miércoles, 14 de diciembre de 2011

Ruido de fondo

Busco una cafetería en la que pueda leer o escribir.

Foto: nerissa's ring

Siempre me ha gustado trabajar en bares. No es que pretenda convertirme en Sam Malone y hacer de Cheers mi escenario laboral cotidiano, sino que, por circunstancias de mi trayectoria profesional —que sería prolijo detallar ahora— tuve que, a la fuerza, desacostumbrarme a utilizar agenda y, adaptativamente, utilizar servilletas como forma de plasmar ideas. Ni siquiera en eso soy especialmente innovador.


El autor se llama Dan Roam. Y su libro lo han traducido aquí como “Tu mundo en una servilleta”. Y es un trabajo verdaderamente interesante.







   







Hubo una época en mi vida en que los bares se convirtieron en mi oficina (portátil) y, desde entonces, me gusta aprovechar esos espacios comunes para pensar, escribir y leer.

De un tiempo a esta parte, vengo observando —y supongo que no soy el único— que ya no abundan los bares silenciosos. La TV ha ido extendiendo sus redes: ya no sólo es el fútbol el que condiciona que los aparatos estén encendidos. Cada día hay más locales que la tienen puesta siempre.

Y si no es la TV, es la música.

El otro día entré en una cafetería a la que había echado el ojo. Ha cambiado de dueños, la han reformado y ahora se presenta como un espacio tranquilo. Creo recordar que, en su nombre, encierra el prometedor término lounge. Junto a chill-out se han convertido en las etiquetas que identifican la música ambiental. También ambient, pero ésta quizá reservada para la electrónica, quizá sólo instrumental y probablemente experimental.

En cualquier caso había observado al pasar que el local tenía música tranquila. Recordaba que tenía una sala aneja en la que esperaba poder disfrutar del necesario aislamiento para escribir o leer. Iba bien equipado y tenía tiempo. Me animé. Al entrar pude comprobar que el local estaba vacío. Sólo dos camareros (chica, aparentemente dueña, y empleado). Pregunté si podía pasar a la salita, me dijeron que sí. Encargué mi café y me pertreché en un sillón aceptablemente cómodo.

En la sala principal tenían la TV encendida, pero en la salita, no. Solamente se oía la música; estaba en modo lounge. Cuando la camarera me trajo el café, yo ya estaba con mi artillería desplegada

Foto: tonyhall

Normalmente espero que la gente piense por sí misma, sin necesidad de empujarles a que lo hagan. No me merece la pena tratar de convencer a nadie de lo que debería de hacer en una situación evidente, así que prefiero frecuentar establecimientos que adaptan su forma de trabajar a mis necesidades específicas. No había que ser muy listo para intuir que alguien que se acomoda a tomar un café, acompañado por un libro, cuaderno de apuntes y bolígrafo, no está precisamente buscando la compañía de un rescatador bálsamo sonoro.

En fin, lo que terminó sucediendo es que disfruté primero de una tranquila canción acorde a lo que el nombre del local prometía. Pongamos que Getz y Gilberto en “Desafinado”.


Pero a partir de ahí la cosa evolucionó de la siguiente forma: pop español (las letras entendidas distraen más), rock (y subida del volumen) y hip-hop (más alto todavía). Ahí decidí marcharme y seguir con la búsqueda que anunciaba al principio del artículo.


Ya sé que soy raro, pero en ocasiones agradezco un poco de silencio.


Foto: h.koppdelaney


Un remanso de paz.

Hay veces que siento que no me dejan estar tranquilo. Todo es ruido.

Foto: Meredith_Farmer

A veces, hasta siento que las verduras gritan como verduleras.

Foto: slambo_42

Definimos ruido como el sonido —desagradable— que produce conductas de evitación. Es, ya lo sé, una percepción completamente subjetiva. Eso no quiere decir que no deba ser respetada.

Foto: aquípongominick

Gracias por avisarme que tú eres demasiado estúpido.


El silencio se ha convertido en un enemigo. No es sólo que no se encuentren bares en los que ya no tengan la TV o la música permanentemente encendida —acepto sugerencias para Oviedo—. Es que el silencio incomoda y se trata de combatirlo de forma permanente.

De hecho se ha desarrollado un estilo musical que tenía como destino natural salas de espera en hospitales, aeropuertos o consultas de médicos. La idea es que, si es verdad que la música calma a las fieras, rellenar el vació sonoro con una música insulsa tranquilizaría a los que no han desarrollado pautas adaptadas para los momentos en que les toca esperar. Se ha desarrollado un sub-género musical apropiadamente conocido como “música de ascensor”. En su tiempo se contrataba con una empresa (Hilo Musical) que emitía varios canales de temáticas diversas. Su máximo exponente fue Ray Conniff.


El popurrí fue siempre su seña de identidad y sus cantantes sincopados alcanzaron mayor protagonismo en determinados momentos de la carrera del bueno de Ray.


Los ‘70s fueron así. Imagínate entrar en un ascensor amenizado de esa forma. La segunda forma más horrible de viajar en ascensor, tras montar en el de “El coloso en llamas”.


En Estados Unidos explotaron hasta el delirio la estética kitsch. Naturalmente contaban con Las Vegas como excusa y con Liberace como su estandarte. Liberace fue depurando su puesta en escena (su piano y su candelabro como señas de identidad) hasta alcanzar el clímax en su presentación en un espectáculo en 1981. No creo que necesitéis comentarios.


Mirando retrospectivamente uno aprecia las cosas con más sentido de la perspectiva. Si has sentido rubor viendo a Liberace, recuerda que nosotros, los españoles, elevamos a la categoría de mito a Luis Cobos, el único director de orquesta que incluye entre sus instrumentistas a un ventilador (su cabellera siempre al viento, por favor).


El principio activo es el mismo: encadenamiento orquestal de temas famosos, reconocibles por la mayoría y machacados hasta reducirlos a una pasta amorfa que sólo se distingue por la característica identitaria del ejecutor: elección armónica de la guardarropía en los colaboradores (Ray), candelabro y pianos por doquier (Liberace) y melenina al viento (Cobos).


La música para ascensores parte de una idea profundamente arraigada. La cultura extendida y generalizada por los mass-media —aunque no llegue a producir verdadero entusiasmo—, tampoco molesta a nadie. Es la cultura de medianías; verdaderos pastiches carentes de toda sensibilidad artística, pero pretendidamente inofensivos.

Ruido de fondo indoloro, incoloro e insípido.


Recuerdo multitud de situaciones con espanto.

Una playa en la que, por los altavoces, emitían música de continuo.

Música navideña atronando por la calle.

Estar comiendo en el jardín de un restaurante, un domingo, y sufrir a una pareja que, sentada en ángulo, atendían él al periódico y ella a la radio que puso encima de la mesa para oír el carrusel deportivo.

Un violinista callejero —rumano— que te mira fijamente mientras pide por su ejecución.

Ir al fútbol con la radio puesta.

Mi padre siempre decía: “no hay parto sin dolor, ni hortera sin transistor”.


El ruido es una forma de contaminación acústica. Nadie lo combate. Reclamo un poco de silencio y lo hago con dos canciones que están llenas de gusto.



Ya lo sé. Me consta que parece una incongruencia pedir silencio a voces.

He encontrado un canal en youtube que responde al nombre “Silencio, se lee”. Se presenta la novela “El jinete del silencio”, de Gonzalo Giner, autor también de “El sanador de caballos”. Hablan el autor y la presentadora, Charo Vergaz —a la que no discutiré su gusto personal— de Yago, el protagonista.


Lo que más llama la atención es que, ni en ese microcosmos, dejan que el autor lea en silencio un párrafo del libro.


Así que sigo sin encontrar un bar donde, estando en silencio, dejen leer o escribir o incluso pensar. Sé que existen unos cafés literarios, pero no son lo que yo busco. Primero, porque ha desaparecido la tertulia. Apagados por los cambios, sometidos a la proliferación de las tertulias radiofónicas, desaparece la necesidad de conversar escuchando para someterse al ir, más o menos, oyendo. Pero además, los cafés literarios presentan una carta de naturaleza artificiosa, al proponer un cóctel de música de fondo y libros. Yo no quiero música; el libro lo traigo yo. Así que el hecho de que tengan unas estanterías con libros disponibles —¿seleccionados por quién?— resulta inútil para mí.


En fin, seguiré buscando. Si alguien conoce un café, bar, cafetería, ambigú, o lo que sea, de características similares a las descritas, en Oviedo, que por favor me avise.

Mientras, escucharé un poco más de música ultra-lounge.



Me he dado cuenta que puedo hacerlo sin molestar a los demás, siempre que no pretenda bailar pegado.


¿Qué sentido tiene poner música ambiente en un momento en el que la mayoría de la gente lleva su propia música a cuestas?

[No como en la película de Spike Lee: “Haz lo que debas”. Ojo a 0:45]


Ahora todos vamos enchufados (más o menos).

Foto: Fimb

La contaminación acústica que supone el ruido —que nadie combate— genera un nivel de tolerancia creciente. A su vez se produce un incremento en la intolerancia al aislamiento acústico, al silencio.

Ya no tiene sentido poner música de fondo. Quien teme esos silencios incómodos, se envuelve y se aísla. Supongo que la estrategia a seguir se resume en “como quien oye llover”.


Nos falta desarrollar una cultura del silencio.

Dejar que el silencio hable.

Escuchar los sonidos del silencio.

Tener cuidado con la única cosa, tan frágil, que se rompe con sólo nombrarla.

22 comentarios:

  1. Alberto, te sugiero el local que tiene el Centro Asturiano en la C/ Uría, creo que se adapta a tus necesidades,café, tranquilidad,...

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  2. El Cráneo querido amigo, es un espacio muy grande, o muy pequeño, dependiendo de las necesidades que tengas.
    Los menos, tenemos este espacio relleno de cerebro, que no es otra cosa que una desconocida materia gris capaz de diferenciarnos de los animales, en su parte más evolucionada, y en la menos evolucionada, aun conservamos nuestra herencia animal primitiva.
    Algunos, de esta víscera solo consiguen sacar provecho para no orinarse, encima o dejar la calle llena de excrementos, al igual que los caballos en un desfile. Es decir el control sobre la parte evolucionada es nulo.
    Otros, los menos, conscientes de la habilidad proporcionada por la parte evolucionada, intentamos hacer uso de ella, desembocando en una infinita variedad de personalidades y percepciones distintas de lo mismo.
    Nada que decir, de los que no solo conscientes de su capacidad, la ejercitan y desarrollan. Aquí podríamos incluir a todos los genios y grandes hombres de la humanidad (Aquellos que su nombre perdura después de su la muerte).
    El problema surge con una mutación, cada vez más frecuente entre nuestra especie, “El Homo carente”. Este individuo presenta dos alteraciones graves en sus órganos.
    En primer lugar el cráneo se encuentra absolutamente vacío. Es en este momento cuando podemos apreciar lo grande que es este espacio.
    El segundo órgano afectado es el oído, al quedar reducido únicamente al tímpano y desaparecer completamente el resto. Yunque, martillo estribo, etc.
    Este individuo, demuestra una tendencia vital de usar el “vacío del cráneo”, como caja de resonancia, obteniendo de esta forma, la placentera sensación de (al igual que el miembro amputado) de tener este inmenso volumen ocupado por pensamientos ajenos, recuerdos de otros y vivencias y sueños de futuro de nadie. La necesidad de introducir sonidos en “El Vacío” es tan convulsiva, que puede observarse en gran número de ellos, como introducen de forma masiva y ansiosa, mediante la utilización de innumerables dispositivos electrónicos Ipod, MP3, 2, 4, 5 etc… Esa “Morfina” necesaria para paliar el efecto del miembro amputado.
    La única esperanza, es que también son sordos, y esto desorienta mucho al cruzar los semáforos.

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  3. "El Cráneo querido amigo..." No hay nada en este comentario que no me haga sentir incómodo. Sobre todo esas últimas 2 líneas con una esperanza tan asquerosa.
    3 Puntos para que te los apuntes anónimo:
    1-Hitler tenía un coeficiente intelectual de 141, esto le libró de cruzar sin mirar mientras pasaba un tanque. Así que si divides a la humanidad entre los que usan el cerebro y lo tienen, y los que no que sepas que este señor jugaba en tu bando. Me encanta comparar a la gente con Hitler porque parece que se encienden las masas : )
    2-La música es una forma de arte, que quieras rellenar el cráneo de arte no implica que no exista un cerebro para absorberlo.
    3-Te aseguro que hay gente con la capacidad justa para no mearse encima más feliz que tú, eso extrapolando el dicho de "siempre hay alguien más fuerte que tú" por el de más listo. El principio es el mismo. Juzga la diferencia entre que recuerden tu nombre más allá de la vida a ser feliz durante ella.

    Quitando ya el mal roller del comentario... Alberto, todos los viernes mi grupo de frikis quedamos en bares para comentar la semana y preparar la partida de la noche. Buscamos bares que tengan un ambiente donde poder hablar y estar cómodos, de momento tenemos uno pero es en Mieres. Lo que nosotros buscamos en principio es una gran cantidad de sitio para la tropa, que se pueda hablar y que pongan en la tele cosas de las que podamos sacar punta para echarnos unas risas. Llevamos acudiendo al mismo meses, y cuando eso pasa se llega al punto que conoces al dueño y le puedes decir que tengo ponga uno u otro canal. Así que, el ser un parroquiano de un bar te da ventajas por lo que te recomiendo insistencia en ir una vez que tengas un sitio. El sábado estuve en "el Coto de Tineo", antiguo "la Isla de Cuba" cerca de el Milán. Como acaba de abrir y los precios son un poco altos (1,20 el café) no tienen gente y se ahorran poner TV y radio.
    Y último, pon un foro ya que a mi el debate me calienta las venas y me pone a mil!

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  4. Querido compañero, un hilo estupendo con lectura, música y silencio. (Ramón)

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  5. No sé de dónde eres...pero te desharías en cánticos de felicidad si conocieses los cafés de una ciudad como Valladolid.(Apunta por si alguna vez vas: El largo adiós, Las horas lentas, El Penicilino, El minuto, El Berlín, La española cuando besa, La negra flor, La luna, y un largo etcétera más... :-)

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  6. Estoy totalmente de acuerdo, estamos rodeados de ruido, que cada vez es más insoportable

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  7. Desde luego, en casa procuraremos estar más silenciosos....:)

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  8. Buenas tardes Alberto:
    Hoy me has tiroteado el corazón con este tema.
    A mi me encanta sentarme en alguna mesa de algún local de hostelería y buscando esa tranquilidad me afano a escribir(mi última creación salió hoy,14 de diciembre, en cartas al director de la Nueva España). Esos huequecitos, un poco apartados, discretos, donde das rienda suelta a tu imaginación. Mucho de lo que escribo tiene su punto de partida ahí.
    También soy de los que utilizan servilletas y en ellas descifran bocetos de ideas que en ese momento te pasa por la cabeza (mi admirado Enrique Urquijo lo hacía a menudo al escribir las letras y melodías de sus canciones).
    Efectivamente hay pocos sitios donde puedas desplegar esa creatividad y hacerla letra en un papel. Los mal llamados locales de "Chill-out" al final son hervideros de personas que, o bien siguen algún acontecimiento en la tv, chateando o consultando en internet, o, como dices, con la música ambiental no tan acogedora.
    Pero no hay que rendirse. Los que buscamos ese espacio seguro, seguro que lo encontraremos en algún lugar, pues estará ahí, esperándonos, preparado para acogernos.
    Gracias

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  9. Los cafes de este pais todos tienen ruido,porque este pais es ruidoso,no sabemos hablar sin gritar.Yo conozco cafes de la "Vielle Bretange" francesa; donde la unica musica era el sonido de la leña ardiendo en la chimenea....¡por cierto! uno de los "sonidos naturales" mas relajantes que se pueden escuchar-degustar.Tambien tenia sillones al lado de los ventanales donde se podia ver llegar a los pescadores del golfo de Mourbien, a puerto, en aquellos breves atardeceres otoñales de cualquier finales de Septiembre...Lo que buscas aqui no lo vas a encontrar....Conozco hace años el mitico y literario Cafe Gijon en Madrid ,Dindurra en Gijon, donde las leyendas dicen que famosos escritores redactaban en estos lugares sus trabajos,y...tambien existe el ruido. ¡No desesperes, estuviste cerca!

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  10. Es cierto que el silencio a veces asusta, a mi el tuyo, de estos últimos dias me tenia inquieta, (suerte que tengo quien me saca de dudas por aquí cerca).
    Ya tengo yo alguna opinión sobre la necesidad del silencio en mi blog, pues ciertamente todos buscamos ese silencio de vez en cuando. A veces uno aprende a aislarse, a mi me sucede cuando me hablan todos a la vez. Mi lugar preferido para pensar, y disfrutar de la soledad es en el coche esperando que salga mi hijo del colegio, y no veas como me cunde...
    Un beso.

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  11. ¿Será que nos vamos haciendo mayores? Porque veo que todos tenemos la misma experiencia con los cafés y bares de los últimos años. La verdad es que España siempre ha sido un país que vive con el volumen subido pero ya me he acostumbrado. Al principio chocaba y molestaba....pero se encontraban lugares tranquilos, de buen gusto musical.
    Al principio de venir a España,salía de los restaurantes con el cuello dolido y aturdida por intentar mantener conversación con mis comensales de mesa, estirarme hacía delante para poder oír lo que decían. Agotador. Música en el fondo pero demasiado alto, además de un tipo de música no adecuada para la hora de una comida y, peor, todo el mundo hablando a la vez y cada uno levantando cada vez más la voz para ser oído por encima de sus compañeros de mesa. Niños que corren enloquecidos por la sala, gritando, pegándose, los padres, ajenos a todo como si no fueron suyos. En fin, una locura.Medieval.

    Aprendí rápidamente a seleccionar mis restaurantes tranquilos y los hay. Los cafés es otra historia porque como dice Alberto, nos engañan. Entro con la idea de escribir o leer un periódico mientras observo por las ventanas a las gentes pasando,un té o una cervecita, un vino (según la hora)para sorber.Pocas personas en la cafetería, música de fondo, clásica, Pachebel.Perfecto. Entran dos o tras personas más, también con libros o un periódico y !ZAS! De pronto, se cambia el disco, se sube el volumen y.... Bacalao. ¿Qué quieren? ¿Qué nos vayamos? Pues ya nos hemos ido.Lo raro es que el café se llena! O sea que....Los raros somos los demás, los que buscamos un poco de silencio.
    Inglaterra era un país silencioso. Pues ya no lo es pero me quedo maravillada en Holanda. Puedes estar en una cafetería o un restaurante con muchas personas y ni les oyes. La música tranquilita de fondo y TODO el mundo hablando en voz baja.
    El ruido es una contaminación que causa estragos en nuestra salud. ¿Habéis visto la provocativa película de Bean con Tim Robbins en el papel protagonista? "Noise".Decide salir a la calle y acabar, a su manera, con el ruido de Nueva York. Tras terminar en la cárcel y casi arruinar su matrimonio, decide continuar su lucha de manera legal, reuniendo firmas para una petición que espera poner la cuestión sobre el tapete en una próxima elección del consejo.
    Salaudos a todos. !!Alberto!! !No dejes tu blog tan desierta! Haz mucho ruido, que estos días el silencio tuyo ha sido ensordecedor.
    Un beso
    Nina

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  12. Y me olvidé felicitarte por este artículo y por las buenas fotos y los vídeos muy entretenidos y relevantes al tema.
    Congratulations.
    Nina

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  13. Anónimo: gracias por la sugerencia. A pesar de ser socio del Centro Asturiano, nunca había estado en el local de Uría. Este domingo, aprovechando que iré a votar por la alternancia, asomaré la cabeza para hacerme una idea.

    Anónimo 2: Te confieso sentirme desorientado por tu perorata que, algo infrecuente, me deja sin nada que decir.

    Viejo artesano: siendo puntilloso, debo decir que C.I. corresponde a COCIENTE (no coeficiente) intelectual. Siendo preciso, debería señalarse en qué momento se le realizó la prueba, porque elo resultado fluctúa. En ningún caso es un atributo estático, como la estatura o el tamaño del pene. Por lo demás, presentas de forma realmente atractiva el ambiente del bar que tu grupo de frikis frecuentáis. Apetece pasarse un viernes por allí... Finalmente, la sugerencia de poner un foro, ¿reducirá el calentamiento global o simplemente producirá una nueva primavera sangrienta, focalizada en Mieres? Un ácido (pero amistoso) saludo.

    Ramón: gracias por el halago. Se recoge, doblemente agradecido, por atender a su procedencia. Espero marque un inicio.

    Anónimo: lo pone en mi perfil y lo señalé en el artículo; resido en Oviedo. Conozco Valladolid y la he pateado mucho por algunos cursos que he tenido que impartir allí. Me pareció una ciudad muy agradable y has conseguido poner mis dientes largos con la relación de cafés mencionados. Evoco ahora el pasaje de Gutiérrez que, creo recordar, estáis dejando que se pierda.

    Anónimo: ytd

    Ana: oído cocina

    Juan Angel: ya veo que sintonizamos el mismo canal. Has conseguido, además, que me haya tenido que replantear un particular prejuicio (precipitado y preconcebido) sobre Benidorm.

    Anónimo: me alegro de haber transmitido la necesidad personal del intento de recuperación del café como escenario tradicional de creación (aunque me temo que sea una búsqueda infructuosa).

    Momentos: Gracias por tu ánimo, transmitido y recibido, tiernamente. Aislarse y pensar es sencillo. Yo lo hago mientras paseo. Pero me cuesta más leer o escribir. Y no siempre quiero hacerlo en mi despacho. Siento haberte inquietado. Pero soy inconstante por naturaleza. Besos.

    Nina: deberías frecuentar sidrerías. ¡El nivel de espanto al máximo! Apunto la referencia cinematográfica, pero el cine me asusta. Y en casa no vemos casi nada de TV (yo sólo media hora al día; los habituales ya sabéis cuál). Así que será complicado de resolver el dilema. Me pondré con ello.

    Nina: has atinado en la diana con precisión absoluta (ensordecedor). No imaginas cómo me afectan tus comentarios.

    Gracias a todos. Me habéis insuflado ánimo.

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  14. Hola Carlos:

    Te encantaría la novela de Antonio Di Benedetto "El silenciero". Te ibas a sentir totalmente identificado con el narrador.

    saludos

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  15. me gusta mucho el articulo.
    Pero cambiaron tanto los tiempos desde la frase de tu padre que ya no es cierto lo de " no hay parto sin dolor "
    Yo solo encuentro silencio en casa y no siempre cuando yo quiero.
    Precisamente se acercan las fiestas con mas cenas y mas ruido en bares y cafeterías.
    Un abrazo

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  16. Yo el C.I (para no meter la gamba de nuevo) no lo tomo como referencia, pero me valia para dar caña : ) que cabron soy. Y estas invitado a pasarte un viernes, aunque te advierto que el sitio es tranquilo cuando NO estamos jajaja, somos unos voceras orcos. En fin, si quieres hacer un estudio de una guild en el mundo real te aceptamos, pero no uses sondas.

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  17. Uy, y me dejaba lo del foro. Pongame una primaver sangrienta por favor! Yo lo llamaria "A cuchillo sin sentido", y al color de fondo le meteria un poco de amarillo para que saliera mas rojo... A la espera quedo del siguiente articulo!

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  18. David: Apuntada la recomendación. Muy agradecido.

    Lucia: con pesar (y a mi costa), me voy dando cada vez más cuenta de lo rápido que pasa el tiempo y de lo mucho que hace de mis recuerdos. En fin...

    Viejo artesano: me gusta el punto sanguinario-canalla-provocador que le pones últimamente a tus comentarios. En cuanto a lo de la visita temática queda en el ámbito de lo desiderativo, sin transformarse en propositivo. Vamos, que pinta bien, pero que cuesta poner en práctica, no sé si me explico...

    Gracias por las aportaciones.

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  19. Les recomiendo este enlace. Una librería en Catagena, Colombia logró este sueño: el de un sitio donde se puede leer y escuchar buena música: http://enpuntapiedra.blogspot.com/2011/12/una-radio-online-que-marca-historia-en.html

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  20. Al margen de que me resulte completamente a desmano un establecimiento en Cartagena, Colombia en el que parar a tomar un café (teniendo en cuenta que vivo en Oviedo, España), lo cierto es que aquí también existen lugares donde leer y escuchar (buena) música (lo de buena va entre paréntesis porque hay gustos para todos y lo que yo puedo considerar bueno, otro mostrarse en desacuerdo).

    Mi petición (expresada en el artículo) viene de la búsqueda de un local en el que poder tomar un café en (absoluto) silencio (pongo entre paréntesis lo de absoluto porque la maquinaría para preparar el café y el trajín de los camareros ya suponen un ruido excesivo, aunque inevitable).

    En cualquier caso, gracias por pasarse. Esperemos que repita.

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  21. Como siempre, tu entrada es muy completa y debo mirar los enlaces también. La definición de ruido, según John Cage, creo que en su libro "Silencio " es: Sonido no deseado. Hablo de memoria, pero estoy bastante seguro. También tiene una definición de música, claro.

    Con el paso de los años creo que me he vuelto menos tolerante con todo esto, con el ruido, pero me voy resignando, cuando no hay más remedio, a soportarlo ocasionalmente, obligado por las circunstancias. No sé en Oviedo ( mi mujer lleva varias semanas leyendo la regenta) pero aquí no hay ningún vehículo de limpieza del ayuntamiento que no haga mucho ruido. Incluso los operarios lo hacen, a veces, a conciencia.

    Resumiendo y siguiendo, cordialmente, tu estela: He alcanzado esa incierta edad en la que se acentúan mis defectos y se atenúan mis virtudes, según mi mujer, que es la persona que mejor me conoce y más quiere.

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    Respuestas
    1. La ciudad en la que vivo se empeña en autodenominarse ecológica y para la recogida selectiva de basuras emplea unos camiones que, siendo sonoros en todos los casos, cuando se trata de vidrio, la cosa es de traca.

      Lo de las virtudes y los defectos y su transformación en función de la edad me ha calado; no haré comentarios porque no es mi deseo enmendar la plana a ninguna mujer, menos aún a la de un amigo.

      Un abrazo.

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