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"Comunicando" Foto: Datmater |
En
1972 las cosas eran completamente diferentes a como son actualmente.
Vivíamos
en un mundo cerrado y opresivo, atrapados en un régimen, próximo a su final,
encorsetados en la rigidez de unas costumbres que cambiaban al ritmo de la, entonces, tradicional calma española.
El
aperturismo era un anhelo, para algunos; en otros provocaba suspicacias.
El
turismo obligaba a un cambio exterior de costumbres, pero el alma del español
seguía siendo reseca y escueta.
No
crean que sé de lo que hablo; en 1972 yo tenía ocho años y mi única ocupación
era distraerme, sin interés alguno en pararme a pensar en asuntos de mayor
enjundia que encontrar una forma divertida de pasar el rato.
Cuando
estaba en casa hacía filas de coches, organizaba partidas de chapas,
expediciones con los madelman o,
simplemente, me dejaba vagar, esperando que mi madre me avisara de que el
bocadillo estaba preparado, de que debía darme un baño o de que iban a encender
el TV y podía interesarme lo que iban a echar.
En
diciembre, un martes y 13, debieron dar una voz y avisarme.
Programaban
un mediometraje, dirigido por Antonio
Mercero —quien ya había triunfado con “Crónicas
de un pueblo”— que, años más tarde, alcanzaría el éxito y el reconocimiento
masivo con “Verano azul” o “Farmacia de guardia”.
Era
“La cabina”.
*****
Un
guión, escrito a medias con José Luis
Garci, enfatiza el protagonismo de un objeto, una cabina telefónica que
unos operarios ubican en la plaza de Arapiles, en Madrid.
El
actor que afronta su destino es un contenido José Luis López Vázquez; ya ha superado su obsesión sexual por las
suecas; se ha casado y tiene un hijo.
Representa
al español medio: bajo, circunspecto, moreno, calvo y con bigote. Se permite la
frivolidad de usar una corbata estampada que contrasta con su traje marrón.
*****
No
voy a desentrañar el desarrollo de la trama, por descontado. Son, sólo, 34
minutos. Y merecen la pena, del primero al último.
*****
El
teléfono entró, con reservas, en la vida de los españoles. Se le hizo sitio en
el pasillo: unos aparatos negros, de baquelita, colgados de la pared. Más
tarde, al instalar un supletorio en el salón, aumentaba su protagonismo coronando
una mesita auxiliar. Para realizar una llamada se empleaba un marcador de rosca
que hacía que odiaras a la gente que tenía números llenos de nueves y ceros. Tenían
un cordón continuo, forrado de tela, que pendía inmisericorde y se enganchaba y
tiraba al San Pancracio cada vez que
alguien descolgaba el auricular. Cuando inventaron el cable en espiral,
consiguieron resolver el problema, aunque las personas inquietas,
mayoritariamente mujeres, se entretenían revolviendo con su dedo índice,
parloteando incesantes, provocando que el cable quedara reducido a su mínima
extensión.
El
engorro desapareció, ipso facto, con la
proliferación de los inalámbricos, preludio de los móviles. La aparente
autonomía que propiciaba la ausencia de un cable limitador de movimientos,
desembocó en una dependencia absoluta.
Ahora,
todos, debemos estar siempre
disponibles.
*****
Una
cabina era un espacio, público e inmóvil, en el que la gente se encerraba para
poder comunicarse. Un inexplicable viaje al pasado (imprescindible para
entender el foco de claustrofóbicos en que se ha convertido España).
Quizá
no supimos ver dónde estaba la verdadera trampa.
Vaya manera de despertarme esta mañana, Alberto, con “La Cabina” que nunca había visto.Bueno, había visto la imagen de José Luis Vazquez en esa cabina, pero como no me convencía mucho como actor, habré pasado de ver la película.)
ResponderEliminar!Qué agobio! Esta mañana la he visto casi dos veces, la primera entera, la segunda, buscando escenas. No me hizo reaccionar la actuación Lopez Vazquez pero sí la propia historia y la música y mi imaginación. No esperaba el final hasta pocos minutes antes de finalizar. Algo Kafkiana,un poco surrealista y tambien absurda, lo que me hizo ver es una sociedad que ya entonces mostraba la enfermedad de la indiferencia al malestar ajeno, cómo se podia disfrutar del sufrimiento del otro. Unas personas individuales convertidos en masa
borreguera, unos niños crueles y las vecinas de la plaza, unas cotillas. Convertidos en Masa Borreguera.... ¿Por quien? Por el poder politico, claro!
Por la época en que fue hecha ésta película (¿ganó algún premio?, traspasó las fronteras? lo miraré), tal vez fuera crítica de alguna manera al regimen de Franco.Hasta ahí no llego a descifrar.
Total, sentí la deseperación del individuo en la incomunicación.
Pués hoy, la incomunicación no es lo que desespera. Todos estamos conectados, comunicados (añado aqui los “disimos”) pero percibo otro tipo de desesperación.
Las maravillosas cabinas, todo un símbolo en Gran Bretaña, son reliquias,vestigios del pasado. Se hacía una llamada de pocos minutes de vez en cuando, cuando era “necesario”. Nunca había cola.
Ya tenemos el Smartphone, el aparatito con que se puede hacer DE TODO.....y está hacienda estragos en nuestras relaciones personales, permite que seamos más fácilmente vigilados por el poder, podemos controlar los movimientos de nuestros hijos,maridos/mujeres/novios/as y amigos con el app "Wassup",podemos enviar mensajes, consultar mapas y leer libros etc. Etc. No estoy diciendo que todo es malo, puede ser muy útil.
Los mensajes suelen ser cortos y con mala ortografía, de contenido tonto muchas veces. En fin, me parece que el mensaje no es lo importante. Parece ser que lo importante es simplemnte CONECTAR."Estoy aquiiiiii, te estoy controlandooooo"
Las encuestas nos enseñan que los jovenes adultos pasan hasta SIETE horas al día interactuando en las redes , se convierte en una obsession que ya causa problemas cuando no están con ese aparatito, se sienten huerfanos, sufren “el mono”. Sienten ansiedad. Lo he visto en mis alumnos, (niños y jovenes adultos) y algunos amigos(mas amigas que amigos). Ya tiene nombre esa adicción “Nomophobia” y ya hay centros dedicados a la “desintoxicación”.Carísimos.
Yo creo que esa adiccion está causado por el marketing muy inteligente. Hoy, como el coche, es un símbolo de status. Si no lo tienes,...... no eres nadie.Triste.
Debo decir que en mis últimas viajes con los estudiantes, cuando aconsejabamos a los padres no incluir móviles ni otras tenologías en el equipaje de sus retoños, Mis Asturianos no tenían problemas....y sus hijos disfrutaban mas que nadie con la comunicación en vivo y en directo con todo el mundo, incluso con los Guiris!!
Yo tngo móvil, tengo I Pad que utlizo cuando es necesario, muchas veces quedando abandonados en alguna mesita durante días.Por supuesto que tengo ordenador, un Apple y sin ello no podía realizar bien mi trabajo. NO tengo Smartphone. Me niego a ser esclava de nada ni de nadie. No sé si lo lograré.
Como siempre, me he extendido demasiado.
Un beso
Empezaré por el final: NO te has extendido demasiado. Si bien aquello de "lo breve, si bueno..." suele ser cierto, en numerosas ocasiones se olvida que, primero, debe ser bueno y, segundo, no todos los argumentos pueden explicarse de forma breve.
EliminarLa película fue premiada con un Emmy y tuvo una importante repercusión internacional, apoyándose en el planteamiento gestual, a lo Marcel Marceau, del trabajo interpretativo. Supongo que es la explicación de que todos los mimos incluyan su número, simulando estar encerrados en una caja/cabina. Al margen de la banda sonora (tomada sin permiso y que supuso un litigio) y el surrealismo kafkiano de la historia, parte de la angustia se añade por el aislamiento acústico: desde que se cierra la puerta no se escucha ningún ruido procedente del interior. Fue, a mi juicio, un gran acierto.
Lo sorprendente del caso (tu comentario lo confirma) es que provoca una reacción en el espectador. Imagínate lo que tuvo que ser en 1972. Hoy, que ya hemos visto de todo y que reconocemos lo ingenuo de algunos efectos, sigue provocando desasosiego y miedo al futuro, lleno de máquinas. Conozco quien se ha negado a volver a verla, por lo profundo de la impresión inicial.
El efecto colectivo fue espectacular: he leído que Telefónica tuvo que hacer un anuncio, protagonizado por López Vázquez, en el que conseguía abrir la cabina, porque nadie se atrevía a utilizarlas. No he conseguido localizarlo, pero sí encontré el que, en 1998, emitió Retevisión para celebrar el fin del monopolio.
http://www.youtube.com/watch?v=V2wfZmugv3U
Sobre las consecuencias y la senda de un camino que entonces daba miedo, he escrito ya y seguiré escribiendo más, porque realmente me obsesiona.
Un beso.
PD - Yo sí que extiendo.
Yo también conozco a muchos que no han vuelto a verla. Tiburón el film y la Cabina en Tv dieron miedo mucho miedo. Enorme Garci y Mercero sirva como homenaje a ellos y seguro que te gustara esto.
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=0ZbxKnX6lMU
http://www.youtube.com/watch?v=bL7UYuEZZlk
L primera Señor Mostaza la segunda Cliff Richard-crónicas de un pueblo.
¡Qué cosas!
EliminarA mí me recordó, al verla ahora, más que a Tiburón, a otra de Spielberg, un telefilm que realizó como proyecto de final de carrera, titulado originalmente Duel, traducido como El diablo sobre ruedas y que, visto la fecha del estreno, 1971, ahora estoy convencido que fue una inspiración para Mercero.
http://www.youtube.com/watch?v=JQedpfeQV84
Lo de Cliff Richards & The Shadows y Crónicas de un pueblo sobrepasa la coincidencia, pero no perderé más tiempo buscando documentar la capacidad del director de Verano azul para beber de fuentes ajenas.
http://www.youtube.com/watch?&v=jK6noEEMpHk
En cuanto a Señor Mostaza y recordando los programas sobre cine que Garci hacía en La 2 (y que en ese tema no suenan demasiado bien), prefiero creer que es Demasiado bueno (para ser real).
http://www.youtube.com/watch?v=pSn_uBJM3U4
Saludos (cuando ya sabemos que resultó Madrid N0N0)
La pelicula Duel de Spielberg es realmente inquietante y la verdad es que pensé en ella a ver el video de "La Cabina" ayer.No sé si Mercero se inspiró en ella.Todos han de inspirarse en algo o alguien.Horroroso el primer vídeo de Bernardo.
EliminarDuel era un gran filme inquietante desde luegoMuy bueno N0NO
ResponderEliminarIndiscutiblemente recordada esa película de mercero con un López Vázquez enorme.
ResponderEliminarYo escribí algo dedicado a ellas, ahora eternas olvidadas por el uso de los celulares. Ésta, ubicada cerca de mi casa es y ha sido mudo testigo de tantas cosas.....
De hecho, querido Juan Ángel, el artículo fue suscitado por un comentario tuyo.
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