Si
me viera forzado a tener que elegir una artista, no tendría demasiadas dudas.
Descartaría escritoras, bailarinas, actrices, escultoras, arquitectas,
locutoras, cocineras, comentaristas, cineastas, echadoras de cartas, nudistas,
sociólogas, fotógrafas, escaladoras, magas, deportistas e incluso masajistas.
Me
quedaría con una cantante; una de esas mujeres totales, con un legado tan
fácilmente identificable que, para mencionarla, no se precisan apellidos.
Una
mujer con una voz extraordinaria, dotada de un talento mayúsculo, que fue capaz
de alcanzar el triunfo (y el reconocimiento), antes de que se le ofreciera un
repertorio acorde a su sensibilidad y atributos.
Empezó
cantando gospel en la comunidad en la
que su padre, el famoso reverendo C. L.
Franklin, lanzaba sus incendiarias arengas, llenas de pasión, plegarias y
ritmo. Por allí pasarían figuras legendarias de la comunidad negra americana: Mahalia Jackson, Clara Ward, James Cleveland,
Jackie Wilson o Sam Cooke. Y todos enmudecían, oyendo cantar a una cría tan precoz,
bendecida con un talento (sobre)natural.
Cumplió
18 y quiso emanciparse, alentada por el éxito de Sam Cooke —que pasó de cantar
a Dios, para hacerlo a las mujeres—, atraída por la oferta de John Hammond, de Columbia Records. Allí grabó, con desigual éxito, “Today I sing the
blues”, “Won’t be long”, “Operation heartbreak”,
“Don’t cry baby”, “Try a little tenderness”,
“Say it isn’t so”, “Runnin’ out of fools”
o “You made me love you”.
Era evidente que las canciones escogidas
desaprovechaban el enorme potencial de una Aretha que, en todo caso, nunca
defraudaba.
En
1967 decide no renovar su contrato, descontenta con la pobreza del material que
se le ofrecía. Ficha por Atlantic
Records, se deja aconsejar por Jerry
Wexler y se va a grabar a Alabama,
en el sur más profundo, en una pequeña población, Muscle Shoals, acompañada por los músicos blancos del pequeño
estudio Fame. La canción, “I never loved a man (The way
I love you)”, redefine el soul
—y toda la música popular— y eleva a la
artista a una nueva posición, ostentando desde entonces, ya para siempre, el
título de Reina del soul.
Una
pelea de su marido, en los descansos de la grabación, obliga a un cambio de
escenario. Se llevan músicos y atrezzo,
trasladando el montaje a New York.
Allí
la lista de temas que interpreta (y compone) constituye el edificio sonoro más
sólido que una mujer haya construido nunca. Vean:
“Do
right woman – Do right man”, “Respect”, “Baby I love you”, “(You make me feel like) A
natural woman”, “Chain of fools”, “(Sweet sweet baby) Since
you’ve been gone”, “Ain’t no way”, “Think”, “The house that Jack built”,
“I say a little prayer”,
“See saw”, “The weight”, “Share your love with me”,
“Call me”, “Spirit in the dark”, “Don’t play that song (You
lied)”, “You’re all I need to get by”,
“Bridge over troubled water”,
“Spanish Harlem”, “Rock steady”, “Day dreaming”, “All the King’s horses”,
“Until you come back to me
(That’s what I’m gonna do)”, “I’m in love”.
Ya
se ha convertido en una diva. Decide cambiar de aires y ficha por Arista.
Entre
tanto, se refugia en Chicago, monta un
restaurante de comida para el alma y, dejando que John Lee Hooker se ponga a quejarse a la puerta del
establecimiento, da galones a Matt “guitarra” Murphy para hacerse pasar por su marido, cambia el saxo de Lou “blue”
Marini por un mandil y una escoba y
atiende a los parroquianos en persona, dejándose sorprender en ocasiones por
las rarezas de los visitantes, que, vistiendo como propietarios de un negocio
de pompas fúnebres, encargan comandas atípicas, descriptivas de su atormentado
carácter: el alto pide un par de tostadas de pan blanco, sin acompañamiento ni
bebida; el bajo encarga cuatro pollos fritos y una coca. Son Jake y Elwood, empeñados en reclutar a su antigua banda, en la que también
andan mezclados Steve Cropper y Donald
“Duck” Dunn. A Aretha no le hace ni pizca
de gracia y, acompañada como siempre por sus hermanas Carolyn y Erma, le pide
a su marido que piense, sin mostrar ningún reparo en cantar llevando bata
guateada y zapatillas de felpa.
“Think” [“The Blues
Brothers” (“Granujas a todo ritmo”)
es una película dirigida en 1980 por John
Landis, con John Belushi y Dan Aykroyd como los hermanos azules. La BSO más recomendable
que pueda imaginar].
Una
interpretación para quitar el hipo, eternamente imitada.
“Think”
*****
A
partir de ahí, el acierto de Aretha encoge, a la par que su figura crece y adquiere
mayor dimensión. Es un verdadero pilar de la comunidad. Cualquier presidente,
más si comparte origen racial, hubiera querido tenerla
cerca en un día relevante.
*****
Antes
de terminar con ella, quiero recuperar un concierto espectacular, cuando más en
forma se encontraba.
Y
recordar también que ya hablé de ella, y de sus once etapas esenciales.
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Dio
nombre a una gata siamesa.
"Arethina" Foto: diegoperez74 |
Una
visita al albergue y, la que era entonces una bolita de pelo, se hizo querer,
acercándose a unas piernas, frotándose contra ellas, diciendo claramente que
quería que se fueran juntas.
A
una le sirvió para salir de un abandono injusto, al que un desalmado la había
condenado.
A
la otra le valió de compañía y le permitió sentir que lo que hasta entonces
sólo había sido una casa, empezaba a convertirse en un hogar; nada menos que el
suyo.
Se
adoptaron y se aceptaron. Ambas se acogieron, alimentando un vínculo que tuvo
cabida para otros, los que aparecieron más tarde, haciéndose grandes,
entregando y recibiendo cariño, formando esa cosa tan antigua, pero
tremendamente necesaria, que constituye una familia.
*****
Estuvo
17 años con nosotros.
Hoy
está tranquila: ha vuelto a juntarse con Otis.
Recuerdo el día que llegó a casa. No fui yo la que la elegí. Entre un montón de hermanos todos corriendo como locos, ella se acercó a mis piernas y no pude separarme más de ella. Nunca había tenido un gato y ese día nos enamoramos. Al llegar a casa con ella en un bolso, pensé, Jo qué responsabilidad, al menos 16 años cuidando de ella. Hoy se me ha pasado en un suspiro. y no he sido yo la que cuidé de Aretha, ha sido ella la que me ha cuidado cada día. De mi y de los míos que luego vinieron. Pero siempre me hizo sentir importante. Gracias.
ResponderEliminar"Ella", qué pena que te hayas quedado sin Aretha. Sé lo que sientes y sin duda te eligió a tí y no tú a ella, así son los felinos. Ya no te hará compañia al acostarte pero cuando te acuestes, te acordarás de ella y siempre serán recuerdos bonitos y cálidos.
EliminarVivió como una princesa a tu lado durante 17 años ....una larga vida placentera... y ahora descansa con Otis.
Un beso "Ella",
Nina
Lo que alimenta la memoria, perdura en el tiempo.
EliminarDicho hoy, 1 de noviembre, día de todos los santos, del recuerdo a los que ya no están, pese a que nos acordamos de ellos todos los días.
Lo siento mucho, querido Alberto. Imagino cómo os debéis sentir. Ahora entiendo lo que dijiste de Aretha. Solo por los nombres, les habéis dado mucho soul y siempre los llevaréis en el alma. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarEn seguida, si tenemos suerte, nos tocará buscar otro nombre para un nuevo bautizo. Si de mi depende, defenderé que sea Marvin o Irma. Supongo que imaginarás sus apellidos.
EliminarAbrazo.
la perdida de un ser querido siempre es traumatica y desgraciada. espero que este post con tanta y tanta gran música sirviera para mitigar la pena: He stado toda la tarde escuchando todos los videos que he podido Grandes
ResponderEliminarIntenté centrarme en su mejor época. Fue difícil encontrar vídeos interesantes de todos ellos. Ahora tenemos motivos para poner la lista de reproducción en modo aleatorio y ambientar musicalmente una cena.
EliminarUn abrazo.
Muchas gracias Alberto, aunque es triste saber que Aretha la gata se marchó despues de 17 años de haceros siempre compañia, estoy disfrutando de la música de Aretha La Grande mientras trabajo ante el ordenador.
ResponderEliminarUn beso a toda la familia. "Un perro es un perro, un conejo es un conejo, un pajaro es un pajaro y un gato...............es una persona"
Se nota que te acompaña algún felino.
EliminarGracias por el cariño. Disfruta de la música. Era una intérprete imponente.