Sesión del taller literario Desde la sombra: artes, reflejos y mujeres, organizado por la Asociación Empresa Mujer, ASEM y coordinado por Patricia Núñez.
12 de enero de 2023.
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— Cuando
las luces se iluminaban en la habitación, la Sombra se estiraba hasta la pared
para recuperar su fortaleza perdida en los incontables esfuerzos que debía
realizar a diario para eludir la luz natural que, bien lo sabía ya, la
acartonaba y entumecía, haciendo que se sintiese plomiza y, vencida por los
rayos que se colaban entre las rendijas de las desvencijadas persianas, se
amodorraba hasta desfallecer, anhelante de escuchar el clic que activaba el circuito eléctrico que daba vida a la araña
cenital y, por qué no decirlo, a ella misma, que, como si despertara de un
sueño, un letargo para precisar más, debía estirarse y estirarse y estirarse y
dejar de estar tirada, arrastrada, mustia como el cactus en una residencia de
estudiantes, sin más sentido activado que la vergüenza, o la presión opresiva
de una jornada en la que dudaba de su propia naturaleza, enfrentada a su nula
realidad tangible y a su condición incorpórea, como el ruido de un árbol que
cae en un bosque tan frondoso que ningún humano ha conseguido penetrar en su
follaje y el único mirlo que estuvo cerca de lograrlo sufre la pérdida de su
pareja eterna que, en un último y postrero gesto...
— ¿Pero
qué dices?
— No sé.
A veces me pasa. Me pongo a hablar y no paro.
— Farfullas.
— ¿Perdón?
— Que
farfullas. Se dice así: hablar sin sentido.
— Farfullo,
pues.
— Le
pasa a todo el mundo.
— ¿Tú
crees?
— Lo
digo por experiencia propia.
— ¿En
serio?
— ¡Uy!
Si yo te contara...
— ¡Cuenta,
cuenta!
— Cuando
las luces se iluminaban en la habitación, la Sombra se estiraba hasta la pared
para recuperar su fortaleza. Un apoyo. Un simple apoyo era suficiente. Como si
se recargara. Sentía la energía fluir. La inactividad la llenaba de avidez. Era
necesario. Arquímedes ya estableció el principio. “Dame un punto de apoyo”. Puede que quisiera mover el mundo. O que
el mundo dejara de moverse. Depende del alcohol trasegado.
— Ya veo.
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El motivo que propuso Patricia —y que nosotros desconocíamos— era
el cuento “La sombra”, de Hans Christian Andersen, incluido en
una compilación editada en 1847, bajo el título Nuevos cuentos de hadas.
El motor consistía en seguir esta frase:
“Cuando las luces se iluminaban en la
habitación, la Sombra se estiraba hasta la pared para recuperar su fortaleza”.
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Desarrollé un diálogo, que interpretaron Oliva y Pilar y
estuvieron magníficas.
Una sesión verdaderamente divertida, junto a Artemio,
Javier, Charo, Ana, María Pilar, Teresa, Marién, Oliva, Loli y Marga.
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Sonó de fondo Albert Hammond y su clásico “It Never Rains in Southern California”, de 1972.
Gracias a todos.
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