Llegamos
al último enfrentamiento de la primera ronda. Ya hay quince ciudades
clasificadas para octavos de final en City
WARS®.
Hoy,
“la ciudad que nunca duerme” se verá
asediada por “Charm City”, una ciudad
llena de encanto y enclave esencial en la economía del Noroeste USA.
Separadas
por un trayecto de poco más de tres horas en coche (se tarda más en llegar a
Madrid), será un duelo en el que la Gran Manzana no debe confiarse, o se
llevará un buen mordisco.
David Byrne, Jerry Harrison, Tina Weymouth & Chris
Frantz
*****
En
el tercer LP de esta banda predilecta se incluye una de las canciones
consideradas más definitorias de su estilo, pese a que tratar de catalogar a la
banda liderada por uno de los músicos más geniales que yo haya seguido es una
empresa condenada al fracaso.
Porque
supieron hacer de todo, variado, huyendo de etiquetas y salvando con éxito sus
múltiples exigencias.
La
canción habla, su título es explícito, de qué significa vivir en tiempos de
guerra.
Pero
no desde la perspectiva de quien se horroriza viendo lo que ocurre, lejos, a
través de una pantalla; es, más bien, estando en el lugar de alguien a quien
las balas le pasan silbando.
Y
siendo conscientes, supongo, que la guerra retransmitida por bustos parlantes nunca dejaría de ser un
asunto de actualidad.
La
canción se incluyó en su disco/película (dirigida por Jonathan Demme) de 1984.
Byrne
se muestra en plena forma y, si estás leyendo esto, te reto a que trates de
repetir lo mismo que él hace, y me digas cuánto has aguantado (sin tener en
cuenta que su actuación se incluye en un set de
quince canciones, ante un público que te jalea).
Siempre
supuse que el ritmo extenuante trataba de emular lo que debe suponer estar en
territorio hostil, tratando de salvar la vida, en tiempo de guerra.
Quedar sin
resuello es la mejor de las alternativas
Vuelvo
la vista atrás y me planto en 1985, en el verano en que yo tenía 20 años.
Acababa
de terminar 2º de Psicología, todas las asignaturas aprobadas en junio, y me
disponía a ir a Navia a pasar un verano de fábula.
Me
esperaban una cuadrilla de buenos amigos y algunas aficiones: motos, playa,
fiestas, bebida, rollos de verano, lectura, el Tour, los encierros de San
Fermín.
La
canción principal de la película que ha triunfado en los Oscars (y en casi
cualquier sitio), con un vídeo que recoge escenas de “Todo a la vez en todas partes”, en la que ponen las voces la
cantante de origen japonés Mitski y el antiguo frontman de Talking Heads.
Dirigida
por Daniel Kwan y Daniel Schneirt, y protagonizada por Michelle Yeoh, Ke Huy Quan, Stephanie Hsu
y Jamie Lee Curtis, ha polarizado
las opiniones de quienes la han visto, distinguiendo entre quienes la detestan
y aquellos a los que nos parece una extraordinaria muestra de cine moderno.
Y,
pese a que estoy convencido de que de
gustibus non est disputandum, la cinta me sirvió para darme cuenta de que,
teniendo más perspectivas, tengo más posibilidades de comprender a los demás y
que, ítem más, ser amable es una
estrategia llena de posibilidades.
Si
todavía no la has visto, no dejes de verla y fórmate tu propia opinión.
*****
Esta
es una vida
Libre
del destino
No
sólo lo que sembramos
No
sólo lo que mostramos
Todas
las posibilidades
Yo
te elijo y tú me eliges
Cada
espacio y cada tiempo
Nosotros
Siempre
puedes cambiar y ver las cosas desde otra perspectiva
David Byrne / Chris Frantz / Jerry Harrison / Tina
Weymouth
*****
Una
de las primeras canciones de los Bustos
Parlantes es una sucesión de pensamientos de un asesino psicópata, en la
que empezaron a trabajar en 1974 y que se publicaría como single en diciembre de 1977.
La
coincidencia con las fechas de los seis asesinatos cometidos por David Berkowitz (más conocido como Son
of Sam) hicieron que muchos pensaran que había sido el inspirador del
tema, algo que el grupo negó siempre.
El
videoclip toma imágenes de la película “My
friend Dahmer”, dirigida por Marc
Meyers en 2017, basada en la novela gráfica del mismo título de Derf Backderf, inspirada en su amigo en
la adolescencia Jeffrey Dahmer que,
años más tarde, se convertiría en uno de los asesinos seriales más monstruosos,
conocido como el Carnicero de Milwaukee.
Programación
de hitos, de acuerdo a los cuales, se desarrollará un trayecto.
Una
figura metafórica de la que se han apropiado los políticos (como rapiñan muchas
más cosas) y que los mass–media repiten
sin pudor (sin excepciones).
En
la aplicación que suele realizar la casta,
se muestra su necesidad de exponer sus intenciones, en lugar de centrarse en
los logros (y comprobar que no habría mucho que contar). Queda a la vista que
su modo de actuación se articula en torno a dos principios básicos:
—Improvisar (a largo plazo)
—Planificar (sobre la marcha)
Todo
se manifiesta en una inmensa sensación de vacío.
*****
Olvidan
lo que afirmaba John Godfrey Saxe
(aunque se atribuya a Otto von Bismarck):
“Las
leyes, como las salchichas, producen repulsa a medida que conoces cómo están
hechas”.
*****
"Éxito: como la gente cree que es / como realmente es"
El
trayecto nunca está establecido de antemano, sino que se hace al andar.
No
es recto, está lleno de recodos y recovecos.
*****
Hay
que tener cuidado: oímos tantas veces la expresión que, a veces, adquiere un carácter
extrañamente mutante. Fíjate bien:
Una
banda formada por Deborah Harry y Chris Stein, en los inicios de lo que
se dio en llamar la new wave
neoyorquina, en la segunda mitad de los ‘70s, junto a Ramones, Television o Talking
Heads.
Pronto
mostraron que eran (mucho) más que una rubia marchosa, a la que acompañaban
unos tipos con suerte.
Anticipando
el estreno de su décimo disco, “Ghosts of
download”, anunciado para noviembre de este año, se buscan hitos para
establecer una guía esencial, de un grupo longevo.
En
1984 Talking Heads era un grupo
increíble. Aunaban modernidad y éxito. Surgidos en New York, habían tocado en
CBGB, como teloneros de Ramones.
Desarrollaban, con estilo, una mezcla de influencias diversas; se les reconocía
como avanzados de la new wave, donde
habría que incluir, también, a Television,
Blondie o The Cars.
Y
disfrutaban del reconocimiento unánime de público y crítica.
Después
de cinco LPs, quisieron hacer algo diferente; rodar una película que definiera,
de forma definitiva, un concierto (en realidad, se trata de la fusión de tres distintos).
"Stop making sense"
Encargaron
la dirección de la película a Jonathan
Demme, que, sin ser un desconocido (había dirigido tres películas para el
productor Roger Corman), era
considerado todavía un director “menor”.
La participación en esta película supuso un punto de inflexión en su carrera,
viendo sus siguientes trabajos.
En
1986 rueda “Something wild” (“Algo salvaje”), la historia en la que Melanie Griffith (con peluca morena)
enreda a Jeff Daniels en un viaje
alocado en el que, tras quitarse la peluca para mutar en rubia, le mostraría su
pasado y a Ray Liotta, su novio en
el Instituto.
En
1988 dirige “Married to the mob” (“Casada con todos”) donde Michelle Pfeiffer, que tiene que cargar
con Alec Baldwin (y toda la panda), se siente atrapada en su
matrimonio y seducida por un agente del FBI (Matthew Modine) que convierte su vida en una verdadera encerrona.
El
estrellato de Demme alcanzaría su cúspide en 1991, con “The silence of the lambs” (“El
silencio de los corderos”) en la que, al margen de truculencias, todo el
mundo recuerda el duelo interpretativo entre Anthony Hopkins y Jodie
Foster.
Pero
era todavía una promesa cuando en
1984 acepta el encargo de trasladar la energía de un concierto a la pantalla y
dotar de carácter individual a cada uno de los cuadros que suponía cada
canción. Es complicado delimitar la línea de la responsabilidad artística y se
aceptará, como axioma, que el concepto de la obra surge como un acuerdo entre
el director y el grupo.
*****
En
1975 empezaron a trabajar juntos. David
Byrne (voz solista, guitarra), Chris
Frantz (batería), Tina Weymouth
(bajo) y Jerry Harrison (teclados,
guitarra) adoptaron como nombre “Bustos
parlantes” —el término con el que los estudios de TV describen a aquellos
locutores, inanimados, que leen textos, sin ser responsables de su elaboración—.
Para no nombrar a ningún presentador real, vivo o muerto, se recordará a uno
virtual, integrado a la perfección en la emisión catódica, que ya
protagonizó un incidente en este blog.
Elegir
nombre fue su primera indicación de que pensaban que tenían algo que decir.
Tres
actuaciones en el Pantages Theater,
en Hollywood, constituirían la esencia de la película. Esta empieza con los
títulos de créditos, similares a los de la película de Stanley Kubrick, “Dr. Strangelove or: How I learned to stop worrying
and love the bombe” (“Teléfono rojo: Volamos hacia Moscú”).
El parecido no es casual: ambas secuencias son realizadas por el diseñador, de
origen cubano, Pablo Ferro. La que
se incluiría en la película protagonizada múltiplemente por Peter Sellers, es de 1964 (veinte años
antes). Esa tipografía adquirió un carácter atemporal y, casi cincuenta años
después, sigue usándose para recalcar el aire natural, desenfadado, sin
artificios, de determinados productos. Una especie de rótulo indicador de hecho
en casa.
Tras
los títulos de crédito, van apareciendo los artistas, en progresión.
Empieza
David Byrne, que se presenta en escena, sólo, con una guitarra y un reproductor
de cassette.
Canta
a un asesino sistemático.
En
la siguiente canción, se incorpora Tina Weymouth. Luego, Chris Frantz. Y, más
tarde, Jerry Harrison.
Donde
al principio había un escenario vacío, el equipo va montando todos los
elementos y aparece el resto de músicos: Lynn
Mabry (de The Brides of Funkenstein)
y Edna Holt —voces—, Bernie Worrell (había estado en Parliament / Funkadelic) —teclados—, Steve
Scales —percusión— y Alex Weir
(estuvo en The Brothers
Johnson,
en su clásico “Strawberry letter 23”) —guitarra—. La primera canción en la que la formación está
al completo, sobre el escenario, es “Burning
down the house”, la sexta del set.
En
realidad, la película se graba mientras el grupo se encuentra de gira,
promocionando Speking in tongues. Es,
de una manera peculiar, un disco de grandes éxitos, grabado en directo. Entre
paréntesis se indica el año del disco en que la canción apareció originalmente
y, en una de las canciones, Byrne desaparece de la escena, para dejar actuar a Tom Tom Club, el grupo comandado por
Weymouth y Frantz. Él aprovecha para retirarse al camerino y preparar una nueva
sorpresa.
Cada
canción se interpreta con una escenografía singular.
01 — Psycho killer (1977)
02 — Heaven (1979)
03 — Thank you for sending me an
angel (1978)
04 — Found a job
05 — Slippery people (1983)
06 — Burning down the house (1983)
07 — Life during wartime (1979)
08 — Making flippy floppy
(1983)
09 — Swamp (1983)
10 — What a day that was
11 — This must be the place (Naive
melody) (1983)
12 — Once in a lifetime (1980)
13 — Genius of love (as Tom Tom Club)
14 — Girlfriend is better (1983)
15 — Take me to the river
(1978)
16 — Crosseyed and painless (1980)
En una (fingida) rueda de prensa, le
harían dieciséis preguntas:
— ¿Qué
significado tenía el radiocassette?
— ¿Por qué, al
principio, el escenario estaba vacío?
— ¿Por qué los
miembros de la banda aparecen de uno en uno?
— ¿Por qué
ocupabas el centro del escenario?
— ¿Cómo
decidiste incorporar esos bailes de inspiración africana?
— ¿Por qué no
había iluminación con colorido?
— ¿Hacia dónde
huías en tus carreras por el escenario?
— ¿Qué
significaban los rótulos de las pantallas gigantes?
— ¿Por qué
correr?
— ¿Quién
decidió la ubicación de la iluminación?
— ¿Por qué una
lámpara de pie?
— ¿Gafas de
pasta?
— ¿Por qué
desapareces mientras actúa Tom Tom Club?
— ¿Por qué un
traje tan grande?
— ¿Qué
representa la gorra roja?
— ¿Por qué
tantos cambios (y tan poco color) en el vestuario?
*****
Después de grabar el concierto, se
publicaría, en formato LP, con los temas:
Cara A:
1 — Psycho killer
2 — Swamp
3 — Slippery people
4 — Burning down the house
5 — Girlfriend is better
Cara B:
1 — Once in a lifetime
2 — What a day that was
3 — Life during wartime
4 — Take me to the river
*****
Y, tras ese disco épico, entregarían
otros tres, antes de disolverse.
En aquella rueda de prensa, sólo
respondió una pregunta:
— ¿Por qué el disco se titula así?
— Es una parte de la letra de la canción “Girlfriend is better”: “As we get older and stop making sense...”.
[A
medida que envejecemos, las cosas dejan de tener sentido]