"Soy capaz de hacer amigos (a martillazos)" Foto: David Blackwell |
Tengo
la inmensa fortuna de haberme cruzado con Thor.
No el nórdico, el dios al que dio forma una editorial de cómics (americana),
que traspasó las barreras y llegó al cine.
No.
Tengo
la inmensa fortuna de haberme cruzado con un tipo, residente en Bilbao, fumador empedernido, al que
hace poco imaginé, metido en una tumba, buscando cadáveres, suponiendo que todo podría ser peor.
Me
siento afortunado porque, a menudo, sus artículos tienen la virtud de un
martillazo, actuando como un disparador para una forma lenta de pensar (la mía)
y de asimilar las cosas. Hace
unos días hablaba de las frases de internet y, copio y pego, decía:
“Internet,
aparte de los gatos y del porno, está sobresaturado de frasecitas
bienintencionadas sacadas de contexto que no dicen una mierda que sea verdad”.
Y
concluía, a modo de postdata:
“Hacer no
significa copiar y pegar indiscriminadamente cosas que dijeron otros. Hacer
significa: hacer”.
*****
Ahora
me siento culpable cada vez que veo una frase que me inspira, que me ayuda a
pensar (o actuar), a la que doy me gusta o
que comparto.
Es
la putada implícita del trato con dioses modernos (aunque me consuela saber
que, si estos fueran otros tiempos, podrían pedirme que matara a mis hijos,
obligarme a subir una piedra por una rampa de forma infinita, o mantenerme
encerrado en una cueva y dejarme percibir la realidad contemplando únicamente
las sombras proyectadas).
*****
Conozco
a Covadonga de sitios en los que no
recomiendo meterse a nadie. Siempre es amable y sonriente. A mí me ayudó a
pasar una difícil prueba y por eso le estaré siempre agradecido.
También
estamos conectados, en el mundo virtual. Hace unos días compartió una historia,
añadiendo un aviso para que se leyera con calma, porque merecía la pena.
Un
padre, H. Jackson Brown, jr, preocupado
por la marcha de su hijo a la Universidad, le escribe una serie de consejos.
Finalmente, reunidos en un libro, “Life’s
little instruction book”, obtienen un arrollador éxito.
Se
adjuntaban una serie de ellos (42), que merecen ser leídos de forma sosegada,
como mi amiga recomendaba.
Hijo:
ü
Cásate
con la persona correcta. De ésta decisión dependerá el 90% de tu felicidad o tu
miseria.
ü
Observa
el amanecer por lo menos una vez al año.
ü
Estrecha
la mano con firmeza, y mira a la gente de frente a los ojos.
ü
Ten
un buen equipo de música.
ü
Elige
a un socio de la misma manera que elegirías a un compañero de tenis: busca que
sea fuerte donde tú eres débil y viceversa.
ü
Desconfía
de los fanfarrones: nadie alardea de lo que le sobra.
ü
Recuerda
los cumpleaños de la gente que te importa.
ü
Evita
a las personas negativas; siempre tienen un problema para cada solución.
ü
Maneja
coches que no sean muy caros, pero date el gusto de tener una buena casa.
ü
Nunca
existe una segunda oportunidad para causar una buena primera impresión.
ü
No
hagas comentarios sobre el peso de una persona, ni le digas a alguien que está
perdiendo el pelo. Ya lo sabe.
ü
Recuerda
que se logra más de las personas por medio del estímulo que del reproche (dile
al débil que es fuerte y lo verás hacer fuerza).
ü
Nunca
amenaces si no estás dispuesto a cumplir.
ü
Muestra
respeto extra por las personas que hacen el trabajo más pesado.
ü
Haz
lo que creas que sea correcto, sin importar lo que otros piensen.
ü
Dale
una mano a tu hijo cada vez que tengas la oportunidad. Llegará el momento en
que ya no te dejará hacerlo.
ü
Aprende
a mirar a la gente desde sus sandalias y no desde las tuyas.
ü
Ubica
tus pretensiones en el marco de tus posibilidades.
ü
Recuerda
el viejo proverbio: sin deudas, no hay peligros ni problemas.
ü
No
hay nada más difícil que responder a las preguntas de los necios.
ü
Aprende
a compartir con los demás y descubre la alegría de ser útil a tu prójimo. El
que no vive para servir, no sirve para vivir.
ü
Acude
a tus compromisos a tiempo. La puntualidad es el respeto por el tiempo ajeno.
ü
Confía
en la gente, pero cierra tu coche con llave.
ü
Recuerda
que el gran amor y el gran desafío incluyen también 'el gran riesgo'.
ü
Nunca
confundas riqueza con éxito.
ü
No
pierdas nunca el sentido del humor y aprende a reírte de tus propios defectos.
ü
No
esperes que otro sepa lo que quieres si no lo dices.
ü
Aunque
tengas una posición holgada, haz que tus hijos paguen parte de sus estudios.
ü
Haz
dos copias de las fotos que saques y envíalas a las personas que aparezcan en
las fotos.
ü
Trata
a tus empleados con el mismo respeto con que tratas a tus clientes.
ü
No
olvides que el silencio es a veces la mejor respuesta.
ü
No
deseches una buena idea porque no te gusta de quien viene.
ü
Nunca
compres un colchón barato: nos pasamos la tercera parte nuestra vida encima de
él.
ü
No
confundas confort con felicidad.
ü
Nunca
compres nada eléctrico en una feria artesanal.
ü
Escucha
el doble de lo que hablas (por eso tenemos dos oídos y una sola boca).
ü
Cuando
necesites un consejo profesional, pídelo a profesionales y no a amigos.
ü
Aprende
a distinguir quiénes son tus amigos y quiénes son tus enemigos.
ü
Nunca
envidies: la envidia es el homenaje que la mediocridad le rinde al talento.
ü
Recuerda
que la felicidad no es una meta sino un camino: disfruta mientras lo recorres.
ü
Si
no quieres sentirte frustrado, no te pongas metas imposibles.
ü
La
gente más feliz no necesariamente tiene lo mejor de todo.
*****
Contemplar
un cuadro que nos agrada, produce una sensación transformadora. En casos
extremos se puede llegar a desarrollar una enfermedad psicosomática (un cuadro patológico por contemplar un
cuadro) que presenta entre sus síntomas taquicardia, vértigo,
palpitaciones, temblor, confusión o alucinaciones. Se conoce como síndrome de Stendhal, por la descripción del
escritor francés de su experiencia tras la visita a la Basílica de la Santa
Croce en Florencia.
Pero
no se ha documentado el caso de que nadie se considere a sí mismo, por
contemplar un cuadro, un artista. El fallido intento de Cecilia Giménez de restaurar el Ecce
Homo de Borja dio carta de
naturaleza para reconocer, universalmente, su intento como fallido y demente.
*****
Escuchar
música no hace que nadie, en su sano juicio, se considere un artista. Cualquier
tentativa que salga de su ámbito propicio (la ducha, de forma privada) hace
dudar de las intenciones de sus practicantes y hasta el más moderado de los
asistentes podría imaginar que la ejecución no sería una medida excesivamente
drástica.
*****
Pero,
paradójicamente, la lectura de una frase (fuera de contexto o insertada en un
lote) hace que el lector se apropie de ella, llegando a considerarla de su
propia factura.
En
estas fechas, se perpetúan adoptando la forma de calendarios (de regalo).
Y
se extiende la idea de considerar que el mundo carece de sentido común y no ser
capaz de reconocerse como parte de ese mismo mundo.
*****
Entre
las frases, se incluía una que he visto repetida en diferentes ocasiones:
“Nunca
existe una segunda oportunidad para causar una buena primera impresión”.
La
lees y suena bien. Ese tipo de frases que se llevan tanto, que muestran un
contrasentido con la simple alteración de los términos.
Rotundidad
y profundidad en formato reducido.
Una
píldora de sabiduría.
En
menos de 140.
Un
tuit.
*****
Un
alegato a la superficialidad y a las primeras impresiones.
Una
apuesta por la apariencia y la inmediatez.
Renegar
de las relaciones duraderas, establecidas con firmeza, en una apuesta ciega por
las intuiciones y no por la confianza que da el paso del tiempo.
Una
verdadera estupidez.
*****
He
juzgado tantas veces a los demás, de forma precipitada, apoyándome en la
apariencia (lo que se ve a primera vista) y he descubierto, demasiado tarde, lo
equivocado que estaba que, con el tiempo, me he forzado a ser cauto.
A
no establecer juicios rápidamente.
A
saber esperar.
A
conocer en profundidad.
A
huir de los prejuicios y esperar que, con conocimientos fundados, sea capaz de
juzgar con algo más sólido que una fugaz primera impresión.
Me
interesan las personas que quieren apoyar sus ideas en bases firmes y no en
juicios prematuros; en prejuicios.
Aquellos
interesados en ofrecer segundas oportunidades.
*****
La
primera vez que conocí a Covadonga, me pidió que me desnudara, me tumbara en la
camilla y me relajara para una experiencia que, ella lo explicó así, algunos
definían como erótica.
Ese
contexto inicial favoreció que nos vayamos conociendo.
Y
que nos intercambiemos mensajes inspiradores.
*****
Mientras
tanto, esperaré que Thor perdone mi exceso de confianza.
*****
En
la etapa
correspondiente al resto de Escocia
(excluyendo Glasgow) del viaje UK 666, aparecieron The Associates, originarios de Dundee, con su canción “Those first impressions”.
Entonces,
quedó escrito:
“Mi gorra de marino. Mis galgos con su vestido a cuadros. Soy Billy Mackenzie y, en cuanto llego
a mi modesta mansión, me cambio el pantalón blanco por uno negro y cojo el
micro que —siempre, siempre— tengo a mi alcance. A pesar de que el caserón
aparenta estar vacío, tengo enchufada la calefacción (no sólo el micro) y por eso
me despechugo al instante. Juego al escondite con mi asistenta japonesa y la
rubia múltiple que me acompaña.
Será una primera impresión mía, pero es imposible aburrirte cuando estás
asociado con una particular vida interior”.
*****
Billy
decía:
Those first
impressions (Esas primeras impresiones)
They keep us guessing (Mantienen las conjeturas)
In old familiar ways (En la misma forma de siempre)
With nothing new to say (Sin nada nuevo que decir)
It only tires me (Simplemente, me aburre)
They keep us guessing (Mantienen las conjeturas)
In old familiar ways (En la misma forma de siempre)
With nothing new to say (Sin nada nuevo que decir)
It only tires me (Simplemente, me aburre)
*****
No
pidas una segunda oportunidad, si no eres capaz de ofrecerla cuando de ti depende.
La frase que más me gustó "Escuchar el doble de lo que se habla"
ResponderEliminarDescribe una acuciante necesidad.
EliminarSi sigue los 42 recomendaciones será el hijo perfecto, no se exigiré a los mios solo un par y me dare por contento
ResponderEliminarAprende a compartir con los demás y descubre la alegría de ser útil a tu prójimo. El que no vive para servir, no sirve para vivir.
Recuerda que la felicidad no es una meta sino un camino: disfruta mientras lo recorres.
Buscar la perfección es un camino equivocado. Pero el que se recorre, atendiendo a las que mencionas, es fructífero y entretenido; mucho más útil.
EliminarSuerte con los tuyos, Bernardo.
Es cierto que hay "sabiduría" a granel en internet, pero también hay una extraordinaria cantidad de sarcasmo fácil-twitter está repleto. Cada uno pone a su espíritu a la dieta que le apetece.
ResponderEliminarAcabo de descubrir un comentario que se había quedado sin respuesta; algo que me sucede más a menudo de lo que me gustaría.
EliminarGracias Cani. No sé en lo que estaría pensando.