Somos
meteóricos adaptando nuestro nivel de exigencias, siempre que lo que se esté
valorando es el comportamiento ajeno; para lo propio, seguimos siendo comedidos.
Llevamos
tanto tiempo reclamando que se asuma la responsabilidad (y entendemos con ello
abandonar un puesto) que, cuando dimitir se ha convertido en un verbo de uso
corriente, empezamos a plantear condiciones para aceptarla o cuestionar cómo se
argumenta una renuncia.
Aceptamos
que la singularidad de determinados próceres requiera una denominación
específica (Benedicto XVI se retiró
y asumió la condición de emérito; JC I
abdicó para conservar vitaliciamente el tratamiento de Rey).
*****
Ayer,
18 de diciembre de 2014, la Fiscalía general del Estado, por mediación de su
Gabinete de Prensa, emitió una escueta Nota
de Prensa:
“El Fiscal General del Estado, Eduardo Torres-Dulce, ha presentado su renuncia al cargo por
motivos personales. Ha comunicado su decisión al ministro de Justicia.
Torres-Dulce regresará a su plaza en la Fiscalía ante el
Tribunal Constitucional”.
*****
Era
fácil entrar a valorar los motivos que se encontraban detrás de esta decisión.
No
es lo que yo voy a hacer: carezco de elementos de juicio para iniciar esa
aventura.
Pero
he leído (y escuchado) un montón de análisis sesudos, de un signo y del
contrario, entrando al fondo del asunto y explicándolo con metáforas tan
suculentas e imaginativas como la esgrimida por Manuel Jabois, en El Mundo:
“Debió de recordar que en el plato de huevos con bacon la
gallina colabora, pero quien se implica es el cerdo”.
*****
Motivos personales, una forma de irse sin echar más leña
al fuego.
Motivos personales, una decisión cauta, incomprensible en
una escena pública caracterizada por el ruido, la descalificación y, muy
notablemente, la celeridad para expresar juicios.
Motivos personales, inexplicables para los que reclaman
que se vaya dando un portazo (y aireando trapos sucios) y a continuación quejarse
de que, en los debates, los contertulios sean tan maleducados como para interrumpirse
y gritarse.
Motivos personales, los que olvidan que la película (“No es nada personal, sólo negocios”) sintetizaba
la novela de Mario Puzo y la cita,
al acortarse, vio que su sentido se trastocaba ligeramente:
—
Mira, Tom, no te
equivoques. Todo es personal, incluso el más simple y menos importante de los
negocios. En la vida de un hombre todo es personal. Hasta eso que llaman
negocios es personal. ¿Sabes quién me enseñó eso? El Don. Mi padre. El Padrino.
Si alguien perjudica a un amigo suyo, el Don lo toma como ofensa personal. Mi
alistamiento en la Marina lo tomó como una cuestión personal. Es ahí donde
reside su grandeza. El Gran Don. Para él todo es personal. Lo mismo que hace
Dios. Sabe cuanto sucede, es dueño de las circunstancias. ¿No es así? ¿Y tú?
¿Sabes algo? A las personas que consideran los accidentes como insultos
personales, no les ocurren accidentes. Me he dado cuenta tarde, pero al final
lo he comprendido. Por eso, el puñetazo en la mandíbula es un asunto personal,
tanto como los disparos que Sollozzo efectuó contra mi padre.
Motivos personales; quienes le alaban por su “autonomía e independencia de criterio”,
le censuran por escudarse en ellos.
*****
Que
Torres-Dulce haya visto la película, o que entienda las razones de Michael Corleone, no implica que se le
deba hurtar la oportunidad para reservarse la posibilidad de tener que exponerlas.
Lo
que viene a significar que, tras dejar un cargo, bien sea por voluntad propia
(renunciando) o ajena (siendo destituido), se pueden optar por dos actitudes diferentes:
a — Tirar de la manta (como bravata, de
boquilla, con ánimo pendenciero o suponiendo una amenaza soterrada; pueden
darse juntas o por separado).
b — Mantener una actitud discreta,
reservada, silenciosa. Una convicción de que, habiendo aguantado estando dentro,
no compensa un desahogo lento.
*****
Yo,
al margen de otras consideraciones, sé apreciar una postura elegante.
Sigo la carrera de TORRES DULCE desde hace años más en su faceta de cinefilo que de juez. me sorprendió que aceptase tal cargo pero he de decir que la primera decisión del PP para promoverlo me lleno de satisfacción pues sría EL PRIMER FISCAL DEL ESTADO INDEPENDIENTE en la historia de ESPAÑA. Una persona que trabajaba con Garci y Luis Herrero en la Radio tiene una ideología pero esta claro que no era de partido. Lo que ha ocurrido es fácil de entender NO PODÍA ESTAR FISCALIZANDO A QUIENES LE NOMBRARON por tanto la solución IRSE,
ResponderEliminarPor la izquierda se piden cabezas cuando a) Protestron por su nombramiento y b9 la actitud del Fiscal le honra y en cierto modo da validez a su nombramiento ergo a los que lo nombró que aciertan al buscar integridad y no partidad como hasta entoncés. lo malo es que volveremos a los Fiscales a dedo y sumisos . como Jueces etc etc Gobierne quién gobierne. A los Fiscales y Jueces que los escogan ellos en elecciones 1 juez 1 voto ( no con reparto segúan asociaciones prog o nomprog)
Tengo alguna intuición de lo que podría haber sucedido, en el fondo (como cualquier otro dado a imaginar, con mayor o menor información), pero escribí pensando en la forma.
EliminarY, en eso, decididamente, no hay manera.
Creo que tu última palabra..."elegante" resume bastante bien la actitud de Torres-Dulce. Independientemente de haberle seguido en los programas cinematográficos de RTVE (y haberme admirado por su conocimiento y buena labia expresiva), Torres-Dulce fue compañero de colegio (4 ó 5 años mayor que yo) y ya entonces era considerado como unos de los mejores alumnos. Creo en SU dimisión, en su libertad para hacerlo ante las presiones de todo tipo que haya sufrido. Su acto es un acto de libertad que le coloca bastante por encima de la tan mediocre clase política y adláteres de este país.
ResponderEliminarMuy oportuna entrada.
Saludos,
JdG
Gracias a ti, Javier.
EliminarMe pareció que era cuestión de justicia.
Saludos.
Me ha gustado mucho todo, el post y las reflexiones de Bernardo y Alberto. Me ubico más o menos como ellos a la hora de opinar. Un abrazo.
ResponderEliminar