martes, 17 de abril de 2012

El regreso. Detalles (hasta ahora) desconocidos de un viaje de vuelta apresurado

Ante el aluvión de comentarios que se han venido suscitando en torno al percance real, hemos puesto a nuestro equipo de reporteros a realizar indagaciones y, hemos podido constatar con consternación, que quedaba poco por cubrir. Prácticamente todos los flecos de la noticia han sido abordados, con diferente talante atendiendo a los medios consultados, pero, in toto, el viaje ha sido completamente diseccionado y, lo que esté pendiente, los plumillas de la prensa andan al acecho y poco nuevo queda por rascar.

Desde el principio se ha mantenido en este blog un tono irreverente, acorde a la naturaleza del sinsentido de tener que viajar (mirar en wiki) muchos kilómetros para terminar rompiéndote la cadera, por muy monarca que seas.

Concienzudos analistas sesudos (sé que me sobran adjetivos, táchese el que más moleste) dan vueltas a este tema que, ya se señaló aquí, excede la naturaleza y las intenciones del blog, pero el costumbrismo social nos pierde y, el estado febril ha alterado la conciencia de un inconsciente expuesto a altas dosis de TV, sin preparación previa. Espero que no se propague.

Retomamos el hilo iniciado aquí, en tres brillantes artículos:




Y, no es una promesa, pretendemos terminar con éste artículo, al que consideramos, desde ya, cuarto pilar en la epopeya de un Rey (caído).


Fin de un ciclo. Uno, dos, tres y cuatro.


En un reduccionismo extremo, nos quedamos con dos protagonistas: el Rey y su cadera; un par de cracks.


Nuestro gacetillero trata de explicar la secuencia de acontecimientos:

Un amigo (investigar quién) invita a JC-I a unos tiritos. Solventado el malentendido de que estos todavía no los ha dejado, deciden volar a la capital de Botsuana (mirar wiki). De ahí, se van a hacer un safari. (Incluir un vídeo de uno, si se puede localizar. ¡Sí, lo tengo!). Se quedan a dormir en unos bungalows (buscar fotos de las escaleras donde tropezó). JC-I apura, como es costumbre, hasta el final y (investigar el detalle) tropieza en el cuarto de los escalones con su pie derecho en una tabla que estaba mal clavada y rueda con su natural campechanía. Tras el traspiés comenta con su conocida sarna (mirar si es sorna): “menudo piñazo, ay”. Se da traslado al cuerpo hasta el aeropuerto más próximo (mirar) y viaja con el culo en pompa sentado soportando con entereza los dolores y aplicando el remedio más eficaz y conocido para este tipo de dolencias (ahogando las penas, buscar sinónimo eufemista). Llega al aeropuerto de Barajas y, como no lleva la corona puesta, la alarma no salta (confirmar extremo). Le hacen internauta en una clínica (lo internan), lo operan, la Reina cede y va a verle, le ponen la TV para que se entretenga, pero es como ponerse a contar dinero y decir que has leído un libro: deja de ser entretenido si solo sales tú (pulir la metáfora y ajustar al texto). La TV la ve el Rey, a la Reina le gusta Sálvame y el Rey prefiere la teletienda: también discrepan en privado (nota populista para las grandes audiencias). Algarabía, alborozo, todos contentos por la mejoría de JC-I menos el mismo que piensa, enélmismado (mirar si se puede usar como tercera persona, mayestática eso sí, de ensimismado), que si lo llego a saber me aguanto a pasar el día de la República en casa (nota para periodismo psicológico).


Gacetillero, ¿cómo vas? Cerramos en diez para publicar antes de las 0:00.


Teletipo de última hora:

“Corresponsal de CSS (Común Sin Sentido) en Botsuana: Me ha contado uno de aquí, conocido mío, que en Botsuana, a los extranjeros que fallecen en los safaris, los incineran. Es una cuestión religiosa y es muy normal aquí. Dicen que lo hacen para que puedan ir a reunirse con el Gran Manitú (o Rapanui), no estoy muy seguro. Pero, confirmado, si eres blanco y la palmas en un safari, te montan una pira y estás ahí hasta que te consumes. Luego cantan todos canciones locales y es como un fuego de campamento, pero muy tribal. Cuando no están los de la UNESCO, hacemos palomitas en papel de aluminio y choricitos de gacela a la brasa, que están de muerte. Al resto de ONGs no les importa, pero los de la UNESCO, como la mayoría son vegetarianos, no termina de integrarse del todo y, para no hacerles un feo, ese día el fuego de campamento queda un poco más soso. Esto me lo contó un amigo mío que lo vio y me dijo que, de verdad de la buena, que era así. Otra cosa muy importante que me han dicho es que el ministro de guardia esta semana está enfadadísimo porque dice que siempre le tocan los blancones a él (aquí nadie usa ya lo de comerse marrones) y que me dice que, como ya conocían a éste de otras veces que, no se atreven a encender la pira funeraria y, yendo como iba, tener que estar aquí cuatro días con las exequias, esperando a que se apagara, con el calor que hace aquí ahora y que, por eso, se dieron tanta prisa en mandarlo para allí no fuera a ser que las cosas se complicaran, se le estropeara más lo de la cadera, y la palmase aquí y cualquiera aguanta a los periodistas estos más tiempo dando la turra a todo el que se pusiera por delante (esto me lo dijo porque no sabe que soy periodista, como estoy con lo del alquiler de globos, no sabe a lo que me dedico del todo). Nada, que dejo de escribir que se va a cortar la comu.........”


Gacetillero, ¿dónde estás?

Pues no me da tiempo a revisarlo y lo cuelgo ya. Espero que nadie lo lea.

"Pira" Foto: Instant Jefferson

Mis abogados me recomiendan que indique el carácter ficcional de esta narración.
Lo que hago expresamente en este momento.

7 comentarios:

  1. jjajajaja muy bueno alberto muy bueno

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  2. Me he reido mucho, la verdad, sobretodo con la solicitud de información. jajajaja.

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    1. La redacción hervía a esas horas, deberías haberlos visto.

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  3. Es lo que tiene estar lejos de casa, que luego hay que volver. El fuego de la foto de la pira parece una calavera

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