martes, 5 de noviembre de 2013

Una de alcantarillas

— Policía Local, dígame.
— Hola, buenos días. Soy Oscar Cuervo, del restaurante Casa Lito, en la calle Altamirano. Quería informar de lo que me ha sucedido hoy.
— Dígame.
— Venía de hacer unas gestiones y, en la misma calle Altamirano, un poco más abajo del restaurante, casi llegando a la plaza de Riego, he tropezado con una alcantarilla.
— ¿Y eso?
— Parece ser que han estado unos días trabajando en el jardín de enfrente. De hecho no han dejado de pasar camiones. Ya llamé el otro día para ponerlo en conocimiento de ustedes.
— Sí, lo recuerdo.
— El caso es que ahora, han debido sacar la tapa de la alcantarilla y, al recolocarla, no sé si me entiende, la han puesto del revés y sobresale un reborde —que supongo yo que servirá para impedir que se mueva, cuando está bien colocada— y he tropezado con ella.
— Y se ha hecho daño.
— No. Afortunadamente, no. Me he trastabillado, al tropezar, pero he tenido suerte y no me he caído, ya sabe cómo le digo.
— Gracias a Dios.
— Sí, pero me he llevado un buen susto. Estoy con una racha tremenda y, cuando me pasan estas cosas, me dan palpitaciones. Fíjese lo que le voy a decir que el médico me manda tomar ...
— Sí, pero, ¿para qué llamaba?
— Ya se lo he dicho, que han colocado mal la tapa de una alcantarilla, la han puesto del revés y tiene un reborde que sobresale y ...
— Usted se ha tropezado.
— Sí.
— Pero no le ha pasado nada.
— No.
— Pues asunto resuelto.
— ¿Pero cómo va a estar el asunto resuelto? No le digo que la tapa de alcantarilla está al revés y cualquiera puede tropezarse y ...
— Sí, pero a usted no le ha pasado nada.
— Ya, pero cualquier otro puede tropezar y ocurrir una desgracia, ¿sabe lo que le digo?
— Sí. Está bien. Debería llamar a la empresa que haya puesto la alcantarilla.
— ¡No me faltaría más! Mire, yo tengo un negocio que atender. Están a punto de llegar los clientes que vienen, a esta hora, a la tertulia y no puedo perder toda la mañana con este asunto. Creo que ya he cumplido con mi deber de ciudadano, poniéndolo en conocimiento de la Policía Local y, es mi opinión, deben ser ustedes los que se encarguen de resolver el asunto. Yo ya he cumplido, avisando y no tengo ganas de ...
— Está bien, dígame el nombre de la empresa responsable de la alcantarilla.
— ¿Y cómo quiere que haga eso?
— Pues mirando en la tapa y viendo qué pone, es sencillo.
— Yo creo que usted no me está escuchando. He empezado diciendo que la tapa estaba del revés y, por esa razón y no otra, el cartel que identifica a la empresa está para dentro y, claro, soy incapaz de levantar la tapa y mirar lo que pone, no sé si me entiende.
— Está bien. Mandamos a alguien a mirar.
— Gracias. Buenos días.

*****

Hace mucho tiempo.

Ahora, en Oviedo, esta ciudad que emprende y se rejuvenece, atenta a las posibilidades de una completa renovación, se ha desarrollado un nuevo sistema para quitar tapas de alcantarilla, consistente en utilizar el martillo neumático (y una pala).


"Mineros urbanos" Foto: Prado

Con todo mi cariño para Oscar y Maite

2 comentarios:

  1. Algo muy real por desgracia no te hacen ni caso...
    Jero

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    Respuestas
    1. Una llamada a la policía local es como una nueva versión de "El proceso" de Kafka.

      Un abrazo.

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