jueves, 20 de febrero de 2014

Excepciones y reglas

En toda familia[1] hay quien marca las reglas y quien establece las excepciones[2].

Es la adaptación a la esfera de la convivencia privada, de la famosa bravata del Conde de Romanones, surgida en el ámbito de aplicación de la administración de lo público:

“Ustedes hagan la ley, que yo haré el reglamento”.


"Depende"

[1]Las familias han ido adaptándose a los nuevos tiempos, lo que ha dado en conformar nuevas realidades familiares.
En lo principal, mantienen unas características definitivas; son las que permiten identificar qué es una familia y qué no.
Como rasgos esenciales, se incluyen:

     Agrupación plural, con interés en permanecer juntos (en ocasiones, unidos), en torno a vínculos afectivos más estrechos que los meramente sanguíneos.

     Excede la unión sentimental, por mucho que éstas surjan con la voluntad de ser duraderas. Estas uniones se mantienen dentro de la categoría de “pareja”, estado que constituye la antesala, y la piedra angular, de la familia; la descendencia, natural o adoptada, es precisa para alcanzar esa nueva dimensión.

     Y, si la pareja se queda corta, la “gran familia” —esa grey que se junta en ceremonias y grandes celebraciones, que necesita del trasiego de alcohol para soportarse mutuamente, que archiva colectivamente las rencillas del pasado y que realiza distingos entre miembros natos y los asociados por matrimonio, que no tienen acceso al patrimonio y a los que se ningunea calificándolos de “políticos”— desborda el conjunto del núcleo familiar.

     La cohabitación no resulta imprescindible, aunque sí aconsejable. Necesidades coyunturales, laborales o formativas, pueden alterar el armonioso equilibrio derivado de compartir techo, e incluso colchón.

     La familia es el principal sostén de la sociedad. Su principal utilidad radica en convertirse en instrumento de transmisión de valores, costumbres y tradiciones. Lo habitual (lo más frecuente) es ocuparse del mantenimiento de lo adquirido. En circunstancias novedosas (sin asimilación a un anclaje previo conocido, comparable aunque no idéntico) deben improvisarse soluciones inéditas, diferentes, creativas; es sencillo comprender la dificultad de realizar innovaciones de forma permanente. La existencia de un modelo conocido ayuda a identificar situaciones estables.

     Aunque cada familia posea un cierto grado de autonomía para establecer la naturaleza de sus relaciones y el modo de afrontar las tareas compartidas, se necesita algún tipo de jerarquía, más o menos flexible. En síntesis: algunos dictan y otros llevan a cabo.

     Una familia es un proyecto común. De futuro y conjunto.

     La única garantía de lo que el futuro va a deparar es su falta de certeza. La autonomía funcional que toda familia despliega de forma cotidiana, debe servir para ayudar a los más jóvenes en su desempeño adulto, independiente, en una realidad distinta de la que hasta entonces han vivido.

“Preparar para lo imprevisible”.
  
*****
  
[2]Las posiciones no son inalterables, ni se asignan conforme a un rol sexual.

Sly & The Family Stone: Family affair


3 comentarios:

  1. Te falta una novedad de familia la más importante a nivél administrativo la temible UNIDAD FAMILIAR una cosa creada por la Hacienda Publica con el fin de computar más ingresos y sablearte lo más posible. aquellos que declaren IRPF, tengan pensiones no contributivas o pidan una beca sabrás de que hablo

    ResponderEliminar
  2. Una reflexión muy interesante; hemos crecido (los que tenemos alguna edad) con la idea de la familia clásica (católica, apostólica y romana, a veces románica) y esto ha saltado -afortunadamente- por los aires. Hay muchos modelos de familia, y no todos pasan por los cauces estrechos que a algunos les interesarían.

    Un muy cordial saludo

    José Luis

    ResponderEliminar

Tu comentario será bien recibido. Gracias

Esa incierta edad [el libro]

A veces tengo la sensación de que llevo toda la vida escribiendo este libro. Por fin está terminado. Edita Libros Indie . Con ilustracio...