domingo, 18 de noviembre de 2012

Apuntes de medicina interna — José Manuel de la Huerga


No sé cómo fue la cosa. En algún momento, por motivos que ahora mismo no recuerdo, marqué en la página de facebook, indicando que me gustaba la Editorial menoscuarto. Y, sin que yo me enterara del asunto, los de la editorial realizaron un sorteo, en el que resulté ganador. Y me enviaron un libro. Rastrearon mi pista y me localizaron. Se pusieron en contacto conmigo y, pese a que hubo una confusión inicial con respecto al lugar de envío, el libro me llegó y, fue todo tan agradable, que, en el momento de nuestra conversación, me comprometí a realizar una reseña del libro, una vez que lo hubiera terminado.

Lo que sucede ahora.

Lo que dice la contraportada:

Recién titulado en Medicina, Abel ocupa la vieja casona vacía de un pueblo costero de Cantabria —El Castril— antes de que su familia la venda. Acude con el pretexto de preparar oposiciones, pero en realidad sólo desea estar cerca de una amiga de juventud, Noe, la chica del bar. Ella es una de las mujeres decisivas que canalizan el relato y llevan al protagonista y narrador por estancias desconocidas e inquietantes.

José Manuel de la Huerga reafirma su original pulso narrativo con Apuntes de medicina interna, una novela de regreso al pasado familiar que funciona como metáfora de tantas historias oficiales maquilladas por el silencio y la apariencia.”

Lo que dice el autor:


Lo que dice Daniel:

En “Los libros de Daniel”:

Lo que se me ocurre decir a mí:

Me lo he terminado. Eso es una buena señal: últimamente soy un lector perezoso y me canso pronto de los libros. En este caso el relato fue capaz de interesarme lo suficiente como para seguir la pista de las andanzas de Abel. No todo el tiempo, porque, el protagonista, me resultó pronto antipático y su afán de poner orden (más que de descubrir la realidad de la historia de su familia), consiguió enervarme en el tramo final. Ese aire justiciero que gasta, acrecentando los estereotipos de los personajes familiares, inclinando la balanza para hacer más buenos (a los que ya se intuían así desde el principio) y más detestables (a los que se presentaron inicialmente como odiosos).

Al final del libro, hablando con una de las mujeres (no diré cuál), Abel apunta en su cuaderno:

“De sobra sabíamos que no le habrían abierto la puerta. Elogió mi heroicidad, pequeña pero heroicidad al fin y al cabo.”

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El libro está ambientado en 1993. Desde 2012 no parece posible retroceder tanto, para cambiar la historia. Pero, en ese momento sí resulta posible (o eso cree el apuntador).

O eso cree el autor.

Es más difícil aceptar los hechos, tal y como ocurrieron, tratando de comprenderlos (y de entender a sus verdaderos protagonistas) que renunciar al ánimo de realizar ajustes que hagan encajar los hechos para la visión parcial y retrospectiva de un diletante, sin otro mérito, que el de resultar un entrometido.

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El libro está impreso con cuidado. Se nota que al editor le gustan los libros.

En el envío, junto al libro se incluyeron marcapáginas promocionales de otros libros del catálogo.

Preciosos. De verdad.

Y muchos: nada menos que 50 (los he contado).

Tengo para una buena temporada.

7 comentarios:

  1. Misión cumplida, reseñado queda. Echaremos un vistazo a las menos cuarto.
    Voy a provechar, hablando de medicina, para divulgar esto que he leído hoy. No suelo hacerlo y siento ser un poco abusón. Nos concierne a todos.
    http://joseppamies.wordpress.com/2012/11/15/yo-tambien-uso-mms-dioxido-de-cloro-y-divulgo-sus-propiedades-medicinales/

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    1. No tengo ni idea del asunto sobre el que enlazas. He empezado a leer el artículo y a ver el vídeo, pero tratan de cosas que desconozco y no me siento capacitado para formarme una opinión.

      Un saludo

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    2. No te preocupes.
      Pamies no es un charlatán, es un horticultor pragmático que se gana la vida en mangas de camisa con, como el dice, "plantas que curan" (casi todas tienen alguna que otra propiedad y nuestras abuelas lo sabían). El vídeo es un poco empalagoso, no hace falta verlo, pero creo que el artículo deja claro un concepto tan simple como el de "injusticia".
      En la red hay mas información, de verdad seria. El es un pequeño y creíble divulgador de los pocos que están plantando cara y una semilla a la desbocada farmacología actual.

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  2. Parece un libro de lectura sencilla que, por estar ambientado en un pueblo de Cantabria, promete ser una lectura cálida y tranquila. Tomo nota.
    Antony, gracias por el enlace de Pamies. Yo ya lo he enviado a un montón de personas que conozco. Se debe enfocar el tema de la medicina-farmacéutica
    con luz descarada para que la sociedad despierte y tenga qué decir sobre su propia salud, que pueda decidir sobre sus "temas sanitarias"y recibir toda la información sin adulterar.
    Saludos,
    Nina

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    1. El libro es, en efecto, de lectura sencilla y tranquila. Por la zona en que se ambienta, diría más bien que el efecto (en lo térmico) será el de dar frío. La Montaña cántabra es más cortante que el cuchillo jamonero de Joselito.

      Un beso.

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  3. Muchas gracias por incluirme en tu reseña; le hace sentir a uno un poco importante.
    Añadir, a lo que comentas sobre la novela y la editorial, la disposición que tuvo el propio autor, José Manuel de la Huerga, a participar en una charla con alumnos del Centro de Educación de Adultos en el que trabajo, pese a que no nos conocíamos antes de la reseña. Tanto él, como la editorial se pusieron a nuestra disposición.
    Grandes tipos.
    Un saludo
    Daniel

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    1. Me gustó tu reseña (y por eso la incluí).

      Y la impresión que me transmitió la editorial fue también muy agradable. (Al margen de que resulte satisfactorio ganar en un concurso).

      Te seguiré la pista.

      Un saludo (y bienvenido a tu casa).

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