sábado, 15 de marzo de 2014

Enrique Mendoza — Buenas prácticas (económicas)

Acudo con regularidad a las charlas que organiza con esmero Jorge Rodríguez, como complemento formativo para los padres del Colegio Los Robles, en el que estudian mis hijos.

El ponente de la última, celebrada el pasado jueves 13 de marzo, es un veterano en estas lides: ya pudimos disfrutar de su presencia el año pasado, como ya se reseñó aquí. Se trata de Enrique Mendoza, al que sigo además con interés en su blog.

El año pasado su disertación versaba sobre la educación de los hijos, asunto en el que es experto.

Este año compartió detalles de su experiencia profesional, centrando su esfuerzo en compartir buenas prácticas que pudieran resultar convenientes para afrontar estos momentos de crisis.

Como hice el año pasado, comparto las notas que tomé sobre las “ideas-fuerza” que expuso.


"En acción" Foto: Blog personal de EMD

— No existen recetas de aplicación universal, porque no hay soluciones únicas.

— Crisis no es sinónimo de tragedia. El diccionario, en su segunda acepción, recoge:

“Mutación importante en el desarrollo de otros procesos, ya de orden físico, ya históricos o espirituales”.

— En realidad, se trata de un cambio (en ocasiones, “de un cambio de criterio”).

— La crisis se percibe de forma subjetiva, por los efectos que pueda producir personalmente en cada uno. Además, se transmite un efecto colectivo que incide en las expectativas y en el estilo para afrontar los cambios.

— Aplicando el pensamiento lateral —término acuñado por Edward de Bono— es posible encontrar soluciones alternativas válidas a las circunstancias presentes.

— Lamentarse, presentar excusas, en lugar de buscar soluciones para situaciones nuevas (diferentes) no es una estrategia adecuada.

— En las empresas, acometer procesos de reestructuración en los cambios relacionales con las personas implicadas en la organización (empleados, clientes, proveedores), requiere poco desembolso (especialmente si se compara con procesos de otro orden) y suelen ser de alta rentabilidad.

“Existen dos tipos de personas: los que tienen problemas y los cuentan, y los que tienen problemas y no los cuentan”.

— En una situación de cambios, especialmente cuando se producen de forma generalizada en el entorno, y no sólo en el ámbito particular, es preciso identificar buenas prácticas y aplicarlas a nuestra realidad personal y profesional.

— Habló de la Fundación Las Rosas, una institución de ayuda social fundada en Chile, para ayudar a ancianos abandonados en todo el país, y cómo una iniciativa de la empresa para la que él trabajaba, aumentó espectacularmente la recaudación de fondos, mediante la implicación en los objetivos de los directivos y empleados de su organización.

— Entender las crisis como oportunidades. Atentan contra nuestra estabilidad y nos sacan de la zona de confort.

— Dos claves para entender la situación actual: estudiar historia de la economía y antropología. Con la primera, se conocen los antecedentes. Con la segunda, se conoce el comportamiento humano.

— El humanismo es el estudio de las virtudes humanas. Recomienda el libro que está leyendo, como una búsqueda de las virtudes (prudencia, justicia, fortaleza, templanza) en el pensamiento occidental, de Juan Luis Lorda: Virtudes (2013, Rialp), que personalmente estoy disfrutando ya.

— Las empresas no existen, son entidades jurídicas. Las que verdaderamente existen son las personas que trabajan en ellas.

— A raíz de una pregunta sobre la forma de actuar en la motivación del personal, a modo de palancas, explica los resultados de una encuesta que se realizó al personal de su empresa, en Chile, siendo él director de RR HH. Los cuatro factores que se valoraban más positivamente, eran:

1 — Acceso a oportunidades.
2 — Clima laboral.
3 — Formación.
4 — Retribución.

— El salario no es el principal motor de satisfacción en el desempeño profesional.

*****

Una conversación amena e instructiva. Espero con ganas que se repita pronto.

2 comentarios:

  1. Menos mal que existen personas con logica , me congratulo que todavía hay esperanza para la raza humana

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  2. Claro que hay esperanza. ¿Cómo podría ser, si no?
    Aunque cada vez nos lo pongan más difícil.

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