sábado, 26 de enero de 2013

Enfermar. La tos como síntoma de la asignación de roles


Me he puesto malo.
La gripe, claro.
He seguido mi propio consejo y me he metido en la cama.
He visto la TV.

"Todo el tiempo" Foto: billellis

Ése fue mi error.
He comprobado que todo el mundo parece estar enfermo.



¿Lo has visto?

¿Seguro?

¿Y te ha parecido normal?

Yo estoy encendido (y no sólo por la fiebre).

*****

No ha sido cuestión del azar. Verás cómo todo estaba bajo control.



Así es el modo en que la sociedad del conocimiento (en la que dicen que vivimos), afronta la enfermedad y la forma en que se asignan los roles sociales, atendiendo a si se trata de hombres o mujeres, obrando con una denigrante desigualdad.

El primero de los anuncios presenta a un hombre en un mundo de gladiadores.

Un oficinista llega al trabajo, disparando a discreción.


Viene bien pertrechado, embutido en su abrigo y con una bufanda (a la que no ha tenido tiempo de quitarle la etiqueta).


Su estornudo provoca una reacción y hace que su compañero vierta el café que estaba tomando. Le está bien empleado, por posar las nalgas en la mesa y tratar de escaquearse, mientras otra compañera —una mujer— está afanosamente trabajando.


Es multi-woman. La podemos ver en segundo plano —afanosamente trabajando, otra vez—, mientras el tosedor diurno, que claramente ha llegado tarde (todos los puestos están ocupados ahora; un oficinista varón ha tenido tiempo, ya, de quitarse la chaqueta y colgarla en el respaldo de la silla) es acompañado por su secretaria (o una compañera voluntariosa, todo puede ser), que le informa, estresada, con ese código telegramático impuesto por las prisas:

Reunión. Ya mismo.


Al tipo hay que reconocerle su mérito. Ha sido capaz de llegar al despacho del jefe —a despecho de su propio malestar— y ha podido deshacerse en el trayecto del abrigo (pero no de la bufanda). La cara que muestra se debe más a su lamentable estado de salud, que al miedo escénico.


Y eso que, detrás de la puerta le esperan tres de sus compañeros y el jefe. Éste, como manda su porte imperial, se muestra sereno. Lo de los otros tres sí que tiene delito. Él, guarnecido con un casco, pone gesto estreñido y adelanta su mano derecha con intención de agarrar algo. Ellas se muestran con mayor fiereza y marcan su feminidad de forma evidente: la pelirroja (más próxima a la vista) está desmelenada. La rubia (en segundo término) lleva un peto en el que se le marcan los pezones. Ambas muestran de forma palpable su agresividad.


El jefe (al que no sabemos si el puesto le viene grande, aunque podamos afirmar rotundamente que la corona de laurel, sí; se le hubiera caído si no fuera porque las orejas la sujetan) muestra su gesto reprobatorio (nótese la efectiva combinación de rostro y pulgar).


Este es el momento en el que el tipo me conquista definitivamente, mostrando a las bravas que los tiene bien puestos. Hace caso omiso de la pelirroja (que asiste estupefacta a la pachorra del pavo), el estreñido (que, inexplicablemente, lleva ahora un reloj colgado del pecho) y un tercero, barbudo, que, habiéndose incorporado en el último momento, parece querer proponerle una partida de teto. De la rubia ya no se sabe nada. Pero él, impasible el ademán, no sólo se toma tiempo para tomar el fármaco, sino que ha aprovechado para quitarse la bufanda y montarse un estrado de orador, con jarrita de agua (a un lado) y juego de café (al otro).


Esta demostración de aplomo, esta conducta, típicamente de macho alfa, aplaca los ánimos de la grey con la que trabaja y, pese a que podríais hacerlo vosotros, sé que agradeceréis que detalle los efectos. La pelirroja ha pasado de ser la sobrina de Bob Marley (enfurecida) para convertirse en una jovencita risueña. El estreñido ha dejado de serlo, aplicando un conocido remedio. La rubia ha recogido su pelo en unas trenzas, cual moderna Rapunzel. El jefe pone la sonrisa de un buencha que nunca hubiese roto un plato. El barbas saluda, mientras dice “bueno, lo del teto lo dejamos para otro rato, ¿vale? Siempre estaré disponible”. Hay botellines de agua dispersos por la mesa, para ayudar a pasar el mal trago.


Todo ello para explicar en su charla un esquema que tiene la complejidad del mecanismo de un silbato. Y, además, hacerlo, con esa chaqueta, en tono beige, que, por arriba, lleva abrochada como una sotana y, por abajo, parece estar dispuesto para facilitar la micción. Con esa facha y es capaz de capear el temporal.


El gesto de su jefe se ha transformado. Ya no es sólo aprobador (es notorio). El componente freudiano de la elevación del pulgar, dejo que lo descubráis por vuestra cuenta.

¿Consecuencias?


Sonrisas en él...


...y en ella. ¡Todo arreglado!

*****

El segundo anuncio muestra a una mujer trabajadora.


Llega tosiendo a casa, tarde, cuando las luces están apagadas y todos están durmiendo.


Sólo la recibe su mejor amiga que, antes de encender la luz, ya se ha puesto a saltar y a jugar y a mostrar su alegría por su llegada.


La manda callar, porque no quiere despertar a su familia.


Ella, que no ha mirado para sí (y viene desabrigada, con el cuello abierto; sin chaquetón, ni bufanda), no deja de preocuparse por los suyos.


Su esfuerzo es baldío. Su hijo y su pareja (que duermen con la puerta entornada) se despiertan y preguntan, con una alegre despreocupación (no suponen que pueda ser un psicópata o un ladrón; asumen que es ella), “¿mami?, ¿cariño, eres tú?”. Sí, claro es ella, ¿quién va a ser a esas horas? Ella (no puede ser otra), que llega cansada del trabajo, con tos, sensación de agotamiento y depresión generalizada, porque tiene la impresión de que no da abasto con todo lo que tiene que hacer, a pesar de salir de casa cuando no ha amanecido y llegando con noche cerrada, para, en el fondo, tener que hacer todo el trabajo en la oficina y preparar las estúpidas charlas de su compañero que, además de llegar con abrigo y bufanda (bien calentito) ha tenido la desfachatez de contagiarle. ¡Vida ésta!


El tono de la voz en off —que dice “calla tu tos”, pero al que es fácil imaginar añadiendo un epíteto de cuatro letras— hace que se mire en el espejo y comprenda lo verdaderamente jodido que es ser mujer hoy.


Repasemos el cuadro: se acuesta, sin que su pareja le haya dedicado un mísero beso. En la mesilla, sobre una carpeta (no sobre un libro), descansan sus gafas de lectura que, ni intentando exprimir el tiempo, ha podido utilizar. En su caso, cuando tiene oportunidad, la emplea para, antes de dormirse, repasar asuntos del trabajo; no tiene ni un minuto que pueda desaprovechar.


Y, así, el barrio entero se apaga. Mañana será otro día (aunque, para ella, pueda parecer el mismo).

*****

El mundo de la tos es así. Cuando voy al médico, es una de las cosas con las que me atormenta, tratando de tipificar mi tos.

— Tengo tos.
— ¿De qué tipo?
— ¿Cómo de qué tipo? Tos. No sabría que hubiera tipos de toses.
— ¿Tos seca?
— ¿Perdón?
— Que la tos, ¿que si es seca?
— El otro tipo de tos, ¿qué es?, ¿húmeda?
— No. Productiva.
— ¿Y qué produce?
— Expectoración, flemas, esputos...

Recuerdo que siguió enumerando otras asquerosidades, pero yo ya había cerrado mis conductos auditivos.

*****

Nuestra protagonista es, además de multitarea, multitursiva. El mismo spot sirve para promocionar productos que combaten distintos tipos de tos.


La inespecífica (y con otros síntomas, como dolor, fiebre o congestión nasal).




La seca.

*****

Una mujer es capaz, ella sola, en un único intento, de cubrir el amplio espectro de toses posibles, mientras que, todo el trabajo que puede mostrar un hombre, en una apretada jornada, llena de estrés y amenazas, es un diagrama de una simplicidad insultante.

Luego dirán que los esfuerzos para tratar de conciliar la vida laboral, la personal y la familiar, no son más acentuados en las mujeres. Yo, después de esto, prometo dejar de ver la TV.

E intentar conciliar el sueño.

14 comentarios:

  1. Se te olvidó la tos Astur-Occidental, esto es, la Tox.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Siempre me queda la sensación de que faltó algo...
      (((y, por eso, a veces, me noto un poco faltoso)))

      Eliminar
  2. Ácida y justa crítica a los tradicionales roles publicitarios. Veo que le has sacado todo el jugo a los dos spots, eh??.

    La verdad es que mucha gente no repara en este tipo de detalles y se centran en el producto que les aliviará molestias dejando pasar cosas que son muy denunciables pero en una sociedad como la nuestra ni nos daremos cuenta.

    Por cierto!! Yo también llevo tosiendo dos días y ahora que me voy para casa me recibirán mis dos perritas primero y no debo de hacer demasiado ruido para no molestar a mi mujer opositora...¿Es una señal de 'cambio?? JA,JA,jA!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Lo de la publicidad (a mí) me da mucho juego: te animo a que marques el tag correspondiente que, ahora mismo, dice que hay 10 artículos dedicados al tema.

      En cuanto a los cambios en casa, creo que me rajo, para no tener que hablar de la mía

      Gracias por el comentario.

      (((y ánimo en tu lucha)))

      Eliminar
  3. Muy bueno, acabo de leerlo y me gusto mucho.
    Se nota que te llevó gran trabajo analizar cada pequeño detalle de cada anuncio y su significado fuera de el.

    besos. Pelayo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Pelayo. Parece que me llevó más y, sin embargo, salió sólo de la cantidad de veces que tuve que verlo.

      Besos. Me alegra verte por aquí. Espero que te animes y repitas.

      Eliminar
  4. La única referencia buena de tos es la antesala de un cuarteto de finales de los años 70 compuesto por Canito, Javier, Enrique y Alvaro Urquijo llamado "TOS"
    El resto se cura con antibioticos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Tal que estos: http://www.youtube.com/watch?v=-FbBt3f48Rw

      Gracias por tus ánimos constantes

      Eliminar
  5. Joer, vaya análisis de publicidad. Me dejas flipado, de verdad. Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias a ti, Johnny. Ya vi que estás echo un chaval, con cinco añazos. Enhorabuena. Dejaré firma allí, después de escuchar más.

      Eliminar
  6. Analista de publicidad por lo menos! A mi me dan gracia la mayoria de estos anuncio!Poco creibles la verdad!
    A+
    Por cierto te toca a ti empezar el juego!!!!Hoy 30 de Enero! o mañana!!!
    Si no la semana que viene me tocara a mi de nuevo y cambiara la tematica!!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Tsi, ¿existe la posibilidad de ejercer de "analista de publicidad"? (y ganar pasta con ello, se entiende). Joder, pues me lo pido ya.

      Y la hemos cagao, porque no sabía que era mi turno. No tengo hecha la reseña, pero me pongo a ello. Cuando pueda la cuelgo, ya he visto que valdría mañana.

      Presento mis disculpas ahora, aunque lo haré en el lugar oportuno.

      Y, como remate, gracias por pasar por aquí y dejar tus impresiones.

      Un saludo.

      Eliminar
  7. Muy bueno, menudo trabajo de investigación, hay ciertos detalles que pueden pasarse si no se atiende bien, aunque muchas veces es evidente y otras menos, el caso es que nos lo tragamos. Me ha encantado, en el tema de dibujos para niños podríamos también sacar bastante tajada, empezando por el marketing encubierto de las Monster High. También le tengo manía a la televisión, mejor dicho a la publicidad, y a la publicidad encubierta de dibujos / noticias etc... Saludos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. La publicidad me obsesiona: su capacidad de transmitir mensajes y transformar conciencias es realmente inquietante. Y ya escribí algunos más ("Agua", "Fresco", "Los abuelos", "La felicidad", Vivir del cuento, "Aneto", "El doble", "Cuando la publicidad te deja claro qué tipo de cliente te considera...", "Voto accesible" y este de "La tos"). Me resultan entretenidísimos de organizar y creo que salen divertidos. No sé.

      Lo de la programación infantil merecería otro vistazo; las monster high me superan, la verdad.

      Saludos.

      Eliminar

Tu comentario será bien recibido. Gracias

Esa incierta edad [el libro]

A veces tengo la sensación de que llevo toda la vida escribiendo este libro. Por fin está terminado. Edita Libros Indie . Con ilustracio...