Ese
momento, en la adolescencia, cuando los hijos muestran sus propios intereses y necesitan espacio.
Cuando
los padres no saben qué hacer para captar su atención.
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Peccata
minuta, para los
especialistas en hacerse el sueco: “Cocinar nos une”.
Y,
claro, la ocasión es una oportunidad única para colocar todo su utillaje.
Hay
que reconocer que han cuidado el envoltorio: un pequeño ardid del padre (que “sabe
más por viejo que por padre”) permite que su hijo le eche una mano, le
preste atención, hagan cosas juntos.
Quizá
no sea la base más sólida para una relación: fundamentarla en el engaño.
Pero no estamos en época de sutilezas. De hecho, todo es un simple montaje (su seña de identidad).
Pero no estamos en época de sutilezas. De hecho, todo es un simple montaje (su seña de identidad).
Un
escaparate.
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Resulta
lacerante no haber
empleado el original...
No
es que sea un sinsentido comparar a Bill Withers con José James.
Es
que el mensaje se pervierte por completo.
“Cuando no tengas fuerzas, seré tu amigo
y te ayudaré a continuar. No pasará mucho tiempo hasta que yo necesite alguien
en quien apoyarme. Nadie puede llenar tus necesidades si no las muestras. Sólo
tienes que llamarme, siempre que necesites una mano. Todos necesitamos alguien en
quien apoyarnos. Apóyate en mí. Si hay una carga que tienes que aguantar y no puedes
llevarla, la compartiré contigo. Sólo tienes que llamarme”.
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¿Cómo
puede ser distinto llamar pidiendo ayuda que orquestar un pequeño truco?
Peccata
minuta.
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Visto en La
criatura creativa.
Gracias por (no) contestar los comentarios.
ResponderEliminarCreo que suelo contestar, pese a que admito que no lo haga de forma inmediata.
Eliminarhttp://maldiaparadejardefumar.blogspot.com/2019/10/la-inmediatez-mata.html
Gracias.
A mi no me metais en vuestras peleas
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