domingo, 10 de marzo de 2013

Tresdé

Al principio pensé que se trataba de ese asunto tan engorroso que, mis amigas Ángeles, Elena y Eva ventilan a diario y que, en Aracnophobia, transformaba a John Goodman en The exterminator.

Eso que llaman DDD, atendiendo a su triple objetivo: Desinfectación, Desinsectación, Desratización.

Acabar con las plagas.

Lo que muchos desearíamos se pudiera realizar pronto en ciertos ámbitos.

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También imaginé que pudiera ser una velada mención a Donald Duck Dunn, el bajo más dinámico que haya escuchado nunca, que estuvo presente en los clásicos del soul más memorables y a quien ya se dedicó un obituario.

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Pero, no. La publicidad no está para sutilezas.

3D sólo puede hacer referencia a las tres dimensiones.

"En relieve" Foto: donbuciak

Uno de los anuncios que alcanzan la condición de inolvidable por su supina simpleza.



Protagoniza el anuncio un “nerd” pre-púber: antes se les denominaba, despectivamente, pitagorines. Hoy, alcanzan la condición de freakies, llevando la boca semiabierta, empleando gafas tamaño king-size y mostrando una notoria incapacidad para combinar una camisa a cuadros y un chaleco de topos.

La mano intimidante de un rudo —sacado de un ring de lucha libre mexicana (la variante de wrestling practicada al sur de la frontera)— acogota al crío que se queda, es sencillo comprender por qué, in albis.


El rudo no sólo apunta con el dedo; también hace preguntas.

— ¡Eh, tú! ¿Has visto las nuevas 3D?

El tono hostil es entendible en alguien que necesita cubrir su rostro para aparecer en público, aunque sorprende la rapidez del muchacho, que parece tener ascendentes gallegos, lo que se manifiesta cuando resta con otra pregunta.

— ¿Y cómo voy a verlas, sin gafas 3D?


Es evidente que no estamos en un curso de óptica. Pero unas nociones elementales sirven para saber que es la visión binocular la que facilita la creación de imágenes tridimensionales. Así que, en presencia de un objeto físico, no se necesitan gafas especiales para tener la percepción volumétrica; se precisan, eso sí, dos ojos.

En cualquier caso, la argucia publicitaria pasa por confundir a un niño (y a la audiencia) mostrando una terna imposible: crema de chocolate, avellanas y natillas. El tipo de cóctel que el niño se prepara, todos los sábados y domingos, levantándose antes que sus padres para organizar su desayuno y entregarse a la TV matinal.


Una cucharilla contiene la dosis necesaria para captarle definitivamente para la secta. Su capacidad de analizar críticamente la información se ha deshecho; acepta, sin cuestionarlo, que pueda ver las natillas, en tres dimensiones, sin necesidad de utilizar gafas. Es evidente que han sustraído su cerebro y lo han sustituido por un postre de origen lácteo.


Aún así, renuncia a la poca vergüenza que le podía quedar; dejándose ver en público, con gafas de cartón y cristales de dos colores, mostrando a su nuevo amigo enmascarado.

Amigos para siempre.

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(((Que alguien le avise de lo que significa, en la intimidad de los vestuarios, “cruje tu rutina”, en boca de un rudo, antes de que sea demasiado tarde)))

2 comentarios:

  1. Grandioso análisis del spot. Mientras esbozo una sonrisa pienso que yo también quiero Danet en 3D. Abrazo.

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    1. Gracias Johnny. Me alegra comprobar que todavía se sigue estilando el sentido del humor (más raro de encontrar que el sentido común, pero mucho más vinculante).

      Un abrazo.

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