequilibrios. Hay que conciliar ambas, pues sin trabajo mala perspectiva familiar se presenta.

    En cuanto a la vida "personal", desde luego el afán diario a veces entorpece nuestros objetivos personales, pero nunca puede pretenderse conciliar el trabajo debido con la vida personal, como muchos intentan leyendo mal sus derechos.

    Si el trabajo no te deja conciliar tu vida personal, cambia de trabajo. Como se decía en la antigua Roma, somos libres dependientes.

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    1. "La conciliación es la búsqueda de un punto de encuentro, armónico y equilibrado, entre las dimensiones laboral, familiar y personal. En cada caso, podrá organizarse de forma diferente, atendiendo a las características exclusivas de cada uno".

      Jesús: Dejo aquí este apunte, a modo de definición, que espero satisfaga tus (precisas) puntualizaciones.

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  2. Se puede conciliar la vida personal, familiar y laboral, siempre que ninguna de ellas absorba a la otra. Si se quiere, se puede

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    1. Juan Angel: Claro que se puede hacer. Naturalmente que hay que quererlo. Pero otros actores del entorno laboral y familiar deben contribuir a su logro.

      Un saludo

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  3. Se puede conciliar la vida laboral, personal y familiar pero es harto difícil porque tenemos que estar muy pendientes, todo el tiempo, de las señales de nuestro cuerpo y mente y de las de las personas que nos rodean y debemos aprender a priorizar, darnos cuenta de nuestras decisiones y saber valorar si en realidad son las decisiones que de verdad nos van a ayudar a lograr nuestros objetivos.

    A ésta dificultad hay que añadir que en las 24 horas del día hay que distribuirlas entre los intereses, necesidades, obligaciones que tenemos y además a lo largo de la vida, lo que era una necesidad, ya no lo es y lo mismo pasa con nuestros intereses.Quiero decir que haby que estar eternamente ajustando todo. Y no tengo que estar pendientes de MIS intereses y necesidades sino estar atenta a las necesidades e intereses de quienes me rodean.

    Desde luego ésto se llama buscar el equilibrio y no lo puedo hacer si los demás de mi entorno no contribuyen lo suyo.
    Saludos a todos.
    Alberto, Gracias una vez más por tus excelentes artículos. Ojalá tuviera más tiempo para leerte y responder a todos.
    Un beso para tí.
    Nina

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    1. Pues claro que es difícil. Con el nivel creciente de exigencias la sensación es que la disponibilidad de tiempo es menor y eso hace que, conseguir el equilibrio y la armonía, sea realmente complejo.

      Las personalidades más importantes se ponen a ello y no son capaces de aportar soluciones válidas. Ello porque no hay soluciones válidas "universalmente", por lo que cada uno debe buscar su propia solución particular y, además, el desarrollo ha generado ritmos de trabajo que son cada vez más uniformes y homogéneos, lo que complica mucho más las cosas. Los mismos turnos, los mismos horarios, los mismos días de descanso y los mismos periodos de vacaciones convierten la conciliación en un problema mal enfocado.

      Nunca entenderé que quienes defienden los ritmos impuestos por igual para todos, no comprenden que los martes es un día magnífico para ir a comprar, o los miércoles un día estupendo para salir a cenar con tu pareja.

      Pero, ya me he metido en un nuevo artículo ("los ritmos sociales") o algo parecido.

      Un beso.

      PD - Me dejo liar por ti, lo que (ya sabes) que me encanta.

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