Foto: eflon |
Confusa porque parte de la idea de que serán ellos mismos los que se van a ayudar cuando, en realidad, necesitan leer un libro que les asesore.
Engañosa porque difícilmente un conjunto de generalidades pueden resultar, grosso modo, beneficiosas para un conjunto dispar, tanto de problemas como de lectores.
En la práctica, tras esta moda emergente, se encuentra la firme creencia, altamente extendida, de las recetas mágicas; una suerte de pócima sanadora que, sin esfuerzo, arregla todos los problemas que alguien pueda padecer.
Está bien, aceptemos que la lectura de un determinado libro ofrece una solución alternativa tal que el teléfono de la imagen. Mi duda viene ahora: si me voy a auto-ayudar, “¿qué número marco?”.
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Enhorabuena por tu blog, Alberto. Cuando en cuentres la respuesta a tu pregunta final de tu entrada, avísame. Un saludo.
ResponderEliminarGracias.
ResponderEliminarTe contaré: el otro día me llamé, pero estaba comunicando.
(Y no quise dejarme mensaje).
Saludos
Alberto Secades (todavía no sé cómo poner comentarios en mi propio blog)