En
toda familia[1] hay quien marca las reglas y quien establece las
excepciones[2].
Es
la adaptación a la esfera de la convivencia privada, de la famosa bravata del Conde de Romanones, surgida en el
ámbito de aplicación de la administración de lo público:
“Ustedes
hagan la ley, que yo haré el reglamento”.
"Depende" |
[1]Las familias han ido adaptándose a los nuevos
tiempos, lo que ha dado en conformar nuevas realidades familiares.
En lo principal, mantienen unas características
definitivas; son las que permiten identificar qué es una familia y qué no.
Como rasgos esenciales, se incluyen:
—
Agrupación
plural, con interés en permanecer juntos (en ocasiones, unidos), en torno a
vínculos afectivos más estrechos que los meramente sanguíneos.
—
Excede
la unión sentimental, por mucho que éstas surjan con la voluntad de ser
duraderas. Estas uniones se mantienen dentro de la categoría de “pareja”, estado que constituye la
antesala, y la piedra angular, de la familia; la descendencia, natural o
adoptada, es precisa para alcanzar esa nueva dimensión.
—
Y,
si la pareja se queda corta, la “gran
familia” —esa grey que se junta en ceremonias y grandes celebraciones, que
necesita del trasiego de alcohol para soportarse mutuamente, que archiva
colectivamente las rencillas del pasado y que realiza distingos entre miembros
natos y los asociados por matrimonio, que no tienen acceso al patrimonio y a
los que se ningunea calificándolos de “políticos”—
desborda el conjunto del núcleo familiar.
—
La
cohabitación no resulta imprescindible, aunque sí aconsejable. Necesidades coyunturales,
laborales o formativas, pueden alterar el armonioso equilibrio derivado de
compartir techo, e incluso colchón.
—
La
familia es el principal sostén de la sociedad. Su principal utilidad radica en
convertirse en instrumento de transmisión de valores, costumbres y tradiciones.
Lo habitual (lo más frecuente) es ocuparse del mantenimiento de lo adquirido. En
circunstancias novedosas (sin asimilación a un anclaje previo conocido,
comparable aunque no idéntico) deben improvisarse soluciones inéditas,
diferentes, creativas; es sencillo comprender la dificultad de realizar
innovaciones de forma permanente. La existencia de un modelo conocido ayuda a
identificar situaciones estables.
—
Aunque
cada familia posea un cierto grado de autonomía para establecer la naturaleza
de sus relaciones y el modo de afrontar las tareas compartidas, se necesita algún
tipo de jerarquía, más o menos flexible. En síntesis: algunos dictan y otros llevan a cabo.
—
Una
familia es un proyecto común. De futuro y conjunto.
—
La
única garantía de lo que el futuro va a deparar es su falta de certeza. La
autonomía funcional que toda familia despliega de forma cotidiana, debe servir
para ayudar a los más jóvenes en su desempeño adulto, independiente, en una
realidad distinta de la que hasta entonces han vivido.
“Preparar
para lo imprevisible”.
*****
[2]Las posiciones no son inalterables, ni se asignan
conforme a un rol sexual.
Sly & The Family Stone: “Family affair”
Te falta una novedad de familia la más importante a nivél administrativo la temible UNIDAD FAMILIAR una cosa creada por la Hacienda Publica con el fin de computar más ingresos y sablearte lo más posible. aquellos que declaren IRPF, tengan pensiones no contributivas o pidan una beca sabrás de que hablo
ResponderEliminarIgualito que el "front shore" de Navia!!!!
ResponderEliminarUna reflexión muy interesante; hemos crecido (los que tenemos alguna edad) con la idea de la familia clásica (católica, apostólica y romana, a veces románica) y esto ha saltado -afortunadamente- por los aires. Hay muchos modelos de familia, y no todos pasan por los cauces estrechos que a algunos les interesarían.
ResponderEliminarUn muy cordial saludo
José Luis