lunes, 20 de abril de 2015

Apetitos saciados

AVISO

TEXTOS E IMÁGENES INCLUIDOS EN ESTE ARTÍCULO
SERÁN CONSIDERADOS POR PERSONAS SENSIBLES COMO

NO APTOS

ES EL MOMENTO DE DEJAR DE LEER

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El gran Antonio Rico lo anunciaba en su columna de ayer: un programa de la TV japonesa —cuyo único aliciente es ver hasta dónde llega la capacidad de aguante de los concursantes varones, en un demencial paso adelante con respecto a “Humor amarillo”, aquel bizarro programa locutado en España por Juan Herrera Salazar y Miguel Ángel Coll— muestra, en primer plano, las reacciones de un sujeto que canta mientras es masturbado.


Ni más ni menos.
Como lo has leído.



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En el mismo medio —en el que cohabitan en papel, siendo inaccesibles para la red— Tino Pertierra celebraba los 25 años de la película “When Harry met Sally” (“Cuando Harry encontró a Sally”) que, según Pertierra, se convirtió en clave de la comedia romántica, “gracias al orgasmo más famoso de la historia del cine”.

Una escena que, algunos han visto, otros han oído hablar de ella y, todos, tienen a su disposición para contemplarla ahora.

Meg Ryan es capaz de simular su éxtasis ante la presencia de un atónito Billy Crystal.



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En el escándalo más reciente que ha provocado el programa estrella de TVE, un simulacro de escuela de comportamiento para niños, uno de los concursantes es expulsado de forma expedita. Se trata de Alberto Sampere, elaborador de un plato al que bautizó “León come gamba”, y que fue el detonante para que el jurado se saltara el guión previsto (mandándole a paseo sin deliberar, como estaba pautado), en un exceso de autoridad tan abusivo que resulta complicado escuchar a Pepe Rodríguez (“esto es un insulto a mi inteligencia, un insulto al jurado, y un insulto a 15000 personas que se han quedado fuera”), Jordi Cruz (“en mi vida he visto una marranada como ésta, y tú, que me la intentes colar. Es una mofa. Una burla”) o Samantha Vallejo-Nágera (“O_O”), sin tomar partido por el que, en una pelea desigual es, a todas luces, el más débil.




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Me detengo en algunos imperceptibles detalles:

— El orgasmo más famoso de la historia del cine es fingido.
— Todo ocurre en un restaurante. La clienta de la mesa contigua “tomará lo mismo que ella”. Ha asumido que todo es producto de un producto. Puestos a pedir, quizá hubiera resultado más práctico tener la receta.
— Hemos visto, siempre, la versión doblada. Compárala con la original.



Viendo ambos esfuerzos, se puede apreciar la endeblez del trabajo copiado. Marta Tamarit —dobladora habitual de Meg— no alcanzó la convicción, el fingimiento, el necesario realismo simulado que la escena precisaba (mostrado en el original).

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Nada importan las explicaciones que se aportan al inicio de las nuevas demostraciones televisivas de ingenio. Mañana, martes 21 de abril, es el día mundial de la creatividad. Pese a que es fácil imaginar a los que alimentan la pequeña pantalla y hacen subir la temperatura del caldo en que nos movemos —se puede entender lo irremediable de que una patata te lleve a tenerlo crudo, y te obligue a reconocer que “he tenido problemas de cocción con la patata”—, cuesta contemplarlos compartiendo sus nuevas creaciones; a pesar de ello, siempre se puede llegar más adelante explotando el sinsentido, encontrar una variante que haga más interesante lo que empieza a parecer aburrido (olvidando que el aburrimiento es un estado interior), con la justificación de que todo es posible en esta oferta de “pan y circo”.


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He leído que, después del handjob, ya han empezado a proponer el footjob.

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Empeñarse en hacer piña, amparándose en lo que considera la mayoría, es dejar que la suave tendencia descendente nos haga caer, con consentida omisión, en el abismo totalitario.


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Rico anticipaba el futuro y vaticinaba lo que llegará a pasar: el programa será emitido en España, en TeleCinco. No sabe quién lo va a presentar, ni qué variantes se añadirán, ni se atreve a sugerir un nuevo título.

A mí me resulta evidente: se aprovecharán los tres procesos de la elaboración —batir el huevo, aplicar calor y dar forma— para que el concursante aguante, mientras hace una tortilla (francesa) y una azafata le da gusto, con tanta mano, que él no será capaz de disimular su provocada reacción.

El programa se llamará, con creativa delicadeza, “MasturChef”.


1 comentario:

  1. Creo q en tv la cosa no es la falta de creatividad sino q ahora la influencia de los youtubers con la presencia constante del mal gusto obliga a la tv a una competicion de falta de criterio y responsabilidad . Lo de masterchef es buscar extirar formato unido al wumento de ego de ls presentadores

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