
El
pasado viernes, 4 de octubre, se estrenó en España el mejor documental musical
que vaya a poder ver en muchos años.
Llega
con casi 50 años de retraso.
Es Aretha
en estado puro, en el momento más brillante de su carrera.
Un
documental sobre el
rodaje de los dos conciertos que ofreció el 13 y 14 de enero de 1972 y constituyen
la base de su celebrado Amazing Grace (su disco más vendido).
Ella,
que había nacido integrada en su comunidad, que desde niña cantaba gospel
en la iglesia donde su padre ejercía de predicador, había alcanzado el éxito popular
y el refrendo de la crítica.
Había
encadenado una insuperable secuencia de once #1.
“Respect”
“Think”
Y
sentía que debía volver a los inicios, a su esencia, a lo que le resultaba
natural porque era su identidad.
Quería
dar gracias a Dios por su éxito, por su talento, por las personas que le
ayudaron en el proceso de creación (productores, músicos, compositores,
ingenieros, vocalistas), dar gracias por su familia.
Quería
compartir su agradecimiento con la comunidad, porque la gratitud es verdadera cuando se comparte.
Su
destino: New Temple Missionary Baptist Church, Los Angeles.
No
era una elección al azar.
La
iglesia está en el barrio de Watts, núcleo de los disturbios raciales de 1965.
Aretha
quería llegar a la comunidad. Era el lugar más propicio para hacerlo.
Quería
dar gracias a Dios. Estaba exultante de felicidad. Y de agradecimiento.
Era conocedora de lo que ella y su comunidad habían sufrido.
Era conocedora de lo que ella y su comunidad habían sufrido.
Sabía
cuanta discriminación padecían.
Tenía
constancia de la desigualdad del entorno en que vivían: un país que se erigió
alzándose contra la tiranía, pero que construyó la libertad de unos
arrebatándosela a otros.
Pero
Aretha estaba dichosa y radiante y quería dar gracias a Dios.
Todo
fue orquestado por Jerry Wexler, su productor desde que fichó por Atlantic,
un hombre que entendió que la grandeza de Aretha se encontraba en su descomunal
talento, que supo comprender que no precisaba de artificios, que encontró en el
profundo Sur (Muscle Shoals, Alabama) la profundidad del mensaje de la artista:
había sido bendecida con un don, una asombrosa gracia que provocaba gozo en
quien la escuchaba cantar.
Y,
rodeada de su congregación, con el Reverendo James Cleveland oficiando, el
Southern California Community Choir, un elenco de músicos ilustres —Cornell
Dupree (guitarra), Chuck Rainey (bajo), Bernard Purdie, (batería)—
y un público entregado —en la segunda sesión están presentes Mick Jagger
y Charlie Watts, que acababan de terminar las sesiones de grabación para
Exile on Main St. y estaban fascinados— llevan a cabo una experiencia que
sólo puede considerarse como religiosa.
Sydney
Pollack (que acababa de
terminar “Jeremiah Johnson” con Robert Redford) quiso grabar un
documental sobre ese evento único. Pero tuvo el fatal error de no programar la grabación
con claquetas, lo que hizo imposible la sincronización de las grabaciones de
audio y vídeo.
El
proyecto tuvo que cancelarse.
Las
cintas se guardaron en un cajón.
Pollack
nunca había olvidado el proyecto. Cuando enfermó de cáncer de próstata,
convenció a Alan Elliott para que comprara los derechos y se encargara
de rematarlo. La muerte de Pollack en 2008 llegó antes de que Elliott fuera
capaz de resolver los problemas técnicos.
Y
las reticencias de Aretha —de la que no se conservan muchas grabaciones
anteriores— recelosa de remover el pasado, se acabaron el 16 de agosto
de 2018. El camino quedaba expedito para que, por fin, este documento diera fe
del éxtasis colectivo que se produjo entonces y que se produce en cada nueva
proyección.
Porque
no importa que alguien no sienta lo mismo que los que estaban presentes en
aquella pequeña iglesia. Lo que se manifiesta completamente cierto es que cualquiera
percibe lo que experimentaban los que estaban allí.
Y,
esto es irrebatible, resulta imposible asistir a esa manifestación tan
fervorosa sin que sus emociones te atraviesen. Puede que las lágrimas no hayan llegado
a correr por tus mejillas, pero ten la certeza de que la mayoría de presentes
en la sala habrán sentido el poder de una fuerza irresistible.
No
lleves pañuelos de papel. Mejor lleva una toalla.
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No está
programada su proyección en Asturias
Me resulta
inconcebible
Espero que
esta reseña convenza a alguien
Quizá necesitemos
más muestras de pasión para salir del letargo
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Más información:
10 minutos del montaje final
para hacerte una idea más precisa de lo que te estás perdiendo.
Una biografía
detallada que escribí hace 6 años.
La
reseña de Bernardo de Andrés.
*****
Actualización
(16/02/2020)
Hoy
he descubierto que está disponible en YouTube.
Por
fin.
Buffff, la tengo que ver. Abrazos.
ResponderEliminarYa te digo.
EliminarUna cita ineludible; un momento inolvidable.
Gracias JJJ