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lunes, 10 de octubre de 2016

David Myles — Out Of Love

David MylesOut Of Love
Turn Time Off (2010)

La nieve ha estado cayendo y me sienta bien.
Nadie me ha llamado y no me preocupa.
Porque no quiero que nadie me invite a salir.
Me dolería demasiado recorrer la ciudad.

Estoy fuera del amor.
Y no quiero volver a entrar.

Ni siquiera la veo hasta que ella está a mi lado.
Grandes ojos azules y melena morena.

Estoy pensando en volver.
No me importa si pierdo o gano.

Déjame caer de nuevo.



Nada hay tan inestable como tomar una decisión inamovible.

domingo, 2 de octubre de 2016

Gregory Porter — Hey Laura

Gregory PorterHey Laura
Liquid Spirit (2013)

Hola Laura: soy yo.
Lamento tanto haber tardado tanto.
En llamar al timbre de tu puerta.

Pero había algo que me molestaba.



Deja de hacer el idiota y fijarte en tonterías.
Da el paso.
El primero.
Puede que Laura no te espere para siempre.

martes, 14 de abril de 2015

Mayorías

Cada día llegamos al mismo cruce. Cuando estamos todos, vamos hacia la izquierda. La primera parada que debemos hacer es para dejarla a ella y su oficina queda por ese camino.

Pero, cuando ella no está, da igual si vamos a Orense o a Monforte.


Hoy por la mañana, ella tenía obligaciones, así que pregunté a mis acompañantes, pese a que sabía la respuesta de cada uno.

Quizá no hubiera hecho falta. Por el mero hecho de actuar como piloto, sé que tengo el privilegio de elegir el recorrido. Pero, como si fuera un chófer (y tratando de dar gusto al pasaje) les pregunté por dónde preferían.

Tomar el desvío de la izquierda supone ir por la AS-II, una autovía menos transitada (aunque con un recorrido un poco más largo). Ir hacia la derecha conduce a la A-66 (conocida como la “Y” por enlazar Oviedo, Gijón y Avilés, dibujando la forma de esa letra): una infernal autopista, bacheada, con un ruido atroz, atestada, cada vez más deteriorada y que, resulta evidente, no me gusta en absoluto.

(((Pese a que el párrafo anterior pueda ser leído metafóricamente y alguien, en una torticera interpretación, pueda achacarme que trato de hacer un diagnóstico de la realidad española, debo pararme, hacer una pausa e indicar que no estoy hablando de política)))

No ahora.

En todo caso, antes de que empiece a divagar (más de lo habitual) y esto se convierta en un completo sinsentido, vuelvo al coche, al momento en que pregunté a mis hijos si querían ir por la derecha o por la izquierda.

El mediano optó por la izquierda, la AS-II un camino más largo pero más tranquilo, con la única esperanza de poder cronometrar un trayecto y establecer la verdadera diferencia entre ambas opciones.

El mayor y el pequeño, aliados como acostumbran, eligieron la derecha, la A-66, la “Y”, más rápida y concurrida; un entretenimiento mucho más eficaz.

Entonces, en ese infrecuente instante en que la inspiración brota como una epifanía, me di cuenta de lo injusto de tomar decisiones amparados en la mayoría.




Si siempre fuéramos por donde decidiera la mayoría, siempre iríamos por la derecha. Es una idea injusta, porque lo que cabría, en justicia, es ir dos de cada tres veces por la derecha y, la otra, por la izquierda.

Porque, haciéndolo así, respetaríamos las preferencias de todos, aunque alguien pudiera tener la sensación de que estábamos bailando la yenka.



Y ahora sí que estoy hablando de política.

*****

Recuerdo que mi padre decía que la democracia era el respeto hacia las minorías.
Aunque Franco todavía no había muerto y no había empezado aún la transición.


jueves, 29 de enero de 2015

Cara o cruz

Tengo una importante decisión que tomar.
Se presentan ante mí dos alternativas.
He analizado las posibilidades.
Hice una lista de “pros” y “contras” de ambas opciones.

Pero sigo sin tener ni idea de qué debo hacer.

*****

He pensado: ¿qué tal si lo decido lanzando una moneda al aire?
A cara o cruz.
Va.
Venga.

"Espero no perder la moneda"

Cuando se trata de una decisión de índole personal, emplear una moneda implica adoptar una doble dosis de humildad. La primera, procede del gesto anticipatorio de aceptación del resultado, sea el que sea, provocado por el pulgar que queda extendido. La segunda, a la obligación de agacharse a recoger la moneda, en un mudo humillado.

Se desconoce la fiabilidad del procedimiento —que se intuye nula, por su talante azaroso—, pero se reconoce la eficacia de la acción combinada de aceptación y humillación.

*****

El método “cara o cruz” también se emplea para dirimir diferencias: quién saca y quién elige campo en una contienda deportiva; la asignación de turnos en el uso de un objeto compartido entre hermanos; la elección de la lista de reproducción que sonará en el coche —programada en orden aleatorio, en todo caso—.

En estas ocasiones, el azar es un buen predictor y libera al árbitro, padre o chófer de tener que entregar todo su crédito (la auctoritas romana) en procedimientos rutinarios; permite reservarlo para asuntos de enjundia.

*****

— Me toca a mí montar primero en la bici.
— No. Me toca a mí.
— A mí.
— Que no. Me toca a mí.
(((Cualquier padre asume que este soniquete se prolongará hasta la próxima glaciación)))

— Me toca a mí.
— No. Tú fuiste primero la última vez.
— Que no. Me acuerdo perfectamente.
— Yo sí que me acuerdo perfectamente.
— Me toca a mí.
— A mí.
— A mí.
(((Los casquetes polares empiezan a notar los efectos del deshielo)))

— ¿Qué tal si lo echáis a suertes?
— Jo. Yo siempre pierdo.
— Vale. Lo echamos a cara o cruz.
— Pido cara.
— No vale. La última vez pediste cara.
— Sí. Y perdí.
— Pues no pidas cara.
— Me da suerte.
— La última vez, no. Perdiste.
— ¿Ves cómo la última vez montaste tú primero?
(((Un amigo holandés me llama para avisarme que en Grecia están con el agua al cuello)))

*****

Tras este interludio, no necesariamente breve, decidimos usar una moneda.
Que, no es necesario explicarlo, debo aportar yo (y que, el que pierda, pretenderá quedársela, a modo de compensación).

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Busco en el bolsillo y encuentro una moneda de 1 €.


Los europeos son unos tipos precavidos. Asumiendo la posible inconveniencia de que las monedas de todo el continente incluyeran un símbolo religioso —pero incapaces de predecir el alcance del cambio en los límites del territorio interior— decidieron sustituir la tradicional cruz por un mapa, que colocaron en el lado al que llamaron reverso. Determinaron que esa imagen fuera común para todo el sistema monetario, permitiendo que en el otro lado, el anverso, cada Estado eligiera la imagen que considerara más representativa.


En España se optó por la efigie de un rejuvenecido JC.

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Las alternativas por las que debemos optar, a la hora de realizar un sorteo, se han transformado.

Ya no se debe elegir a “cara o cruz”; ahora se trata de “cara o mapa”.

El cambio ha sido cosmético: no es que permitan decidir a quién poner en su lugar (o la necesidad de sustituir el sistema político, o económico, por uno nuevo); ni siquiera se considera un acto verdaderamente subversivo nombrar al titular como “cara”.

La consecuencia más relevante es que, recurriendo al azar, se invoca de forma diferente.

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Nuestros vecinos del norte, acostumbrados a las Revoluciones, huyen de la imagen de una cabeza que les recuerda al cesto que ponían a los pies de la guillotina. Su sangrienta historia, que ensalzan cuando la rememoran, les ha hecho cautos, cuando menos. En su lado, en el anverso del que eligen motivo propio, han colocado un árbol y el lema que les hace ponerse firmes.

"Literal: Liberté, Egalité, Fraternité. Árbol hexagonal. RF"
"Interpretación canónica: Lema nacional. Forma del territorio (continental). República Francesa"
"Interpretación icónicaRousseau, Montesquieu, Voltaire. El árbol del ahorcado guillotinado"

Tras la Revolución Francesa y el derrocamiento de Luis XVI en 1789, el terreno quedó abonado para la llegada de un iluminado corso, con nombre de cognac. Empleó como estrategia de reparto la auspiciada por su apellido.

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Los franceses no aprendieron la lección. Casi 200 años después alentaron una nueva revolución, alimentada con ideales de cambio en un mes de mayo del año 1968 que, si se hace caso de las batallitas narradas por españoles, extraña que no se popularizara el flamenco en las calles de París. Todo el que se opusiera al régimen que imperaba aquí, debía acudir a la ciudad de la luz para pedir, comme il faut, que pararán el mundo para poder apearse.

*****

Me he ido.

Lo sé.

En 2015, año de cambios (todos lo son), debo decidir algo importante. Emplearé mi moneda francesa de 1 € y elegiré entre mapa y árbol. Si lo hiciera optando entre anverso y reverso nunca sabría cuál es cuál.

*****

Aquí, en España, en 1987, Radio Futura describió la necesidad de buscar alguna luz.

Pongamos la cosa clara
Busquemos alguna luz
Lo echamos a cara o cruz
O lo hacemos por la cara



Creo que en los pasillos del Congreso han escuchado una copia pirata de “La canción de Juan Perro”.


Esa incierta edad [el libro]

A veces tengo la sensación de que llevo toda la vida escribiendo este libro. Por fin está terminado. Edita Libros Indie . Con ilustracio...