Hoy
se ha publicado el octavo LP de estudio de una de mis texanas favoritas.
¿Qué
mejor momento para oír la canción que ya adelantó durante la Super Bowl LVIII,
el 11 de febrero pasado?
Es
una apuesta ganadora, el reconocimiento a la importancia del country, ese género considerado por
algunos como menor, olvidando su
raigambre y su esencia tan genuina.
Hay
una nota en la biografía de Jolie Holland que se repite como una pauta: su
continua itinerancia. Nació en Houston, con 18 años se fue a Austin, vivió en
New Orleans, San Francisco y terminó recalando en Vancouver, Canadá, donde fue
una de las fundadoras de The Be Good
Tanyas, con las que participó en el primero de sus LPs, pero decidió grabar
en solitario y, tras autoeditar su disco de debut, Catalpa (2003),
entrega una continuación en la que mezcla country,
folk, jazz, rock y blues de forma arrebatadora.
Esta
canción, sembrada del malditismo y la adicción que se entreveía en cada
interpretación de Billie Holiday, es
magnética y marca el discurrir del disco al que hace de apertura.
Lo
último que he averiguado de Jolie es que se la ve en ocasiones andando sin
rumbo por Brooklyn.
*****
Esta
noche mi corazón está lleno de una triste canción
Mi
amante solitario se ha ido
Estoy
deambulando en una nube
Con
el corazón vacío y deprimido
Ha
pasado una semana, creo, desde que llegó a la ciudad
Y
han pasado años desde que escucho historias
Hablan
de este muchacho tan valiente y tan vivo
Cambiando
este mundo de afuera hacia dentro
Nuestro
noviazgo fue breve y magnético
Estaba
cantando en el bar de la esquina
Y
ambos nos sentimos románticos
Dimos
un paseo con la luna y llegamos a la estación de tren
Fue
demasiado para mí
Se
estremeció mi corazón gitano
Ponme
al principio de tu lista
Y
no te olvides de llamarme
Me
enamoré de un chico
Que
tiene una aventura real con un tren
Mi
hermoso amante y amigo
Es
exactamente lo que querías
Ahora
estoy tan atormentada
Que
no puedo dejar de pensar en ti
No
puedo olvidarlo mientras se aleja
Y
todo lo que deseo que haga es, simplemente, que se quede aquí
El
estadio inaugurado en 1965, ubicado en Houston, promovido por su alcalde Roy Hofheinz, fue pionero en muchos
aspectos (diseño arquitectónico, cúpula, césped artificial, sede de varios equipos
deportivos y multitud de eventos) se hizo merecedor del apodo de “la octava maravilla del mundo”.
El
Astrodome es una buena metáfora para evocar tiempos pasados.
*****
Escuché
a los ancianos hablar sobre los buenos tiempos
Y
escuché el viento de verano que sopla a través de los árboles
Hubo
un tiempo en que cada mañana era una esperanza y una maravilla
Y
cada día había planes para sacudirse el mundo
Y
cada noche crepitaba como un trueno
Voy
a ir a sentarme en el Astrodome
Solos
tú y yo y esos recuerdos azules y desvanecidos
Ahora, cuando me doy cuenta de lo mucho que necesito a los demás y
valoro la importancia de la música, que me permite evadirme y viajar y estar
donde no estoy cuando quiero estar, reconozco la importancia de los vínculos.
A veces enlazo cosas por mi cuenta y establezco conexiones que
parecen sinsentidos.
Pero hoy trato de reconstruir los tramados por otros; dos jóvenes
(él nacido en Houston, TX; ella en Indianapolis, IN) cuando se encontraron en Brooklyn,
donde habían llegado buscando que la música fuera su modo de vida, además de su
consuelo.
¿Sabes ese chiste de un tipo que va por el desierto, cargando con
una bombona, con un calor del demonio, y se cruza con tres personas (dos chicos
y una mujer) y, cuando van preguntarle, aparece un quinto y
dice: “menuda ruina de desierto; ahora está lleno de paletos”?
Un sinsentido: que, en el estado continental más extenso de USA,
se produzca una mezcla tan dispar como un trío instrumental y un artista orientado al neosoul,
sólo puede entenderse como parte de la voluntad de experimentar, tratar de
forzar límites; ese ejercicio tan saludable.
La página de Krhuangbin permite realizar un ejercicio sugerente: introduces
un origen y un destino (y un plan de vuelo) y te proponen una banda sonora.