En
una concesión al gusto por el despropósito que manifiesta el costumbrismo
social, la Academia CSS (fundada y creada con objeto del presente acto) ha
tenido a bien reunirse, en sesión única, para otorgar las tres distinciones a
los personajes más destacados del año 2014, en tres categorías:
1 —
Cultura
Como
motor dinamizador de la actividad juvenil y, muy especialmente, como inevitable
fondo sonoro de un verano machacón, la Academia CSS ha decidido reconocer los
indudables méritos de una canción que invita al baile, o al suicidio,
permitiendo la mezcla de edades en su completo rechazo o aprobación.
2 —
Relaciones sociales
Reconociendo
su demostrada capacidad para convertirse en “el
perejil de todas las salsas” y, admitiendo que la inmadurez es un estado
transitorio que se cura con el tiempo, la Academia CSS concede el galardón —basado
en la presencia (ubicua), la insolencia (sin recato) y la habilidad de provocar
inevitables reacciones inmediatas, casi pavlovianas, en una audiencia que no
puede mantenerse indiferente (salivando de gusto, o soltando viscerales espumarajos)—,
al personaje que ha revolucionado las tertulias de todo un país sin necesidad
de despeinarse. Es, en una imposible vuelta de tuerka, Pablo Iglesias (Turrión).
Un
sujeto caracterizado por su ausencia de contenidos programáticos, así como por
sus notorios conocimientos del funcionamiento del engranaje de la política.
3 —
Espectáculos de variedades
Nadie
tan inclasificable se ha hecho presente en la escena nacional, en mucho tiempo.
Nada hace suponer que la inteligencia y la locura sean excluyentes, para lo cual este
pipiolo es una demostración suficiente. Por ello, la Academia CSS aprecia su
capacidad camaleónica, su mimetismo, su demostrada pericia como saltador de
barreras y agradece una frescura que debería ser imitada por cualquier mozo en
sus periplos nocturnos. Otrosí, en un gesto de osadía inédita del que quiere
dejarse constancia, se concede a (Francisco) Nicolás Gómez (Iglesias) el trofeo a la ambición versátil.
Como
mérito accesorio, se reconoce en el zagal su oportunismo para recuperar un
personaje extraordinario de una serie de libros escritos por René Goscinny, ilustrados por Jean-Jacques Sempé, protagonizados por
un chico travieso, de unos seis años, con una viva imaginación, conocido como “el pequeño Nicolás”.
La
versión cinematográfica dirigida por Laurent Tirard en 2009 es una verdadera delicia. Además de reflejar
muy bien el espíritu de la serie de libros, cuenta con una maestra muy
especial, Sandrine Kiberlain, quien es
capaz de explicar con sutileza las emociones del pequeño Nicolás español
cuando, en la intimidad de su boudoir,
es capaz de agasajarse como (cree que) se merece: “M’envoyer
des fleurs”.
“He decidido hacerme bien
Tomar un buen baño
Colocar mis fotos delante de mí
Comentarlas de arriba abajo
Voy a mandarme flores
A hablarme nada más que de mí
Elogiarme en voz alta
Rosas para felicitarme
Por ser yo
He decidido mirarme
Desnudarme delante del espejo
Desvelar mis cualidades
Adorarme de principio a fin
He decidido desearme
Inventarme tentaciones
Doblegarme a mis emociones
Volverme mi obsesión”
La
adaptación española cuenta con una profesora hippie (no hipster); pregúntenle a Buenafuente.
Para
cerrar el affaire y delimitar
influencias, es posible que muchos hayan buscado una inspiración remota en el
protagonista, Frank Abagnale jr.,
de la película basada en su vida, “Catch me if you can”, —dirigida por Steven Spielberg en 2002, con un Leonardo DiCaprio estelar—, olvidando que, más próximo en el tiempo
(hace un par de años) y el espacio (Gijón), un precursor suyo, Pablo Álvarez Meana, dejó
huella en la red.
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Nada
ha cambiado.
Será
cosa de la fecha.
Con
la(s) iglesia(s) hemos topado.
Hasta
tres veces.
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Vuelvo
a ver el logo del premio y lo comprendo todo.
Indudablemente primeios mas que merecidos y acertadamente adjudicados. El de Cultura en todo caso hay miles de candidatos por lo que la selección debió de serte más que complicada
ResponderEliminarYa.
EliminarLo que pasa que su apellido siempre le abrió todas las puertas.