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domingo, 19 de abril de 2020

Ron Pope — Habits

Ron PopeHabits
Bone Structure (2020)
Marietta, Georgia (USA)

*****

Todavía no ha llovido, pero está llegando
El aire es como si fuera New Orleans en verano
Me han dicho que no debería decir el lugar y los nombres
Pero, si omites todos los detalles, ¿no es siempre lo mismo?

Todos tenemos malos hábitos, pasamos buenos momentos
Quizá rompimos corazones y desperdiciamos luz del día
Probablemente deberíamos saberlo mejor
Pero los viejos hábitos mueren con dificultad

A casi nadie le importa lo que sientes
Sólo que tus logros se hagan realidad
Todavía estoy paralizado por la ansiedad
Supongo que es mejor paralizarse buscando la libertad

He oído que las cadenas de los hábitos son demasiado débiles para sentirse
Hasta que se hacen demasiado fuerte para romperlas
Pero no estoy seguro de cómo ayuda eso




¡Qué difícil resulta cambiar de hábitos!

jueves, 12 de noviembre de 2015

Educación o Formación. Las zarandajas de un nombre

Nos enzarzamos en discusiones.

— ¿Qué es educación?
— ¿Cómo debe ser?
— ¿Qué es formación?
— ¿Acaso no es lo mismo?

No nos preocupa que el nombre cambie su esencia.
Lo relevante es qué se entiende con una determinada denominación.
Por eso nos detenemos en la definir las cosas importantes.

No son discusiones bizantinas; lo son, en todo caso, nominativas.

Indican un camino a recorrer.

"Niño" - Montecruz

Éxodo: “Hacia la tierra prometida”

———   Educación   ———

Los padres asumimos por voluntad propia la responsabilidad de educar a nuestros hijos, desde el momento de su concepción.

Tres ámbitos decisivos son competencia preferente, si no exclusiva, de los padres:

— Las costumbres. Los modales. Usos culturales y tradiciones.
— Relaciones con otros. Integración en el entorno familiar y social.
— La práctica continuada. Interiorización de hábitos. El ejemplo.

La lista no atiende a su importancia, sino a su orden de aparición.

En la labor educativa, los padres necesitan ayuda, por lo que delegan ciertas funciones en co-educadores especializados que contribuyen en sus áreas específicas de conocimiento. Son sus maestros, profesores, monitores, entrenadores, tutores, ...

Conviene recordar que, pese a que determinadas tareas puedan delegarse, la responsabilidad se comparte.

Existe una educación sistémica, establecida en determinados círculos (familia, escuela, actividades extracurriculares), y otra educación, no sistemática, que se produce porque los hijos viven en un mundo real, en el que sus amigos o su entorno ejercen una influencia creciente conforme pasa el tiempo.

A medida que crecen, los hijos deben aceptar el papel que sus padres ejercen, como primeros educadores y como responsables principales en los ámbitos descritos.

*****

Ayudar a crecer.
Favorecer la autonomía e impulsar la búsqueda de la independencia.
Preparar para lo imprevisible.
Pasar de lo general a lo específico.
Orientar hacia una adaptación del aprendizaje.

*****

La educación es un proceso ineludible, en el que interviene toda la sociedad, y de la que toda la sociedad es beneficiaria.
A pesar de ello, no tiene un carácter finalista.

"Comer" - Montecruz

Planteamientos reduccionistas cercan el ámbito de la educación y lo localizan en la escuela. La falta de idoneidad de este acercamiento se comprende cuando el más corriente de los ciudadanos, John Doe, es capaz de considerar cuándo un muchacho es un maleducado, careciendo de conocimientos para saber qué es la aritmética, la gramática o la trigonometría.

———   Formación   ———

Es específica.
Atiende a un objetivo concreto: la adecuación al puesto de trabajo.
Se despliega en planos que se superponen: conocimientos y habilidades (instrumentales y relacionales). Más detalles en el enlace.

Es el único campo en el que se pueda hablar, con propiedad, de empleabilidad.

Por añadidura, es imprescindible que la Formación resulte útil.
Un requisito inevitable pasa por su profesionalización:

— Los profesores tienen que ser profesionales.
— La Formación debe conducir a cualificaciones de profesionalidad.

"Curso" - Montecruz

La vida es un viaje sin trayecto definido.
Todo recorrido supone la transformación de quien viaja.

“Polvo eres y en polvo te convertirás”

*****

El Pentateuco Educativo es un proyecto abierto.

Big-bang. Contó con un teaser, a modo de presentación del plan de actuación.
(No se considera parte del proyecto, stricto sensu)

Génesis. En el episodio piloto se conoció al protagonista.
Éxodo. Actúa de prólogo. Determina algunos límites y señala un destino.
Levítico. Manual para elegidos. Elitismo. Cohesión interna.
Números. Babilonia en lugar de Salomón. La minuciosidad.
Deuteronomio. Conclusiones que anuncian una despedida.

*****

Para quien crea que el plan lo anuncia todo, recuerdo que el ingrediente secreto de esta receta no ha aparecido mencionado todavía.

Pero, al final del camino, como el padre de Po hizo con Po, descubriré ante todos cuál es el ingrediente secreto.
Que, por otra parte, llevaba años oculto.

*****

Como despedida, ha venido a acompañarme uno de los músicos más cool de la escena musical británica. Él es Paul Weller, antiguo devorador de mermelada y fundador junto al teclista Mick Talbot, del Consejo más lleno de estilo que dieron nunca los ‘80s.

Interpretarán, con las intervenciones estelares de DC Lee cuando se sienta cómoda, cinco temas que explicarán la verdadera historia del Éxodo, y que permitirán a la audiencia renovar su gusto y sus deseos de asistir a la siguiente temporada de este Pentateuco Educativo, removedor de conciencias.


———   (Continuará...)   ———

lunes, 17 de febrero de 2014

Excusatio

— Mamá, excusa, ¿es con equis?
— La primera, sí.
— 
— La segunda vez, ya no cuela.
— 
— A partir de la tercera, debe llevar hache, porque se considera un hábito.
— Vale, déjalo. Ya le pregunto a papi.

"No se aceptan"

De fondo, se escucha No regrets, de Tom Rush.


jueves, 15 de septiembre de 2011

Los hábitos

Foto: Katarzyna Majszczyk

Comportamientos aprendidos que caracterizan a una persona concreta:

ü      Son conductas. Pueden ser observadas, medidas, cuantificadas.

ü      Son aprendidos. No son innatos, no nacemos con ellos. Se incorporan a nuestro repertorio de conductas en un proceso que puede ser consciente o no, premeditado o no, intencionado o no, pero que necesita tiempo para desarrollarse.

ü      Son reiterados. Se producen de forma repetida en determinadas situaciones, de forma que se constituyen en respuestas típicas del sujeto en cuestión.

ü      Se interiorizan y automatizan. La repetición de una conducta concreta produce que primero se interiorice y más tarde se convierta en un automatismo. A fuerza de repetirse, un comportamiento se incorpora al repertorio identitario de una persona: se convierte en una característica identificadora. Con el paso del tiempo termina desapareciendo la necesidad de que se presente un estímulo (un suceso, una situación) que desencadene la realización de la conducta. Al interiorizarse y automatizarse se ha convertido en un hábito.

ü      Los hábitos no son universales y, ya puestos, ni siquiera culturales. Son características personales del comportamiento individual de cada uno.

Así que ahora afirmamos que los hábitos son comportamientos habituales: la forma en que una persona resuelve una situación determinada.


Es posible trabajar para moldear nuestro comportamiento y adaptarlo a nuestras necesidades particulares, a nuestra propia conveniencia. El proceso es relativamente sencillo, rápido y sumamente eficaz. Negar la capacidad de automoldear nuestro comportamiento es un error de criterio y negarse a intentarlo, una completa necedad.


La pauta de trabajo para la adquisición de nuevos hábitos tiene una estructura uniforme:

ü      Repetición

ü      Interiorización

ü      Automatismo


Todos podemos cambiar nuestros hábitos. Al fin y al cabo, no son más que costumbres (la forma en que acostumbro a hacer algo). De modo general clasificamos las costumbres en dos grupos de relevancia:

ü      Hábitos. Me ayudan a resolver satisfactoriamente las situaciones a las que me debo enfrentar.

ü      Manías. Costumbres que dificultan mi realización personal y entorpecen mi búsqueda de la felicidad.

Debemos, pues, transformar nuestras manías en hábitos.


Dicen que “el hábito no hace al monje”, pero vaya si ayuda…

Foto: Eloy Alonso

jueves, 23 de junio de 2011

Las rutinas de la creatividad

Foto: jef safi (writing)
La mayoría de libros que tratan sobre la creatividad intentan derribar un mito comúnmente aceptado en un esfuerzo que, por repetido, comienza a ser cansino. El mito es que la creatividad se produce en momentos de alta inspiración —místicos, mágicos o milagrosos, depende del seguidor del mito—. La explicación recurrente es que la creatividad se consigue con trabajo. Estamos de acuerdo y no insistiremos más.

Para todos, existen tareas que debemos acometer y que, por su naturaleza, podemos describirlas formando parte de dos grupos: rutinarias y creativas. Veamos la definición de rutina:

ü      Costumbre de actuar de una determinada manera sin necesidad de reflexionar o decidir.

ü      Conjunto de hábitos y prejuicios que se oponen a la novedad y al progreso.

ü      (Informática) Secuencia de instrucciones que pueden ser ejecutadas desde cualquier punto de un progama.

Como siempre, las definiciones están sacadas del “Diccionario del
español actual” de Manuel Seco, Olimpia Andrés y Gabino Ramos.

Me quedaré con la primera y la tercera, para desmontar la segunda (no todos los hábitos se oponen a la novedad y al progreso).

Hay determinadas actividades que, atendiendo a su frecuencia y reiteración, deben ser consideradas como rutinarias. Son imprescindibles para nuestro desempeño cotidiano, pero pueden ser desarrolladas diariamente sin que despleguemos nuestra creatividad en su realización. Para ese tipo de tareas resulta conveniente establecer rutinas que garanticen su cumplimiento y automaticen el nivel de procesamiento requerido. Pondré algún ejemplo:

Foto: gfpeck

Ducha diaria. Existen una serie de tareas, anteriores y posteriores a la propia ducha, que se integran en un bloque único.

  1. Antes
ü      ropa post-ducha
ü      albornoz y zapatillas
ü      alfombrilla

  1. Ducha

  1. Después
ü      Recoger alfombrilla
ü      Recoger ropa sucia
ü      Recoger albornoz y zapatillas

Con mis hijos hemos preparados el siguiente programa:

  1. En su habitación preparan la ropa que se van a poner al salir de la ducha. Preparan el albornoz y las zapatillas. Colocan la alfombrilla.

  1. Se duchan.

  1. Se ponen el albornoz y las zapatillas, recogen la alfombrilla, recogen la ropa sucia y la dejan en el cajón de la ropa sucia, se visten y recogen el albornoz y las zapatillas.

Empieza con los preparativos y termina dejando todas las cosas recogidas. Nos ha costado tiempo, pero, a fuerza de repetirlo, han interiorizado un procedimiento secuencial (incluye varias tareas, que se realizan en un orden predeterminado). Cada tarea se encadena con la anterior y la posterior, en el orden correcto, estableciendo un bloque unitario. Todo el proceso se corresponde con un itinerario en el que se establece el orden y el lugar en que cada tarea se ubica. La secuencia completa se realiza de forma automatizada. Si la programación se ha realizado de forma adecuada, mis hijos la repetirán toda su vida, sin que tengan que perder el tiempo haciéndola de forma fragmentada o incompleta.

Salir de casa. Hay toda una serie de objetos que tengo que llevar conmigo a la hora de salir a la calle:

ü      Gafas
ü      Reloj
ü      Billetero
ü      Móvil
ü      Llaves
ü      Pañuelo
ü      Llaves del coche
ü      Agenda
ü      Gafas de sol [si es verano]
ü      Cartera
ü      Mochila [para el resto de cosas; siempre está preparada]

Antes de salir de casa, me palpo. En un mismo orden, hago siempre el mismo procedimiento de comprobación, tocando con mis manos:

ü      Delante (pantalón) — derecha: billetero / izquierda: móvil
ü      Detrás (pantalón) — derecha: llaves / izquierda: pañuelo
ü      Medio (americana) — derecha: llaves del coche / izquierda: agenda
ü      Arriba (americana) — derecha: gafas de sol / izquierda: cartera

Son cuatro pasos que realizo de forma secuencial, simultáneamente con ambas manos, en los que toco: bolsillos pantalón, culo, bolsillos laterales americana, bolsillos interiores americana. Lo normal es que todo esté en su sitio. Si algo faltara, lo buscaría en su lugar. Si todo está correcto, cojo la mochila y salgo a la calle. A veces, antes de cerrar la puerta, dudo de si lo llevo todo y me vuelvo a palpar. Si, estando en la calle, mi instinto me avisa de que algo falla, repito el procedimiento y me palpo. Si, por la razón que fuera, estoy un poco nervioso o preocupado por algo, realizo el procedimiento como si fuera un tic y, hacerlo así, me tranquiliza y me permite concentrarme en otras cosas. En ocasiones, visto por otros, parece que me estoy persignando, pero mis lectores ya saben ahora que no.

He visto en la calle a más gente palpándose y normalmente intuyo por qué lo hacen. Ya sé que no soy el único. Básicamente he desarrollado este procedimiento para no perder el tiempo a la hora de salir a la calle y poder concentrarme en otras actividades, no rutinarias, que requieren mi atención.

Así que, según la tercera acepción de la definición, he desarrollado una “secuencia de instrucciones que pueden ser ejecutadas” para, tal como afirma la primera acepción, “actuar de una determinada manera sin necesidad de reflexionar o decidir” (quod erat demonstrandum).

He dejado la creatividad [que defino como “la capacidad de generar respuestas novedosas que aporten valor”] para otro tipo de contextos en los cuáles, encontrar formas diferentes de afrontar una situación, resulta pertinente. Pero no me considero más creativo por, pongamos por caso, encontrar 324 sitios diferentes en casa para dejar las gafas y no encontrarlas nunca.

Y finalmente, para desmontar la segunda acepción: cuando las costumbres son beneficiosas para nosotros, cuando nos ayudan a realizar adecuadamente nuestro desempeño, entonces son hábitos. Si nos dificultan el cumplimiento de nuestras obligaciones, entonces son manías. A veces, para determinadas tareas repetitivas que no aumentan su valor por realizarlas de forma nueva cada vez, desarrollar rutinas formadas por tareas encadenadas, es un hábito recomendable.


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