jueves, 6 de junio de 2013

Acelera, papá

Ibas apiñado junto a tus hermanos, pasando calor a pesar de las ventanillas bajadas, harto de jugar a ser el primero en ver los mojones que marcaban los kilómetros, aburrido de escuchar las mismas cintas, con las canciones en el mismo orden predecible, reproduciendo, mientras tarareabas, ese crujido y ese salto que tenía el surco del disco original, lleno de polvo y rallonazos y que, al oír en el coche, anticipabas todos esos pequeños momentos, por encima del ruido de huevos fritos y el aire entrando a bocanadas, como lenguas de fuego.

En las curvas jugabas a volcarte, como si no pudieras hacer nada para evitarlo, tratando de aplastar a los hermanos que iban del otro lado, agarrándote a las manijas laterales, porque los cinturones traseros no se habían impuesto todavía.

De repente, en una recta larguísima, entre los vapores de la ilusión óptica provocada por el exceso de calor y un incomprensible efecto refractario —multiplicado por una imaginación ya de por sí calenturienta—, vislumbrabas un tobogán. Todos a una, por una vez, los hermanos se unían en un mismo clamor:

— Acelera, papá.

Tu madre apretaba las uñas de los pies, anticipando un frenazo ficticio, se cogía de la manija disponible para el copiloto y se preparaba para lo peor, porque ella conocía a tu padre de hace mucho tiempo, de antes de que empezara a ponerse capas para tapar su vena psicótica.

— Por Dios, Manolo...

Tu padre —al que le gustaba pisar el acelerador y que estaba harto de tanto calor, de tanta monserga, de tanta cinta de los Beatles, de tener que exprimir el motor del coche para adelantar, jugándose el tipo, a un camión, o a un autobús, justo en el límite, un minuto antes de que la niña dijera que quería hacer pipí—, ve la curva, con los mismos ojos que todos, y decide que sí, que esta vez vale, que ahora va a acelerar.

Aprieta fuerte las manos, tensa los brazos y le pisa. Todo lo que puede. Al máximo. Sus mocasines podrían llegar más lejos, saliéndose para formar parte del motor, pero él ayuda un poquito más levantando el culo y volcando todo su peso sobre el pedal.

— ¡Yuuuuuuuuuuupiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!


"Acelera, papá" Foto: DGTX

Luego, pasaron los años, te tocó sentarte en el asiento delantero, regular el climatizador, ajustar los cinturones y las sillitas de seguridad, fijar la velocidad de crucero para la autopista y poner capas con las que tapar tu vena psicótica.

Intentaste que tus hijos jugaran a ver quién era el primero en descubrir los PKs (“puntos kilométricos”), escuchar música en el iPod que llevabas con listas de música para todos, con orden aleatorio para no saber nunca lo que vendría a continuación y descubriste que era más difícil parar en una autopista, que en una carretera nacional, para bajar a tus hijos y repartir un par de cachetes.

Y, a pesar de que bautizaste de nuevo a los toboganes, llamándolos cambios de rasante, cuando vislumbrabas uno, tus hijos, como tú mismo habías hecho, te pedían, con verdaderas ganas:

— Acelera, papá.

Ella, se agarraba y clavaba sus uñas a modo de freno y (aunque un atisbo de felicidad se asomaba a su rostro, pese a que intentara taparlo con el tamaño de sus gafas de sol y un leve giro de la cabeza que aprovechaba para mirar por el retrovisor, dónde se veía a ella misma, muchos años antes) decía:

— Manolo, por Dios...

*****

Por lo demás, no hay otras situaciones en las que nadie se atreva a decirte que aceleres. Porque todos los que están a tu alrededor asumen que vas más deprisa de lo que deberías.

Como ellos mismos.

— Jo. Es que últimamente ando liadísima. 
— No me da tiempo a nada. 
— De verdad que tengo que parar. 
— No doy abasto.

*****

Tengo la sensación de que, para muchos, el tiempo se les escapa sin que hayan sido capaces de controlar lo que hacen. Todo va demasiado rápido. Todos quieren bajar un poco la velocidad (pese a que el Gobierno, para llevar la contraria, esté estudiando la posibilidad de aumentarla).

Supongo que parte de la explicación reside en que estamos más atentos a lo urgente que a lo importante. Si tuviera ganas de ponerme en plan formalista, propondría ahora un cuadro de doble entrada con urgente (SÍ/NO) en un eje y, en el otro, importante (SÍ/NO) y deberías plantear cómo haces para resolver tus asuntos cotidianos.

Pero no me apetece nada.

Entre otras cosas porque ya sé la respuesta. Y tú también. Ambos sabemos que haces un montón de cosas, todos los días, pero sigues teniendo la sensación de que las prisas no te están ayudando a ser feliz.


Muéstrate
Sigue tu instinto
Inspírate
Deja de ser una víctima
Haz todo aquello que sabes hacer bien
Ama tu trabajo
Míralo todo desde una nueva perspectiva
Ten curiosidad por todo lo que te rodea
No te aísles
Júntate con los que quieres
Márcate objetivos
Acaba lo que empezaste
Ayuda a los demás
Olvídate por un día de las noticias
Baila
Mímate un poco
Enfréntate a tus miedos
Visita un museo
Alguna decisión es mejor que ninguna decisión
Haz ejercicio
Desenchúfate de la tele
Escucha música
Mantente en contacto con la naturaleza
Ánimo, tú puedes
Busca el equilibrio
Procura dormir bien
Lee
Compra flores
Trata de llegar
Programa un plan realista
No te compares con los demás
Vive el momento
No seas injusto contigo mismo
Acepta que la vida tiene momentos buenos y malos
Piensa cada noche en las cosas buenas que te han sucedido hoy
Deja que entren las nuevas ideas
Cree en ti
Sé amable
Deja que la gente sepa lo especial que eres
Sé honesto contigo mismo
No dejes que te obsesionen los pensamientos negativos
Céntrate en crear lo que deseas
Dedica tiempo simplemente a divertirte
Da las gracias a las personas que te enseñan, que te apoyan, que te animan,

e invítalas a tomar un café
No lo olvides... el dinero no puede comprar la felicidad
Ofrece lo que ya no necesitas a quienes sí pueden necesitarlo
Valora quién eres en este momento
Forma parte de un grupo
Encuentra un espacio común
Cuida el amor en tu vida
Haz una lista de agradecimientos
Ama a la Madre Tierra
Hazlo lo mejor posible
No pierdas la esperanza

Nunca sabes lo que el mañana te puede traer
Nunca dejes de aprender
Aprecia lo que tienes
Cree en algo tan grande como tú mismo
Permanece junto a tus amigos y tu familia
Sé honesto contigo mismo

Sé feliz

*****

La canción, de Yael Naim, artista franco-israelí, estaba incluida en su disco homónimo de 2007. Se utilizó en el anuncio del MacBook Air, de Apple, dentro de un sobre.

*****

Inmersos en este mundo hiperconectado, estamos expuestos de forma permanente y perdemos la capacidad de descubrir que la importancia de las cosas es una atribución nuestra, mientras la urgencia viene determinada por una imposición ajena.

Alguien me dice que atienda un asunto urgente.
Desatiendo aquello que yo considero importante.

Los demás nos fijan plazos; somos flexibles con lo que depende de nosotros.

*****

La rapidez se vicia y se torna en prisa. Frente a ella, debería alzarse la virtud de la calma.

*****

La velocidad es la distancia recorrida por un objeto por unidad de tiempo.
La aceleración indica el cambio de velocidad por unidad de tiempo.
La inercia es la propiedad que tienen los cuerpos de mantenerse en su estado de reposo, o movimiento, mientras no se aplique una fuerza.

Es más sencillo acelerar (aumentar la velocidad) que frenar o parar (disminuir la velocidad).

Los anunciantes lo saben. Te animan a que cojas otra carretera, en la que no haya más coches y que vayas más despacio, mirando de otra forma.


Edward Sharpe & The Magnetics Zeros, yendo a casa.

La mejor forma de hacer las cosas.

Un poco más despacio, con calma, disfrutando de lo que haces.


¿A que te gustaría conducir, de otra forma, a otra velocidad?

Está en tu mano.

10 comentarios:

  1. La vida es corta e impredecible pero eso supone que deba ser apresurada o controlada sino que la calma y disfrutar de lo que posee sin vivir sometido a las posesiones de los demás por desgracia si conozco tener planificación a largo plazo , vivir con el control de esa planificación y en un abrir y cerrar de ojos todo al carajo. ahora pienso para que de todo el agobio pasado

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    1. Supongo que la lección que quiero extraer del vídeo tan chulo (para mí lo fue) es que siempre se está a tiempo de hacer algún cambio, aunque sea pequeño y hacer las cosas, de otra forma, para intentar ser feliz.

      La calma ayuda mucho, creo.

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  2. Así es , la vida es corta e impredecible , para mi ,hubo un momento que andaba tan rápido que no lo vi ni pasar pero bueno cada uno tiene una circunstancia que le cambia todo en un segundo como ami.
    Besos
    anabel

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    1. Puede que ir rápido sea necesario; ir deprisa resulta inconveniente.

      El objetivo más importante que nos podamos marcar es ser felices (y ayudar a otros a serlo).

      Muchos besos, Anabel

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  3. ¡Me encantan los viajes por carretera!
    Una mirada al pasado para rememorar los vehículos de antes, las carreteras de antes y las paradas en las gasolineras, con su mapa de carreteras gigante cerca de las mangueras que decían aire y agua.
    Los autocares de antes: Tengo viajado hasta Alicante en dos días. No teníamos vídeo, ni aire acondicionado, ni butacas reclinables ergonómicas. Sólo el radio-cassette estéreo del autocar con su musica de entonces. ¡Y me lo pasé muy bien!

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    1. Los viajes de antaño eran la mayor prueba de resistencia que se le podía poner a la unidad familiar.

      Por eso los matrimonios duraban tanto.

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  4. Creo que fue un inglés (aunque pudiera haber sido irlandés) me dijo una vez: Hey, buddy, work for living, don`t live for working!!

    Ah, y Martita cuando vamos a Madrid en coche, a la altura de Fuentesila pregunta: ¿Ya estamos?

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    1. He usado el traductor de Google y para "buddy" ofrece varias posibilidades: una de ellas es "cúmbila".

      Te juro que ando más perdido que si estuviera en Fuentesila que, para el caso, tampoco sé dónde está.

      Yo yendo a Madrid, sólo tengo claro que pararé en Rueda, a meterme un bocadillo entre pecho y espalda.

      Un abrazo

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  5. Jaja, que recuerdos. Dos horas de seat 850 desde Oviedo a Novellana (Cudillero). Mi padre fumando sin parar y sólo dos cintas en el coche. Jesucristo Superstar y El violinista en el tejado. De memoria ya con cinco años, jaja. De aquella en Asturias 200 mts sin curvas ya era una recta, -¡písale papa! y en el salpicadero el portafotos de la familia que decía "Papa no corras", jaja.
    En cuanto a las prisas yo recomiendo ir sin ellas, despacito. Como decía Nge en "amanece que no es poco" cuando el niño que iba con él le preguntaba porqué caminaba haciendo eses : Así tarda uno más en hacer el camino y piensa mejor a dónde quiere ir".

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    1. Nosotros, que íbamos a Navia, teníamos una hora más de viaje.

      El recuerdo a "Amanece que no es poco" es, además de contingente, necesario.

      Un abrazo, Alberto

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